
El consejero de Educación, Marcial Marín, durante la firma del convenio con el rector de la Universidad de Alcalá, Fernando Galván. // Foto: H. Fraile (JCCM)
Por Abraham Sanz
Que la Universidad y la formación siempre están ligados a progreso y evolución social, es un hecho evidente que desde la Consejería de Educación se han negado a ver desde que Marcial Marín asumiera su cartera en el Gobierno regional. No sólo ha dado al traste con el macroproyecto que suponía que Guadalajara se convirtiera, de una vez, en una auténtica ciudad universitaria para así tener que evitar la penosa imagen de tener que dar clase en barracones; sino que la Junta arrastra una deuda millonaria con la Universidad de Alcalá cuyo pago no tiene fecha ni se le espera.
Una horrenda gestión de los estudios universitarios que nos hace, que hasta de las migajas que se consiguen para la provincia, hasta nos alegremos. Hablo del nuevo convenio suscrito entre Junta, la Universidad alcalaína y el Obispado, por el que Sigüenza será sede del programa de español para extranjeros que el ente académico oferta. Se programarán paquetes basados en la enseñanza idiomática, pero que también tienen una visión más amplia, pues buscan que además permitan a estos estudiantes extranjeros conocer la cultura de la zona y así, incentivar su turismo. Un turismo que, por otra parte, en la localidad seguntina está más que de sobra asegurado, pues sigue siendo la segunda localidad de la región –tras Toledo- que más visitantes recibe al cabo del año.
Este acuerdo, que busca además recuperar el espíritu universitario que del siglo XV al XIX imperó en la ciudad de El Doncel, se sustenta en una atractiva idea como el aprendizaje idiomático de una lengua como el castellano que es la segunda más hablada de todo el mundo –tras el inglés- y tan desconocida en Oriente, principales lugares de los que se busca atraer a los futuros alumnos.
El hecho de que los cursos culminen con un título homologable y que el convenio suscrito tenga una vigencia de al menos un lustro, suponen la base sólida que tan magno proyecto necesita, dado que además, supondrá la creación de empleo tanto por el profesorado que se precisará para dar cobertura a este proyecto así como a los servicios secundarios que esta actividad generará. Si el agua es como la bendicen y si los contactos son fructíferos con las universidades de Shangai, Filipinas o con varias universidades holandesas, supondrá que la actividad diaria en Sigüenza se vea salpicada por una mayor multiculturalidad basada en este programa educativo.
Lo peor de este anuncio, para variar, la ausencia de fechas de inicio así como la falta de certezas en si estos acuerdos funcionarán. Además, el programa Alcalingua de la Universidad cervantina, ya cuenta con toda una importante estructura en el municipio madrileño que nos hace pensar, que la idea de Sigüenza pase por ser una rama más dentro de este plan lectivo y no como su eje como se ha querido vender durante la firma de este nuevo convenio; puesto que mover toda la infraestructura administrativa y docente a más de 100 kilómetros de la sede central de la Universidad, no parecería muy comprensible.
No obstante, hemos de abogar por que esta nueva rama de Alcalingua, fructifique puesto que es una oportunidad para que Guadalajara sea distinguida en el mapa por su oferta académica –más aún cuando en dos años celebraremos la onomástica de los 400 años de la publicación de la segunda parte de El Quijote-; así como para reactivar la economía de una comarca como la seguntina tan deprimida como lo está casi todas las economías en el mundo rural.
Sinceramente siempre que se alían Gobierno y Universidad es para generar grandes proyectos de los que hemos de beneficiarnos, pero últimamente estamos acostumbrados a grandes decepciones ya sea el campus universitario y la posible pérdida de titulaciones o ya sea el abandono del proyecto de Instituto de Gastronomía que, además, iba a radicarse también en el municipio seguntino. Iniciativa que fue presentada a bombo y platillo por el Gobierno regional del anterior Ejecutivo, puesto que supondría la restauración también del edificio del Seminario Mayor y así devolverle a la actividad con fines educativos; pero que finalmente quedó en agua de borrajas.
Un seminario que será la tercera pata de este acuerdo pues desde la Diócesis se han ofrecido sus instalaciones como las del centro de estudios de la SAFA para albergar a los estudiantes que se adhieran a este programa de estudios idiomáticos que busca ser la llave que reactive la economía de este entorno rural. E incluso, podrían llegar nuevos acuerdos y nuevos destinos en la provincia, puesto que Pastrana también se baraja dentro de este proyecto ya que, como recordemos, su Palacio Ducal se encuentra vinculado como sede para apoyar las tareas formativas de la Universidad de Alcalá.
Sin duda, de cuajar este proyecto, sería una más que notable oportunidad tanto para Sigüenza como para toda la provincia, puesto que nos otorgaría un elemento distintivo por algo tan noble como la enseñanza de nuestra lengua: el castellano. Y que mejor lugar para aprenderlo que en pleno corazón de Castilla.