¿Una buena historia?

Por Rosa San Millán

Rosa San Millán, periodista de Guadalajara.

Rajoy, Rubalcaba, concentración, manifestación, carga policial, pancartas, elecciones anticipadas, independencia, …  puff ¡qué agobio! y encima el Depor, último en la liga y sin ganar… Nosotros, los profesionales de los medios de comunicación, nos afanamos en hablar de lo que consideramos actualidad, una actualidad evidente porque no hay más que echar un ojo a la tele, ojear un periódico (que tendrá que ser nacional o regional que no local) o sintonizar una emisora de radio para escuchar que si PP y PSOE echan mano del tan socorrido “y tú más”, si IU intenta que se le oiga aunque sea un poco, que si a los sindicatos les toca hoy concentrarse en el Jardinillo….

Y mientras nos damos coba a nosotros mismos (políticos, sindicatos y periodistas) mi vecina sigue preocupada porque ayer se tropezó con una alcantarilla que no estaba bien sellada y haciendo la compra un hombre se queja porque le han roto de nuevo el espejo retrovisor del coche y ya van tres veces, y la orgullosa abuela en el banco de debajo de casa lleva al niño a la función de teatro del cole…

…pero no verá las imágenes del pequeño, porque llevamos toda la semana (esos medios de comunicación que nos llenamos la boca de que estamos al servicio del ciudadano de a pie) hablando de que si los antidisturbios arremetieron contra indefensos manifestantes y son auténticos asesinos en serie o si los manifestantes fueron los que provocaron y son un “perroflautas” sin oficio ni beneficio…

Nosotros nos afanamos en hacernos eco del pleno de turno donde los diputados se entretienen en preguntarse por el precio de un delantal de ferias mientras los de enfrente les echan en cara no se qué camisetas, y mientras tanto una familia en un pueblo sigue luchando para que alguien les oiga porque tienen un problema con un vecino (y de esto hace ya 4 años…) Pero no tenemos tiempo, porque hay que hacerse eco de la visita de no se qué consejero, de la presentación de los bonitos coches de la policía y de la enésima crítica política del partido de la oposición por la más soberana sandez….

En Molina de Aragón en medio del fragor popular y del debate sobre si unos u otros se adueñan de las protestas populares un vecino abre en estos tiempos un nuevo negocio… pero nadie se hace eco. Un compañero sube al facebook las fotos de un estercolero urbano en pleno centro de la ciudad, pero no tenemos hueco porque estamos preocupados por saber la última ocurrencia o barbaridad de los que llenan los minutos y los minutos, y las páginas y las páginas, de nuestros medios

Más a menudo de lo que me gustaría tengo la sensación de que perdemos no sólo el norte, sino el sur, el este y hasta  el oeste, porque ya no consideramos noticia que el señor que vive tres portales más allá quiera denunciar que hay un “iluminao” que aparca todos los días en el vado permanente de su garaje; ni que la asociación de turno quiera celebrar su congreso nacional y tener cobertura; ni que un grupo de mujeres haya decidido hacer un mercadillo para recaudar fondos para Cáritas; ni que la guardería X vaya a celebrar una función para destinar el dinero a niños que no tienen que comer; ni el restaurante solidario, ni las largas colas de personas que van a pedir comida ya son noticia; ni tan siquiera lo son los parados más allá del día que sale el dato del paro; por no hablar del precio de la cesta de la compra sino lo unimos al nuevo dato, también espantoso, del IPC.

Todo estos son minucias, pequeñeces,  porque nos centramos en los que creemos son “las grandes preocupaciones” de los ciudadanos. Vamos que a Pepi, a María, a Roberto y a Fernando lo que realmente les interesa es saber si lo de Castilla La Mancha es rescate o financiación, si es línea de crédito o más recortes, lo que quieren ver y leer es si Cospedal y Page se miran o se odian; si Román y Valerio por fin se saludarán; si Guarinos y Pérez León volverán a engancharse…. O, por ejemplo, si los martes nos vamos al hall o los viernes a la puerta de tráfico, ¿o el martes por la tarde era la delegación? ¡¡ que lío tengo¡¡ …..Normal que con tanto trajín algún miércoles que otro hasta se les olvide secundar la convocatoria de turno en la puerta de la subdelegación… Pero no pasa nada, porque algún medio de estos que sobreviven como puede estará corriendo de la ceca a la meca para no obviar ninguna declaración ni ninguna pancarta, ¡¡no vaya a ser que perdamos la noticia y a Loli que está friendo las croquetas le chafemos la noticia del siglo!!

Y mientras todo esto sucede y nosotros nos paramos de mirarnos el ombligo, nuestros vecinos, la gente que camina por la calle, sigue preguntándose ¿para qué leches servimos? ¿para informarles de lo que sucede a su alrededor? Es decir ¿realmente quieren escuchar o leer las noticias que les damos? ¿sabemos quienes somos y lo que se espera de nosotros? Consideramos que el partido de fútbol de los niños del Alamín, la fiesta de Navidad del centro social de la calle Cifuentes, la conversación de los abuelos que se sientan en los bancos de Santo Domingo,..¿no son noticia para nosotros?

En fin, no hay día que no de vueltas a una frase que dice un gran amigo mío “¡¡tanto político, tanto político!!, ¡¡la gente esta harta de tanta política!!”. Y es verdad. Nos hemos obsesionado tanto con la política y estamos tan convencidos de ser el Matías Prats, la Ana Rosa Quintana o el Pedro Piqueras de turno que se nos olvida que nuestra verdadera función como medio de comunicación local es escuchar al vecino de al lado, al hombre que está echando gasolina, a la señora que va a comprar el pan, al vagabundo que se muere en la puerta de una iglesia con una gran historia detrás que nunca conoceremos, a los cientos de personas que sufren una enfermedad rara o no tan rara en silencio sin titular alguno,…Lo que debería interesarnos es todo lo que tiene que contar el portero de finca, el antenista, el barrendero, el taxista, la conductora de autobuses, la señora que friega escaleras, el bedel que vale más por lo que calla que por lo que habla, el policía local que se acaba de jubilar y tantos y tantos otros…

Porque detrás de cada uno de estos ojos, detrás de cada una de estas personas, en la cola del paro, en la peluquería, en el estanco, en el parque, a la puerta del colegio, o tirando la basura hay cientos de vidas anónimas cuya historia se nos escapa y perdemos una oportunidad de oro. Una oportunidad de ganar el mejor Pulitzer, que no es el de destapar el Watergate alcarreño precisamente, sino el que está detrás de unos ojos sin nombre, de una sonrisa cómplice, de una lágrima, o de un ¡¡gracias!! El que da, aunque no nos lo creamos y ya lo hayamos olvidado, una buena historia.

