Por Abraham Sanz
Guadalajara ha sido el centro mediático esta semana, no sólo por la noticia del cierre de los servicios de urgencia de 21 municipios de la región; sino porque el famoso cocinero Alberto Chicote se desplazó hasta la capital alcarreña para proseguir con su ‘Pesadilla en la cocina’ que tanta audiencia ha logrado desde que se estrenara en La Sexta. Programa que no sólo destapa las vergüenzas de los negocios participantes; sino que buscan que el aparecer en televisión les impulse para enderezar el rumbo del negocio.
‘El Bodegón’ fue el restaurante que recibió la visita del afamado chef y no sólo destapó cuestiones que muchos desconocíamos sobre el funcionamiento del mismo; sino que dio en el clavo a la hora de definirlo tachándolo de “un quiero y no puedo” que, además, valdría para un importante número de negocios hosteleros de Guadalajara, puesto que el sector no termina de cumplir con las expectativas de muchos de sus ciudadanos.
Si bien todos conocemos los rincones más exquisitos donde disfrutar de una buena cena o donde celebrar una reunión de amigos que requieren de un lugar diferente; sin embargo, para el esparcimiento habitual de los fines de semana, faltan espacios que hagan del salir a tomar algo un motivo no sólo para el disfrute con las amistades; sino para conocer nuevos espacios, nuevos sabores o nuevos platos.
Ciudades castellanas como Guadalajara, cuentan de diferentes rutas o zonas que ya se han erigido dentro de la ciudad como el lugar donde se concentra buena parte de sus vecinos para tapear o ‘tomar algo’ de una forma informal y sin gastarse mucho dinero. Zonas donde uno se puede encontrar desde el bar más ‘cool’ del momento; hasta la tasca más con el sabor más añejo de la ciudad. Y cuánto más al norte te desplazas, contemplas como el salir de bares es todo un culto como ocurre en el casco antiguo de San Sebastián, en el centro de Salamanca o la calle Laurel de Logroño. Espacios como estos, de momento, se echan de menos en la capital alcarreña aunque, poco a poco, parece que su actividad se está reactivando.
Sin embargo, este surgimiento de nuevos negocios dedicados a la hostelería están apareciendo desperdigados por los nuevos barrios así como surgen nuevos espacios en el casco histórico que necesita de ellos para recobrar la vida que tuvo tiempo atrás. El único eje claro que mantiene cierta actividad se centra en San Roque; pero lo cierto es que calles tan llenas de vida tiempo atrás como Bardales, la zona Dalí o el Horno de San Gil, hoy no son ni la sombra de lo que fueron en su día.
Y es que si bien con los bares de tapeo ocurre que falta esa ruta que ha de guiar a los consumidores; con los bares de copas ocurre algo similar donde no acaba de definirse ningún itinerario a seguir; sino que el ocio se centra en uno o dos bares en el que se pasa buena parte de la noche debido a que la oferta no termina de convencer a la gente.
Sé que estamos en época de crisis y que existen temas de mayor calado social que deben ser tratados; así como que con la que está cayendo, la gente no piensa tanto en la diversión o en el ocio; no obstante, todo el mundo necesita un respiro y que mejor que hacerlo en un sitio agradable, con buena compañía y con un buen plan por delante.
Ese plan, en Guadalajara, debido a la falta de itinerarios de tapas o de discotecas, hacen que éste se convierta en repetitivo y que muchos prefieran otros ambientes en Alcalá, Torrejón o incluso Madrid, para sus planes de fines de semana. Hecho que se traduce en una reducción del consumo y de la clientela en la capital alcarreña, no obstante, gracias a la imaginación de unos pocos está consiguiendo reactivarse pero es necesario un plan conjunto para conseguir que la ciudad pueda disfrutar más tanto de su rica cocina como de una noche con más alternativas.