Nadie va a venir a rescatarnos


Los recursos naturales y el turismo son algunas de los posibles nichos empresariales. // Foto: M.P.

Los recursos naturales y el turismo son algunas de los posibles nichos empresariales. // Foto: M.P.

Por Marta Perruca

Siempre he pensado que la mayor ambición a la que debe aspirar un periodista es cambiar el mundo. Esa aspiración es casi como un horizonte eterno e imposible, propio de unos pocos idealistas y soñadores, unos cuantos que asumieron el periodismo como una vocación y una forma de vida, más que como una profesión.

En este sentido, creo que no hay nada que produzca mayor satisfacción a un periodista que constatar que su labor tiene una repercusión, que los contenidos que encabeza su firma no caen en saco roto, sino que generan reacciones, remueven conciencias y son capaces de cambiar, aunque sea de manera modesta, una determinada circunstancia, quizá algún día, el mundo, ¿quién sabe?.

“Aquí no va a venir ninguna empresa a generar 200 puestos de trabajo”. Es la frase que me ronda la cabeza desde el preciso momento en el que decidía escribir este artículo.

Todo empezó hace unas cuantas semanas cuando me sorprendía muy gratamente la publicación de un comentario realmente interesante en una de las entradas que escribí en este espacio. El artículo en cuestión analizaba las dificultades que tienen que afrontar los emprendedores a la hora de embarcarse en un proyecto empresarial, más en estos momentos en los que las dificultades que plantea el mercado laboral dibujan el autoempleo casi como la única salida posible. Proponía que el trabajo autónomo  podría ser una buena alternativa para generar puestos de trabajo en el medio rural de esta provincia, porque nadie va a venir a rescatarnos en estos tiempos de vendaval.

Miguel Ángel García, el autor del comentario que me produjo tal inquietud, señalaba que por qué no en lugar de apostar por el florecimiento de iniciativas particulares, ponemos las bases para que surjan cooperativas de trabajo asociado.

Lejos de atreverme a pensar siquiera que he rozado ese horizonte eterno e imposible, tengo que admitir que esa interesante propuesta no se fraguó a raíz de un modesto artículo de esta periodista soñadora, pero me gusta pensar que sí fue un impulso para que Miguel Ángel, un entusiasta molinés, decidiera ponerse manos a la obra para arrojar algo de esperanza a los vecinos de Molina de Aragón, una comarca que en los últimos meses ha sido fustigada por la destrucción de cientos de puestos de empleo, con el cierre de la central de biomasa, los despidos de los trabajadores forestales, la reducción de puestos de interinos y una reorganización de la administración local que ya se divisa en el horizonte.

Efectivamente, “nadie va a venir aquí a implantar una empresa que genere 200 puestos de trabajo”, repetía una y otra vez Miguel Ángel García. Por eso se disponía a dar alas a este proyecto que se ha estructurado en tres fases: Fundamentación de la idea inicial, divulgación de la misma entre la población y  generación de un “núcleo fuerte” formado por seis personas “que estén totalmente convencidas de este proyecto  y que comiencen a estudiar todas las salidas que pueda ofertar esta comarca”, argumenta Miguel Ángel García.

En estos momentos se encuentran ya empapados en la tercera fase. Ya son tres las personas que respaldan la iniciativa y que, una vez consigan captar la inquietud de otras tres, comenzarán a analizar las posibilidades empresariales de cada uno de los recursos con los que cuenta esta comarca, su viabilidad, la inversión necesaria y la manera de llevarlo a cabo, siempre desde el punto de vista de una cooperativa de trabajo asociado, es decir, “una sociedad de trabajo y no de capital, con una serie de valores muy importantes, y en las que el riesgo se asume entre todos sus integrantes”, explica este molinés.

Ejemplos de estos modelos empresariales los tenemos en la comarca de Mondragón (País Vasco) que acumula varias décadas de experiencia en este modelo y ha visto nacer iniciativas empresariales tan representativas como la marca de electrodomésticos “Fagor”  o la línea de supermercados “Eroski”.

Entre los posibles nichos empresariales, Miguel Ángel García propone la ayuda a domicilio, un servicio muy necesario en una comarca de población envejecida que ha quedado desamparada ante la eliminación de las ayudas para su mantenimiento y que sigue siendo requerido, incluso aunque pierda su condición de gratuidad. Otros sectores potenciales serían el trabajo on line, el turismo, la resina, la recolección de setas, o el pélez, entre otros.

La candidatura al Geoparque puede ser en sí misma una oportunidad para el surgimiento de algunas iniciativas empresariales relacionadas con el mundo del turismo y de la investigación.

De igual manera, las zonas rurales de la Alcarria, la Campiña o la Sierra Norte pueden encontrar importantes beneficios en esta idea. Se me ocurre que la importante campaña ganadera de nuestra provincia podría auspiciar la generación de factorías laneras, industrias cárnicas, de embutidos, quesos, etc. Se puede cerrar el círculo también en torno a la producción de miel, con la fabricación de velas, caramelos, propóleos, cremas, jabones, etc.

Los recursos naturales, el turismo, la artesanía, el folklore… abren un abanico infinito de posibilidades que pueden adaptarse como un guante a este modelo empresarial, una iniciativa  que no espera el advenimiento de ninguna empresa que cree cientos de puestos de trabajo; que no requiere de salvadores ni salvavidas imposibles, sino de ingenio, entusiasmo y perseverancia, en definitiva, de personas convencidas y dispuestas.

Sigüenza, ¿patrimonio de la Humanidad?

Preciosa fotografía extraída de la cuenta de Facebook 'Guadalajara España'.

Preciosa fotografía extraída de la cuenta de Facebook ‘Guadalajara España’.

Por Rubén Madrid

He trabajado dos años en Alcalá de Henares; he recorrido en al menos media docena de ocasiones las calles de Santiago de Compostela, de Cuenca y de Toledo; y he visitado, en estancias fugaces o prolongadas, Ávila, Cáceres, Córdoba, Salamanca, Segovia y Tarragona. Y cada vez que regreso a Sigüenza, me hago la misma pregunta. ¿Por qué no es Ciudad Patrimonio de la Humanidad?