*Rosa San Millán, nacida en León un 14 de abril de 1980, vivió desde los ocho años en Alcalá de Henares (Madrid) aunque terminó enamorándose de Guadalajara, lugar al que llegó por casualidad para desempeñar su primer trabajo tras salir de la facultad. Estudió Periodismo en la Universidad Complutense, graduándose en la promoción de 2003. En su época universitaria desarrolló varios trabajos no profesionales ni remunerados de cara a completar su faceta profesional en Radio Complutense o en el programa «La Voz de la Solidaridad» en Onda Cero, aunque desarrolló sus primeras prácticas en Radio Nacional de España León, de donde guarda sus primeros y más especiales recuerdos profesionales. En Guadalajara recalaría de 2004 para trabajar en el periódico El Día de Guadalajara durante tres años. Posteriormente y hasta la actualidad comenzaría su andadura en Televisión Guadalajara donde ha realizado todo tipo de tareas profesionales, comenzando como reportera de magazine y ostentando ahora mismo la responsabilidad de ser la redactora jefe de la televisión.   

La ciudadanía despierta

Por Yago López

Imagen de la manifestación del pasado 25 de septiembre en Madrid. // Foto: Y.L.

Tenía intención, esta nueva ocasión que me enfrento un día más con este reto de dar color a una cara de El Hexágono, de abordar la oposición de cartón que vivimos  en esta provincia, que en la tónica del resto del país, lejos de enriquecer el debate político no hace más que cumplir con las pocas expectativas que de la clase dirigente  tiene  la ciudadanía, dedicándose a la crítica fácil y vacía sostenida en las cuatro consignas que les dictan sus partidos desde Madrid.

Sin embargo, pospongo mi intención unos días  porque la actualidad manda y además la señora Cospedal se empeña en no dejarme repartir las críticas acaparando una semana más estas humildes líneas.  Su comparación de la iniciativa popular “Rodea el Congreso” con el golpe de Estado del 23F es simple y llanamente vergonzosa. Quiero pensar que no lo dijo en serio, no obstante, no deja de ser la presidenta regional –cargo que se ha ganado en las urnas- y eso me lleva a pensar que es una estrategia para criminalizar los movimientos sociales que reclaman una política de verdad y de paso alimentar un poco más la cultura del miedo.

Contaba también el delegado de Gobierno de Castilla la Mancha, Jesús Labrador, en su visita a las obras del nuevo cuartel de El Casar esta semana, que, en la línea del discurso de Rajoy, los manifestantes eran tan sólo una minoría que no eran representativos del sentir del pueblo, al tiempo que les instaba a formar parte del juego democrático, midiendo su fuerza con el instrumento que para este fin tiene el sistema parlamentario: las elecciones.

No le falta razón a Labrador cuando asegura que una mayoría de la población eligió a su partido para gobernar en la capital alcarreña, en la provincia, en la región y en todo el Estado, pero lo curioso es que eso nadie lo ha puesto en duda. La cuestión de fondo de estas últimas movilizaciones , masivas o no, tiene que ver con la calidad del sistema democrático. Utilizando el mismo argumento que Labrador, la soberanía popular se expresa en las urnas del mismo modo que las medidas que se pretenden aplicar una vez se salga elegido se recogen en el programa electoral. Si este último es papel mojado, ¿por qué el voto que se llevo a cabo bajo unas premisas falsas sigue teniendo validez?

El continuo incumplimiento de los programas electorales es sólo un grano de arena en el ortopédico sistema político en el que estamos sumidos. Nadie en su sano juicio puede pensar que los que el pasado martes salieron a la calle en Madrid tenían intención de entrar por la fuerza en el Congreso para asumir el control del país. Se trataba sólo de una protesta que pretendía llamar la atención de los diputados para que comiencen a trabajar para que la soberanía popular a la que dicen representar sea real y no una entelequia que esconde una especie de despotismo ajeno a las verdaderas necesidades del pueblo.

En mi modesta opinión, es una gran noticia, aunque sea en gran medida consecuencia de la trágica situación en la que se encuentran muchos ciudadanos, que miles de personas promuevan un cambio en el anquilosado sistema de representación actual porque  demuestra interés en formar parte de una sociedad que les pertenece.  Lo que me preocupa es que la clase política prefiera una mayoría de gente dormida y silenciosa que deposite ritualmente cada cuatro años su voto en la urna.

Un cine de lujo

Más de la mitad de la población no ha ido nunca al cine.

Por Elena Clemente

El cine se ha convertido en un artículo de lujo. Según un estudio de la Federación de Consumidores Facua, Guadalajara tiene los cines más caros de España durante los festivos y los fines de semana, sólo por detrás de Barcelona. ¡A 8,50 oiga! Es la puntilla para los amantes del séptimo arte, que se lo pensarán dos veces antes de ver una película en las salas comerciales. Si antes ya era caro, ahora es carísimo. Si además cuentas la bebida y las palomitas, mejor te das media vuelta y te lo piensas dos veces. Si quieres ver una película en 3D, ya ni hablamos, más de 9 euros seguro… y sin contar las gafas, claro. Esas van aparte y además no tienes elección: sin ellas, no ves bien la película.

Con este panorama, es complicado atraer espectadores. Nuevas fórmulas de distribución se divisan en un horizonte no muy lejano. Hace unos meses, me contaba en una entrevista Pedro Solís, el autor de ‘La Bruxa’, que él iba poco al cine, pero que veía estrenos en casa gracias a una plataforma de pago llamada filming.

Por su parte, el director de cine Vicente Aranda contaba, durante la presentación del Festival de Cine Solidario de Guadalajara –que mañana acaba-, que el otro día fue a ver la película ‘Manolete’ y que en la sala estaban solo él y otro espectador. No era un hecho aislado, decía. Tampoco lo era este otro: Aranda se sienta en la fila 6 -cosas de directores de cine- y siempre tenía espectadores en las cinco filas por delante de él. Ahora, añadía, es difícil verlas llenas. ¿Qué sentido tiene proyectar una película para dos personas únicamente?¿eso es rentable?¿no sería mejor poner la entrada más barata y que la vean más personas?

