Fisahara, una experiencia inolvidable

Sahara.JPGA pesar de su vinculación con nuestro país y del importante papel que jugó y juega nuestro Gobierno en su actual situación, la problemática del Sahara Occidental es una absoluta desconocida entre la mayor parte de los ciudadanos. Si uno de una vuelta por Guadalajara, o por cualquier otro punto de España, y pregunta al azar sobre esta cuestión, en un 90% de los casos lo más que podrá sacar -siendo muy generosos- es que era una provincia española y se la abandonó. Un tópico que encierra mucha verdad pero que sabe a poco.

Dejando a un lado generalizaciones en Guadalajara sí existe un colectivo que sabe muy bien de la problemática a la que se enfrenta a diario el pueblo saharaui, que sobrevive desde hace décadas refugiado en un desierto inhóspito cedido por Argelia mientras Marruecos ordena y manda en su territorio. Se trata de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui que lleva desde el 98 llevando a cabo iniciativas de ayuda a la causa.

Entre ellas, la más significativa -o al menos la más mediática- es el programa de Vacaciones en Paz, que cada verano trae a la provincia a un centenar de jóvenes saharauis, acogidos por familias voluntarias.

Sahara-4.JPGAún es pronto para poner sobre la mesa este programa solidario. Pienso hacerlo más adelante así que no me detendré en él en esta ocasión. De lo que sí quiero hablar hoy es de otra iniciativa vinculada a la ayuda al pueblo saharahui y que puede suponer una alternativa vacacional para los vecinos de Guadalajara. Me refiero al Festival Internacional del Cine del Sáhara (Fisahara). Una auténtica maravilla que merece la pena disfrutar al menos una vez en la vida.

Siempre mantengo que lo que hace Luis Moreno para sacar adelante el Festival de Cine Solidario de Guadalajara (FESCIGU) es un auténtico milagro, teniendo en cuenta el presupuesto y la cantidad de trabas con las que se encuentra. Pues en el caso del Fisahara el trabajo que realiza la organización es digno de una película de ciencia ficción. Poder hacer realidad desde hace más de diez años este evento en mitad del desierto, en plenos campamentos de refugiados, es un sueño que a quién lo vive se le queda grabado en la retina para siempre.

Sahara-3.JPGYo tuve el privilegio de poder participar en la última edición y no exagero cuando digo que ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi vida. El viaje es tedioso porque llegar a los campamentos de Tinduf (Argelia) no es precisamente fácil, pero una vez allí la hospitalidad del pueblo saharaui te atrapa y te desarma.

Desde la organización del Festival dan la opción de asistir a todo aquel que lo desee previo pago de 700 euros. Un dinero que cubre absolutamente todos los gastos y que supone una inyección económica para  un pueblo que, desgraciadamente, depende de la ayuda humanitaria para sobrevivir. No es barato, eso es cierto, pero no conozco a una sola persona, y he hablado con muchas al respecto, que se arrepienta de haber hecho el viaje. Es más, el problema del Sahara es que es adictivo, y una vez se conoce al pueblo se desarrolla con él un vínculo muy fuerte.

Sahara-2.JPGDurante una semana los participantes se integran en la vida cotidiana de una familia saharaui. Duermen en sus jaimas, comen sus platos tradicionales (tienen una cocina muy similar a la española quitando el cerdo -son musulmanes- y añadiendo el camello) y conversan durante horas mientras degustan un té espectacular. Y eso es precisamente lo más atractivo del viaje: conocer la cultura y la forma de ser de los saharauis.

Ver películas y documentales de una gran calidad técnica y un importante contenido social proyectadas en una pantalla gigante en mitad del desierto bajo un manto de estrellas único en el mundo es una pasada, pero no es nada comparado con amanecer en una jaima y disfrutar del primer té de la mañana sintiendo el calor de los mejores anfitriones que he conocido nunca. Aquí les dejo unas imágenes del año pasado y les animo a participar en la nueva edición que tendrá lugar esta primavera. Les garantizo que no se arrepentirán.

Atalayas y zurullos

El concejal de Obras y Festejos se reúne con vecinos y comerciantes del casco. // Foto: www.guadaque.com

El concejal de Obras y Festejos se reúne con vecinos y comerciantes del casco. // Foto: http://www.guadaque.com

Por Marta Perruca

El periodista tiene sus deberes y obligaciones, pero también sus privilegios. Una de las cosas que más me gusta de esta profesión es la posibilidad que brinda de narrar atalayas. Es lo que hacemos en este Hexágono una vez por semana: Subirnos a una atalaya y relatar el paisaje que contemplamos desde su punto más alto; pertrecharnos con nuestros propios prismáticos y describir aquellos detalles que más han captado nuestra atención. Siempre he pensado que existe algo de magia en ello. Como un conejo blanco que surge a golpe de barita en una chistera, muchas cosas se hacen manifiestas como por arte de magia en el momento en el que alguien tiene el valor de narrar una atalaya ¿Cuántas cosas no existieron nunca porque nadie habló de ellas o no se encontró el altavoz preciso para hacerlo?

Y es que las palabras son muy poderosas: Construyen mundos y crean realidades de la nada. Pueden marcar la diferencia entre el ser o el no ser o dibujar la línea entre el bien y el mal. Hay palabras que permanecen por los siglos de los siglos, aunque otras, simplemente, se las lleve el viento. También se les otorga un valor u otro, dependiendo de la corrupción de su mentira y de la autoridad que esas mismas palabras han concedido a la boca que las esboza.

Sí, hay algo maravilloso en la profesión del periodista y es la posibilidad de escribir atalayas. Levantarse tal día como hoy para hablar al mundo que quiera escucharle (en este caso leerle) y, quizá con los prismáticos adecuados, lograr que su torre ofrezca una visión interesante o, al menos, entretenida.

Fue Victor Hugo quien dijo que “la arquitectura es el gran libro de la humanidad”. La arquitectura y el urbanismo, al fin y al cabo, son otro lenguaje con el que las civilizaciones narran su historia. De hecho, Aldo Rossi afirmó que es precisamente “su posibilidad de permanencia, lo único que hace al paisaje o a las cosas construidas superiores a las personas”. Siempre he querido subirme a esa atalaya: a la del urbanismo y la arquitectura de esta ciudad, para relatar su paisaje desde sus “zurullos” arquitectónicos, eso que desde esta ciudad y su provincia escribimos en el libro de la humanidad y que abofetea a la vista diariamente en nuestra vida cotidiana.

Soy consciente de que esta atalaya, más que sacar de la chistera uno de tantos conejos escurridizos que puedan dotar de realidad todo aquello que se ahoga en el silencio, puede que abuse del placer que le otorga el simple hecho de su altura para poder escribir de lo que a esta observadora le parece.

De cualquier manera, nuestro urbanismo dice mucho de nosotros: De esa época en la que la ciudad se tiñó de óxido, quizá porque a alguien le interesó convertir esos hierros oxidados en arte, cuando el ladrillo llevaba un billete en el reverso y las ciudades rebosaban hormigoneras y andamios. Y en cada rotonda nueva, de los nuevos desarrollos, se colocó una escultura a cual más horrible de ese color estropeado, que entonces era moderno y hoy simplemente es lo que tendría que haber sido: sencillamente feo. Igual de feo que el de las farolas de la calle Virgen del Amparo: lo fueron en su día y lo siguen siendo ahora Costaron millones y nos dieron una imagen menos amable de una de las más importantes y céntricas arterias de la ciudad.

Imagen de la fuente de la glorieta de Bejanque. // Foto: www.pueblos.org

Imagen de la fuente de la glorieta de Bejanque. // Foto: http://www.pueblos.org

Los usos arquitectónicos de un tiempo remoto lograron conservar la Puerta de Bejanque de la antigua muralla de la ciudad, que durante décadas formó parte de la fachada de una vivienda; al fondo, recorta el paisaje la emblemática iglesia del Fuerte de San Francisco y, justo en medio, se levanta cruelmente esa especie de jaula que un día cometió la osadía de querer ser una fuente, a la que el agua no acaricia, yo estoy segura de que le escupe.

Y el Alcázar, en otro tiempo esplendoroso, hoy en ruinas parece un edificio del que han huido hasta los fantasmas, apuntalado y tachadas de tablones sus ventanas.