La más grande declaración turística a la que puede aspirar una ciudad, que se encarga de otorgar y vigilar la Unesco, supone un respaldo en visitas indudable, un reconocimiento a una labor de generaciones en la conservación del patrimonio y un compromiso por parte de las autoridades presentes y futuras en la tarea de preservar estos valores. La inclusión además en la Red de Ciudades Patrimonio garantiza una mayor difusión de la oferta turística, por ejemplo en Fitur (la feria de turismo que abre hoy en Ifema) y en campañas conjuntas.

Ahora bien, ¿podría alcanzar Sigüenza la declaración de la Unesco?

Sin ser un experto en la cuestión, el sentido común dicta en primera instancia que sí, que no tiene nada que envidiar a otras la ciudad de El Doncel, con su castillo, su catedral, una de las más importantes esculturas funerarias del país, su recorrido medieval ininterrumpido por barbaridades urbanísticas, su proximidad a ese paraíso natural que es el entorno del Río Dulce, sus credenciales gastronómicas y su inmenso patrimonio cultural. Lo demuestra también que Sigüenza se haya consolidado desde hace años como el segundo destino turístico de la región, sólo por detras de Toledo y por delante de Cuenca, con más de 100.000 visitantes al año registrados en sus oficinas turísticas.

Sigüenza ha puesto en marcha una ruta ilustrada y barroca. // Foto: Ayto. de Sigüenza.

Sigüenza ha puesto en marcha una ruta ilustrada y barroca. // Foto: Ayto. de Sigüenza.

Si en el pasado reciente la localidad cayó en los vicios generalizados de intentar depositar en un polígono industrial sus esperanzas de desarrollo (ha sido un fracaso), la actual Corporación parece haber comprendido que el turismo es en su caso un asidero mucho más firme.

El establecimiento de una ruta barroca e ilustrada que complementa el recorrido medieval habitual, el lanzamiento de una web moderna con panorámicas de 360 grados que incluye toda la oferta pública y privada, la recuperación de escenarios como El Pósito, la puesta en marcha de nuevas iniciativas como el festival de músicas del mundo Segontia Folk reforzando la programación anual, donde destacan las Jornadas Medievales, la recuperación de la Banda Municipal de Música o, entre tantas otras cosas, la apuesta por el tren medieval (pero también por el convencional) suman una actitud activa que relanza el potencial de piedra centenaria heredado en esta ciudad, que ha sido y sigue siendo musa de escritores y artistas.

No sé si las autoridades locales y provinciales se lo han planteado en algún momento, pero existen argumentos sólidos para estudiar una candidatura. No es un trabajo que fructifique de la noche a la mañana, pero sí una bonita aventura para seguntinos y vecinos de todo el territorio guadalajareño, una lucha en positivo por algo que uniría en estos tiempos en que casi todo separa. Merecería la pena valorarlo. Si Alcalá, Segovia o Cuenca son Patrimonio de la Humanidad… ¿por qué no Sigüenza?

El verde, sinónimo de lucha y esperanza

No han cesado este año las manifestaciones en defensa de la Educación Pública. // http://nouvellesdelalcarria.blogspot.com.es/

No han cesado este año las manifestaciones en defensa de la Educación Pública. // http://nouvellesdelalcarria.blogspot.com.es/

Por Abraham Sanz

Educar es uno de las acciones que forja a los integrantes de una sociedad; la que crea esa nueva generación que ha de relevar a la anterior llegando más lejos en el conocimiento y en el progreso; la que actualiza sus parámetros para conseguir llevar los contenidos del papel a la mente del alumno desde la tinta y el papel hasta el ordenador y las pizarras electrónicas. Educar y formar nuevos alumnos no es sólo una obligación para el Estado también lo es mantenerlos una vez han concluido sus estudios para aprovechar su saber; así como es mantener las libertades que han de regir todo proceso entorno a la Escuela pública.

La Educación es un concepto que tiene su mejor arma en lo público y como tal ha de seguir siendo concebida, como un ejercicio que ha de alejarse de tenebrosos pasados donde el conocimiento sólo lo guardaban anquilosados religiosos que, con métodos poco ortodoxos, hacían que la letra base de sangre, sudor y lágrimas. En el contrapunto, estaban aquellos maestros que hicieron de su profesión una vocación; que hicieron que el saber llegase hasta el más recóndito lugar, a pesar de pasar hambre –bien lo dice el refrán- por lograr que este servicio público se siguiera manteniendo.

Aunque la lucha del laicismo en el colegio es una batalla que todavía no ha terminado de concluir y más aún con este Ejecutivo nacional que parece tener su modelo en una anticuada escuela de otra época por muchos denostada; la defensa de la Escuela Pública cobra mayor vigor viendo como este Gobierno conservador, configurado con gente que desconoce lo que es la clase obrera en muchos casos, no hace más que echar más leña al fuego a favor de una escuela concertada –que debería desaparecer de inmediato- y, apoyar cada vez menos la enorme labor social que realizan los colegios hoy en día.

Ya no sólo son los recortes presupuestarios, sino la futura ley que propugna nuevas reválidas coartando más la creatividad del profesor y el interés del alumno sometiéndoles a innecesarias presiones; o creando más espacios para crear conciertos potenciando una escuela concertada vinculada a ciertos confesiones religiosas cuando el adoctrinamiento debería estar fuera de toda norma pública. ¿Tanto miedo tiene el gobernante de que el ciudadano piense? Ya lo decía el Che Guevara en otro marco diferente, pero que cada vez cobra más actualidad viendo la segregación social que se busca de forma enmascarada desde el Gobierno en busca de que nadie le rechiste: “Un pueblo que no sabe leer ni escribir es un pueblo fácil de engañar”.

Un chiste del genial Forges.

Un chiste del genial Forges.

Y si una de las libertades es la de elegir, ¿por qué no poder también elegir el centro donde educar a mi hijo? Pero una elección dentro de un marco que haga más razonable el reparto entre todas las infraestructuras públicas construidas que permitan amortizar el gasto público, repito, público; que se ha realizado para asegurar el mantenimiento de este servicio tan esencial como obligatorio. Sin embargo, bajo esta bandera se esconden unos criterios de admisión en Castilla-La Mancha y, por ende, en Guadalajara, que vienen a remover un sistema que funcionaba con algún que otro fin oculto.

