Sensaciones

Paisajes del Alto Tajo desde el mirador del Puente San Pedro. // Foto: M.P.

Paisajes del Alto Tajo desde el mirador del Puente San Pedro. // Foto: M.P.

Por Marta Perruca

Esta semana he pulsado el botón.

Es agotador permanecer las 24 horas del día en un estado de constante crispación, mirando por el catalejo del desempleo un futuro que ya no sé si existe, maldiciendo lo injusto porque es injusto y me atrevería a decir que irreparable, mientras los telediarios no hacen otra cosa que escupir casos de corrupción. Y todo parece estar podrido y entonces  me pregunto ¿dónde está la salida?

Así que decidí apretar ese botón que dice “desconectar” –off en inglés- y los efectos fueron inmediatos.

Esta semana me he exiliado del mundo. He hecho las maletas y me he plantado en mi pueblo, Molina de Aragón, ese lugar donde parece que el tiempo se ha detenido para siempre, donde todo permanece igual por mucho que el reloj de la torre se empeñe en marcar cada uno de los minutos en su esfera iluminada.

Aquí la vida transcurre despacio y en silencio, y esas sensaciones que enmascara el vertiginoso día a día de la ciudad, emergen por doquier, se palpan a cada instante, con cada paso.

Desde aquí los problemas se divisan como diminutas hormigas que bien puedo aplastar entre mis dedos u ocuparme de ellos en otro momento, cuando decida volver.

Mientras contemplaba cómo el cielo se desprendía sobre esos enormes rascacielos rojizos del barranco de la Hoz, dejando sobre ellos una cobertura de nata, no existía nada más. El agua se escurría de los riscos en forma de carámbanos y el viento tallaba las rocas con un silbido a su paso, y yo no era más que un ser diminuto e insignificante en medio de la nada.

Detalle del salto de Poveda de la Sierra. // Foto: M.P.

Detalle del salto de Poveda de la Sierra. // Foto: M.P.

Uno de los parajes más bellos del Alto Tajo es el salto de Poveda. // Foto: M.P.

Uno de los parajes más bellos del Alto Tajo es el salto de Poveda. // Foto: M.P.

He visto cómo el agua tropezaba con virulencia en las rocas calizas del parque natural del Alto Tajo, en el gran salto de Poveda donde canta canciones de una lejana tempestad; canciones que son susurros en la Fuente de la Toba. Allí las rocas dibujan pliegues, se levantan como cuchillos, se muestran abriendo ojos o se hunden en cavidades, pasadizos o cuevas donde aletargan nuestros sueños por siempre jamás.

A veces todo es cuestión de perspectiva y hasta el ser más diminuto puede gobernarlo todo cuando se alza sobre una gran altura, que le permite aprehender la tierra hasta sus confines, dominar y admirar de un vistazo todo el Parque Natural en lo alto de una sima en forma de mirador.

Y me he sentido realmente privilegiada porque efectivamente tenía ante mis ojos los más bellos paisajes sólo para mí, como si la naturaleza estuviera en ese estado y en ese preciso momento únicamente para que yo pudiera disfrutarla.

Sobre el Tajo se levanta un robusto puente conocido como el Puente de Peñalén. // Foto: M.P.

Sobre el Tajo se levanta un robusto puente conocido como el Puente de Peñalén. // Foto: M.P.

También tuve la sensación de que algo estaba cambiando durante la IV Feria de la Trufa, al comprobar cómo a pesar de que contó con menos apoyo económico que en ediciones pasadas, y de que el temporal de nieve frustró la participación de algunos productores sorianos, cada año se nutre más con la participación de establecimientos locales y restaurantes, que aportan su granito de arena elaborando platos, tapas, embutidos, carnes y demás productos con este manjar gastronómico. Sentí que las personas también pueden ser grandiosas, como la naturaleza, cuando se trata de voluntad.

Esa sensación se manifestó, de la misma manera, mientras vagaba por el Museo de Molina, surgido de una iniciativa particular, de un conjunto de vecinos que un día decidieron que esta comarca merecía tener un museo y pusieron a disposición del mismo sus fondos personales. Con el paso de los años se han multiplicados sus fondos, sus inquietudes y sus aspiraciones y hoy quieren que toda la comarca reciba el marchamo de calidad de la UNESCO y sea declarada Geoparque.

Y entusiasmado se acerca uno de los responsables con buenas noticias. Él también tiene sensaciones y parece que esta vez –a la tercera va la vencida- hay verdadera voluntad de evaluar los parabienes de esta zona.

La Diputación Provincial daba el visto bueno, por unanimidad, a una declaración institucional de apoyo al Geoparque, al mismo tiempo que se recaba el apoyo de las corporaciones locales de la zona. Estos trámites podrían parecer anecdóticos, pero van mucho más allá de una mera declaración de intenciones por parte de las administraciones competentes. Se trata de un requerimiento de UNESCO España para emitir una carta de adhesión al proyecto a petición de la Red Europea de Geoparques, quien a la postre, de cara a la primavera, tendría que mandar una comisión evaluativa a la comarca, cuyo veredicto se conocerá en la XII Conferencia de Geoparques Europeos, que se celebrará en septiembre de 2013 en el Geoparque de Cilento e Vallo di Tiano (Italia).

Se trata de un marchamo de calidad que pondrá a Molina, Guadalajara e incluso a Castilla-La Mancha en el mapa, no solo desde el punto de vista de la comunidad científica, sino también en lo que se refiere al turismo en general. El Geoparque es una oportunidad de futuro para una tierra de escasos horizontes, un importante nicho de negocio, pero ante todo, una necesidad. Pues bien, ahora estamos más cerca que nunca de que sea una realidad.

El de Molina sería el único Geoparque al que se le ha exigido esta prueba de adhesión, lo que desde mi punto de vista pone en evidencia dos cuestiones importantes: La primera, que UNESCO España no ha valorado suficiente la adhesión de los distintos organismos implicados en el proyecto molinés, una de los aspectos que tiene muy en cuenta la Red Europea, que no solo repara en la riqueza geológica de una zona, sino también en su infraestructura turística y en la implicación de sus gentes en el mismo; la segunda y , en mi opinión, la más importante es que, en esta ocasión existe una verdadera intención de evaluar la candidatura molinesa, algo que no llegó a ocurrir en los dos ejercicios anteriores.

Ya expliqué en otra ocasión que esta comarca cuenta con casi todos los ingredientes para ser Geoparque, solo faltamos nosotros, un último esfuerzo para llegar a la línea de meta…

Esta semana he apretado el botón de «desconectar» y del silencio han emergido a raudales sensaciones y sentimientos que vagaban desorientados en medio de esta vorágine cotidiana de acontecimientos de difícil signo. Y me he sentido diminuta e insignificante y he aprehendido la grandeza y ahora pienso, por qué no, que todo es posible.

#RetuertaNoHundirásAlDepor

El alcalde atiende a los medios en verano, junto a Retuerta (a su derecha). // Foto: Deportivo Guadalajara.

El alcalde atiende a los medios en verano, junto a Retuerta (a su derecha). // Foto: Deportivo Guadalajara.