Algún arquitecto tuvo la decencia de respetar las líneas sobrias de la fachada renacentista del Palacio del Infantado, la gran joya de Guadalajara, al adosarle un edificio de oficinas justo al lado. Unos escrúpulos que no tuvieron más tarde, cuando decidieron esconderla tras un bochornoso antifaz de carteles de colores.

Basta con andar unos pasos para que el edificio de IberCaja rompa la armonía del casco antiguo de Guadalajara con un edificio de cristales que nada tendría que haber pintado en el corazón histórico de la capital, como tampoco debería haberlo hecho la antigua Caja Guadalajara, hoy sede de la Junta.

La antigua estatua de Neptuno camina sobre el agua de una piscina. // Foto: www.elheraldodelhenares-es

La antigua estatua de Neptuno camina sobre el agua de una piscina. // Foto: http://www.elheraldodelhenares-es

Antes, Neptuno tenía una fuente con un pilón a medida en la Plaza del Jardinillo y hoy, metido en no sé qué concepto de modernidad, camina sobre las aguas de una piscina. Y así, suma y sigue, porque en este libro de la humanidad, Guadalajara ha escrito un capítulo cuanto menos particular, por no calificarlo de bochornoso.

Cuando las obras del Eje Cultural llegan a su tramo final –ahora están centradas en el aparcamiento del colegio Cardenal González de Mendoza que, por cierto, no quiero alarmar, pero está pintado de líneas verdes- el Consistorio mantenía, esta semana, una reunión con vecinos y comerciantes de la calle Miguel Fluiters y Teniente Figueroa para presentarles el proyecto de reforma integral de estas calles  y recoger sugerencias. Una vez ejecutadas, se procederá a remodelar la tan postergada Plaza de Dávalos, que si bien, no he mencionado zurullo arquitectónico alguno en ella, y por el contrario, se ha recuperado un antiguo palacio como sede de la Biblioteca Provincial, se encuentra en un estado lamentable.

Siempre he pensado que este tipo de reuniones se realizan más de cara a la galería, que con afán de fomentar la participación ciudadana o de tener la más mínima intención de atender las sugerencias de los principales afectados.

El Ayuntamiento no ha informado todavía sobre las actuaciones concretas que se van a llevar a cabo en estas calles, ni del tipo de adoquinado que se pondrá, ni de la estética elegida, ni siquiera del presupuesto con el que cuenta el proyecto o los plazos de ejecución. La noticia, simple y llanamente, es que el concejal de Obras se ha reunido con una delegación de comerciantes y vecinos, que tenemos que asumir como representativa.

Ya os he dicho otras veces que mi madre, que es una mujer muy sabia, siempre dice que quien hace las cosas mal trabaja dos veces.

Cada equipo de Gobierno que se ha sentado en el hemiciclo del Salón de Plenos ha dejado su propio sello en el urbanismo de esta ciudad de una manera más o menos afortunada, pero ninguno se ha librado de firmar en ese libro su propio zurullo.

A estas alturas, a nadie se le escapa que los grandes presupuestos en obras, más que servir, pretenden ganar elecciones, pero la oportunidad no debería eximir de hacer las cosas con un buen criterio, porque precisamente se trata de eso, de una oportunidad de dejar un buen legado.

Podría ser el momento, por ejemplo, de arrancar carteles que la modernidad ha vuelto anticuados; de que Neptuno tenga un pilón acorde, en lugar de una piscina y Dávalos, una plaza que haga justicia a su palacio…

Al menos, eso es lo que veo desde esta atalaya…

Manipulados

Furgoneta de ETA con explosivos interceptada hace diez años en Cañaveras, tras un accidente del vehículo lanzadera en Poveda. / Foto: Efe.

Furgoneta de ETA con explosivos interceptada hace diez años en Cañaveras, tras un accidente del vehículo lanzadera en Poveda. / Foto: Efe.

Por Rubén Madrid

Este viernes se cumplen diez años del que felizmente sigue siendo el último episodio de la banda terrorista ETA en Guadalajara. Los lectores más veteranos recordarán al menos otros dos muy sonados, cuando se descubrió el piso franco de Azuqueca en el año 2000 o la todavía más lejana ocasión en que la banda situó explosivos en las vías del tren en Baides –que no estallaron–; pero éste episodio del que voy a hablarles es sin duda el más estrambótico.

Se trata de la frustrada operación de un comando itinerante, la llamada ‘caravana de la muerte’, cuyo coche lanzadera tuvo un tropiezo fatídico en una noche de perros en el Alto Tajo, lo que evitó que más de 500 kilos de explosivos que transportaba otro furgón estallasen en Madrid en el mes de mayo, coincidiendo con la boda del Príncipe. Un suceso que, una década después, nos habla, si tienen un poco de paciencia para acompañarme hasta el final, de la manipulación de los acontecimientos, aprovechando que andamos todos bajo el efecto del experimento de Jordi Évole con su ‘Operación Palace’ a propósito del 23-F.

29-F

Aquel 29 de febrero del año bisiesto de 2004 era domingo y los periodistas de guardia estábamos más pendientes de la Feria de Tendilla que de ninguna otra cosa, aunque es cierto que habíamos desayunado con el anuncio de que la Guardia Civil había interceptado en Cuenca una furgoneta repleta de explosivos. Por desgracia, una noticia así no era excesivamente sorprendente. Sin embargo, a la redacción de Nueva Alcarria llegó un chivatazo: en algún lugar entre Poveda de la Sierra y Taravilla se encontraba un monovolumen accidentado, más concretamente un coche de ETA que se había estampado en plena noche.

Redactor (servidor) y fotógrafo (Nacho Abascal) cambiamos la ruta y partimos para tan largo viaje, más mosqueados que un pavo oyendo una pandereta, porque lo cierto es que todas las radios hablaban de un comando atrapado en Cañaveras, provincia de Cuenca. Pero el chivatazo era correcto. Nos lo confirmó un forestal y por apenas unos minutos no encontramos el coche estrellado, aunque sí dimos con los evidentes restos de un accidente de tráfico en la sinuosa carretera de Taravilla, conforme nos habían indicado.

Aquello era demasiado poco, así que fuimos al bar del pueblo –adónde si no– para ver qué se sabía de todo aquello. Y lo realmente interesante vino a partir de aquí. Todos los parroquianos estaban a esas horas al tanto de que el coche de ETA había sufrido un accidente y que el conductor, un chaval joven, había acudido a una casa para pedir auxilio. Pasó nada menos que tres horas con una familia que desconocía su verdadera identidad.

Recorte de uno de los reportajes de Nueva Alcarria sobre el suceso.

Recorte con uno de los reportajes de Nueva Alcarria sobre el suceso de hace diez años.

Nos lo contaron ellos mismos. La familia de Honorio Vicente había recibido un timbrazo hacia las once de la noche y, al abrir, descubrieron a un chaval alto, con el rostro ensangrentado, que preguntaba por “los señores de la casa”. En todo momento, nos insistían, el joven, tímido, mostró una exquisita educación, y se deshizo en agradecimientos por el trato prestado; la familia correspondió, le tranquilizaron, hablaron con él e hicieron cuanto estuvo en su mano, como telefonear al médico de Villanueva de Alcorón, que no pudo acercarse por el temporal; la increíble estancia de Irkus Badillo (así se llamaba) en esa casa se prolongó durante tres horas largas, hasta que llegó una pareja de la Guardia Civil y un médico para llevarlo al centro de salud de Molina.

“Estaba blanco y asustado”, decían lastimeros al día siguiente en aquella casa. Según Honorio, que relataba ayudado por su señora, el joven evitó incluso sentarse en el sofá para no mancharlo de sangre; la familia le facilitó un barreño para que expulsase la sangre de la hemorragia de su herida en la nariz, porque el médico había dicho por teléfono que no convenía que se la tragase. Cuando se despidieron, Honorio invitó al chaval a visitarles más adelante; el joven les dijo que sí.

El joven, por cierto, fue arrestado de madrugada, seguramente delatado ya por el compañero que condujo el furgón con los explosivos hasta Cañaveras, donde la Guardia Civil lo detuvo tras observar que la matrícula era falsa.

Resumiendo, el que esperemos que sea el último episodio de ETA en Guadalajara había sido una rocambolesca historia, terriblemente humana, donde una familia había dado perfecta acogida a un “etarra en prácticas” del que, todavía horas después, cuando ya todos sabían que se trataba de un asesino que acompañaba a una furgoneta con más de 500 kilos de explosivos, Honorio y los suyos seguían compadeciéndose.