No sólo no tiene en cuenta a todos aquellos que por la crisis no se pueden permitir una conexión a internet –la Administración no se lo puede permitir en folios, pero pagar ciertos sueldos le sobra y en demasía-, puesto que este año sólo se podrá matricular por esta vía a los alumnos. Y no, la Delegación no habilitará un espacio con cincuenta o cien ordenadores para tal fin en aras de atender a aquellas familias que bien no tienen internet o bien no son duchos  en el manejo de una computadora; sino que esta tarea recaerá en los centros y en su área de Secretaría. Una unidad del equipo directivo que ha visto como su horario para tal función no sólo ha mermado incrementando las horas lectivas, sino que además han visto reducido el apoyo del administrativo con el que contaban para tal fin años atrás. En resumen, vuelven a cargar más trabajo sobre el obrero de la tiza y la pizarra, para justificar sus recortes.

Los cambios no se detienen en ese punto. Ahora no existe límite geográfico para solicitar un centro en una ciudad obteniendo todos el mismo baremo de puntos; mientras que todos aquellos que vivan en el resto de localidades –da igual Cabanillas que Molina de Aragón- contarán con la misma cuantía de puntos para optar a los centros que deseen. Esta modificación no sólo originará un ‘efecto tapón’ a la hora de distribuir a los alumnos, haciendo que los criterios sean mucho más arbitrarios que hasta el momento; sino que puede crear situaciones en las que el centro finalmente atribuido pueda ocasionar dificultades a la hora de conciliar vida familiar y profesional por su distancia tanto al trabajo o a quien pueda acudir a llevar o recoger el alumno que no siempre son los padres –especialmente en las grandes urbes-.

Y este cambio ¿no puede tener que ver con la rebaja en la demanda de colegios concertados al florecer tantos centros públicos por el mundo rural y los diferentes barrios de la capital? ¿No puede ser una estrategia para que estos centros reciban un nuevo empujón para que no pierdan su peso frente a la Escuela Pública? Hemos de recordar que los conciertos con centros privados sólo han de prevalecer en aquellos puntos donde la Pública no llega por cuestiones de falta de infraestructuras o docentes y, sólo por este motivo. Estos conciertos, sin duda, han lastrado  la Educación pública privándola de contar con más inversión en sus instalaciones cuyo estado, en muchos casos es manifiestamente mejorable; y por tanto, de progresar con una formación cada vez más adecuada a los tiempos que corren.

La Escuela concertada ha de ser un complemento, un mal necesario; pero no se la puede alentar como se hace desde el Gobierno de Cospedal o desde el Ministerio de Wert; mientras que para la Escuela Pública se desayunan con medidas tan ‘imaginativas’ como  las prácticas gratuitas para estudiantes que terminaron el Grado de Magisterio…

Sin palabras y eso que aún la nueva ley de Educación está en el horno. Vayamos enfundándonos todos la camiseta verde, porque viene curvas…

Al rescate del balonmano

El equipo español, en el podio después de proclamarse campeón del mundo de  balonmano. // Foto: www.as.com

El equipo español, en el podio después de proclamarse campeón del mundo de balonmano. // Foto: http://www.as.com

Por Roberto del Barrio

Permítanme la licencia. Voy a aprovechar el título mundial de la Selección para hablar de balonmano. De ése y del más cercano, el de la Guadalajara que un día vibró -allá por los 90 del siglo pasado- y ahora disfruta de su particular revival en la Liga Asobal. Vivimos en un país futbolero, extremadamente futbolero, que todo lo reduce y lo enfoca al mítico balompié, gigante de masas y dueño de todos los focos. Es evidente que la convivencia con ese monstruo mediático convierte la lucha en algo muy desigual, tanto como que las grandes gestas enganchan y enamoran. En la vida y en el deporte, no cabe duda.

La del equipo nacional en el Campeonato del Mundo ha reavivado el fuego abierto hace ocho años. España tiene un doble título mundial (2005-2013) y eso le ha devuelto a la primera línea de interés este fin de semana, con un reguero de bombardeos en las redes sociales y en las audiencias televisivas equiparables al máximo nivel. Muchos de los hombres de Valero Rivera pedían en sus eufóricas declaraciones, nada más colgarse el oro, un mayor respaldo, difusión y respeto a este deporte, de alguna forma ese empujón definitivo que no acabó de producirse después del primer título en Túnez.

Coincido en la petición, pero trato de analizar el panorama reinante para llegar a algunas conclusiones. En cierto modo, el caso del balonmano me recuerda al del baloncesto. Deportes apasionantes y repletos de alicientes y éxitos apabullantes a nivel internacional, pero encorsetados por las circusntancias. En ambos casos me inclino por una teoría casi demográfica. Más allá de la Selección -a todos nos gusta ponernos la camiseta en las semifinales del torneo de turno-, la Asobal se construye sobre las desiguadades y se solapa en sus referentes con el papá fútbol. Barcelona y Atlético de Madrid dictan su ley jugándose el título en los duelos directos y con un potencial inalcanzable para sus rivales, casi todos venidos a menos por las dificultades económicas. A ese déficit de alicientes competitivos -es difícil vender una historia de la que ya se conoce el final- hay que sumarle que otras capitales potentes y potenciales de audiencia e interés (se me ocurren Bilbao, Málaga o Valencia) no tienen protagonismo en la Liga.

Si a la aplastante superioridad de los dos grandes se le suma la crisis de patrocinios en los humildes y la poca oposición de ciudades-aficiones con un arrastre lo suficientemente numeroso como para asegurar audiencia, el escenario se reduce. Y algo así sucede en la Liga ACB de baloncesto, durante décadas mal vendida a los medios, y también eclipsada por la maquinaria del fútbol. En ella se reproduce el duelo Madrid-Barcelona y las alternativas, salvo la siempre entregada Vitoria (Baskonia), son precisamente esas grandes ciudades a las que me refería antes. En el baloncesto sí tienen representación en la élite (Bilbao, Málaga, Valencia), pero evidentemente se trata de capitales muy volcadas históricamente con el fútbol. La manta no cubre todo y, obviamente, siempre se acaban descubriendo los pies de los deportes minoritarios. El fútbol arrincona al baloncesto; el fútbol y el baloncesto minimizan el mercado del balonmano en las taquillas y en las televisiones… Y así sucesivamente.