Por Rubén Madrid

Guadalajara entera ha encajado la querella al Deportivo como un agravio a la ciudad. Nos decimos que no podemos perder en los despachos lo que se gana en el campo. Y defendemos (fuera del campo: en las redes sociales, en los medios de comunicación, en el salón de plenos) que hay una mano negra, el hasta hace poco desconocidísimo Tebas, futuro hombre fuerte de la Liga que estaría ahora detrás de esta campaña de difamación que ha herido lo más profundo de nuestro provincianismo como daño colateral, porque lo suyo son otros chanchullos y seguramente no haya nada personal contra los alcarreños.

Antes que nada, recomiendo el agudo y preciso análisis de Roberto del Barrio en su artículo del lunes en este mismo espacio. Léanlo si aún no lo han hecho. Y luego seguimos aquí…

La clase política se ha sumado en las últimas horas al clamor social que se ha canalizado en la campaña tuitera #TebasNoHundirásAlDepor. Vaya por delante que participo del sentimiento de decepción que vive la ciudad y de que el asunto me apena, si bien me identifico mucho más con ese otro #YoApoyoAlDeporGuada. Preferiría que estuviésemos hablando de otra cosa, de cómo juega el equipo o de cómo van las cosas ahora que, como dijo Terrazas, ya estamos en febrero y podemos mirar la clasificación. La de Segunda, claro…

Entiendo pero no comparto la reacción en masa de gran parte de la afición ante la posibilidad de que este asunto tan turbio pueda desembocar en una sanción administrativa tan tajante como el descenso. Al margen de la vía penal en la que se está viendo envuelto el presidente del club, Germán Retuerta, creo que esta otra senda tiene todo el sentido del mundo: para jugar en Segunda hay que cumplir con unas reglas, como ocurre en cualquier liga o círculo cerrado, y la de fútbol lo es. Si el Deportivo Guadalajara ha hecho trampas en su ampliación de capital, el club no tendría derecho a formar parte de esa agrupación profesional, porque difícilmente se podría explicar que se salte a la torera unos compromisos que a otros clubes les supone un sacrificio si lo hacen de forma correcta. La expulsión dolería y mucho, pero entraría en una lógica aplastante si el conflicto lo analizamos desprovisto de encendidas pasiones.

El alcalde, junto a la plantilla del  Depor, en verano. // Foto: Deportivo Guadalajara.

El alcalde, junto a la plantilla del Depor, en verano. // Foto: Deportivo Guadalajara.

Admitimos que Tebas puede ser un personaje de cuidado en el mundo del fútbol, lo que no nos asusta a quienes hemos visto desfilar a tantos personajes del fútbol desde Gil y Núñez hasta Lendoiro y Lopera, por no hablar de jeques, magnates indios y entrenadores presidentes como el famoso Piterman. Pero aquí nos debería preocupar los horrores que puedan haberse producido a orillas del Henares, más todavía que en la sede de la Liga.

Retuerta aseguraba hace ya diez días en las ondas que no tenía «inconveniente» en demostrar que la ampliación fue correcta: ¿a qué espera? Cuanto antes lo haga, antes se resuelve un asunto que afea la imagen del club y mancha el nombre de la ciudad, por no hablar de los patrocinadores, que son cosa más privada. Si es tan fácil poner fin a este episodio, no debería perder ni un día más, porque en el mejor de los casos este pasaje sentará un incómodo precedente de enemistad con quien presidirá muy pronto la Liga y, cuando menos, no respalda el esfuerzo que los jugadores llevan a cabo sobre el césped, centrados en el objetivo fundamental, que desde inicio de temporada era para todos mantener la categoría y para Terrazas jugar la promoción de ascenso a Primera.

Por todo esto no entiendo ni comparto que los dirigentes políticos quieran subirse ahora a este carro, por muy populista que pueda ser el fenómeno. No entiendo, de hecho, que la afición no haya reaccionado ante el escándalo con un #RetuertaNoHundirásAlDepor, exigiendo una rueda de prensa en esta ciudad (no la ha dado), enseñando los malditos papeles o, de seguir como hasta ahora, condenando públicamente al primer responsable (por cronología e importancia) de esta ola de desilusión.

Insisto, lo urgente y verdaderamente importante radica en saber si, en efecto, los responsables del club han jugado sucio y han comprometido la ilusión de tantos aficionados. Y aquí habría una rápida solución si el presidente demuestra que no ha habido trampas. Asunto concluido. No habría más que hablar. Ni Tebas ni gaitas. El problema es que todavía no lo ha demostrado. Ni a la Liga, desde que el club habría cometido la torpeza de destapar su dudosa operación, ni ahora a la afición a raíz de la querella con la transparencia que jamás hubo por deferencia y que ahora se reclama por necesidad.

¿Le conviene a la ciudad que sus políticos cierren filas reclamando que no haya sanción administrativa? ¿Dejarán claro en el texto de una declaración institucional que no están haciendo el juego sucio a la directiva morada? ¿Es responsable que una institución pública se pronuncie antes de que se conozca la verdad de los hechos, bien por boca de quien los protagoniza o bien por quienes vigilan la legalidad de lo hecho? ¿Puede el aficionado, que es ciudadano antes que nada, exigir una regeneración de la vida social en todos los frentes (políticos, empresarios, sindicatos, etc) dejando el fútbol al margen, dando por irremediable toda su inmundicia?

Puede ser conveniente que el Ayuntamiento se pronuncie sobre un acontecimiento que traspasa lo meramente deportivo, pero haría bien en primar el sentido de la responsabildiad sobre un forofismo falto de sentido crítico. Como mínimo, debería exigir públicamente las explicaciones que el presidente sigue escatimando a los socios y los aficionados, si no dar por perdida todala confianza en el presidente mientras no aclare nada; y, como ejemplo de seriedad, debería condicionar este y cualquier otro apoyo institucional a que el club devuelva el dinero público recibido si se confirman las irregularidades en la ampliación de capital.

La campaña de Retuerta al llegar al club hace ya una década prometía ilusionar al aficionado con un equipo cansado de transitar por campos de tierra manchega. Los guadalareños y el club han sellado un pacto idílico en los últimos años. Tebas puede tener la mala leche de no hacer la vista gorda en un asunto que de paso beneficia otros intereses. Pero son Germán Retuerta y compañía quienes, si todo se confirma, habrían traicionado el pacto del equipo con la ciudad. Sólo si sus explicaciones resultan convincentes, pese a demoradas, seré el primero en impulsar la demonización de aquel. Entonces estrenaré cuenta en Twitter para dejar un asunto claro: #TebasNoHundirásAlDepor.

Policías y tutores

Antonio Román en la presentación del Plan de Servicios de la Policía para 2013. // Foto: Ayto. Guadalajara

Antonio Román en la presentación del Plan de Servicios de la Policía para 2013. // Foto: Ayto. Guadalajara

Por Abraham Sanz

Acercar la Policía a la ciudadanía es uno de los grandes objetivos que persigue la Corporación Municipal, no sólo en este mandato, sino desde el anterior y, para lo cual no han cejado en realizar diferentes esfuerzos para que el área haya gozado cada vez de más peso para que Guadalajara siga manteniendo esa vitola de ciudad segura y tranquila a pesar del notable crecimiento poblacional experimentado durante la última década.

Sin duda, es un aspecto común entre la mayoría de los gobiernos de tinte conservador que se realice un especial esfuerzo en que esta área de gobierno sea uno de los pilares básicos de su programa; sin embargo, el vertiginoso crecimiento que ha vivido la capital alcarreña, precisaba de esta apuesta para crear una mayor sensación de seguridad a la ciudadanía; sin rebasar algunos límites que conviertan a la ciudad en un estado policial.