11-M

Durante toda la semana anduve prolongando el minuto de gloria, contando de radio en radio y de periódico en periódico la historia de esta casual exclusiva, en realidad un reportaje de guardia por el que recibía absurdas felicitaciones. Pero el suceso, en realidad, me había picado. Me extrañó que nadie hablase de lo sucedido en Guadalajara, frente a la mencionadísima Cañaveras. Me consta que esto mismo también molestó en el Cuartel de la Guardia Civil de Molina, sobre todo cuando el ministro Acebes fue a repartir honores a sus colegas conquenses.

En general, quise reconstruir para la edición del viernes lo que había ocurrido aquella noche, hora a hora, y punto por punto, porque seguían quedando algunas lagunas. Quedé bastante contento con los resultados de aquella investigación, para la que tuve que tirar del corresponsal en Molina, de algunas confidencias hechas tras desplazarme hasta la zona, de informaciones de periodistas de Madrid amigos de amigos y de algún cerebro prestado en la redacción. En aquel reportaje de la edición del fin de semana siguiente quedaba perfectamente trazado el recorrido de la ‘caravana de la muerte’ en la provincia, pero esta vez nadie me felicitó por ello.

Muy pronto, todo el mundo se olvidó de la familia de Poveda y de los terroristas y otro acontecimiento aún más terrible, el 11-M, se ganó la letra gorda en los periódicos de la ciudad y de media España. Mi particular batallita empezaba a amarillear en el baúl de los recuerdos cuando, una tarde, la entonces redactora jefe, más tarde directora, me pasó un ejemplar de El Mundo. Una página entera exponía una supuesta investigación que ligaba la ‘caravana de la muerte’ de ETA con los recientes sucesos del 11-M.

¿Cómo era posible? Leí con absoluto interés. La información cuadraba perfectamente. El autor aportaba numerosos datos y ordenaba cronológicamente los hechos de modo que no quedase ningún resquicio de duda a la hora de situar a Irkus Badillo y Gorka Vidal en las carreteras de Guadalajara, con su frustrado intento de llegada a Madrid, como un paso dentro del extraño engranaje de los sucesos del 11-M de los que, en cambio, nadie (ni policía, ni Fiscalía, ni autoridades) querían saber absolutamente nada. La crónica era impecable. Pero la crónica era falsa. La narración de aquellos hechos era tan creíble pero tan falsa como la mejor novela que puedan ustedes tener ahora mismo en mente.

Velas y recuerdos en Atocha por las víctimas del 11-M. / Foto: TVE

Velas y recuerdos en Atocha por las víctimas del 11-M. / Foto: TVE

Para la teoría de la conspiración, era indudable que el itinerario de los vascos era la casa de Morata donde los islamistas preparaban las bombas de los atentados de los trenes, en vísperas de las elecciones. Que al día siguiente de la caravana de la muerte saliera otra ‘comitiva’ de las minas de Asturias en esa misma dirección resultaba no una casualidad en el tiempo, sino un dato fundamental. Así se ha mantenido una y otra vez en investigaciones extrajudiciales. Aportando datos inexistentes o interpretando algunos hechos en dirección muy opuesta a la realidad.

He buscado estos días en todos los buscadores habidos y por haber, incluyendo la hemeroteca digital de El Mundo, aquella información que recuerdo haber leído en la edición de papel en algún momento indeterminado entre la segunda quincena de marzo y finales de ese año 2004, pero no he tenido suerte. Sí he encontrado algunos otros enlaces similares, como la información titulada «Una extraña caravana de la muerte» donde, entre otras sandeces, se achacaba la captura de la caravana de la muerte a «la habilidad y el olfato que demostró una patrulla de Tráfico en una carretera perdida». Diferente letra, pero la misma música y casi el mismo título tiene este otro reportaje de Fernando Múgica: «La extraña caravana de la muerte».

En cualquier caso, recuerdo perfectamente que volví al puesto de la redactora jefe para exponerle, punto por punto, todas las mentiras que incluía esa información. Y durante meses después volví a ver informaciones muy similares en numerosos enlaces de Internet, algunas de ellas de nuevo firmadas por García-Abadillo basándose en supuestos informes que ligaban la ‘caravana de la muerte’ con los islamistas. En el juicio del 11-M este asunto no mereció más de un cuarto de hora y, por supuesto, no se probó relación alguna.

23-F

Hace unos días caí en que van a cumplirse diez años de aquel suceso tan extraño, que ha vuelto a rondarme por la cabeza, pero no tenía intención de escribir aquí sobre ello. Ha sido una frase de Jordi Évole la que me ha animado a ello: “Seguramente otras veces les mintieron y nadie se lo dijo”.

El vídeo emitido por La Sexta este domingo se parecía extremadamente a aquellos otros que después del 11-M pudimos ver producidos por El Mundo TV o firmados por periodistas que fabularon con la participación de ETA en el 11-M, caso de Luis del Pino. No me cuesta creer que Évole tuviese en mente precisamente a El Mundo de Pedro J. y García-Abadillo cuando se ha referido a que ha habido otros episodios de manipulación en los que no se ha pedido perdón.

No he podido evitar recordar la narración inverosímil de aquella crónica de El Mundo con todos esos datos (adornos literarios, en realidad), tan rematadamente falsos a la luz de lo que en realidad ocurrió aquella noche con la caravana de la muerte y que pude conocer  gracias al azar que me puso esta vez en el centro del escenario, cuando generalmente uno acostumbra a ser espectador de los sucesos.

Me ha llamado poderosamente la atención que en las últimas horas muchas voces a la que les incomoda la presencia de Évole, algunas de esta misma profesión, hayan cargado las tintas contra la honestidad del reportaje del domingo –y de paso, la honestidad de periodistas que colaboraron y que están tan alejados de fabulaciones como Fernando Ónega, Iñaki Gabilondo y Luis María Ansón–. Se equivocan y pretenden equivocarnos una vez más.

Llaman a engaño quienes pretenden situar a un mismo nivel al nuevo director de El Mundo y a Évole, quienes ponen el grito en el cielo por un experimento televisivo que mira a la cara al espectador frente a otros episodios con dobleces que resultan inadmisibles no sólo desde la más elemental ética, sino también por su mal gusto. Porque estos periodistas ‘conspiranoicos’ jugaron con un asunto muy grave, al forzar la unión entre una banda terrorista con más de 800 asesinatos a sus espaldas y un atentado que le costó la vida a casi otros 200, ocho de ellos, por cierto, de Guadalajara. Y lo han hecho con obstinada insistencia y sin que todavía hoy hayamos visto ninguna disculpa de El Mundo en los títulos de crédito. Diez años después, va siendo hora…

Nuestras raíces, grandes desconocidas

El colegio Alvar Fáñez de Minaya indaga en la historia del personaje que da nombre al centro.

El colegio Alvar Fáñez de Minaya indaga en la historia del personaje que da nombre al centro.

Por Abraham Sanz

Me he topado de bruces con una noticia que en mi ha despertado mi lado más sentimental. Aquel que nos lleva a viajar en el tiempo y a recordar que cualquier tiempo pasado fue mejor, donde nos olvidamos de los malos tragos y sólo retenemos en nuestra memoria aquello que nos hizo felices. Y si además, ese trayecto nos lleva directos a nuestra infancia, los recuerdos no sólo se tornan en más bellos aún, sino que te hacen esbozar una sonrisa de esas que parece que es imposible borrar de la cara. La noticia quizá sea simple a bote pronto, pero goza de un calado mayor que del que se le presupone.

Tiene que ver con unas jornadas que desde un colegio de la capital se han programado para este curso y que comienzan a desarrollarse esta semana, en las que se busca descubrir a los más pequeños quién fue y que hizo un tal Alvar Fáñez de Minaya para la ciudad de Guadalajara, con motivo del 900 aniversario de su fallecimiento -¿el Ayuntamiento capitalino ha programado algo para celebrar esta onomástica?-. Descubrir sus simbolismos y sobre todo, indagar un poco en la historia de una ciudad que si bien ahora se ha convertido en un lugar gris donde pequeños destellos culturales tratan de pintar a brochazos y con urgencia este panorama; tiempo atrás, gracias a ser cuna de ciertos nobles de altura, nuestra ciudad gozó de cierta alcurnia y por tanto, sus más añejas piedras –aunque cada vez quedan menos gracias a alguna que otra obra bautizada con nombre y apellido- vivieron historias y pasajes que deben ser relatados.