Los precios de las entradas de cine no han dejado de subir desde 1994 y hay un 56% de la población española que no acude ni una vez al año a una sala de cine. El señor Pedro Pérez, presidente de la Federación de Asociaciones de Productores españoles (FAPAE), reconoció en un encuentro digital con el diario El Mundo que “independientemente del aumento del IVA, el cine es caro en España y los exhibidores deberían flexibilizar su política de precios para facilitar que las salas se llenen aunque sea a un coste menor”.

Ayer mismo, Pérez adelantó que se está estudiando un nuevo modelo de negocio en el que el cine sea el que pague al cine, una idea que ya se ha implantado en Alemania o en Francia. Una buena solución, si eso no se traduce en más carga para el espectador, y que eliminará, al menos, que los españoles tengamos que destinar parte de los Presupuestos Generales del Estado a pagar la deuda que les debemos, unos 50 millones de euros (en ayudas) sólo por las películas que se estrenaron en 2011.

Si quieren más espectadores, habrá que buscar fórmulas para llenar las salas -precios más baratos, por ejemplo o descuentos o promociones-. Pero no sólo hay que hacerlo por ellos sino por la cantidad de salas de cine que tendrán que cerrar porque acabarán no siendo rentables y la consabida pérdida de empleos que eso supone. Lo del IVA -del 8 al 21%- es evidente: ha hecho mucho daño.

A ‘Amelie’ le gusta mirar hacia atrás en el cine y ver la cara de los espectadores.

En todo esto, además, se pierde de vista que el cine no sólo es negocio, sino también cultura. Por tanto, además de una parte económica hay, si se quiere llamar así, otra sentimental donde los creadores de una película querrán no sólo que la taquilla dé ganancias sino también que los espectadores vean sus obras. Si no, ¿de qué sirve que exista el cine?

Y un último inciso: llevo toda la semana viendo cortos en el Festival de Cine Solidario de Guadalajara, el Fescigu, y quisiera romper una lanza a favor de este tipo de iniciativas culturales, hechas -dicho sea de paso- con más amor que pasta. Este año, sólo una institución pública -el Patronato de Cultura- ha apoyado económicamente al festival, que cumple aniversario: 10 años de vida. Esto no es San Sebastian -se antoja difícil ver pasear por la alfombra roja a Tommy Lee Jones o Monica Bellucci- pero es una cita imprescindible, donde se proyectan buenos cortometrajes, con historias necesarias, que hacen que te vuelvas a casa con ganas de arreglar el mundo.

Creer en el Geoparque

Juan Manuel Monasterio y José Antonio Martínez Perruca, minutos antes de comenzar la XI Conferencia de la Red Europea de Geoparques.// Foto: Museo de Molina

Por Marta Perruca

Una comisión formada por dos personas –el presidente de la Asociación de Amigos del Museo de Molina de Aragón, Juan Manuel Monasterio,  y el geólogo de estas instalaciones, José Antonio Martínez Perruca- se trasladó la semana pasada al geoparque de Areouca, en Portugal, donde se celebraba la XI Conferencia de Geoparques Europeos, con el fin de presentar el proyecto que defenderá la candidatura para que la comarca molinesa entre a formar parte de la Red Europea de Geoparques.

Imagino que muchos de los que hoy se asomen a nuestro Hexágono se preguntarán “qué es eso del geoparque”. Pues bien, se trata de un marchamo de calidad que otorga la UNESCO a aquellos lugares de excepcional belleza y singularidad geológica para fomentar su desarrollo sostenible y su conservación. Esta marca de calidad supone un importante instrumento de promoción, tanto desde el punto de vista de la comunidad científica, como del turismo. Para dar constancia de la importancia de este sello diré que el año pasado concurrieron a él 16 países de todo el mundo y que actualmente pertenecen a esta red mundial más de 60 espacios.

Acaba de arrancar el proceso. En los próximos días se depositará este amplio y minucioso documento en la sede de la Red Europea de Geoparques que se encuentra en el Geoparque de la Alta Provenza (Francia); entre los meses de octubre y diciembre una comisión decidirá si evalúa o no el parque molinés y, si el dictamen es positivo, visitarán la zona de cara a la primavera. El veredicto definitivo se conocerá en la XII Conferencia de Geoparques Europeos, que se celebrará en septiembre de 2013 en el geoparque de Cilento e Vallo di Tiano (Italia).

Un ejemplo de la singularidad del espacio candidato a Geoparque es la laguna de Taravilla.//Foto: José Antonio Martínez Perruca

Quizá se sorprendan al saber que se trata de la tercera vez que la comarca concurre a la candidatura; que ya han pasado varias primaveras desde que el Museo de Molina y el Parque Natural del Alto Tajo empezaran a elaborar este completo y complejo proyecto, que además cuenta con el apoyo del Instituto Geológico y Minero de España (IGME), así como de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha  y la Diputación; que el IGME editó una guía para promocionar esta candidatura que fue todo un éxito de difusión, por lo que fue reeditada hace tan solo unos meses; que se han celebrado allí dos geolodías con el mismo fin y se han trazado varias rutas senderistas y cicloturistas al amparo de esta iniciativa, y que incluso miembros de la comisión evaluativa se desplazaron de manera extraoficial a la zona y, tras conocerla in situ, valoraron que cumple con todos los requisitos necesarios para su declaración.

El Geoparque supondrá una promoción a nivel mundial sin precedentes del Señorío de Molina, pero también de la provincia y de la región, y llevará el nombre de Guadalajara y Castilla-La Mancha a todo el mundo. Deberíamos estar todos expectantes e ilusionados con esta nueva convocatoria, comentando en el bar, por ejemplo, que este año lo vamos a conseguir, quizá casi con ese hormigueo que se instala en el estómago cada cuatro años cuando nos disponemos a escuchar la resolución que quizá convierta a Madrid en sede de los juegos olímpicos, algún día.