Valero Rivera, que jugó en el Quabit BM en la 2008-2009, alcanzó ayer la cima mundial. // Foto: www.as.com

Valero Rivera, que jugó en el Quabit BM en la 2008-2009, alcanzó ayer la cima mundial. // Foto: http://www.as.com

España suma 25 Copas de Europa de clubes entre baloncesto y balonmano (11 y 14) y sus respectivas seleciones han conseguido recientemente proclamarse campeonas del Mundo, además de estar instaladas en las élites europea y olímpica. Pero es palpable que eso no alcanza para «enganchar» del todo a aficionados, instituciones y medios de comunicación, sin querer eximir de responsabilidad a estos últimos, que quede claro. Los tediosos sistemas de competición (los torneos coperos sí lucen) y la tradición que marca la longevidad del fútbol seguramente también influyan, como la menor accesibilidad a estos deportes -al fin y al cabo los niños crecen con un balón de fútbol y apenas necesitan dos mochilas o una puerta trasera para creerse el ídolo de moda y practicar-.

Guadalajara y su trocito de Mundial. Pero no quiero convertir estas líneas en un artículo pesimista. Este segundo Mundial debe ser un trampolín, la forma en la que el balonmano se rescate de las mazmorras. Y todo lo anterior puede extrapolarse a Guadalajara. Esta ciudad se volcó en los 90 con el deporte del 40×20, hasta aquella fatídica desaparición que ha hecho que toda una generación desconozca su belleza y su identidad. El renacimiento del Balonmano Guadalajara en el 2007 puso de nuevo en ruta todo aquello, pero el camino requiere de paciencia y tiempo. De un trabajo de campo que siembre el germen en los colegios y que haga despertar a una masa social más amplia (eso sí, la fidelidad de la hinchada del Quabit es absoluta, otra seña clara del balonmano). Guadalajara responde al perfil de ciudad pequeña en la que suele arraigar ese sentimiento, aunque también es un hecho que a la afición alcarreña, quizá por la falta de historia en la élite de sus equipos, le cuesta identificarse, crecer y asentarse.

El tiempo dirá si el balonmano está a tiempo de crecer en España y en Guadalajara, de hacerse un hueco de mayor privilegio en el panorama deportivo y mediático del país. Desde luego, Guadalajara tiene motivos más que suficientes para intentarlo, fundamentalmente un club estable asentado en la Asobal y su particular trocito de Mundial, un impulso más. Además de la Copa Presidente, Valero Rivera, el hombre del laurel por excelencia, colaboró con la entidad alcarreña en sus primeros años de vida, mientras su hijo, flamante campeón del mundo con actuación estelar incluso en la final, dejó su inmensa calidad en el San José en aquella temporada 2008-2009 en la que ya se rozó el ascenso (fue el máximo goleador de la División de Honor B). El balonmano vive y vuelve a llamar a la puerta. Abrámosla y disfrutemos.

Cuando la mentira es más fácil que la verdad

Beatriz Pariente, Premio Libertad de Expresión.

Beatriz Pariente, periodista recién ganadora del Premio Libertad de Expresión.

Por Beatriz Pariente

Mentira piadosa, mentira gorda, mentira cochina… Las hay de todos los colores, pero todas ellas tienen algo en común: esconder o disimular lo que es verdadero. A veces el  mentiroso se traga su propio discurso después de mil veces pronunciado, generando una bella mentira, en ocasiones, más asumible que una atroz verdad. Platón hablaba en Las Leyes de la fuerza que emanaba de una gran estrategia retórico-política: la mentira.  Platón entendía ésta como una medicina y como algo bello, puesto que era más fácil de asimilar en la mente de los hombres. Que Platón me perdone, pero hay mentiras que, por bellas que sean, no se las traga nadie. Véase, restarle tiempo a la duración de un viaje vital en coche por los pueblos de Guadalajara, para llegar a Urgencias, reduciéndolo a 15 minutos. Haciendo un esfuerzo puedo entender que la mente juegue malas pasadas y que Cospedal, hace un par de semanas, utilizara una especie de «frase hecha» o que tratara de restarle hierro al asunto, pero no puedo aceptar que no reconozca que se ha equivocado y que su error porta una mentira. No puedo aceptar que los vecinos afectados que escucharon aquella afirmación sintieran una punzada en el corazón al escuchar esas palabras y sentir que da igual ocho que ochenta. A mí no me da igual, a ellos seguro que tampoco.

Me resulta gravísimo que un representante político no tenga la humildad de reconocer sus errores, y me refiero a Cospedal, como me podía haber referido a Barredas, Zapateros, Rajoys, Merkels, Obamas o quienes fuesen. De hecho, si algo se le pide a un político no creo que sea la infalibilidad, pero sí la honestidad. La capacidad de rectificación no es sino una herramienta del hombre sabio que se renueva a sí mismo para crear una versión mejorada a cada paso. Una persona que se equivoca y rectifica me transmite confianza; una persona que se equivoca y no lo reconoce me provoca inquietud.

No pretendo dar lecciones, porque no soy nadie para ello, pero creo que es de rigor decir que la moral de quienes ostentan el poder (sea político, económico, judicial…) debe ser la misma que la de cualquier ciudadano. Es más, su responsabilidad es mayor en tanto en cuanto ostentan cargos de repercusión pública. Sus palabras y sus actos no son sólo suyos cuando competen a lo que es común a todos. Es su responsabilidad, y me refiero especialmente a los gestores de lo público, ajustarse a la verdad, buscar el bien común, aspirar a la igualdad y a la justicia y no perder de vista lo que está bien y lo que no lo está (y aunque haya muchos puntos de vista sobre este último aspecto, todos sabemos que hay límites infranqueables).