Es evidente que es mejor prevenir que curar; por lo que si bien es necesario la presencia de los cuerpos de seguridad en cualquier ciudad; da mejores resultados para la convivencia social contar con una sociedad mejor formada que entienda y asuma como propios valores sociales y éticos que, cada vez más y, de una forma alarmante, se están perdiendo en la actualidad. Concienciarnos de que las malas prácticas al volante nos perjudican a todos; de que un comportamiento cívico en la calle es necesario para una mejor convivencia en una ciudad o que completar los estudios secundarios, a la postre, nos permitirá acceder a un mejor puesto de trabajo; son valores que cada vez más se pierden y que obligan a intervenir, más de lo necesario a los agentes de la Policía Local.

Ahora bien, entre el plan previsto por el Ayuntamiento para este año, se encuentra instaurar la figura del ‘Tutor de colegio’ a través de un policía que participará en la actividad de la comunidad educativa de uno o varios centros para, crear así un nexo de unión con la comunidad educativa. La propuesta, a primera vista, parece interesante, porque no sólo permite acercar un cuerpo como el de la Policía a los colegios; sino que puede abrir interesantes vías de apoyo en aras a lograr una mayor conciencia en temas como seguridad ciudadana o vial. Sin embargo, como en cualquier nueva iniciativa, en su puesta en marcha, ha de buscarse tanto la implicación de colegios e institutos así como de sus diferentes departamentos para lograr crear actividades que permitan a los alumnos ampliar su formación y mejorar su conciencia social. Ésta es la parte que más me interesa de esta figura, puesto que la de apoyo contra el absentismo escolar es una cuestión más compleja.

Si reducimos sus funciones a, simplemente, convertirse en el ‘guardián’ del colegio, flaco favor se le estaría haciendo a la ciudadanía, dado que está función ya la están cumpliendo desde la Policía Local. Es más, el absentismo escolar no sólo es cuestión de policía o de centro escolar; sino que si un alumno no quiere estudiar o deja de acudir a las clases, han de intervenir más departamentos e instituciones como los servicios sociales y, sobre todo, la propia familia. Y es que, en ocasiones, son las propias circunstancias familiares las que motivan este absentismo bien sean por cuestiones económicas o por otros problemas sociales.

No obstante, la propuesta parece interesante; por lo que tanto profesores, padres y la propia Policía deberían conminarse a un encuentro de trabajo en el que dar forma a este ‘Tutor de colegio’ que puede reportar interesantes actividades extraescolares en los centros o apoyos durante el horario lectivo; así como hacer ver a la ciudadanía desde niños que acudir a un agente para cualquier problema, debe ser un hábito normal También llama la atención ese examen de autoexigencia que se incorporará para mejorar la efectividad de la actividad de la Policía Local.

Si bien buscamos una sociedad mejor formada y concienciada; necesitamos unos agentes que ejerciten su profesionalidad a diario y, si a través de esta medida, se logra una mayor eficiencia y efectividad, bienvenido sea. Aunque quizá, esta medida debería emprenderse en todas las áreas de la administración local, para así mejorar su actividad así como la negativa imagen que existe entre la ciudadanía del funcionariado. Y es que racionalizar la administración local, regional y estatal es otro área que precisa de una reforma pero eso ya será materia para otro post en este blog que cultiva, pese a quien le pese, un género periodístico tan añejo como el de la opinión.

P.D.- Además, el Ayuntamiento ha anunciado que abrirá nuevas convocatorias para cubrir diferentes plazas de policía que quedarán vacantes al producirse diferentes jubilaciones así que, todos los interesados que se vayan formando tanto intelectual como físicamente para poder aspirar a las mismas. La cantidad aún se desconoce, pero todo empleo público que ahora se oferte es poco.

Fútbol entre la tormenta

Jon Erice protege el balón ante Juanfran durante el partido de Valdebebas. // Foto: Mariano Viejo (www.deportivoguadalajara.es)

Jon Erice protege el balón ante Juanfran durante el partido de Valdebebas. // Foto: Mariano Viejo (www.deportivoguadalajara.es)

Por Roberto del Barrio

Evidentemente, esta semana recién abandonada ha sido difícil para el deportivismo, una tormenta atroz que ha zarandeado conciencias y ha llevado el miedo y la incertidumbre a todos los sectores relacionados con el club y el equipo. Siete días convulsos de análisis más o menos precipitados, de juicios sumarísimos y un máster en derecho deportivo con fin balsámico en Valdebebas.

Y no por el resultado, una derrota que mantiene la lucha del Deportivo en la zona baja, sino por el alivio propio que supuso dejar la mente en verde de césped y olvidar durante 90 minutos querellas, Tebas, juicios, descensos, recursos, ampliaciones de capital, manos negras y demás términos martilleados últimamente hasta la saciedad. Si algo queda puro en el fútbol es el balón, el juego en sí mismo, aunque en el Alfredo Di Stéfano no se vio el mejor partido de los de Terrazas.

Especialmente en la primera parte, el cuadro alcarreño se mostró impotente para exigir esfuerzos defensivos al Real Madrid Castilla, demasiado cómodo en un ritmo lejano al que suele imprimir el Deportivo. En ese escenario, bastó una genialidad de Juanfran y una elegante definición de Jesé para poner el 1-0 en el marcador. Al Depor le costó ser el Depor hasta el descanso.

Fue en la segunda mitad cuando la «marea morada» desplazada a Madrid (unos 500 aficionados alcarreños) pudo aderezar su incansable apoyo con jugadas de mérito de los suyos. Kepa, Gaffoor y Juanjo contribuyeron a la mejoría general mientras Toril colaboró de alguna forma con cambios de tinte defensivo después de conseguir el 2-0. Kepa encontró el 2-1 lo suficientemente pronto como para impregnar de miedo al filial, pero demasiado tarde como para acabar de nivelar la balanza, sobre todo porque los morados tuvieron un día de escasa inspiración ofensiva.

Valga este mini resumen para sostener el Hexágono sobre un lienzo deportivo, lúdico, fútbolistico. Creo que era algo necesario y casi obligatorio, al igual que lo es, o al menos así lo entiendo, recapitular lo sucedido en la tormenta institucional y estructurarlo concrétamente sobre tres vertientes de opinión.

Más de 500 aficionados deportivistas presenciaron en las gradas el Castilla-Depor. // Foto: Mariano Viejo (www.deportivoguadalajara.es)

Más de 500 aficionados deportivistas presenciaron en las gradas el Castilla-Depor. // Foto: Mariano Viejo (www.deportivoguadalajara.es)

1- Fundamentos y actuación de la LFP (Javier Tebas): Declarado enemigo público número uno de Guadalajara, el vicepresidente de la LFP -fututo presidente-, ha mantenido un cómodo segundo plano desvinculándose por momentos de las actuaciones legales del organismo en contra del Deportivo (alegando de forma inverosímil la independencia de esa llamada Comisión de Clubes). A nadie se le escapa la perversión del sistema que convierte a este mandamás en juez y parte del fútbol, que le permite tomar decisiones a favor o en contra de los asociados mientras ejerce de abogado en calidad de asesor jurídico de algunos de ellos o regidor, incluso, de varios concrusos de acreedores. Es el huevo y la gallina al mismo tiempo y parece imposible no pensar que su concepción de este negocio choca con la del C.D. Guadalajara. Ayer mismo, el programa Marcador, de Radio Marca, se detenía en un posible y «no descartable» interés de la LFP por liberar el hueco en Segunda del Deportivo en previsión de que la justicia diera la razón -y tuviera que readmitir- al Cádiz en un contencioso que mantiene con el Hércules por una alineación indebida en el partido que selló su descenso a Segunda B en el año 2008 (otro fantasma a incluir en la colección).