A pesar de que en esta provincia y en esta región las administraciones tendrían que estar proclamando a bombo y platillo las grandezas de Guadalajara y las bondades del geoparque  -como sí han hecho y hacen otras comunidades candidatas-  a lo largo de estos más de tres años apenas se han realizado media decena de fotos y alguna comparecencia de prensa aislada y, cuando las ha habido, da la sensación de que sólo buscan conseguir un rédito electoral o político, mientras que son los de siempre los que se mantienen inquebrantables al pie del cañón.

En la imagen, el Mulatón de Checa ,otro ejemplo del interés geológico de la comarca.// Foto: José Antonio Martínez Perruca

Desde luego, no pretendo ningunear a una entidad de la categoría del Museo de Molina de Aragón, pero mientras las administraciones regionales del resto de candidaturas mandaron a los máximos representantes de sus consejerías de turismo a Portugal , la semana pasada, ningún representante de la Junta o la Diputación mostró su interés en presenciarse en este importante encuentro que dio cita a más de medio millar de miembros de la comunidad científica y representantes políticos. Para mí, esto es bastante elocuente del desinterés que manifiestan las administraciones hacia esta potencial declaración.

Me comentaba hace ahora un año Amelia Calonge, profesora del departamento de Geología de la Universidad de Alcalá de Henares y presidenta de la Asociación Española para la Enseñanza de las Ciencias de la Tierra (AEPECT), que para hacer realidad cualquier proyecto o iniciativa primero hay que creer en él. Así que yo os propongo, a vosotros lectores, a los representantes políticos, a vecinos y empresarios de la provincia  y demás agentes sociales, que empecéis a creer, porque esta provincia lo tiene todo para ser Geoparque, solo faltamos nosotros.

La dignidad del río Henares

Jornada de limpieza del río. // Foto: ACAmbientales.

Jornada de limpieza del río. // Foto: ACAmbientales.

Por Rubén Madrid

El río Henares, al que usted seguramente da la espalda sin saberlo, estaba allí mucho antes que todos nosotros.Y permitan tamaña perogrullada para llamar la atención sobre un asunto verdaderamente importante: la necesidad de que siga ahí también mucho después que todos nosotros.

La antigüedad del Henares como un río de referencia para los hombres y mujeres la testifican los yacimientos paleolíticos y neolíticos que se asientan en sus orillas, pero también el puente árabe de Guadalajara saltando de siglo en siglo sobre sus aguas o la presencia de la cuesta alcalaína del Zulema en la más universal de las obras escritas en castellano, El Quijote. También el Cantar del Mío Cid nombra el río, como el Libro del Buen Amor, ‘La Galatea’ -de nuevo, Cervantes- o, con amplias referencias, el ‘Alfanhui’ de Ferlosio, que luego dedicaría otra obra al Jarama, con el que el Henares rinde cuentas en San Fernando. Quevedo, Lope, Unamuno o Azaña dan también noticia literaria de la vieja impronta del río en estas tierras.

Por su parte, los más viejos recuerdan un río que para aquellas generaciones fue un lugar de recreo que les ha dejado entrañables recuerdos. Hubo un tiempo, pues, en que nuestros abuelos se bañaron en las aguas del Henares, más limpias y abundantes. ¿Cuándo y por qué se le dio la espalda al río?

Aunque sin el más decidido de los apoyos, que es el financiero, varios proyectos están acertando en los últimos tiempos a señalar la necesidad de recuperar este río simbólico para Guadalajara, que baña las tres ciudades más pobladas de la provincia -la capital, Sigüenza y Azuqueca-, que presta apellido a nada menos que once localidades, entre ellas también las vecinas Alcalá y San Fernando; y que marca el camino del corredor cuya fertilidad ha permitido a los pobladores de este rincón de Castilla ganarse la vida dignamente, generación tras generación: antes en la vega agrícola, ahora en el eje industrial paralelo a la A-2.

Azuqueca acogía ayer la presentación de unas conclusiones del Proyecto Río Henares, una de estas iniciativas que reman en el sentido correcto. En su caso reúne jornadas de voluntariado de análisis de calidad de las aguas, limpieza de residuos, encuestas y entrevistas a la población, así como actividades de concienciación, en todos los casos bajo la batuta de la Asociación de Ciencias Ambientales y la ONG Green Cross España.

Ya antes el alcalaíno Foro del Henares soñó nada menos que en plena orgía urbanística, hacia 2006, con un parque fluvial entre las ciudades de Guadalajara y San Fernando, y logró encandilar al Ayuntamiento de Alcalá para que liderase un proyecto minucioso y bien tramado y trazado. Como pueden imaginar, no tuvo mucho éxito: Chiloeches, Los Santos o la propia Guadalajara no parecían demasiado interesados en sacrificar sus planes urbanísticos a cambio de preservar un patrimonio tan intangible y económicamente estéril como una corriente de agua.

También la plataforma Salvemos el Río Henares ha trabajado duro en los últimos años para denunciar los impactos medioambientales en el cauce y sugerir la protección de algunos espacios. Otras políticas locales, como la recuperación del paseo ribereño en Guadalajara y el objetivo de prolongarlo hasta Castillejos, son gestos que devuelven el merecido respeto al río.

Porque merece un respeto. Aunque no lo parezca, los expertos señalan que a lo largo del recorrido del Henares podemos encontrar más de 300 especies de aves. Y no sólo en su tramo inicial, entre Horna y Guadalajara, sino también en Azuqueca, como saben quienes frecuentan su reserva ornitológica.

Pese a todo, convendría no conformarse y que la conciencia renaciente para devolver la dignidad al río cristalizase, esta vez sí, en la creación de alguna entidad supramunicipal que permitiese coordinar inversiones, directrices de ordenación del territorio, esfuerzos en conservación de la naturaleza (incluyendo presionar a la CHT para la limpieza de los cauces, un asunto siempre complejísimo) y un uso ordenado de las aguas para que río y ciudadanos vuelvan a congeniar, si es posible permitiendo actividades reguladas como un paseo agradable, la pesca, la navegación en piragua o el simple baño.