Me preocupan dos cosas del grupo que ostenta el poder: la pérdida de perspectiva y la distorsión en la escala de valores. Me preocupa que no sepan cuándo es más importante la verdad que un interés personal. Me entristece que el corporativismo les absorba hasta el punto de no saber que están donde están para actuar responsable y moralmente. Me enfada que haya algunos (no todos, afortunadamente) que en su particular pirámide de Maslow, aquella que habla de las necesidades básicas, sitúen el YO o el MÍO en toda su superficie.

Aún así, la mentira no es algo exclusivo de estos colectivos, sino del género humano. Cada día las noticias nos ‘sorprenden’ con alguna nueva trola hecha pública, incluso en el mundo del deporte, con el caso sonado de dopaje de Armstrong.

Al ver que la anti-verdad está tan generalizada uno se pregunta por las dificultades de escapar de ella. Armstrong justifica que «todos lo hacían», hasta el punto en que se convirtió en algo generalizado y aceptado y, por tanto, no cuestionado. Sólo un pequeño grupo de corredores se mantuvo inquebrantable en su decisión de jugar limpio, pero a costa de ser minoría, ‘patito feo’ y de una clara desventaja en la carretera. Qué difícil es escapar a una mentira colectiva, diseñada como una tela de araña para que nadie escape a ella, con intrincados hilos que atrapan al que pretende pasar y veneno para el que se opone a ella. El resultado de ir a contracorriente suele ser el rechazo, algo que se puede asumir sólo teniendo una fuerte convicción o el valor de un espartano.

Aun con todo, la tendencia ‘pinocha’ no puede ser la norma en lo público. La consecuencia de que así sea es una pérdida continua de la confianza por parte del ciudadano. Y es que todos sabemos que la mentira tiene las patas muy cortas y que, por tanto, tarde o temprano se descubrirá al embaucador.

Termino con un personaje de actualidad, aunque falte entre nosotros desde hace casi 150 años. Abraham Lincoln dejó muchas frases (y hechos) para la historia de la humanidad. Entre ellas me quedo con las dos siguientes:

«Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo».

«Hay momentos en la vida de todo político en que lo mejor que puede hacer es no despegar los labios». 

Beatriz Pariente Ocal, periodista en activo aun en los tiempos que corren, comenzó su carrera en el extinto diario ‘Ya’ hace unos 15 años y pasó después por otros medios madrileños, como Mercado de Dinero o Ausbanc, hasta partir al norte para escribir en La Hora de Asturias y descubrir después, hace ya diez años, la que ya es su casa: Guadalajara, en medios como GlobalHenares o Nueva Alcarria. Entretanto le nació el gusanillo por la nueva ‘caja tonta’ de Internet y comprendió que abría un nuevo universo de posibilidades. Algún que otro máster 2.0 después decidió crear, junto a otros compañeros, una web para ayudar a otros a emprender sus sueños, Proyecto Ayuda a Empresas (www.proyectoayudaempresa.com). También participó en la cofundación de Guadaenred, orientado a unir a emprendedores de Guadalajara (www.guadaenred.net). En la actualidad aspira a seguir dando noticias (buenas a ser posible) y a emprender nuevos retos profesionales. 

A mí sí que me consta

La presidenta de Castilla-La Mancha María Dolores de Cospedal

La presidenta de Castilla-La Mancha María Dolores de Cospedal. // Foto: abc.es

Por Yago López

En este clima de envidiable confianza ciudadana en la clase política y en su gestión, descubrimos cada día una nueva noticia que la refuerza. Pero lo más curioso del caso es como la despachan los dirigentes que nos gobiernan alegando ignorancia y señalando casi con disgusto que a ellos que les dicen si nadie les ha visto meter la mano personalmente en la caja pública.

“No me consta” decía Cospedal hace unos días sobre las posibles irregularidades del Partido Popular, una vez que se ha sabido que su anterior tesorero, el señor Bárcenas, tenía cuando se encontraba en el puesto, más de 20 millones de euros en una cuenta en Suiza. A lo que añadió en un ejercicio de cinismo “que cada palo aguante su vela”, como si ella no tuviera nada que ver con el tema. Partiendo de la presunción de inocencia habrá que demostrar si personalmente ella se ha lucrado de manera ilegal, pero lo  que es evidente es que son las siglas del PP la que le han llevado a la presidencia de Castilla-La Mancha y es además la número dos del partido a nivel nacional. Algo de responsabilidad tendrá si el PP era un vergel para los corruptos.

Por su parte, y como siempre en los asuntos importantes,  la presidenta del PP en la provincia, Ana Guarinos, evita hablar del tema y si se le pregunta remite a las palabras de Cospedal que parece que opina por ella y todos sus compañeros de la región. Y qué se le ocurra alguien salirse del redil.

Por si esto fuera poco, según las informaciones aparecidas en el periódico El Mundo -hay que ver lo bien que se le da a Pedro J. sacarse gargantas profundas de la chistera- el Partido Popular tenía una jugosa caja B desde la que pagaba sobresueldos en negro a muchos de sus dirigentes. Todo ello, cuando se hartaban de criticar al Gobierno Zapatero por hundir al país económicamente y se proponían como la gran solución al problema, por su incuestionable capacidad para gestionar el dinero público. Lo que no decían entonces era que su primera finalidad era forrarse.

Resulta indignante contemplar como mientras se llevan a cabo los recortes sociales más profundos de la democracia, los dirigentes del partido ejecutor disfrutan de una más que envidiable solvencia económica. Con que cara la señora Cospedal se atreve a dirigirse a los vecinos de un pequeño pueblo para explicarles el enorme sacrificio que deben hacer en pos del bien común ante esta dramática coyuntura económica, renunciando a sus escuelas rurales y a sus centros de salud, con lo que se pone en juego la supervivencia de sus municipios y en riesgo la vida de sus habitantes, cuando ha cobrado en concepto de nómina entre sus cargos públicos y orgánicos más de medio millón de euros en el último trienio.

No es un caso aislado de Castilla-La Mancha. Su homólogo en Madrid, Ignacio González, acaba de adquirir de un forma un tanto dudosa un ático de lujo en Marbella. Y mientras con una mano tira de chequera con la otra maneja una tijera que está dejando en cuadro el sistema sanitario madrileño. Con estos ingredientes se está preparando un cóctel que en algún momento deberá explotar.