2- El club (Germán Retuerta): Ese carácter «sombrío» -como le gusta decir a mi compañero tertuliano Ricardo Clemente- de la LFP y sus dirigentes no debe hacer olvidar, siempre en mi opinión, cuál ha podido ser el origen del problema. Por supuesto respetando los plazos marcados por el curso legal y la presunción de inocencia, la responsabilidad de la gestión del club, sus actuaciones y sus consecuencias recaen directamente sobre los dirigentes, en este caso en el máximo mandatario. Quedarse en la superficie, en lo malo que es el coco Tebas, no es beneficioso ni una solución a la angustia reinante. El análisis debe ser más profundo y responsable. A su debido tiempo, por supuesto, y de la mano de la justicia. Pero ha de tenerse presente.

3- El papel de la afición: En este último capítulo del análisis vengo observando dos corrientes de opinión bien diferenciadas. Por un lado, esa especie de lobby deportivista agarrado al hastag #TebasnohundirasalDepor y absolutamente convencido de defender a capa y espada -y en tono beligerante- el futuro de su equipo en la categoría. Por encima de todo. Es un sector que ha fijado claramente a su enemigo y lo confronta, que no se resigna a asumir que la LFP ha decidido empezar a «ejemplarizar» la gestión del fútbol por el más débil y por lo más fácil. Pero la calle y el infinito mundo de las redes sociales también ha destapado una vía paralela, mucho más crítica y escépctica con el papel del cub. En un largo debate con un aficionado desencantado hace unos días, me insistía en que el fútbol no puede ser ajeno a la escala de valores general: «El fin no justifica los medios y me preocupa que una buena afición sea una terrible ciudadanía. Tener fútbol no lo legitima todo, tampoco el provincianismo».

Debo reconocer que todo el anterior bodegón de visiones conforma mi mapa de opinión en este espinoso asunto. Creo firmemente que el «ruido» creado a raíz de la querella de la LFP es tremendamente positivo, que en esta difícil situación siempre ayudará que los responsables de turno sepan que Guadalajara levantará la voz si le pisan el callo, que no todo será tan fácil. La afición madurará con este pasaje y, casi por primera vez, ha mostrado una verdadera identificación absoluta con su fútbol, con su equipo. Y eso me parece buena noticia.

Pero también pienso que esta actitud será válida sólo en parte y sólo en este momento de parachoques obligatorio ante el evidente abuso de poder de los gobiernos del fútbol. Como he dejado entrever durante este artículo, la clave del asunto está en los plazos y en la depuración de responsabilidades e intenciones de todas las partes implicadas -club y LFP, fundamentalmente-. Aplaudo el cierre de filas conmovedor de la afición del Depor de la última semana, pero no me gustaría que se convirtiera en una tozudez insalvable. Justifico casi todo para frenar el impacto inicial, pero no para sostener en el tiempo un victimismo irracional ni una procesión de manos negras. Miremos a las tres patas del banco para construir una opinión válida.

Veinte años de emociones

Modesto Salgado. // Foto: elheraldodelhenares.es

Modesto Salgado. // Foto: elheraldodelhenares.es

Por Modesto Salgado*

Hace tiempo me reuní con un grupo de madres, todas terminaron llorando, sus hijos habían caído en la droga hacía bastante tiempo. El de una de ellas llevaba varios años en la cárcel, allí había cogido el sida y estaba mucho peor que cuando entró. Otra de ellas me contaba que el suyo estaba tirado en la calle y cuando iba a su casa era peor, pues les robaba y se iba de nuevo; oí después a otra de ellas que apenas podía hablar por el llanto, su hija hace años que desapareció, solo sabe que la han visto drogándose por Canarias…y así una tras otra me contaron su angustia, su vida destrozada… Fue entonces, hace 20 años , cuando decidimos abrir Proyecto Hombre.

Entonces la plaga de la heroína era uno de los problemas más importantes del país. Ahora para la mayoría de la gente la droga ya no es un problema, en las encuestas de las preocupaciones que tienen los españoles está en el puesto 24, aunque en nuestros centros atendemos al doble de personas que en aquella época.

¿Qué ha cambiado?, pues que los consumidores que llegan pidiéndonos ayuda en su mayoría son adictos a la cocaína, y ya no están tirados en la calle, apenas delinquen, algunos de ellos trabajan, y sólo saben de su problema con las drogas  los más cercanos, y lo padecen los familiares.

Hace unos días diez jóvenes, de unos 30 años, terminaron el programa ambulatorio que tenemos en Guadalajara para personas con problemas de cocaína y celebramos la fiesta final que hacemos con cada grupo, que después de año y medio de tratamiento, asistiendo al centro dos tardes a la semana, consigue dejar su adicción y cambiar su estilo de vida. Además de ellos, estuvieron muchos familiares, y todo el que quería nos contaba su experiencia.

“Antes de venir aquí (decía uno de ellos) no podía mirarme al espejo, me daba tal vergüenza verme tan tirado, arrastrándome todos los días detrás de esa sustancia, no era una persona, era una piltrafa que iba perdiendo a todos los de mi familia, ya no hablaba con nadie, todo eran broncas… eso no era vivir, perdí todo el dinero, vendí el piso y el coche y al final terminaron echándome del trabajo…. Han pasado estos dos años y ahora me veo otra  persona, disfruto de cualquier cosa por pequeña que sea, he recuperado a mi mujer y mi hijo, la vida me parece otra vez maravillosa.”

Habla después el más joven del grupo, con 23 años: “ Cuando voy ahora por mi pueblo las señoras me dicen: Que bien estás, y se te ve, ahora nos saludas y te paras a hablar; y yo les digo como os iba a saludar antes si no os veía.” Y observo a su madre escuchándole y desbordando de felicidad, las lágrimas corren por sus mejillas. Ha recuperado a su hijo, con el que antes solo tenía voces, broncas y ausencias. Los dos se levantan y se funden en un abrazo, y la emoción nos llena a todos, y yo me limpio las lágrimas, como hace 20 años.

Uno a uno nos van contando como llegaron al centro y como han recuperado las ganas de vivir, la libertad, el volver a ser ellos, lo que fueron hace años y ya no recordaban.

Un día después, recordando la jornada y tantas emociones fui al programa de madres con niños pequeños;  una de ellas hablaba con su terapeuta y me estremecí al  escuchar lo que le estaba  contado : “ Tengo 35 años, y eres la primera persona que me quiere en mi vida. Hasta ahora solo he recibido malos tratos, abusos…. «. Me fui pensando lo mucho que nos va a costar ir cerrando esas heridas que trae, conseguir que llegue a ver  todas las cosas buenas que tiene, para que suba su autoestima…y pueda salir del centro con la cabeza alta y orgullosa de ella misma; y pienso en cuanta gente de su barrio al verla tirada y de cualquier manera le habrá puesto verde, sin saber que lo único que necesitaba era un poco de cariño.