Soy un gran defensor de la importancia que tiene estudiar historia. Por muchas razones, pero la más importante es porque enriquece el espíritu y, sobre todo la mente. Si se inculca desde pequeños, conseguiremos personas que no tengan miedo a pensar, a decidir y a descubrir cuáles son los valores positivos que han regido la historia, y cuáles han llevado al traste a muchas figuras históricas. Aunque, sobre todo, si hay una historia que habitualmente se nos ha sesgado de las aulas o de los libros de texto, es aquella más cercana, aquella que cuenta las hazañas más o menos decorosas de quienes gobernaron las tierras que hoy habitamos y que muchos desconocen. Quizá no sea la mejor de las historias, pero es la nuestra y conocerla, sin duda, permitirá a mucho que hoy en día denostan el lugar donde nacieron, a valorarlo un poco mejor y a comprender su amanecer y su ocaso. Y es que no hay nada mejor que el conocimiento, sobre todo a edades tempranas, para evitar los atrevimientos de la ignorancia cuando somos adultos.

Y sí Alvar Fáñez es un personaje histórico de esta ciudad. A él se atribuye la conquista de la ciudad siempre contada en tono de leyenda dado que los hechos no están constatados más allá del cantar que los narra pero que han quedado impresos en el imaginario colectivo como hechos quasi probados. Tanto que incluso la famosa noche estrellada que se dice que entró en la ciudad para arrebatársela al imperio musulmán, ha quedado reflejada hasta en el escudo de Guadalajara. Sin embargo, son muchos los vecinos que desconocen quién es el personaje que aparece en el escudo de su ciudad o incluso, quien fue Alvar Fáñez de Minaya a pesar que dé nombres a calles, colegios, negocios privados e incluso un torreón de la añeja muralla. No digo que su memoria deba ser elevada a los altares de la provincia, pero sí que su conocimiento pueda ser equiparable al de otros personajes históricos que tienen lugar en otras ciudades.

Escudo de Guadalajara, cuya imagen principal es la de Alvar Fáñez y la famosa noche estrellada.

Escudo de Guadalajara, cuya imagen principal es la de Alvar Fáñez y la famosa noche estrellada.

Siempre lo he dicho y lo mantengo, hemos de ser los guadalajareños los que debemos deshacernos de la alargada sombra de Madrid e incluso de Alcalá de Henares. Hemos de poner en valor lo nuestro, lo propiamente alcarreño para lograr crear un sitio donde vivir cada vez más dinámico, alegre y que genere una mayor actividad; y evitar el anodino lugar en que se ha convertido: una ciudad de paso. Sólo se consigue, además de generando actividades en la calle, potenciando el conocimiento de la ciudad y la provincia así como de su historia dado que su estudio siempre nos desvela curiosidades tales como que el Alcázar de Guadalajara fue sede en varias ocasiones de las juntas que en la Edad Media reunía a los representantes de toda Castilla; que la familia de los Mendoza fue una de las más influyentes durante el reinado de los ‘Trastámara’, especialmente con los Reyes Católicos; que el palacio del Infantado fue la sede de la boda del rey Felipe II –en su momento de mayor esplendor- o que hay voces que incluso reclaman el nacimiento del navegante Cristóbal Colón en la provincia.

El saber no ocupa lugar y conocer lo más cercano es, sin duda, esencial para descubrir y comparar cuando se adquieren conocimientos más elevados. Un aplauso para esta iniciativa de este humilde colegio –al que yo tuve la suerte de acudir cuando era niño, de ahí la nostalgia inicial- cuyos profesores, a pesar de recortes y trabas, siguen luchando y esforzándose por mejorar la educación y la formación que se ofrece a sus alumnos.

Maneras de ganar

Los jugadores morados celebran el gol de Arroyo. Foto: Luis Polo (Mariano Viejo).

Los jugadores morados celebran el gol de Arroyo. Foto: Luis Polo (Mariano Viejo).

Por Ana G. Hernández

De penalti en el descuento, de goleada, en un estadio en donde no tocaba jugar, padeciendo la dureza del rival o con un hombre menos sobre el terreno de juego. Da igual qué suceda o los obstáculos que haya que saltar, el Deportivo Guadalajara gana de todas las formas posibles. No solo es que los morados no conocen la derrota en 2014, también que han logrado un buen saco de puntos. De los 24 puntos disputados, los alcarreños han logrado 20. Una colecta que les ha llevado, irremediablemente, a ocupar zona de play-off por derecho propio. Los números avalan la candidatura deportivista.

Ayer, por ejemplo, tocó bregar en un partido que estaba más que controlado después de que Álvaro Zazo viera la segunda amarilla. Claro que el Depor sufrió y mucho y que El Palo pudo sacar algo positivo del Escartín, pero las rachas es lo que tiene, que hasta la fortuna es compañera de viaje. La fortuna y la mala puntería de los marineros, que fueron incapaces de aprovechar los desajustes defensivos de la zaga local. Hubo varios fallos y bastante peligrosos, pero no todos los equipos cuentan con un goleador como Quique entre sus filas.

Para disputar el play-off hay que ganar este tipo de partido que se va complicando con el paso de los minutos. Es más, esta clase de victorias son menos atractivas que las goleadas, pero mucho más importantes porque refuerzan más si cabe la moral del equipo. Es más, para estar entre los cuatro primeros hay que saber vencer de todas las maneras inimaginables, como últimamente se está acostumbrando a hacer el conjunto de Pérez Salvachúa.

Álvaro Zazo fue expulsado en el minuto 65. Foto: Luis Polo (Mariano Viejo).

Álvaro Zazo fue expulsado en el minuto 65. Foto: Luis Polo (Mariano Viejo).

Lo mejor es que todavía tiene margen para seguir practicado antes de que lleguen las etapas de montaña de esta temporada (La Hoya Lorca, Cartagena y Albacete). No en vano, en las próximas tres jornadas los alcarreños se las ve con tres rivales, relativamente, asequibles para seguir puntuando: los filiales del Granada y del Sevilla, a domicilio, y el Lucena de Falete en casa. Tres partidos que dirimirán el momento en el que llega el Depor a sus tres grandes citas. Tres jornadas para seguir aprendiendo a vencer con circunstancias cambiantes. No en vano, de momento, los morados se tienen que sobreponer a las bajas de Akrong, Tello y Zazo para el próximo duelo, además de al poco tiempo de descanso entre el partido del Novelda, el jueves, y el de Granada, el sábado.

Semifinales

La sabiduría popular demuestra día a día que todo se puede resumir en una simple frase y que esa simple frase es tan verdadera como cualquier teoría científica del investigador más brillante de todos los tiempos. Por simple frase me refiero a los refranes y, en este caso en concreto, al de no vendas la piel del oso antes de cazarlo, que gran verdad. En muchas ocasiones, la soberbia se convierte en nuestro principal enemigo, dejando la prudencia a un lado.

Precisamente fue eso de lo que padeció el Deportivo el pasado miércoles en el Escartín ante el Zaragoza B. Lo padeció el Depor y la mayoría de la afición, incluyéndome, que habíamos metido a los morados entre los cuatros semifinalistas de la Copa Federación sin haber disputado el partido de vuelta de los cuartos final. Quién iba a pensar que el filial maño, de Tercera División, vencería en uno de los campos más complicados del Grupo IV de Segunda B y ante uno de los equipos más en forma de su categoría. Pues lo hizo. Y no solo eso, remontó un gol en contra y forzó la prórroga.

Finalmente, el Depor superó la eliminatoria, entre otras cosas porque cuenta con uno de los mejores jugadores de Segunda B, Quique González. Después de casi dos horas sobre el césped, el delantero se lo guisó y se lo comió, como se dice popularmente. Él solo, sin ayuda de nadie, aunque quizá con el beneplácito del árbitro. Los morados superaron la ronda, nuevamente gracias al punto de penalti, y ahora sí que sí espera el Novelda, también de Tercera División. A priori, los de Pérez Salvachúa son superiores, pero en el fútbol puede suceder que un equipo de Segunda B se plante en semifinales de la Copa del Rey y tenga que ser eliminado por un histórico como el Athletic. Prudencia.