Frente al avasallador recurso a alicatarlo todo, se hace imprescindible rescatar la maltratadísima margen derecha del río y respetar la muy amenazada mano izquierda de las aguas -con los cerros y las terrazas como supervivientes de la catástrofe urbanística- porque, por discreto que parezca el paisaje, es el máximo referente medioambiental para toda una zona y conforma un patrimonio cultural, histórico y sentimental que hace de esta viejísima cicatriz azul la principal bandera de toda la comarca, a uno y otro lado de la frontera adminsitrativa de Meco. Tal vez así consigamos algo que debiera resultarnos una perogrullada: que el río siga allí incluso cuando todos nosotros ya no estemos.

Guadalajara, esa gran desconocida

El Día de Guadalajara en Madrid se celebró este fin de semana.

Por Abraham Sanz

Que la campaña “Teruel, existe” fue un éxito rotundo años atrás es un hecho que no sólo permitió el resurgir de una comarca, sino que logró atraer nuevos servicios a esta zona de España así como generar un enorme interés en conocer a esa gran provincia desconocida de la comunidad aragonesa. Su turismo e infraestructuras se han multiplicado para, poco a poco, ir alcanzando unos mejores niveles de desarrollo. Misma premisa parece estarse siguiendo desde nuestra provincia viendo el éxito de esta campaña que, en términos alcarreños se traduce en un “Guadalajara, la gran desconocida”, para lograr atraer ese turismo que puede devolver a la vida zonas tan bellas como deprimidas de la provincia como la Sierra Norte o la comarca del Alto Tajo.

Cierto es que parece que es el turismo de interior la única válvula de escape para unos pueblos que en su día fueron grandes, pero que a raíz de la industrialización y la creación de las grandes urbes, perdieron no sólo protagonismo, sino lo que es más importante: oportunidades de empleo y habitantes. Más aún puede ser la mejor oportunidad para estas zonas viendo la enorme proximidad del mayor mercado turístico de España como es Madrid. Por esta razón, es digno de aplaudir la propuesta de iniciativas tan singulares como originales como la que se vivió este fin de semana en la capital española. Guadalajara tomó su centro y de una forma atrayente, mostrando sus tradiciones y encantos y, sobre todo,  mostrando su carácter acogedor.

Botargas, vaquillones, gigantes, cabezudos y rondallas deambulaban por el centro ante la mirada atónita de viandantes y curiosos –muchos de ellos extranjeros- que gracias a este pasacalles, se acercaban a los stands para recoger información sobre los puntos más emblemáticos de la provincia. Este “Día de Guadalajara en Madrid” como lo ha venido a bautizar la Diputación surgió en el mandato anterior y, a pesar del cambio de Gobierno, los nuevos dirigentes decidieron continuar con un proyecto que no ha de llevar siglas políticas aparejado, sino sólo el sello de la Institución provincial y el de la Casa de Guadalajara. Cuando se trata de acciones de tal envergadura que tanto pueden representar para el futuro de una provincia, las instituciones deben sobrepasar los intereses políticos como, afortunadamente,  con esta cita así se está produciendo.

Son tres años pero su mantenimiento parece obligado una vez se cuenta con una Casa de Guadalajara que anhela estos eventos para recobrar el protagonismo que tuvo; con el apoyo del Ayuntamiento de la capital y con el respaldo institucional de la Junta o el Consistorio de Guadalajara que, no obstante, se deberían replantear si la sede de los alcarreños en Madrid, no merecería también de su aportación para fomentar su actividad en el área de la promoción turística.

Cabe apuntar, no obstante, que todas estas acciones de difusión de las riquezas de la provincia son necesarias, pero deben estar acompañadas por una infraestructura que permita ofrecer al viajero de las oportunidades necesarias para que pueda disfrutar de su viaje, sino y lo que es más importante, lo pueda recomendar. Extraña, por ejemplo, que grandes zonas que han ido ganando peso en esta materia hayan debido de esperar tanto tiempo para ver como sus carreteras se hayan visto acondicionadas para soportar un cada vez mayor volumen de tráfico como es el caso de los municipios de la Arquitectura Negra. Otras no han corrido tanta suerte como es la vía que nos lleva a Peralejos de las Truchas en pleno corazón del Alto Tajo.

Los vaquillones de Villares, una muestra de las tradiciones de Guadalajara.

Además, ahora se une la circunstancia de que los grandes reclamos turísticos de Guadalajara como son su capital o sus enclaves arqueológicos o medioambientales están de capa caída. Si en la capital vimos este verano como la Junta cerraba su oficina de turismo donde además, se paró la llegada de una privada mientras que la municipal no cubre las expectativas previstas; en los parajes arqueológicos o naturales sus centros de interpretación o de gestión de visitas están paralizados. Sometidos a un proceso de privatización que de momento hace imposible la visita de sus centros de interpretación y que, aun no estando de acuerdo con esta medida, deberían agilizarse cuanto más mejor, dado que es el otoño una de las mejores épocas de atracción de visitantes que van buscando el tipo de turismo que se puede ofrecer en estos puntos de la provincia.

También hemos de incorporar en esta provincia una mentalidad más abierta al turismo. Apartar el enfoque añejo, antiguo y cerrado en contra de la llegada de “forasteros” al pueblo que rompía su paz; por uno en el que salga a relucir el carácter acogedor de las localidades de Guadalajara para ofrecer nuevas oportunidades al viajero. Es más, no sólo es importante abrir una casa-rural, sino que es igual de esencial dotarla de contenido y actividad para que la atracción de visitantes pueda redundar en un mayor rédito económico para la zona.

En definitiva, toda promoción turística ha de estar acompañada de una buena oferta montada sobre una correcta infraestructura que permita desarrollar la actividad y fomentar nuevas visitas. Las dos primeras patas se encuentran por fin bien amarradas así que, ahora, el mayor esfuerzo ha de centrarse en la tercera para lograr que, de una vez, Guadalajara comience a dejar de ser la gran desconocida.

Del talento de Antón a la rigidez de Terrazas

El futbolista burgalés, en su presentación como jugador del Deportivo. // Foto: http://www.guadaque.com

Por Roberto del Barrio

Una semana más, mi lado de El Hexágono se orienta hacia el Deportivo. Una vez más, sin victoria que contar. Un lunes más, con la inquietud que dan el último puesto y ciertas sensaciones negativas que se arraigan en el equipo. El Real Madrid Castilla no necesitó una actuación brillante para poner en evidencia la debilidad del cuadro alcarreño, de nuevo voluntarioso y ambicioso sobre el campo, pero, como es tónica habitual desde tiempos inmemoriales, deficiente en la faceta defensiva. El 3-4 con el que acabó el encuentro ratifica el análisis, tanto como los 17 tantos en contra que acumulan los de Terrazas, empeñado, por cierto, en no cambiar su inalterable sistema de juego.