Nuestra vida aquí en Proyecto Hombre es así de intensa, pasamos del dolor más desgarrador al gozo  de ver como los que llegan a nuestra casa sin saber que quieren hacer con sus vidas, van recuperando la ilusión por vivir , como empiezan a sonreír , pues muchos ya no sabían que era eso.

En nuestro trabajo  intentamos mezclar la mayor profesionalidad posible, con un clima de cariño y afecto que les ayude a sacar a la luz sin ningún miedo a sentirse juzgados o condenados,  todo aquello que  lleva años haciéndoles daño y que han tapado con la droga o el alcohol. Queremos que descubran lo esencial que necesita todo ser humano:  un grupo de personas que te quiere y a quien tú quieras , pues nadie soporta estar solo, y ahí es donde les había llevado su adicción, a la más inmensa  e insoportable soledad.

Hace pocos días paseando por Guadalajara, entré  en un bar, y las dos camareras, que estuvieron con nosotros hace años rehabilitándose, me saludaron llenas de alegría y me dijeron «Modesto tomate un café con nosotras» y vi sus caras y sus ojos llenos de vida e ilusión. Cuanto ha cambiado su vida, necesitaron un tiempo para pararse, reflexionar, girar el rumbo, volver ser ellas mismas, poner punto y final a la pesadilla que habían vivido hasta entonces y sacar a la luz todo el potencial que tenían dentro. Me siento un afortunado por tener este trabajo , pues pocas cosas son tan bellas en la vida como contribuir un poco a la felicidad de los demás.

* Modesto Salgado lleva 20 años trabajando en Proyecto Hombre, formando parte además del patronato de la Fundación. Anteriormente, ejerció ocho años de sacerdote en el municipio de Peralejos de las Truchas en Guadalajara. Estudió en el Seminario de Sigüenza y posteriormente en la Universidad de Comillas realizando la licenciatura en Teología. 

El momento del chequeo a los edificios

Vista del casco de Guadalajara. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

Vista del casco de Guadalajara. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

Medio siglo es el lapso de tiempo que diferencia lo viejo de lo nuevo. Nos referimos, claro está, a las construcciones, ya que esa es la frontera marcada por la normativa que obliga a revisar el estado de los inmuebles que han cumplido los 50. Es la llamada “ITV de los edificios”, y que en nuestra ciudad se empieza a aplicar este 2013 merced a la ordenanza que entró en vigor el pasado mes de diciembre.

A buen seguro que esta norma va a traer de cabeza a propietarios y comunidades de vecinos que adivinan las derramas que tendrán que aplicar para hacer frente a los gastos. Porque todos los edificios que hayan superado el medio siglo deben someterse al “chequeo” de un profesional, arquitecto o aparejador, que vise su buen estado de conservación. Y en caso de que el informe sea negativo, como en la ITV, habrá que pasar por el “taller” para reparar cubiertas, cimentaciones o fontanería.

Calcula el Ayuntamiento que alrededor del 60 por ciento de los inmuebles tendrán que someterse a reformas, una proporción que ha rebajado el Colegio de Arquitectos Técnicos al 25 o el 30 por ciento. Y ese es el temor y el motivo por el que algunos ciudadanos se plantean si este, el de la recesión económica, es el momento más apropiado para meterse en este «fregado».

Hay varios argumentos de peso que rebaten esa cuestión. El primero, irrefutable, el imperativo legal de una normativa nacional que ha obligado a dictar la ordenanza municipal, aprobada por PP y PSOE. Otro, que no se trata de un tributo, sino de una medida que vela por la seguridad y la salubridad de quienes ocupan esas viviendas. También se puede alegar que la ordenanza se traducirá en más trabajo para el sector más castigado por la crisis, el de la construcción, tanto para los técnicos que se ocuparán de las revisiones, como para las cuadrillas que llegarán detrás para acometer las reformas.

En todo caso, es indiscutible que, desde el punto de vista urbanístico, la norma llega a nuestra ciudad en un momento crucial y oportuno. Porque justamente ahora hace medio siglo que Guadalajara dejó de ser un pueblo para convertirse en una ciudad. Hasta los años 60, esto era poco más que el casco, donde «el caserío era irregular, de materiales pobres, y con predominio de las casas de uno, dos y tres pisos», según recoge Aurora García Ballesteros en su Geografía Urbana de Guadalajara. Como es sabido, en 1959 la ciudad fue nombrada “Polígono de descongestión de Madrid”, y se dio el pistoletazo de salida a un urbanismo desenfrenado, amparado por el plan de ordenación de 1962, que multiplicaba por 10 la superficie urbana. 

Proyecto del Polígono de Descongestión de Madrid.

Proyecto del Polígono de Descongestión de Madrid.

Fue entonces, ahora hace medio siglo, cuando se despertó la voracidad constructiva del desarrollismo, que se hace evidente en unos cuantos datos, tomados de la citada obra y de El crecimiento reciente de Guadalajara (1960-1990), de Alfonso García Roldán, dos imprescindibles biografías urbanísticas de nuestra capital. Si en 1960 el único conjunto sobresaliente en altura lo constituían dos bloques de seis pisos construidos junto al convento de las Adoratrices, en 1971 se contaban ya 80 edificios con seis o más alturas. Entre 1963 y 1975 se construyeron en Guadalajara 10.250 viviendas, destacando en todo el periodo el año 1969, con más de 2.400. ¡Como para que luego nos causara perplejidad la burbuja inmobiliaria o el caso de Valdeluz!

Por eso convienen estos primeros años de rodaje de la nueva ITE. Hay que pensar que barrios enteros, especialmente el polígono El Balconcillo, pero también todo el plan Sur (entre el paseo de Las Cruces y la avenida de Castilla), Los Manantiales o el Nuevo Alamín están en esa franja de edad que les pondrá pronto en puertas de la revisión.

No se puede obviar que esa ciudad que combatía su aire paleto a golpe de la verticalidad, amparada por la generosidad de la norma y una vez solucionado el problema de abastecimiento de agua, no estaba sino preparándose para acoger la mano de obra que nutriría los nuevos polígonos industriales. Mucho se ha criticado, y con razón, sobre el legado de aquel urbanismo desenfrenado e irreflexivo. A partir de ahora se va a poner a prueba también la calidad constructiva. Porque esas casas levantadas de la noche a la mañana a precios baratos -tres cuartas partes eran de protección oficial o promovidas por cooperativas-, sin grandes acabados y con calidades discretas, son las que en los próximos años van a pasar la ITE. Sabremos ahora si aquellos desenfrenados años nos terminan pasando, una vez más, factura.

Pobres especuladores

Ciudad_Valdeluz

Imagen de la urbanización Ciudad de Valdeluz (Yebes) en Guadalajara

Por Yago López

En cuanto se hizo oficial, aunque ya se viera venir desde hace meses, que Reyal Urbis, la promotora de la conocida por muchos como la ciudad “fantasma” de Valdeluz –con todo mi respeto a sus vecinos, que me consta que no les hace mucha gracia este calificativo-, entraba voluntariamente en concurso de acreedores, porque las entidades bancarias pasan olímpicamente de refinanciarle la deuda, en seguida me vinieron a la cabeza unas palabras que me dijo hace ya un año otro de los grandes empresarios estrellados de la región sobre Rafael Santa María, el máximo exponente de este holding al que, como a tantos, le estalló en las manos la burbuja inmobiliaria.