¡Esas urnas!

El periodista Antonio del Abril.

El periodista Antonio del Abril.

Por Antonio del Abril *

Las europeas en mayo, las municipales y autonómicas a la vuelta de algo más de un año –junio de 2015– y unos meses más tarde las generales. No es extraño, por ello, que los partidos calienten ya motores, que los políticos de unos y otros partidos estén afilando las uñas, y hasta las muestren, a la vez que se produzcan las primeras escaramuzas.

En el ámbito provincial el consejo local de UPyD de Guadalajara saltaba hace unos días por los aires –lógico cuando hay posibilidad de “tocar pelo”, los aspirantes a candidatos crecen como las setas en primavera–; en el PP de Azuqueca se acaba de hacer patente un cisma que llevaba tiempo germinándose –la risa va por barrios, reza un dicho popular–; y lo que nos vayan dejando los próximos meses pues las elecciones tiene eso, conllevan nominaciones de candidatos las nominaciones conllevan exclusiones y las exclusiones terminan en cabreos y portazos. Además de que todo son codazos y empujones para buscar un buen acomodo.

En el ámbito regional la presidenta Cospedal, de no conceder prácticamente ninguna entrevista a medios regionales, a primeros de año pasaba a “encerrarse” con veintitantos directores de medios de comunicación de la región y someterse al fuego cruzado de sus preguntas. Todos a una. Para no agraviar a nadie. Las elecciones cuando se ganan como que te aúpan a un pedestal poco menos que inaccesible al resto del mundo. Ahora, cuando tienen que pasar por ellas… Ya es otra cosa. Cómo que se humanizan.

La convención de Valladolid celebrada por el PP hace unos fines de semana o que Rubalcaba se prestara unos días atrás a una entrevista en un medio de comunicación, se supone que “contrario” y que ningún secretario general del Partidos Socialista había pisado desde hacía diez años, son dos muestras más, éstas en el ámbito nacional, de cómo la sola proximidad de las elecciones les “pone”, motiva y hasta cambia. Máxime si algunos prestigiosos analistas de estados de opinión –como es el caso de uno de este mismo medio de comunicación en el que Rubalcaba dijo sentirse tan a gusto– vaticinan que el POSE puede ganar las europeas y si las ganas podría hasta alzarse con la victoria en las generales. Las autonómicas y más aún las municipales son otra cosa, con variables y condicionantes distintos.

Evidentemente que para un político no es lo mismo gobernar que estar en la oposición, y de cara a someterse a la consideración de las urnas no es lo mismo partir de una situación que de otra. De entrada, por el comportamiento ante los medios de comunicación y lo propios ciudadanos. La mismísima Cospedal es un ejemplo –también los hay en el PSOE–. No he visto rueda de prensa más multitudinaria que la que dio ésta cuando presentó su propia página web en la campaña electoral de las autonómicas de 2011, en un famoso cigarral de Toledo. Habían convocado hasta a las “hojas parroquiales”.

Luego y fundamental, por los medios –en este caso no me refiero a los de comunicación– que, de una manera u otra, tienen a su disposición y de los que, de una manera u otra, se sirven para mejorar la percepción que el electorado pueda tener de ellos. Cuando se parte desde el Gobierno hay sensibles diferencias, aunque no siempre garantizan el éxito. Como ejemplo tenemos el caso de José María Barreda en las últimas autonómicas en las que terminó perdiendo el Gobierno de la región, a pesar de las ingentes inversiones que hicieron en el último año de su legislatura que llevaron el déficit regional a límites inusitados, dejando a un montón de empresas en la estacada con facturas que han tardado algunas casi dos años en cobrar, lo que las llevó directamente a la ruina, y en definitiva sumiendo a la región en una situación económica desastrosa.

Se dice que lo tienen más fácil y puede ser que en muchas ocasiones sea así, pero no siempre, como hemos podido comprobar en el caso de Barreda. Tenemos otro claro ejemplo de ello en Jesús Alique, cuando perdió el Ayuntamiento de la capital ante Román en 2007. Con el Gobierno de la nación y el de la región en manos del PSOE se presentó en la recta final de su mandato acumulando un importante número de inversiones realizadas y proyectos a futuro, tanto para la capital como para la provincia, que le hacían sentirse virtual ganador. Y perdió. Claro que lo raro es que hubiera ganado. Todas las veces que ha gobernado ha sido gracias al apoyo de Izquierda Unida.

Otra anécdota más. Recuerdo una noche electoral, que con el recuento al noventa por ciento, los dos candidatos a la alcaldía de Guadalajara, Irízar por el PSOE y Bris por el PP, iban empatados a votos. Quedaban por escrutar los resultados del barrio Eras del Canario y en el PSOE se empezaban a sentir ganadores, teniendo en cuenta que unos días antes de la campaña la operación asfalto había llegado al barrio y lo habían dejado precioso. Pensaban que esa circunstancia podía inclinar en la balanza a su favor en éste y, con ello, cerrar la noche electoral con un victoria en el Ayuntamiento de la capital. No fue así. El escrutinio en esas mesas favoreció al PP, aun con todo lo bien que habían quedado las calles. Y es que a la hora de votar el ciudadano no sólo se queda en eso y suele contemplar más cosas.

Voto en una urna durante las últimas elecciones generales. // Foto: ABC.

Voto en una urna durante las últimas elecciones generales. // Foto: ABC.

En estas elecciones, como en las municipales y autonómicas de 2011 y después en las generales, la situación económica va a pesar lo suyo, la diferencia estriba ahora en que será el PP y no el PSOE, como en las anteriores, el que pueda sufrir las consecuencias con un retroceso en las urnas. De ahí que, de subidas de impuestos, el Gobierno de Mariano Rajoy esté hablando ya de bajadas. De ahí que, tras la convención de Valladolid, uno de los mensajes que el PP quiere trasladar a la sociedad de la manera más nítida es la mejora que se ha producido en la situación económica, gracias a la políticas realizadas y a pesar de la situación heredada, en la que ya no hay refugio posible porque para eso llevan más de dos años gobernando.

De ahí que García-Page quiera un anticipo de las elecciones autonómicas de Castilla-La Mancha, haciéndolas coincidir con las europeas, porque los dieciséis meses que quedan hasta su celebración, de acuerdo con el calendario electoral, debieran correr a favor de Cospedal. Y del PP en general. Evidentemente que estos años de políticas restrictivas, tanto del Gobierno de la región como del nacional, han minado la valoración de ambos líderes populares, pero no es menos cierto que no han sido sus oponentes del PSOE los que han capitalizado para si la bajada de éstos, en absoluto han crecido en la misma proporción, al contrario, han bajado igualmente. En cualquier caso si hay un momento que pudiera resultar más propicio para García-Page es éste.

La situación en la que llegaron al Gobierno, les obligaba hacer lo que hicieron, con pocas o ninguna alternativa en la mano, hoy sin embargo la situación económica les permite hasta bajar los impuestos, lo que, con las urnas en el horizonte, genera alguna que otra suspicacia.

Si es cierto que las cifras macroeconómicas muestran una realidad bien distinta, no es menos cierto que esa situación va a tardar bastante tiempo en trasladarse a la economía familiar. Y no va a ser cosa de un año. Como tampoco va a ser cosa de un año el recuperar los seis millones de puestos de trabajo que se han perdido desde el cuarto trimestre de 2008 que es cuando empezó el calvario.

¿Será suficiente como para que el PP pueda recuperar el terreno que ha perdido en este tiempo y afrontar las elecciones sin sobresaltos? A día de hoy el ánimo con el que los votantes se puedan acercar a las urnas es toda una incógnita. Parece claro que lo que pierdan PP y PSOE se lo llevarán IU y UPyD. El crecimiento de éste último partido abre nuevas posibilidades de gobernar al PP, sin necesidad de tener que sacar la mayoría, como hasta ahora. En Castilla-La Mancha o en Guadalajara ya tendrían con quien pactar.

Ya veremos. Y podremos ver cualquier cosa porque en política, como en el amor o la guerra, todo vale. Aunque no debiera.

* El periodista Antonio Abril ha sido director del bisemanario Guadalajara DosMil desde su aparición en noviembre de 1986 hasta su cierre en abril de 2012, en su última etapa como digital, atesorando más de 25 años de experiencia como editor, una de las más dilatadas de Castilla-La Mancha. Su labor más reciente ha sido, desde mayo de 2012, al frente de la delegación regional del periódico DHenares durante un año. 