La semana pasada comenté en este espacio que la mejoría defensiva de un equipo es una materia propia y atribuible directamente al técnico. Digamos que es el cimiento fundamental de cualquier construcción futbolística, la base sobre la que creer y crecer. El Depor no la tiene, como no la tuvo en toda la segunda vuelta del pasado campeonato. El denominador común es el sistema, el dichoso 4-1-4-1 con el que Terrazas exige hasta la saciedad a sus futbolistas. Él mismo ha declarado que le gustan las disposiciones tácticas «difíciles» para los jugadores, una dificultad que se multiplica por su apuesta de presión en todo el campo. En definitiva, un derroche de alta intensidad que se desmorona cuando los rivales superan la primera línea de las barricadas alcarreñas y se asoman a la zona en la que el Depor ofrece todas las facilidades del mundo. Hablo de esa franja enorme propiedad de los centrales y del único medio centro en la que el sábado emergió Jesé para hacer saltar la banca (Jandro o Valerón, por citar otros, también se beneficiaron en su momento de ese aspecto del juego deportivista).

Parece claro que el problema se genera ahí. Los centrales, sea cual sea la combinación elegida, están obligados a salir en auxilio de Jony, por su parte con demasiado ancho y largo de campo por cubrir en los días de zafarrancho. Evidentemente, en la concepción idílica del sistema, Terrazas imagina un Depor dominador, con esa línea de cuatro centrocampistas ahogando al rival en su propio campo y propiciando el catálogo ofensivo de su libreta muy cerca de la portería contraria. Eso es lo que quiere el míster vasco, lo que consiguió brillantemente el año del ascenso y lo que persigue sin tino, por el momento, en estas dos temporadas en Segunda División.

¿Qué hacer? Ya hay algunas voces, y también muchos precedentes similares en el fútbol, que hablan de proteger la «franja maldita» con un medio centro más, el llamado doble pivote tan de moda y tan poco del gusto de Terrazas. Esa adaptación, quién sabe si una alternativa a la sangría goleadora casi crónica del Deportivo, parece una utopía por la rigidez del míster pero, vaya por delante, nada tendría que ver con la renuncia a sus ideales o a las señas de identidad de su fútbol. ¿Por qué no probar? ¿Qué de malo habría en facilitar que el Depor se arropara un poco más para distribuir de forma más ecuánime el terreno a defender? La pregunta está en el aire y la asignatura en la carpeta de Terrazas, sin duda un hombre de ideas fijas, muy fijas. Pero no hay que olvidar que en un entrenador tan importante es la confianza en su método como la capacidad para flexibilizarlo y resolver problemas.

Mientras, sigue lanzando mensajes positivos pese a los resultados, como el último que destacaba «la buena línea» por la que, a su juicio, camina el equipo. Dependerá del cristal con el que se miré y seguramente el mío sea diferente -más sucio o más grueso, qué se yo-, pero no deja de chocarme el discurso optimista en plena crisis de marcadores. Yo veo a un equipo con problemas graves que le impiden competir (goles encajados), con contratiempos inesperados (las lesiones han dejado a la plantilla con 17 efectivos) y con unos grilletes pesadísimos en forma de clasificación. Urge solucionar cada una de estas vertientes y, entre tanto, ganar. Ganar como sea, ganar donde sea. Respirar.

Álvaro Antón es la esperanza. Pero el partido del sábado dejó, al menos, una grata noticia. Por si había alguna duda, Álvaro Antón confirmó lo que venía apuntando. Antón es el fútbol del Deportivo, el jugador al que darle el balón en caso de duda, el que lo cuida y siempre elige bien. Es el talento y el rumor de expectación que se instala en la grada. El tipo del que siempre se puede esperar una genialidad y el mejor futbolista del equipo hasta que nadie demuestre lo contrario. Y reconozco que con este jugador no soy del todo objetivo.

Hace diez años presencié su irrupción en Primera División desde la cantera del Valladolid. Siempre me pareció un jugador especial, diferente y nunca me expliqué del todo sus dificultades para asentarse en la máxima categoría. Su sitio, finalmente, parece estar en Segunda y ahora en el Pedro Escartín. Seguramente este mal comienzo le haya despertado los fantasmas de su agónica aventura en el Cartagena, pero aquí tiene otra misión adicional y debe asumirla. El equipo le necesita como un líder, como principal protagonista y clavo al que agarrarse para salir del lodo. Quizá un nuevo rol. Tal vez el momento de demostrar todo aquello que apuntaba cuando le convertí en mi particular debilidad. Nunca es tarde y su suerte será la del Depor.

Contra el desprecio de la cultura

Por Luis Moreno *

La cultura, entendida como el conjunto de conocimientos, sensibilidades, gustos y criterios que poseemos, es un bien inherente al ser humano. Tras satisfacer la necesidad de alimento y cobijo, la cultura (la cultivación del alma y la mente) aparece rápidamente como una importante necesidad a cubrir y es uno de los principales rasgos diferenciadores respecto al resto de mamíferos. Cualquier gobierno mínimamente sensible sabe que promover la cultura y hacerla accesible a todos los ciudadanos es una de sus obligaciones, que además se recoge en el artículo 44 de la Constitución.

Sin embargo, nuestros gobernantes se refieren constantemente a la cultura como algo prescindible, un lujo que no nos podemos permitir, algo que cada ciudadano debe costear de su propio bolsillo, algo superfluo e innecesario. Lo dicen y lo repiten hasta la saciedad, como un mantra, y consiguen que en los chascarrillos de mucha gente cuajen esas ideas.