“Pobre Rafael”, me contó este personaje, del que no daré el nombre no por respeto a su persona sino a la mía. “Con lo que ha sido y mírale como está ahora, da pena verlo. Me lo encontré el otro día y tenía unas ojeras que no puedes ni imaginarte, que lástima, lo tiene que estar pasando fatal. Hay que ver cuanto daño está haciendo la crisis. Estamos todos con el agua al cuello”, y se quedó tan tranquilo. Ni se sonrojó contándomelo a mí, que por aquel entonces llevaba meses sin cobrar mi nómina. Claro que ese era un problema nimio si lo comparamos con el suyo y el de Santa María, que estaban perdiendo millones de euros, pobrecitos míos.

Estos dos empresarios son solo un ejemplo de la patronal de este país, el espejo en el que hasta hace unos años debían mirarse los nuevos emprendedores si pretendían tener éxito en los negocios. Una suerte de Marios Condes del ladrillo que presumían de haber hecho su fortuna a base de esfuerzo y seriedad cuando era evidente que jugaban sin escrúpulos y con la baraja marcada.

El sueño de la ciudad del futuro que supuso Valdeluz era solo el producto de un urbanismo salvaje sin planificación social alguna que se cimentaba en la desmedida ambición de los especuladores del suelo, que vieron en la parada del tren de alta velocidad a su paso por Guadalajara un vergel de comisiones. Cientos de millones de euros esperando caer en el bolsillo del promotor avispado que supiera adelantarse a sus competidores y contara con el respaldo de las distintas administraciones involucradas.

Sin embargo, no fue oro todo lo que relucía. De las 9.000 viviendas que esta urbanización de lujo con vocación de ciudad moderna preveía alcanzar no se terminaron de construir ni una tercera parte. Por no hablar de la caída de precios, ya que los inmuebles han sufrido en estos años una terrible devaluación, viendo desplomarse su valor hasta en un 60%. Un proyecto sobredimensionado que ha tenido que reinventarse junto a Yebes, el pueblo al que pertenece, para ofrecer a sus vecinos los servicios esenciales inherentes a cualquier municipio, de mejor o peor manera –eso tiene otro artículo-. Mientras tanto, la otrora flamante estación del AVE es un páramo del viejo oeste, en el que no se ve un alma y solo se oye el silbido de las barrillas.

Pocos creen, por no decir ninguno, que en un futuro cercano se construyan las tan ansiadas lanzaderas del AVE, que para los más optimistas supondrían el despegue de Valdeluz. El presente y el futuro de esta urbanización pinta, sin embargo, mucho más gris y los máximos responsables de ello son Santa María y los dirigentes de las distintas administraciones que fueron cómplices del desastre. Los políticos ya se han librado del marrón y pronto lo hará el empresario. No dudéis en derramar una lágrima por ellos, que después de tanto esfuerzo no lograron forrarse con el asunto.

Hoy en Valdeluz lo que queda son casas vacías y a medio construir, vecinos engañados   -que pagan por su vivienda el doble de lo que vale mientras se pegan por contar con los servicios esenciales- y una deuda multimillonaria que pagaremos religiosamente, y como siempre, los contribuyentes, gracias al inventazo del banco malo del Gobierno (SAREB) y a la benevolencia de Hacienda con los poderosos. Pero eso es lo de menos, lo importante son nuestro pobres empresarios del ladrillo que lo están pasando fatal.

Más que nuestros, parte de nosotros

Vista del Señorío de Molina desde uno de los cerros de Rillo de Gallo. // Foto: M.P.

Vista del Señorío de Molina desde uno de los cerros de Rillo de Gallo. // Foto: M.P.

Por Marta Perruca

En aquellos domingos estivales solíamos meternos todos en aquel viejo Seat 1500 de tercera mano, pertrechados con la mesa plegable azul y aquellas desvencijadas  sillas de campo desparejadas. Mi madre preparaba una ensalada campera y un par de tortillas de patata y pasábamos todo el día en aquel paraje cercano a Rinconcillo en el que mi padre había fabricado un rudimentario columpio con una cuerda y una gruesa tabla de madera asida en sus extremos, que había colgado entre dos chopos. Aquel rincón mágico, donde cantaba el río y saltaban las truchas, era nuestro. Más nuestro de lo que pudiera decir cualquier papel o administración. Ese rincón habla de nuestra familia, de nuestros momentos más felices. Si algún día paseáis por la ribera del río Gallo solo tenéis que prestar atención para escuchar los murmullos de nuestros juegos de infancia, nuestras risas de merienda de pan con chocolate, las exclamaciones de asombro que rodeaban a papá cuando volvía al atardecer y sacaba de la nasa las truchas que había pescado y de las tardes en que nos afanábamos en fabricar barcos de juncos que luego fletábamos desde la orilla y que sólo dios sabe hasta dónde viajarían: A Lisboa –decía mi hermano-.

Para quienes hemos nacido y crecido en el medio rural nuestros montes son un pedazo importante de nuestra vida, forman parte de lo que somos, de nuestra identidad. Los hemos cuidado y protegido y  hemos velado porque se mantengan, tal y como los conocimos, para las generaciones venideras.

No podríamos entender nuestra vida sin el cortante frío en la cara de esas mañanas de otoño, de cesta de mimbre y navaja, de olor a humedad y a pino fresco en las que identificamos níscalos, boletus, aceiteros o senderuelas; sin la alegría de encontrar la primera seta de cardo de la temporada en un paseo eterno con aroma a tomillo, romero y espliego; sin  tantas tardes de merienda, de Jueves Lardero, de expediciones hasta cerros desde donde se divisan los confines de la tierra.

También han sido el plato sobre la mesa de quienes han pasado largas jornadas recogiendo la resina de nuestros pinos; de aquellos que han arriesgado su vida cuando el fuego acechaba en los incendios forestales; de esos otros que se sienten orgullosos de los páramos que rodean su modesto negocio rural; de quienes han recogido leña para avivar su hogar o se levantan con ilusión al alba para disfrutar de una jornada de caza, que buenas rentas dejan en los ayuntamientos.

Imagen nocturna de un monte de la provincia. // Foto: M.P.

Imagen nocturna de un monte de la provincia. // Foto: M.P.

Sin tantos sentimentalismos, la propia LEY 3/2008, de 12 de junio, de Montes y Gestión Forestal Sostenible de Castilla-La Mancha reconoce en su Exposición de motivos: “En muchas áreas rurales de nuestra región la actividad forestal se manifiesta de forma relevante, tanto en términos de empleo como de generación de renta. Si, además del valor económico de los productos forestales obtenidos del monte, se tiene en cuenta su creciente valor social, en el contexto de una sociedad cada vez más urbanizada que practica de forma creciente el turismo rural, y demanda más actividades al aire libre en contacto con la naturaleza, o la interpretación del paisaje, la presencia de los montes, en especial los arbolados, es insustituible.

La erosión, uno de los principales problemas medioambientales en amplias zonas de Castilla-La Mancha, principalmente en su modalidad hídrica, no solo ocasiona importantes pérdidas de fertilidad del suelo, también es causa de otros efectos indeseados que merman la efectividad de ciertas infraestructuras, en especial las de comunicación vial y las hidráulicas. La existencia de masas forestales es esencial, sobre todo en terrenos en declive, para paliar los efectos negativos del fenómeno erosivo, así como para la contención de riadas, regulación de la de escorrentía, etc.”