La tortilla del Eje Cultural

El Alcalde y el concejal de Infraestructuras supervisan los trabajos de la segunda operación asfalto en el Eje Cultural. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

El alcalde y el concejal de Infraestructuras supervisan los trabajos de la segunda operación asfalto en el Eje Cultural. // Foto: Ayuntamiento de Guadalajara

Por Concha Balenzategui

Estando ya las obras de Ingeniero Mariño y Ramón y Cajal en su recta final, estamos a punto de despejar la incógnita que, al menos a mí, me ha estado rondando estos últimos meses. La cuestión es si el resultado final contentará a los vecinos y acallará las críticas por las molestias ocasionadas, que han sido bastantes.

Compruebo que las protestas, en las conversaciones y en las redes sociales, no han cesado durante los trabajos. Hay quien ha cuestionado la necesidad de una reforma de ese calibre y quien ha criticado su pomposo nombre. Incluso ha habido algún intento de relacionar esta obra con la proyectada en el barrio burgalés de Gamonal, sin demasiado eco, dicho sea de paso.

Pero las quejas se refieren más que nada en los cortes de tráfico y los atascos. En el paso de camiones y excavadoras, claro. En los cascotes y la falta de iluminación, por añadidura. Si quieren también, en la falta de señalización o en el desvío del trayecto de autobús. En definitiva, el disgusto se ha centrado en una situación que es transitoria, debida a los propios trabajos.

Hay que tener en cuenta que es una vía céntrica y de tránsito, que la reforma ha coincidido con las lluvias y con las fiestas navideñas, y por tanto las molestias se han alargado y se han extendido a todos los guadañaremos. Pero nadie puede quitarle el mérito de la paciencia de Job a los vecinos.
Una conocida, que regenta un negocio cara al público en esa zona, tiene grabados los cortes de agua que ha sufrido desde que empezaron las obras. Nueve, me dice, y sólo tres de ellos avisados con antelación. Lo cuenta con fastidio, porque su negocio es de los que necesita el agua para trabajar. Y parte de la clientela, gente mayor que no se aventura entre las zanjas, se ha esfumado. Pues bien, pronto llega el momento de comprobar si, una vez acabada la obra, la calle va a quedar estupenda, como piensa ella.

He visto al concejal de Obras responder con un gran encaje a las continuas críticas a través de las redes sociales. Porque Carnicero -hay que reconocerlo- es de los que se aviene a responder a los tuiteros, incluso a los que no tienen respeto, modales ni ganas de diálogo, muchas veces desde el anonimato.

Por sus respuestas deduzco que el concejal de Obras, como todo el Equipo de Gobierno, está convencido de que las protestas se limitan a los trastornos de la obra, y de que cesarán cuando esté terminada la calle. Que una vez hecha la tortilla, como reza el dicho, nadie va a lamentar los huevos rotos.

No lo tengo tan claro. Creo que son muchos los que no aprueban ni la idea ni el resultado. No les parece necesaria la reforma, ni que compense tantos meses de cascotes y baches. Pero sobre todo hay muchas dudas de que un solo sentido del tráfico sea suficiente para esta ciudad que tiene en la movilidad una ganada calificación de «necesita mejorar». Los huecos de los solares donde había bellos edificios que se dejaron caer, las feas traseras al aire de la calle doctor Creus, son otros lunares que restarán brillantez al resultado.

También hay quien critica que se han dejado aceras “demasiado” anchas y muchas plazas de aparcamiento, hurtando ambas espacio a la circulación rodada. Y además, hay quienes se quejan de que los nuevos aparcamientos sean de pago, porque así lo han pedido los comerciantes. Mi amiga, la de los cortes de agua, dice que a ella no le han preguntado por el tema. Sea como fuere, es poco valiente por parte del alcalde escudarse en los negocios para hacer lo que crea que hay que hacer.

Farola de diseño moderno junto a la concatedral de Santa María, en pleno Eje Cultural. // Foto: Facebook de Luculo Loureiro.

Farola de diseño moderno junto a la concatedral de Santa María, en pleno Eje Cultural. // Foto: Facebook de Luculo Loureiro.

Y además están las farolas. Ya contaba Rubén Madrid el otro día el coro de protesta que se había alzado en Facebook contra esos especímenes. Estando de acuerdo en el fondo de la cuestión, a mí también me sorprendió el estado de hastío, hartazgo e indignación que desprendían los comentarios. Pero a pesar de todos estos argumentos, y aunque suene extemporáneo antes de apreciar el resultado completo, yo voy a defender la reforma.

He dicho alguna vez que estoy de acuerdo en que se arregle esta calle, que pedía a gritos pico y pala, desde las tuberías al trazado. También estoy de acuerdo en que, como estaba previsto en el planeamiento urbanístico desde hace décadas, se dé un el único sentido al tráfico rodado. Está claro que es la única manera en la mayoría de los tramos de poder transitar por las aceras con normalidad.

Hace unos días, un amigo describía una ciudad española que había visitado hace poco con la siguiente observación: «Te puedes recorrer todo el centro empujanto el carrito con un dedo». Se refería -los padres de niños pequeños lo han entendido a la primera- a que las aceras y el pavimento estaban impecables para el peatón y sus circunstancias (el niño, el cochecito, la silla de ruedas o el carro de la compra). Yo quiero eso en mi ciudad. Y en Ramón y Cajal, y sobre todo en Ingeniero Mariño, era imposible. En algunos tramos era difícil caminar varias personas salvo en fila India. Era impensable llegar de Santa María al Infantado sin poner el pie varias veces en la calzada.

Yo quiero que esas calles formen parte del casco antiguo y del centro histórico, y no sean una carretera de circunvalación. Creo que hay argumentos para apartar un poco más lejos a los coches, y las razones se llaman Santa María, La Cotilla o esa preciosidad que es la capilla Luis de Lucena. También pienso, como dice el Ayuntamiento, que un solo sentido de tráfico disminuye los atascos, porque evita los cruces. Parece que el giro de la plaza de los Caídos, la prolongación de Pedro Pascual y el cambio de sentido de la cuesta Calderón (quizá haya que pensar también en cambiar Cervantes, como otra alternativa), podrían ayudar en ese aspecto.

Dicho todo esto, tampoco creo que los vecinos asuman ni pronto ni con agrado los cambios. Todavía hay quien cuestiona la peatonalización de la calle Mayor, y ya ha llovido. La reforma del Eje Cultural no va a ser del todo celebrada, ni siquiera por el fin de las obras. Ahora bien, estén tranquilos señores concejales del PP -nada menos que 16- que estoy por apostar también a que esta obra les va a restar muy pocos votos. Rien ne va plus?

Distintas formas de matar

Carta firmada por los médicos del Servicio de Urgencias del Hospital de Toledo. // Fuente: Cadena Ser

Carta firmada por los médicos del Servicio de Urgencias del Hospital de Toledo. // Fuente: Cadena Ser

Por Yago López

Reconozco la cruda violencia del titular teniendo en cuanta que mi intención es hablar del sistema sanitario de Castilla La Mancha, pero la situación en que se encuentra exige esa crudeza, porque efectivamente, por omisión, en esta región se está matando a los pacientes. Era de esperar que tanto recorte pasara factura y que ésta la acabaran pagando los enfermos con menos recursos. Ahora lo que queda es saber cuánta gente ha de morir para que se ponga remedio al desaguisado.

En lo que va de año han sido varios los enfermos que han fallecido en los pasillos de urgencias donde, según han reconocido los profesionales sanitarios, no se puede prestar a los pacientes la vigilancia y el cuidado que exige su hospitalización. Por un lado, porque las estancias que se habilitan de forma improvisada para su atención no cumplen con las prestaciones necesarias, y por otro, porque no hay tampoco personal suficiente para atenderles. No lo digo yo, ya hay varios casos denunciados públicamente por los propios médicos.

Con este panorama, uno puede preguntarse cómo se ha llegado a esta situación y lo más grave es que la respuesta es evidente y sus consecuencias vienen siendo vaticinadas por especialistas en la materia desde hace meses. Si a un sistema sanitario, por muy insostenible económicamente que fuera, le recortas espacio físico en sus hospitales y despides, o dejas de renovar, a miles de sus empleados, el resultado no puede ser otro.