Siguiendo esta línea, nuestro gobierno regional decidió terminar con todas las ayudas al cine, finiquitar todas las actividades para bibliotecas, cancelar el programa ‘Tal como somos’ que recorría los pueblos más pequeños de nuestra región con teatro y música, eliminar las ayudas a creación y giras de grupos profesionales de teatro y música; política que complementan ahora con el cierre del que consideran, según sus abultados datos, “carísimo” Teatro Moderno de Guadalajara, y con otras medidas de similar índole. Su desprecio hacia la cultura no puede camuflarse bajo la consabida insignia de “la herencia recibida”, puesto que si hubieran tenido la intención de hacer todo lo posible por mantener un apoyo, por mínimo que fuera, a la industria cultural de la región, seguramente no percibiríamos ese tono con el que parecen decir que la cultura es una cosa molesta de la que es mejor desprenderse o dejar en manos privadas. Una cosa es no poder mantener el nivel de ayudas de años atrás y otra cosa es ni tan siquiera reunirse con los agentes culturales para explicarles la situación y buscar soluciones y consensos entre todos.

El Artículo 44 de la Constitución, que dice que “los poderes públicos promoverán y tutelarán el acceso a la cultura, a la que todos tienen derecho”, ha quedado obsoleto. Está trasnochado. Pronto habrá que volver a reformar la Carta Magna con un parche que sustituya este párrafo por “los poderes públicos no son responsables de la promoción cultural y quien quiera cultura que se la pague y de paso abone un 21% al Estado”.

La cultura nos hace seres humanos, nos hace libres, nos hace personas con sentido crítico, diferentes unos a otros. Y, en el fondo, creo que eso es lo que incomoda a nuestros políticos. ¿Realmente no nos podemos permitir la cultura porque no hay dinero para cosas superfluas? ¿Se trata simplemente de una industria que aprovechan unos cuantos para forrarse?

Lo que no nos podemos permitir son los encierros y las corridas de toros, porque nos degradan como seres humanos, porque nos educan en la insensibilidad, el machismo y el costumbrismo, porque no son una necesidad básica. Y porque hay unos cuantos que se forran con eso.

No nos podemos permitir los grandes clubs de fútbol que fomentan el rencor, la competitividad, la agresividad, la segregación, porque no son una necesidad básica. Y porque hay unos cuantos que se forran con eso.

No nos podemos permitir tener tantas autovías y rotondas en obras, porque en la mayor parte de sus tramos están en perfectas condiciones y no son una necesidad básica. Y porque hay unos cuantos que se forran con eso.

No nos podemos permitir sueldos de políticos astronómicos, incluido el trasnochado senado, con dietas y privilegios impensables. Porque no son una necesidad básica y porque hay unos cuantos que se forran con eso.

Y sobre todo, no nos podemos permitir tener un Consejero de Educación, Cultura y Deportes, un Director General, un Jefe de Servicio de Actividades Culturales, un Delegado Provincial, una Coordinadora de Educación y Cultura y un Asesor de la Coordinadora de Cultura, porque no hay cultura que gestionar, y a pesar de todo, hay unos cuantos que se forran con eso.

No concibo para qué quiero una carretera si no me lleva a una biblioteca, a un museo, a un teatro o al cine. No concibo para qué quiero un gestor de la cultura si no me facilita el acceso a un festival, a una exposición, a un concierto, a un espectáculo de danza. No concibo cómo los guadalajareños permitimos que nuestros políticos se mofen de nosotros, nos agredan, eliminando todo el apoyo a tantas iniciativas culturales que van cayendo una tras otra por inanición. Quizás en el fondo la mayoría esté de acuerdo en que habría que parchear el artículo 44 de la Constitución.

* Luis Moreno, natural de Aaiún (Sahara), es uno de los cineastas más reconocidos de Guadalajara. Formado  en dirección cinematográfica en Portsmouth University y en Bournemouth and Pool College of Art and Design (Reino Unido), tras una etapa como gerente y productor de la compañía Comando Teatral, y un efímero contacto con el mundo de la producción para televisión, funda la productora alcarreña Cinefilia y se centra en la realización de cortometrajes, consiguiendo varios premios con ‘Noveno Ve’ (1999), ‘250 bocadillos de mortadela’ (2002) y ‘Cebolla’ (2004). En 2003 se lanza a dirigir el Fescigu (Festival de Cine Solidario de Guadalajara), cuya décima edición se celebra a partir de este martes. Moreno ha combinado esta labor con su faceta como productor, guionista, director y montador de su último corto, ‘La presa número 7’.

De espaldas a la ciudadanía

Cientos de ciudadanos concentrados en la Plaza Mayor de Guadalajara. // Foto: acampadaguada.blogspot.com

Por Yago López

“Le repito que no me sé los datos de memoria y daré cuenta de lo que me pide cuando el equipo de Gobierno lo considere oportuno”. Así me respondió la pasada semana el concejal de Festejos de Guadalajara,  Jaime Carnicero, en una rueda de prensa convocada por el Ayuntamiento capitalino para hacer balance de las Ferias y Fiestas de la ciudad – no vale la excusa de que no procedía la cuestión- cuando le pregunté por lo que habían cobrado los grupos que actuaron en los conciertos incluidos en el programa.

No es que me quite el sueño a mí particularmente si el Ayuntamiento de Guadalajara se ha gastado mucho o poco en el caché de los grupos, y, al ser un comportamiento generalizado, no pretendo ni mucho menos atacar personalmente al señor Carnicero, lo que me preocupa es la soberbia con la que cualquier dirigente decide administrar el dinero de los ciudadanos y, sin embargo, no se ve en obligación alguna –por mucho que se lo pregunte un periodista- de rendir cuentas sobre sus decisiones, más allá de lo que le exija la ley. Entender que en política solo es necesario renovar la confianza en las urnas y durante cuatro años puede uno gestionar de espaldas a la ciudadanía es anacrónico, demuestra estrechez de miras, y provoca una desafección del pueblo hacia la política extremadamente peligrosa.

Como decía, desgraciadamente, este no es un caso aislado. A lo largo de mi carrera periodística, muchos son los dirigentes, tanto del PP como del PSOE, que me han negado información en múltiples ocasiones y se han quedado tan anchos. Por no hablar de la nueva moda de las comparecencias sin preguntas, máxima expresión de la falta de transparencia. La distancia entre el ciudadano de a pie y el dirigente político, lejos de acercarse con el paso de los años y la presumible madurez democrática del país, cada vez es mayor, y el cristal que separa a representantes y representados día a día resulta más opaco. El sistema parlamentario ha caído en un juego perverso donde las disputas se producen entre los dos grandes partidos compitiendo por acumular poder y  lograr el mayor número de cargos públicos lejos del debate ideológico y lo peor de todo, a años luz del interés ciudadano.