Esta misma Ley  reconoce que “los montes de dominio público son inalienables, imprescriptibles e inembargables y no están sujetos a tributo alguno que grave su titularidad”. Inalienables, imprescriptibles e inembargables, palabras grandes, palabras de peso, que sin embargo se las lleva el viento en boca de quien no tiene palabra.

Yo me imagino las historias que cuentan los parajes de la Carravieja y la Cuesta del Valle  en Guadalajara, de Jocar en Arabancón, de los de las Cabezas y el Botijoso en Semillas y Tortuero, respectivamente; los de Robredarcas, Umbría de los Parejones, Canalejas, Barranco y otros, en Semillas; el Espinar en El Cardoso de la Sierra; Fraguas en Monasterio; Solana de la Cabeza en Peralveche; Valhondillo y otros en Guadalajara; Carravieja, Camino de Valdenoches y otros en Tórtola de Henares y el perímetro de la localidad de Tendilla, todos ellos contenidos en el informe presentado por Ecologistas en Acción el pasado lunes y que, según la organización, están siendo estudiados por la Junta para su puesta a la venta al mejor postor. Cabe decir, además, que seis de ellos se encuentran en el Parque Natural de la Sierra de Ayllón.

Se trata de casi 48.500 hectáreas en toda Castilla-La Mancha de las que el 30 por ciento se encontrarían en espacios protegidos y con las que la Junta, según recogen los presupuestos regionales, pretende embolsarse 45 millones de euros.

Unos montes a los que, tal y como sospechan los ecologistas, el Gobierno regional, en los tiempos que corren, sacará un escaso rendimiento económico, pero que a la vuelta de la crisis su valor subirá como la espuma. Unos montes que ya no serán nuestros y que cortarán nuestro paso con una cerca, y ya nada podremos decir de lo que se haga en ellos, sobre si se edifica o se talan sus árboles, si destruyen nuestro columpio y desdibujan con él  todas nuestras historias. Serán espacios en los que ya no nos reconoceremos, ni dotarán de identidad a los que vengan después.

Claro, si nos has visto cómo el sol se esconde entre las montañas, si no has oído cantar a los árboles, ni chillar al viento en el barranco, si no has sentido el latido de la tierra paseando entre los pinos, encinas, quejigos o sabinas, no puedes comprender de lo que hablo, porque no se puede amar aquello que no se conoce y, cuando no se ama, parece fácil poner precio a los recuerdos, a las historias y a la identidad de una tierra.

En este país en el que lo público no es de nadie, parece que cualquiera que entre a presidir una Administración puede colgar el cartel de “Se Vende” a un patrimonio natural que es de todos, a esas 10.000 hectáreas de monte de nuestra provincia que deberían ser inalienables, imprescriptibles e inembargables. Parajes que susurran historias, porque ya lo decía la semana pasada, la naturaleza nos habla, pero parece que nos hemos olvidado de escucharla.

La dieta Dukan

El ministro de Hacienda, Montoro.

El ministro de Hacienda, Montoro.

Por Rubén Madrid

Me ha resultado muy llamativo el eco que ha tenido en los medios de comunicación de la provincia la reforma de las administraciones locales, escaso en comparación con su descomunal importancia para la cosa pública. Más allá de las valoraciones de unos y otros, positivas o contrarias como imponen sus prejuicios partidistas, el análisis detenido y con expertos de cómo afectará esta revuelta tiene un recorrido enorme. La tan esperada transferencia local se ha convertido en una revolución bestial para nuestras administraciones más próximas, los ayuntamientos, las mancomunidades y las diputaciones.

Los puntos principales de esta reforma afectan a aspectos como la imposibilidad de crear nuevos servicios locales, la transmisión de competencias de asuntos sociales a las comunidades autónomas a las que han venido reivindicando el pago pendiente por los convenios, la redefinición a la baja de los sueldos de los administradores y la más que controvertida posibilidad de que los ayuntamientos pasen a ser gestionados por la Diputación si no cumplen criterios de eficiencia económica.

Menos sueldos de alcaldes y asesores. Como si fuese una respuesta refleja a las gravísimas sospechas de corrupción estructural del partido en el poder, el Gobierno ha dado impulso justo ahora a esta esperada reforma de las administraciones locales, que pretende redimir a la clase política llevando a la cruz los salarios de concejales y alcaldes, pero que tendrá numerosas consecuencias, entre ellas los despidos de funcionarios, según alertan no pocos expertos.

En Guadalajara, la mayoría de los regidores se quedarán sin retribución, porque será asi para los de municipios con menos de mil habitantes, lo que afecta a la mayoría en esta provincia: sólo una treintena de consistorios de los 288 tienen más de mil vecinos empadronados. También los  concejales lo serán por amor al arte porque el presidente Rajoy quiere que la participación en política sea voluntaria. Un arma de doble filo, porque de voluntaria podría pasar a ser demasiado interesada (que los pagos vengan de otra parte) y que beneficia el ejercicio de la política por parte de los estratos acaudalados de la sociedad, que dudamos que primen el interés general sobre el particular en el ejercicio altruista de sus cargos. Sólo este tema da para un ensayo.

Más oportuno parece, en cambio, que se aclaren de una vez por todas los conceptos en materia de competencias o que se ponga coto a la enorme legión de asesores que hay en las administraciones locales, incluidas esas mancomunidades de servicios donde las asesorías políticas se confunden con las asesorías técnicas en la materia, y en las que las secretarías personales del presidente se confunden con los gabinetes de prensa de la institución y con las cuentas de Twitter del concejal en otra casa… de modo que además del número, también sería correcto clarificar las tareas: dinero público para asesores en la materia para la que sean contratados, si es que son necesarios, y para hacer su trabajo, no pluriempleos o política de partido desde un foro público.

Secuestro de voluntades políticas. Un asunto que genera más que dudas radica en la intervención de las diputaciones en la gestión de los ayuntamientos. Tal vez podamos verlo con un ejemplo. Reconozco que puede resultar simplista, pero espero que refleje bien la reflexión que quiero proponer al lector.

Pongamos que usted vive en un hipotético municipio de la provincia, Villaconejos de la Alcarria, con cierta relevancia porque tiene 900 habitantes. Las elecciones municipales las gana un partido independiente cuyo alcalde aplica en Pleno uno de sus principales compromisos, construir un nuevo cementerio, porque el actual está ya saturado. Para ello es necesario gastar el año próximo más de lo que se ingresará en la caja local, lo que nos disparará el déficit. Pero la cuestión es urgente y el déficit responderá a la atención a una necesidad, no a una mala gestión continuada en el tiempo. Por descontado que la Coca-Cola no se presta a patrocinar esta obra. ¿Qué hace el alcalde?

La decisión de dar luz verde a la inversión, aplaudida por la mayoría de los villaconejeros, podría conllevar que Diputación se hiciese con las riendas de la gestión municipal, porque no ha sido eficiente. Y en adelante podría ser un partido, el PP en este caso (que gobierna Diputación) quien secuestre la voluntad popular: la mayoría había votado a Independientes de Villaconejos de la Alcarria, paradójicamente llamado el IVA, y no a otro partido. Frente a la elección de los ciudadanos, los criterios de eficiencia imponen el gobierno por parte de una institución que, para colmo, no tiene una representación directa, lo que la hace menos democrática que el Pleno de Villaconejos.