Yo no sé si alguien creyó -yo desde luego no- al Consejero del ramo, José Ignacio Echániz, cuando al inicio de los recortes sanitarios -medidas de ajuste prefirieron llamarlas- aseguró que las actuaciones acometidas por la Junta en esta materia equilibrarían un sistema sanitario desorganizado haciéndole más eficiente y mejor, en otras palabras, que iban a hacer más con menos, y por supuesto de forma más económica.

Por centrarnos en Guadalajara, no hace tanto que reclamábamos con vehemencia la ampliación del Hospital Universitario, dado que el centro sanitario de referencia en la provincia se había quedado pequeño respecto al volumen de población que debe atender. Hace ya unos años, cuando se puso la primera piedra de estas obras, el alcalde de la capital, Antonio Román, médico de carrera además, solicitaba públicamente al por entonces presidente de la Junta, José María Barreda, celeridad en unos trabajos de los que decía dependía la calidad de la asistencia sanitaria de los ciudadanos de Guadalajara.

Han pasado los años, y no es que no se haya concluido la ampliación, es que se ha cerrado una planta del viejo hospital y cientos de trabajadores se han ido a la calle. Mientras tanto, la imperiosa necesidad de la provincia de un nuevo y moderno espacio sanitario ha salido del discurso del alcalde por la puerta de atrás, no vaya a ser que incordie a su compañero de partido y amigo José Ignacio Echániz.

Me consta que muchos dirigentes populares justifican la situación actual como una respuesta sensata aunque dolorosa para sacar al sistema sanitario de la ruina absoluta en la que le dejó sumido el PSOE, o lo que es lo mismo, vuelven a recurrir al manido argumento de la herencia recibida. No les rebato que la gestión socialista de los recursos sanitarios fuera nefasta y las cuentas del Sescam hicieran aguas por todos lados, ahora bien, otra cosa es que la manera de racionalizar el gasto para cuadrar las cuentas que han puesto en marcha desde el PP no suponga de facto un atentado contra los derechos más fundamentales de los ciudadanos.

Vuelvo a insistir en que reducir el déficit a base de suprimir servicios públicos lo hace hasta un mono, lo que requiere una cierta habilidad política es priorizar el gasto de manera que se garanticen los derechos fundamentales de los ciudadanos y se equilibren a su vez las cuentas de la administración. Esto no es sencillo, por supuesto que no, pero su dificultad no justifica la inoperancia que está demostrando la Junta.

La presidenta no puede ingresar en tres años 400.000 euros de dinero público (su partido se financia en gran parte con los impuestos de los ciudadanos) y luego asegurar que no queda más remedio que reducir las partidas para infraestructuras y personal sanitario hasta el punto en que los enfermos de la región se mueren en los pasillos. No es demagogia señores, es una cuestión de humanidad.

Evidentemente suprimiendo el sueldo de Cospedal y de sus decenas de asesores o las dietas de los dirigentes que ya cobran su nómina por otro lado, entre otros muchos conceptos a mi entender prescindibles, aunque supondrían un gesto de decencia no solucionarían demasiado, porque es cierto que el gasto fundamental de la administración lo copan la sanidad, la educación y los servicios sociales. Pero por otro lado, lo lógico es que si no tienen la fórmula para garantizar esos servicios públicos bajo esta coyuntura económica, que al menos hablen claro de una vez.

Si con los números sobre la mesa los dirigentes regionales creen que no pueden mantener los servicios públicos fundamentales como la sanidad, la educación o la dependencia, que sean honestos y planteen un nuevo modelo de sistema o que se aparten del camino. Lo que no es de recibo es que se cuelguen medallas como magníficos gestores, presumiendo de garantizar los servicios básicos de la región al tiempo que ahorran, mientras el sistema educativo se descompone y los pacientes se mueren esperando en eternas listas de espera o directamente fallecen desatendidos en un pasillo de hospital.

Elige: ¿A favor o en contra?

Imagen de un festejo taurino en el Coso de las Cruces de Guadalajara. // Foto: www.clm24.es

Imagen de un festejo taurino en el Coso de las Cruces de Guadalajara. // Foto: http://www.clm24.es

Por Marta Perruca

Existen cuestiones en las que parece que la sociedad no perdona medias tintas: Tienes que mostrarte manifiestamente a favor o en contra. El otro día me sorprendía un compañero casi disculpándose por su pasión por los toros: “Ya sé que no me pega nada”, reconocía. No creo que se avergüence de ello –no es su estilo- pero lo cierto es que en todos estos años, hasta ese día, curiosamente, nunca se había terciado la ocasión para confesárnoslo.

Desde mi punto de vista, lo que llamamos fiesta nacional me parece una crueldad. Pagar una entrada por ver una corrida, os aseguro, será lo último que haga. Además, aunque los vecinos de esta provincia, eminentemente taurina, me escupan por la calle, tengo que decir que siempre me ha parecido estúpido el placer que encuentran algunos en correr delante de un animal astado y, desde luego, no entiendo por qué las administraciones lo financian cuando cada verano deja tras de sí un reguero de heridos, e incluso de muertos. Y ya para colmo, que el programa de fiestas recoja encierros infantiles, donde claramente se fomenta y se inicia a los más pequeños en esta práctica arriesgada, lo siento, pero no cabe en mi cabeza.

Yo no lo entiendo, pero claro, es que a mí la fiesta taurina no me gusta y me parece una crueldad, además de una temeridad innecesaria que cuesta vidas y que pagamos con nuestros impuestos. Sin embargo, no creo que el Ayuntamiento de Pamplona repare en mi parecer, teniendo en cuenta los beneficios económicos que reporta.

También, el sector taurino podría hablarme de los puestos de trabajo que genera y del dinero que mueve. Podría argumentarme que, de otra manera, esta especie se extinguiría, porque, vamos a ser realistas, si la fiesta no existiera nadie invertiría en reservas o  parques zoológicos para que este animal campase a sus anchas. Pero tampoco me parece de recibo que una Consejería preste tanta atención a la fiesta nacional mientras desatiende otras cuestiones tan cruciales como la educación, la cultura o el patrimonio de esta provincia y de esta región.

Uno de los cotos privados de caza de la provincia. // Foto: www.lacronica.net

Uno de los cotos privados de caza de la provincia. // Foto: http://www.lacronica.net

De igual manera, jamás nadie me verá empuñando un arma y apuntando con ella a animal alguno y mi capacidad de entendederas no puede asimilar que alguien pueda disfrutar con ello. Sin embargo, no podemos pasar por alto las buenas rentas que los cotos de caza dejan en los ayuntamientos de la provincia, muchos de ellos pequeños y casi sin recursos. También son estos cotos los que, con mayor o menor fortuna, garantizan un equilibrio de las especies cinegéticas con otras actividades como la agricultura, cuando sus planes se llevan a cabo con responsabilidad y ,en cualquier caso, son el principal recurso ante las plagas. De hecho, los cazadores no se cansan de asegurar que son los principales interesados en que las poblaciones se mantengan, al margen de la existencia de furtivos que actúan al margen de la ley y de los propios cotos.

Los habrá que aseguren que se trata de una actividad inherente al ser humano, que en la propia naturaleza existen especies depredadoras de otras más débiles y que todo ello forma parte de una cadena alimenticia y yo seguiré sin comprender qué  encuentran de divertido los cazadores en perseguir a su presa para acabar con su vida de un disparo.

No obstante, me parecía injusto que la Ley los hiciera casi únicos responsables de los accidentes de tráfico producidos por especies cinegéticas y que esta medida hiciera inviable el sostenimiento de algunos cotos de la provincia, una de las principales perjudicadas por este tipo de siniestros,  cuando ningún plan, por efectivo y diligente que sea, tiene capacidad de actuar sobre los caprichos del animal en cuestión y como decían los propios acotados “¿quién me asegura que ese animal pertenece a mi coto?”. No he encontrado datos relativos a 2012, pero en 2010 una de las asociaciones de cazadores más representativas de Guadalajara, ATICA, que contaba 11.000 socios y 397 cotos cinegéticos que engloban unas 650.000 hectáreas  de la provincia, me aseguraba que algunos cotos llegaban a contabilizar entre seis y siete accidentes al año. Si bien es cierto que el 70 por ciento de cotos tenían entre cero y uno, el 20 por ciento entre dos y tres accidentes  y solo el cinco por ciento, entre cuatro y cinco, con lo que la baja siniestralidad de algunas zonas hacía que el mantenimiento del seguro fuera sostenible, esta asociación ponía de manifiesto el constante incremento en el coste de los seguros y el desinterés por parte de las compañías.