La paciencia de los ciudadanos, aunque prácticamente infinita, tiene que tener un límite. Hasta el momento han aguantado relativamente bien que les engañen una y otra vez pero me da la sensación que están llevando peor que se rían en su cara, que es lo que están haciendo ciertos dirigentes. Unos delincuentes subvencionados con dinero público que de tanto jugar con fuego deberían acabar quemándose.

 

Por pedir que no quede

Robe Iniesta, cantante de Extremoduro.//Foto: extremoduro.com

Robe Iniesta, cantante de Extremoduro.//Foto: extremoduro.com

Por Elena Clemente

Por pedir que no quede. Cientos de guadalajareños han participado ya en la encuesta de la concejalía de festejos. «Dí que grupo te gustaría que actuara en fiestas que haremos todo lo posible por traerlo», parecen decir con esta propuesta. Extremoduro, el grupo que lidera ese gran poeta -a veces nada elegante- llamado Roberto Iniesta, tiene todas las papeletas por el momento, ya que arrasa con cerca de 500 peticiones. Resulta extraño que la banda extremeña aún no haya pisado la capital siendo uno de los grandes grupos que ha dado el rock español. Le siguen Marea y Melendi, aunque superando sólo los 200 votos.

Teniendo en cuenta el auge que últimamente tienen las redes sociales y su tirón mediático, la iniciativa de la concejalía que dirige Jaime Carnicero ha sido acertada. Sobre todo, porque es de agradecer que, al menos, se escuchen las peticiones del oyente. Al fin y al cabo, la fiesta es de los guadalajareños.

Desde aquí me sumo al casi medio millar de personas que apoyan la candidatura de Extremoduro. De la encuesta -aún faltan por conocer los votos que han hecho llegar a la concejalía via email- se desprenden varias cosas: la primera, que los votantes son preferentemente de gustos rockeros y, salvo algunas excepciones, jóvenes. Por dar ideas, Extremoduro sería un buen cabeza de cartel del festival Guadarock, siguiendo así la estela de anteriores ediciones y no rompiendo el estilo que define a los grupos que cierran este festival-concurso.

Analizando la encuesta, vemos a un Sabina, de capa caída, que se queda con apenas 33 votos… Nada despreciables son los 173 votos de Fito y los Fitipaldis, aunque ya actuaron hace unos años. O los 132 del sensible Pablo Alborán.Y mirando a la luna, por ponernos a soñar, ahí figuran los AC/DC con una cincuentena de votos, Coldplay, con 12 o Lenny Kravitz, con apenas 6, Metallica, con 28, Iron Maiden con 13, Jean Michel Jarre, con uno solo o Tiziano Ferro y Weezer, que apenas llegan a 5. Aunque mucho me temo que los cachés de estos artistas superan el presupuesto municipal.

Inexplicablemente se ha colado en la lista un mago, Manolo Talman, que aprendió con la famosa caja de Magia Borrás, y hoy es uno de los mentalistas españoles más aclamados. Una anécdota casi en una lista plagada de nombres del panorama musical no tan reciente, donde vuelven a estar Los Secretos, La Oreja de Van Gogh o Bisbal.

Carnicero ya tiene una buena lista de propuestas no sólo para hacer el cartel de conciertos de Fuente La Niña sino el de los conciertos de Santo Domingo. Miren si no, las peticiones para Camela, Un Pingüino en mi Ascensor o Los Pecos. Han sido la banda sonora de muchos finales de fiesta en un conocido bar de copas del centro y llenarían, sin duda, la plaza, como aquel año en que Mojinos Escozíos atrajo a las masas con su agro-rock.

Escuchar al pueblo es de sabios, asi que bienvenida esta encuesta. Por cierto, agrego un grupo más por si las moscas: Love of Lesbian… en el Espacio Tyce estarían bien.

Y ahora… ¿en quién confiamos?

Por Marta Perruca

Y ahora… ¿en quién confiamos?

La manifestación contra el cierre de los PAC ocupó la imagen de portada de El País del domingo. // Foto: elpais.com

La manifestación contra el cierre de los PAC ocupó la imagen de portada de El País del domingo. // Foto: elpais.com

Veíamos en la portada del domingo de El País una imagen de la manifestación del pasado sábado en Guadalajara con motivo de el cierre de los Puntos de Atención Continuada (PAC) en 21 centros de salud de Castilla-La Mancha -pendientes de la resolución del Tribunal Superior de Justicia (TSJ)- en la que aparecía un concejal del PP de El Pobo de Dueñas con una pancarta que rezaba “Soy un concejal del PP estafado y engañado”.

La repercusión y la difusión que se ha dado a la noticia representan un auténtico éxito para las distintas asociaciones y plataformas convocantes, de lo cual, sinceramente, me alegro, porque la medida es injusta y afecta a un ya maltrecho medio rural que durante esta crisis no ha dejado de recibir reveses.

Sin embargo, no he podido evitar pensar en los motivos por los que un diario de referencia nacional lleva a su portada la imagen de una manifestación de carácter provincial, más si hablamos de Guadalajara -esa provincia que, parece, a nadie importa fuera de nuestras fronteras-, cuando en el panorama actual, este tipo de protestas están a la orden del día y tampoco es un hecho insólito que ediles populares o votantes del PP se sientan “estafados y engañados”.

En mi humilde opinión, no es casual. Primero porque el cargo que ostenta María Dolores de Cospedal en la Ejecutiva de su partido está poniendo a Castilla-La Mancha en los papeles mucho más a menudo de lo que estábamos acostumbrados, y en segundo lugar, porque la legitimidad de los políticos está ahora más que nunca en tela de juicio, cuando la vieja trama Gürtel ha sacado a la luz que el extesorero del PP, Luis Bárcenas, tenía cuentas en Suiza por valor de 22 millones de euros, por no hablar de los sobres que supuestamente circulaban por Génova, lo que ha degenerado en una espiral imposible de desconfianza.