El “No nos representan”, se ha convertido en un himno ya en cualquier manifestación, da igual el asunto por el que se reivindique. Y es que desde su atalaya no solo los grandes dirigentes pierden el norte sobre la realidad que viven los ciudadanos, es que el problema parte del eslabón más básico: la política local.

Discutía el otro día con un periodista de un gabinete, no importa de qué partido, y me contaba que tenía que comprender que los dirigentes con los que él trabajaba, aunque llenos de buenas intenciones, tenían que amoldar sus decisiones a  las posibles reacciones del electorado, o lo que es lo mismo, venía a decir a mi entender, aunque de forma suave, que cuando se opta a un cargo público los ciudadanos pasan a ser votos y no personas.

Mal camino seguimos si un político lleva a cabo una medida por el rédito electoral que supone y no pensando en el interés general. Pero claro, esto sucede cuando aferrarse al sillón está por encima de todo. Después de estos años de crisis, y con la que está cayendo, a nivel nacional basta echarle un vistazo a los nombres de los representantes de Guadalajara en el Congreso y en el Senado para darse cuenta del problema. Román, De Las Heras, Alique o Valerio, entre otros, todos jóvenes promesas, iconos de la renovación política de la provincia. Aquí nadie parece haber hecho nada mal. Uno no sabe si es para echarse a reír o a llorar.

Ya está bien de mofarse del pueblo. Es hora de hacer política con mayúsculas y de ser transparentes. Ha llegado el momento de abrir las puertas y ventanas de las instituciones fomentando la participación ciudadana e informando con claridad de cuentas y decisiones. Es vital abrir un debate ideológico real para determinar cómo afrontar la difícil situación económica que atravesamos y contar con los legítimos dueños del dinero, los ciudadanos, para decidir cómo administrarlo. Señores políticos, electos o en la oposición, no se crean tan listos y dejen ya de tomarnos por tontos.

Curso de ética para empresarios

Extrabajadores de Nueva Alcarria, durante la concentración del pasado martes.

Extrabajadores de Nueva Alcarria, durante la concentración del pasado martes.

Por Elena Clemente

Dieciocho exempleados del diario Nueva Alcarria -desde hace unos meses, bisemanario- protestaban esta semana en la calle, una vez más, porque los dueños del periódico han incumplido un acuerdo firmado con ellos cuando fueron despedidos. Dicho acuerdo, según los afectados, consistía en el pago en dos plazos de las nóminas atrasadas y las indemnizaciones correspondientes -unos 220.000 euros en total, calculan los extrabajadores-. El primero, el 15 de julio y el segundo, el 15 de septiembre. El tiempo ha pasado pero el empresario da la callada por respuesta mientros ellos reclaman que se les pague lo que les corresponde, lo que es justo, simplemente.

Francamente, es lamentable. Lamentable que los trabajadores tengan que estar luchando -en la calle, con abogados en algunos casos; en los juzgados otros, gastándose ellos mismos dinero de su bolsillo- para que les den lo que les deben, para decir al empresario que les pague de una vez. Y es lamentable que los políticos, los que tienen el poder para legislar, no hagan leyes para que empresarios sin moral y sin palabra no puedan descansar tranquilos, debiendo miles de euros a trabajadores honestos que, estoy segura, se han dejado horas y horas no remuneradas, frente al ordenador.

Debería haber leyes que obliguen a este tipo de empresarios a responder con su patrimonio personal, porque es indignante que un empresario siga con su vida, con su casa, con su ‘imperio’ –aunque no sea como en los años de bonanza- mientras sus trabajadores tienen que tirar de calculadora y hacer cábalas para poder pagar sus facturas. Por no hablar, de que habrá algunos a los que estas deudas les hayan recortado tanto la liquidez de sus cuentas bancarias, que hayan tenido que tragar saliva ante tamaño abismo. Simplemente, es lamentable que un empresario pueda despedir gratis.

La lucha de los trabajadores despedidos de Nueva Alcarria es la lucha de muchos otros, entre ellos, los trabajadores de Avicu, que también esta semana volvían a Santo Domingo. Siguen esperando el cobro de indemnizaciones después de dos años y me consta que para los abogados que llevan el proceso, esto está siendo un sudoku. Es para clamar al cielo, sobre todo, cuando encima se rumorea que el matadero puede reabrir sus puertas y contratar “a cientos de trabajadores”, según publican varios medios de comunicación.

Salvando este inciso, vuelvo a la prensa. La situación de los extrabajadores de Nueva Alcarria me es cercana porque fui despedida, junto con otros 19 compañeros, el pasado mes de mayo del diario El Dia de Guadalajara. Y aún seguimos sin cobrar (cinco nóminas e indemnizaciones). Su propietario, el empresario conquense Santiago Mateo, decidió cerrar el periódico. Supongo que porque estaba harto de que todo el mundo se enterara -gracias a nuestras 9 jornadas de huelga– de lo ‘buen’ empresario que es y la catadura moral que se gasta. También fuimos despedidos, y también, como me consta que les pasó a los compañeros de Nueva Alcarria, sufrimos lo nuestro hasta que llegó el cierre. Meses y meses sin cobrar, desinformación, angustia ante el futuro… Rayet sigue vendiendo casas, supongo y Santiago Mateo continúa con su aventura -ahora regional- llamada El Dia de Castilla-La Mancha, un batiburrillo de noticias, un refrito malo -ya dije una vez que no hay rencor en mis palabras, es objetividad periodística-. Invito a que no lo compren, ni se suscriban y que si lo están, se den de baja.

Señores políticos, está bien fomentar el carácter emprendedor y apoyar el empresariado, además de dar ayudas -cuando vuelvan-, agilizar la burocracia, hacer planes de empleo, otorgar bonificaciones, dar premios, crear asignaturas en la escuela para que los adultos de mañana no demonicen la figura del empresario… puede ser necesario, sí. Pero lo es más, creánme, tomar medidas ante actuaciones como las que he descrito arriba. Les propongo, por ejemplo, un curso de ética para empresarios.

Ante tanta amnistía con el empresario que no tiene principios y sí mucha caradura, no queda otra que decirlo muy alto, echarse a la calle, seguir luchando y seguir protestando. Porque, afortunadamente todavía, nos queda la palabra.