A mí me parecía injusto, pero no me parece de mayor justicia la Ley a la que acaba de dar luz verde el Consejo de Ministros y con la que ahora se da la vuelta a la tortilla y resulta que los cotos ya no tienen apenas ninguna responsabilidad, salvo que el accidente se produzca como consecuencia directa de la realización de la actividad, pero como tiene que haber un culpable, a partir de ahora lo será el conductor al que, en medio de la noche, le asalte un ciervo o un jabalí de tamañas proporciones que no pueda sortear. Cuando esto suceda, el conductor será el responsable de los daños que produzca en su vehículo, de las lesiones que le ocasione, algunas veces invalidez grave, o incluso de su propia muerte… y ya sabemos que no son pocos los accidentes de este tipo que acontecen en nuestras carreteras.

Son muchos los que, de una manera o de otra, acaban castigando una postura templada en lo que se refiere a determinadas cuestiones. Esperan que te muestres radicalmente a favor o en contra: Que si no te gustan los toros apoyes las reclamaciones de los grupos antitaurinos con todas sus consecuencias y que si no apoyas la caza como una actividad de ocio te opongas a cualquier medida que la beneficie. La verdad es que con todo, no soy de esos que se abogan no sé qué poder clarividente para conferir como inconcebible aquello que no les gusta.

Simplemente, no considero justo que los cotos sean los que siempre tengan que pagar el pato, pero me doy cuenta de que las decisiones gubernamentales son, muchas veces, un reflejo de esa sociedad que castiga las posturas ecuánimes y pasa de dejar de perjudicar a un sector, incurriendo en una gran injusticia con el contrario, el que hasta ahora se consideraba como víctima ¿No se les ha ocurrido que la Administración podría asumir una parte de la culpa?

Trucos y tratos

Juan Tamariz bromea con un 'voluntario' en la gala del domingo de 'Por arte de magia'. // Foto: E.C. (Cultura EnGuada).

Juan Tamariz bromea con un ‘voluntario’ en la gala del domingo de ‘Por arte de magia’. // Foto: E.C. (Cultura EnGuada).

Por Rubén Madrid

Llama la atención el modo en que los magos -acabamos de tener a un buen puñado de maestros de este arte por Guadalajara- son capaces de combinar su magia con el humor, los trucos y los chistes. Ocurre cuando los vemos en televisión desde el sofá o sobre el escenario, desde nuestra butaca, que tenemos la sospecha, casi diría la certeza, de que en ese momento en que se hacen los simpáticos, en que aprovechan cualquier excusa para soltar una broma fácil… ¡zas!, ya lo han hecho. De poco sirven luego los polvos mágicos, alargarse innecesariamente barajando los naipes o afilar el entrecejo para intentar cazar el truco al vuelo allí donde nos indican que miremos con atención. El humor es para los magos una magnífica maniobra de despiste.

Dijo Tamariz el domingo que la magia es el arte de la evanescencia. Decía Marx (Groucho, no se asusten) que la política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar luego los remedios equivocados. Ambos, Tamariz y Groucho, comparten el sentido del humor; y ambas, la magia y la política, comparten también la inclinación hacia el engaño.

Muchos de ustedes sabrán que la Concejalía de Festejos ha vuelto a poner en marcha una votación para que los usuarios de internet elijan a través de las redes sociales la actuación que desearían ver en la próxima Semana Grande. Por cierto, en la formulación de la pregunta en Facebook se ha escrito Semana Santa, evidentemente por error: no será el caso de servir para tan sobrios festejos a uno de los grupos que va en cabeza, Extremoduro, con una de sus canciones más conocidas, ‘Jesucristo García’.

Lo llamativo de esta iniciativa, que se lleva a cabo por segundo año consecutivo, es que resulta un hecho aislado en nuestra política municipal, que tan bien se prestaría, en cambio, como laboratorio de democracia directa.

Es cierto que el Ayuntamiento está haciendo un esfuerzo en administración electrónica (era objetivo del artículo de ayer de mi compañero Abraham Sanz), pero las experiencias alcarreñas no son precisamente un derroche de arrojo y valentía. Pasaron de largo por Guadalajara, con gobiernos conservadores y socialistas (y teniente de alcalde de IU) los tiempos en que Porto Alegre amanecía en media España con ejemplos de presupuestos participativos. Hay todavía un grupo de ciudades que reivindica esta profundización en la democracia participativa, que han celebrado ya su quinto encuentro y que cuentan incluso con un manifiesto, la Declaración de Archidona, donde sitúan la participación como fórmula y la defensa del espacio público como principal objetivo.

Robe, cantante de Extremoduro, la actuación elegida el año pasado. // Foto: Lucía de Andrés (web oficial de Extremoduro).

Robe, cantante de Extremoduro, la actuación elegida el año pasado. // Foto: Lucía de Andrés (web oficial de Extremoduro).

En Guadalajara la repetición de la consulta no vinculante para los conciertos de Ferias podría muy bien inspirar, éxito mediante, otras de semajante formato. Opciones no faltan, desde el diseño de las farolas del Eje Cultural o la elección del personaje al que se le podría poner una estatua en El Fuerte hasta cualquier otro asunto que sea objeto de polémica o, especialmente, aquellos otros aspectos imprevisibles que sorprenden a mitad de legislatura y que, según el equipo municipal, no pueden contemplarse en un programa electoral: pongamos por caso la privatización del servicio del agua, en la pasada legislatura, o los megacontratos de servicios, en la actual.

En las Ferias y Fiestas gastamos mucho y nos jugamos poco. Es, por ello mismo, un buen banco de pruebas para ahondar en las experiencias de participación ciudadana. Por ejemplo, cabría preguntar qué techo de gasto considera oportuno para el desfile inaugural, porque tal vez considere que rondar los 200.000 euros resulta una barbaridad en tiempos de crisis. Sin sacrificar los gustos de las minorías, cabe también preguntar como orientación si los vecinos preferimos incrementar el peso de una programación determinada, infantil, taurina, cultural, deportiva o religiosa, por poner algunos ejemplos. También se puede consultar a la ciudadanía a toro pasado (nunca mejor dicho), para conocer por ejemplo la opinión real sobre, pongamos otro caso, el ‘Titiricidio’, esa mutación del Titiriguada en Festitiriguada que sólo se parecía en el nombre.

Y, sobre todo, experimentar con democracia directa en un área como los festejos puede servir un simulacro de presupuestos participativos más tarde aplicable a muchas inversiones.

Todo esto tendría unos costes, por ejemplo en la creación de una plataforma adecuada para llevar a cabo estas consultas (se ha hecho un esfuerzo similar pero más inútil en la web ‘Guadalajara 30 días’) y, al menos en teoría, una serie de beneficios indudables: el respaldo de las decisiones que no hayan sido anunciadas previamente en campaña electoral, la involucración de la ciudadanía en la cosa pública o, entre otros, la necesidad de información por parte de un ciudadano que deba conocer mejor los asuntos que se sometan a debate general.

No se trata de consultar por consultar, sino de complementar esta actitud con otros mecanismos como verdaderos consejos de barrio, asambleas sectoriales y atención a las corrientes de opinión mediante encuestas bien ponderadas, a poder ser con mecanismos más profesionales que las redes sociales: hay empresas demoscópicas que se encargan de ello y a las que los políticos otorgan credibilidad, pues, por poner un ejemplo, acuden a ellas para hacer sus sondeos internos en periodos de campaña electoral.

Pero todo esto remite, en realidad, a una única pregunta: ¿Importa de verdad la opinión de los guadalajareños en las decisiones que se adopten en la ciudad?

Hasta ahora, la experiencia de la votación de Ferias puede llevar a error, pues utiliza una metodología informal y remite a un hecho aislado, pues no pregunta sobre nada fundamental (el pan) sino sobre un aspecto muy accesorio (del circo). Ante los muchos asuntos en los que se hace oportuna la opinión del ciudadano, su elección entre Extremoduro, Rulo y la Contrabanda y Malú viene a ser como cuando el mago sube al escenario al voluntario para soltarle una gracia cuando, en realidad, se la están metiendo doblada.