Por lo tanto y desde mi punto de vista, la portada de El País reflejaba la decepción de los peldaños más bajos del PP con las políticas que está aplicando su propio partido desde el Gobierno, pero indirectamente hablaba de esa pérdida de credibilidad ante este tipo de tramas que están salpicando a sus altos dirigentes: Los mismos que están pidiendo esfuerzos desmesurados a la población, pero eso sí, desde una situación cómoda y gozando de privilegios que están fuera del alcance de cualquier ciudadano; los mismos que cuando abandonan sus puestos en el poder se enriquecen ocupando cargos importantes en empresas o, por ejemplo, en la dirección de entidades bancarias, sin importar que su gestión las lleve a la ruina y tengan que ser rescatadas con dinero público, es decir, con el dinero de todos. Pero no conformes con ello, esta nueva aristocracia mete la mano en la bolsa de todos.

El otro día conversaba distendidamente con mi padre, quien  me expresaba con gran preocupación: “Y ahora… ¿en quién confiamos?”. Mi padre es un gran conversador y un hombre de firmes convicciones políticas, pero esta semana era igualmente atrapado por esa espiral de desconfianza. “Papá, ¿no llevamos toda esta crisis preguntándonos dónde estaba el dinero? Pues bien, ya lo sabemos: Está en Suiza”.

Cuando se aprobó la amnistía fiscal del PP, al menos yo, la juzgué como una medida estrambótica, injusta, pero sobre todo, desesperada. Creí realmente que tenía un afán recaudatorio. Lo que no se me ocurrió pensar es que pudiera servir a políticos corruptos para blanquear el dinero que han robado.

Mi padre argumentaba entonces que la Democracia se ha tejido a la medida de los intereses políticos y ponía como ejemplo los privilegios de los aforados y la inmunidad parlamentaria, que más allá de ser una medida en la que los gobernantes puedan escudarse ante las posibles consecuencias de sus decisiones políticas, constituye una barrera para llegar al fondo de los casos de corrupción y para el ejercicio de la Justicia, ya que son los mismos políticos quienes eligen a los jueces de los  tribunales que les tendrán que juzgar.

Afirmaba que el sistema es el espejo de nuestra sociedad, que todavía carece de una convicción básica y esencial: el valor de lo público. Durante mucho tiempo se ha entendido que lo público no es de nadie, por lo que no estaban tan mal vistas ciertas prácticas como defraudar a Hacienda, pedir recetas innecesarias a nuestro médico de cabecera o llevarnos distinto material de los hospitales, por poner un ejemplo. Si lo público no es de nadie no parece tan indigno meter la mano en las arcas públicas, otorgar concesiones a familiares o amigos y llevarse bajo manga jugosas comisiones.

Cospedal se refirió a las cuentas de su partido durante la inauguración del XV Congreso del PP en Galicia. // Foto: Efe-Eliseo Trigo

Cospedal se refirió a las cuentas de su partido durante la inauguración del XV Congreso del PP en Galicia. // Foto: Efe-Eliseo Trigo

Estoy convencida de que las cuentas del Partido Popular –como señalaba la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal– están en orden, no cabe duda. Si yo tuviera una empresa y cobrara en negro algún servicio no se me ocurriría reflejarlo en mi libro de cuentas.

También creo firmemente en las palabras del presidente del Gobierno, cuando afirmaba que la inmensa mayoría de los políticos son honrados, principalmente, porque muchos de ellos, como recordaba Rajoy, no cobran un duro por ejercer como tales, y me estoy refiriendo a alcaldes y ediles de los cientos de ayuntamientos pequeños de nuestro país. Políticos menos sometidos a las directrices de sus partidos, auténticos servidores públicos que en los últimos días están dando verdadera muestra de dignidad y coherencia.

Con lo que no puedo estar de acuerdo, aunque pueda ser necesario para mantener la estabilidad, es que la solución sea confiar en nuestro sistema democrático, porque cada día me reafirmo más en que no existe tal, que la Democracia en este país se reduce a introducir una papeleta en una urna cada cuatro años y “confiar” en que quienes resulten elegidos gobernarán con responsabilidad, honradez y diligencia y, en este sentido, estoy de acuerdo con mi padre: ¿En quién confiamos ahora?

Guadalajara, con todas sus letras

Maratón de Cuentos de 2012 // Foto: R.M.

Maratón de Cuentos de 2012 // Foto: R.M.

Por Rubén Madrid

A veces hay noticias que pasan desapercibidas pero que dicen de nosotros mucho más de lo que aparentemente podría parecer. Que el Patronato de Cultura y el Seminario de Literatura Infantil y Juvenil hayan tenido que buscar un nuevo emplazamiento (con más aforo) para los Viernes de los Cuentos, actividad veterana por otra parte, resulta una magnífica noticia en unos tiempos en que nuestro patrimonio inmaterial recibe más varapalos que cariños y en que andamos todos con la calculadora en la mano, sin demasiadas concesiones para la lírica.

El traslado de esta actividad al Salón de Actos del CMI Eduardo Guitián de Aguas Vivas en busca del doble de aforo (400 butacas) dejando atrás, supongo que con bastante pena, tantas historias contadas en el instituto Brianda de Mendoza, pone de manifiesto la buena respuesta de la que gozan los cuentos en esta ciudad. La ciudad de los cuentos.

A veces se ponen eslóganes oportunistas, interesados o copiados, pero el de Guadalajara como ciudad de los cuentos no puede ser más acertado. Lo que un día empezó siendo anécdota ha acabado por convertirse en un rasgo definitorio, se diría que identitario, de este poblado venido a más que no siempre ha sabido cuidar su patrimonio ni sacar partido a su rica herencia cultural. El Maratón de los Cuentos, con su Guiness (eso fue lo anecdótico), pone cada año a Guadalajara en el mapa de los mundos reales y de los reinos de fábula.

Pero la cosa no queda ahí. A las exitosas (como se ve) sesiones de cuentacuentos para adultos de los viernes y el maratoniano atracón de historias de junio en una ciudad que cuenta con sólidos profesionales de la narración oral se le suman iniciativas paralelas en el mundo privado, como citas habituales en librerías como La Ballena de los Cuentos y Árbol Rojo, cuentacuentos en inglés en el nuevo local cultural Oropéndola o sesiones a cargo de una nueva iniciativa, La Caperuza Roja, por poner sólo los ejemplos más novedosos. Mientras, los cuentos llevan tiempo conquistando la provincia en el maratón viajero, municipios tan importantes como Azuqueca o Yebes han fundado programaciones estables y los pueblos negros se han mancomunado para conformar una cartelera de sesiones a los pies del gigante Ocejón.