Recordamos que por mucho menos que esto, cuando Yebra optó al concurso estatal para albergar el cementerio nuclear, algunos dirigentes provinciales del Partido Popular enarbolaron en su día la bandera de la autonomía municipal. En este caso también hay motivos para asegurarse de que la medida, avalada por la necesidad de tener las cuentas claras en los consistorios, no derive en prácticas que comprometan la representatividad democrática, principio básico sobre el que descansa cualquier otro.

Las competencias impropias. Una vez más, cabe lamentar que una reforma de tal calado no fuese propuesta de forma concisa en el programa electoral del PP, el paso previo a las urnas y la mejor forma de legitimar las decisiones del Gobierno resultante. Hasta ahora, además, las manifestaciones populares apuntaban hacia una transferencia clásica a los ayuntamientos, basada en dotarles al fin de recursos para cumplir con sus muchos compromisos en servicios y asistencia a los ciudadanos, más que en cortar las alas o las manos para que gasten menos, en un gesto en el que no pocos expertos advierten los riesgos de que se fomente indirectamente la privatización de servicios locales.

Pero lo que más nos preocupa a quienes todavía creemos en la indudable labor que pueden prestar nuestros gestores públicos es, sobre todo, la dieta Dukan que se pretende aplicar a las administraciones locales, bajando peso a base de sacrificar proteínas para acabar con el colesterol.

La dieta Dukan, alertaron muchos expertos cuando gozó de tanta fama, se basa sobre todo en un método rápido pero insostenible de adelgazamiento y en un régimen poco saludable, no tanto en lo que se ve (equilibrar el gasto de energía con el ingreso de calorías) como en las consecuencias que no se ven, la pérdida de salud (democrática). Decían estos especialistas en nutrición que no hay dietas milagro. La reforma de las administraciones locales, aún por aprobar de forma definitiva, obedece a una filosofía política en la que la báscula impone su dictadura.

Un apunte sobre el Depor – Como muchos de nuestros lectores, sigo como ciudadano y aficionado con gran estupor y preocupación el ‘Depor-gate’, que dice aquel. Quisiera hacer simplemente una puntualización. Dice el comunicado emitido ayer por el Deportivo (una vez más, un asunto de primer orden no merece una rueda de prensa en Guadalajara) que las acusaciones de la Liga son “inciertas”. ¿Por qué no habla de que son falsas? Si son inciertas, pueden ser verdaderas, porque incierto también es aquello que no tenemos claro que ocurrirá o, como bien señala la Real Academia de la Lengua, lo “no seguro, no fijo” y lo “desconocido, no sabido, ignorado”. ¿Es el contenido de la querella falso o inconstante, no seguro, no fijo, no sabido o ignorado? Mala respuesta ante unas acusaciones muy graves. Pinta tan feo como las explicaciones del presidente Retuerta en las ondas de todo el país.

Y a todo esto, ¿dónde está el gabinete de comunicación del Depor para lidiar con tal esperpento mediático?

Un escaso pero necesario patrimonio que proteger

El Palacio del Infantado pudo ser demolido para situar en su lugar la estación de autobuses. // blogs.ua.es

El Palacio del Infantado pudo ser demolido para situar en su lugar la estación de autobuses. // blogs.ua.es

Por Abraham Sanz

Conservar el patrimonio es una cuestión que en Guadalajara no se nos ha dado bien de largo y que ha motivado que la bella ciudad que la nuestra debió ser en el siglo XIX, nos la tengamos que imaginar o disfrutar en dibujos de época que aún se conservan en el Archivo Municipal. Tanto la guerra civil española como los diferentes planes de expansión urbanística de la ciudad, dieron al traste con grandes joyas arquitectónicas que contó la ciudad a lo largo de este siglo que hace que apenas queden vestigios históricos de una época medieval y renacentista en las que nuestra ciudad contaba con cierto peso específico en el conjunto del reino de Castilla y, por ende, esto se traducía en notables inmuebles.

Guadalajara conserva Alcázar –o lo que queda de él-, varios conventos e iglesias dignas de contemplar así como grandes construcciones civiles como el palacio de la Cotilla o su mayor emblema, el Palacio del Infantado. Lugar donde el consejero de Educación y Cultura, ha querido escenificar su discurso sobre las bondades de la futura Ley de Patrimonio que busca renovar la existente en la actualidad para, agilizar la conservación del legado histórico que aún conserva la región y que carecen de alguna figura que les proteja de movimientos que busquen terminar con los mismos.

Sobran ejemplos en la ciudad para ver añejas plazas del centro de la ciudad, han visto como su entorno ha variado en los últimos 50 años; cambiando añejas construcciones por otras más modernas, pero que afearon la parte noble de la ciudad. Véase el ejemplo de la plaza de San Esteban, otrora rodeada de antiguos palacetes; donde ahora se malconservan los antiguos inmuebles del Ateneo; el palacio de San Esteban –antigua sede de la Junta- sigue sin comprador; mientras que el palacio de los Vizcondes de Palazuelos –que databa del siglo XVI- finalmente se demolió en teoría para dar lugar a un edificio residencial del que, nada se ha visto y se mantienen los escombros de este añejo edificio que, más se podría haber hecho por haber frenado su destrucción.

También la trama de la calle Mayor ha ido sufriendo modificaciones conjugando una arquitectura propia de años atrás que se ha logrado conservar como es el caso del Palacio de los Duques de Coruña –en la plaza del Jardinillo-, con ejemplos aberrantes que rompen la dinámica arquitectónica de esta vía con novedosas estructuras que no aportan nada positivo a la misma. Incluso, otra joya como el Palacio del Infantado tuvo también problemas de conservación. A mediados del siglo XX, se debatió en pleno su posible demolición para ejecutar en este punto la actual estación de autobuses, ¿se imaginan?

No obstante, por el camino se perdió el arco que cerraba la plaza Mayor por la calle Miguel Fluiters, de San Gil sólo nos queda ya su ábisde mientras que de la capilla de Luis de Lucena, sólo podemos admirar un pedazo de lo que un día fue y que, ha sobrevivido a pesar de estar flanqueada durante muchos años por una gasolinera.  Otro ejemplo de que el miramiento por el patrimonio alcarreño ha sido bastante escaso.

Sin duda, hubiera sido una aberración, pero ha habido tantas en esta ciudad contra el patrimonio que no es de extrañar que sean tantos los que manifiesten su desacuerdo con su actual estética. No obstante, hemos de destacar que si bien se han cometido grandes y graves errores; también en los últimos años se realizó un esfuerzo en mejorar buena parte de los grandes vestigios históricos que se conservan como es el caso de los torreones, el puente de las infantas, la ornamentación de San Gil o redescubrir un Alcázar que, quizá algún día, podamos contemplar esta estructura sin miedo a que se termine de desplomar.

De ahí que sí esta norma va en la línea que aporta el consejero, buena parte de las construcciones propias del último siglo podrán ser mejor conservadas así como incentivará una mayor conciencia patrimonial de que conservar el legado de nuestros antepasados es un trabajo imprescindible para conocer cada vez mejor la historia de una ciudad como la de Guadalajara que es más intensa y dilatada de lo que muchos piensan.