Pep Bruno, durante una sesión de narración oral en La Ballena de los Cuentos. // Foto: R.M.

Pep Bruno, durante una sesión de narración oral en La Ballena de los Cuentos. // Foto: R.M.

A menudo la ciudad y sus gestores han tenido que echar mano de inventiva para hacer de Guadalajara lo que no era (destino turístico), supliendo las carencias de una oferta que no tenía un cochinillo en el horno o una catedral monumental merecedores por sí mismos de la visita. La Guadalajara de los cuentos despliega, sin embargo, un mundo de fantasía casi inabarcable para el turismo familiar: permite ofrecer una sorpresa a la vuelta de la esquina con estatuas y mimos, fundar un museo de los cuentos, un parque de los cuentos (ojalá se recupere aquel proyecto malogrado por falta de financiación), un itinerario de los cuentos…

La programación de calle juega a favor, con eventos literarios tan importantes como el Tenorio Mendocino y Titiriguada, que ahora se ha independizado de las Ferias; el paseo por la ciudad, también, porque los guías locales nos han enseñado que hay un puñado de leyendas escondidas entre nuestros edificios. Pero incluso que la Guadalajara del otro lado del charco albergue la más importante feria del libro del mundo, también rema a favor en la identificación de nuestra ciudad con las letras, si se sabe retomar un hermanamiento que siempre ha resultado demasiado pobre.

Tierra de poetas y viajeros, casa del último Nobel español y cuna del más importante dramaturgo de la segunda mitad del Siglo XX, ciudad récord en esto de encadenar relatos al calor de la hoguera y ciudad amiga de la infancia con Unicef, Guadalajara debería aprovechar el enorme potencial que ofrece su cultura, aunque no descuide competir como ciudad de congresos o revitalizar la economía con la nueva panacea del I+D. Esta ciudad que sale en el trivial por ser la única que tiene repetida cinco veces la misma vocal en su nombre bien podría aprovechar todas sus letras. Quien sabe si, de este modo, todos podamos ser más felices y comer perdices.

Una hostelería aún por definir

El chef Alberto Chicote grabó su 'Pesadilla en la Cocina' en Guadalajara.

El chef Alberto Chicote grabó su ‘Pesadilla en la Cocina’ en Guadalajara.

Por Abraham Sanz

Guadalajara ha sido el centro mediático esta semana, no sólo por la noticia del cierre de los servicios de urgencia de 21 municipios de la región; sino porque el famoso cocinero Alberto Chicote se desplazó hasta la capital alcarreña para proseguir con su ‘Pesadilla en la cocina’ que tanta audiencia ha logrado desde que se estrenara en La Sexta. Programa que no sólo destapa las vergüenzas de los negocios participantes; sino que buscan que el aparecer en televisión les impulse para enderezar el rumbo del negocio.

‘El Bodegón’ fue el restaurante que recibió la visita del afamado chef y no sólo destapó cuestiones que muchos desconocíamos sobre el funcionamiento del mismo; sino que dio en el clavo a la hora de definirlo tachándolo de “un quiero y no puedo” que, además, valdría para un importante número de negocios hosteleros de Guadalajara, puesto que el sector no termina de cumplir con las expectativas de muchos de sus ciudadanos.

Si bien todos conocemos los rincones más exquisitos donde disfrutar de una buena cena o donde celebrar una reunión de amigos que requieren de un lugar diferente; sin embargo, para el esparcimiento habitual de los fines de semana, faltan espacios que hagan del salir a tomar algo un motivo no sólo para el disfrute con las amistades; sino para conocer nuevos espacios, nuevos sabores o nuevos platos.

Ciudades castellanas como Guadalajara, cuentan de diferentes rutas o zonas que ya se han erigido dentro de la ciudad como el lugar donde se concentra buena parte de sus vecinos para tapear o ‘tomar algo’ de una forma informal y sin gastarse mucho dinero. Zonas donde uno se puede encontrar desde el bar más ‘cool’ del momento; hasta la tasca más con el sabor más añejo de la ciudad. Y cuánto más al norte te desplazas, contemplas como el salir de bares es todo un culto como ocurre en el casco antiguo de San Sebastián, en el centro de Salamanca o la calle Laurel de Logroño. Espacios como estos, de momento, se echan de menos en la capital alcarreña aunque, poco a poco, parece que su actividad se está reactivando.

Sin embargo, este surgimiento de nuevos negocios dedicados a la hostelería están apareciendo desperdigados por los nuevos barrios así como surgen nuevos espacios en el casco histórico que necesita de ellos para recobrar la vida que tuvo tiempo atrás. El único eje claro que mantiene cierta actividad se centra en San Roque; pero lo cierto es que calles tan llenas de vida tiempo atrás como Bardales, la zona Dalí o el Horno de San Gil, hoy no son ni la sombra de lo que fueron en su día.

Y es que si bien con los bares de tapeo ocurre que falta esa ruta que ha de guiar a los consumidores; con los bares de copas ocurre algo similar donde no acaba de definirse ningún itinerario a seguir; sino que el ocio se centra en uno o dos bares en el que se pasa buena parte de la noche debido a que la oferta no termina de convencer a la gente.

Sé que estamos en época de crisis y que existen temas de mayor calado social que deben ser tratados; así como que con la que está cayendo, la gente no piensa tanto en la diversión o en el ocio; no obstante, todo el mundo necesita un respiro y que mejor que hacerlo en un sitio agradable, con buena compañía y con un buen plan por delante.

Ese plan, en Guadalajara, debido a la falta de itinerarios de tapas o de discotecas, hacen que éste se convierta en repetitivo y que muchos prefieran otros ambientes en Alcalá, Torrejón o incluso Madrid, para sus planes de fines de semana. Hecho que se traduce en una reducción del consumo y de la clientela en la capital alcarreña, no obstante, gracias a la imaginación de unos pocos está consiguiendo reactivarse pero es necesario un plan conjunto para conseguir que la ciudad pueda disfrutar más tanto de su rica cocina como de una noche con más alternativas.