Convergiendo, que es gerundio

Fotografía de la asamblea convocada por IU. // Foto: El Hexágono de Guadalajara.

Fotografía de la asamblea convocada por IU. // Foto: El Hexágono de Guadalajara.

Por Rubén Madrid

Converger, confluir, coincidir y sumar. En esas anda la izquierda alternativa al PSOE, también en Guadalajara, donde ya se han producido los primeros contactos entre formaciones: existe la intención de que Izquierda Unida, Podemos, Equo y Más de un Ciudadano confluyan con otras asociaciones y ciudadanos en un bloque para las municipales de mayo. Se trata, dicen, de construir una nueva marca electoral que vaya más allá del batiburrillo de siglas, unificada en toda la provincia para buscar también representación en Diputación y que nace con los mimbres de la llamada “nueva política” surgida del 15M y aplicada con desenvoltura por Podemos en las Europeas, el punto de inflexión que sin duda está animando estas aventuras en todo el país.

Ese es el propósito, el “qué”. Ahora viene el “cómo”.

La iniciativa arriacense no es una excepción en el panorama español. En todo el país están surgiendo una suerte de plataformas políticas (como lo han sido hasta ahora las mareas en el ámbito de la movilización social) que van más allá de la coalición de partidos al uso, las llamadas sopas de letras, y que están integrando programas de mínimos para ganar las alcaldías: defensa de los servicios públicos, ecologismo, regeneración democrática… Los principales líderes de IU, Podemos y Equo están espoleando estas iniciativas, al menos que se lleven a cabo estos primeros contactos (hay voluntad, insisten), y Madrid y Barcelona han fundado ya sus propios laboratorios locales en Municipalia y Guanyem Barcelona, que lidera Ada Colau. Así que no se sorprendan si en las elecciones de mayo en los colegios alcarreños también tenemos papeletas de ‘Ganemos Guadalajara’.

La elaboración de estas candidaturas aprovechan el impulso de Podemos con las Europeas, que ha hecho pensar que por fin el clamor social del 15-M puede cuajar en las urnas, y se reivindican como más necesarias todavía conforme se producen los anuncios de pucherazo de Cospedal para Castilla-La Mancha o del propio Rajoy para los ayuntamientos del país, que pretende imponer que gobierne la lista más votada.

Una primera asamblea. El miércoles 9 de julio, IU convocó una asamblea ciudadana abierta en la plaza del Concejo. El orden del día pasaba por debatir con otras formaciones, con asociaciones y con ciudadanos de a pie la opción de configurar una candidatura común. Confluir o converger, decíamos. A su término hacía lo propio otra formación, Más de un ciudadano, que en su propia asamblea, también en la calle (en la Plaza del Carmen) llevaba el mismo punto en su orden del día.

Reuniones en grupo durante la asamblea convocada por IU en la plaza del Concejo. // Foto: Podemos Guadalajara.

Reuniones durante la asamblea convocada por IU a principios de julio. // Foto: Podemos Guadalajara.

La reunión en la plaza del Concejo fue trabada, como suele ocurrir en estas asambleas ciudadanas que tienen en su perezosa mecánica su principal punto en contra, pero las conclusiones acabaron por resultar bastante interesantes, a pesar de que sólo una periodista (una redactora de Nueva Alcarria) acudió a la cita. También Podemos elaboró un informe en su blog. El peso informativo de lo ocurrido puede resumirse en los siguientes puntos fundamentales:

  1. Hay voluntad de que exista una candidatura única en Guadalajara, una iniciativa con carácter propio a la que se sumarán los partidos que la impulsan, pero que no se cierra a la participación ciudadana individual o en colectivos sindicales o sociales de la ciudad… No tiene todavía nombre, pero no hay duda de su inspiración en los modelos de Barcelona y Madrid.
  2. Una comisión integrada por una decena de ciudadanos (entre ellos dirigentes locales de partidos de izquierdas) ya está trabajando este mismo verano en la fórmula que articule este movimiento político de confluencia. De hecho se reunió en la misma plaza la semana pasada.
  3. Se impone la forma de hacer política reclamada en las plazas por Democracia Real Ya, los indignados, el 15-M y Podemos: listas abiertas, elaboración horizontal del programa, impulso de un proceso político paralelo al movimiento social y cerrojazo a las puertas giratorias: los candidatos mantendrán el compromiso que que el cargo público que pudiesen ocupar no entrará en conflicto con intereses privados.
  4. Se ha establecido una hoja de ruta o calendario. De momento, hay asamblea ciudadana prevista para finales de septiembre, donde todos los asistentes estudiarán la fórmula de articulación que está artículando la comisión de trabajo. De salir adelante la iniciativa, se trabajará de forma constante cara a las elecciones municipales, pero también con la vista puesta en que puede haber un adelanto de las legislativas.

¿Cuáles son los principales puntos de debate? En primer lugar, si existe la opción de configurar un programa común. Y aquí, aunque muchas voces alertan de que debería ser la primera preocupación, parece obvio que hay suficientes mínimos comunes denominadores a tenor de cuanto se ha confluido ya en la movilización social, al repasar las preocupaciones principales contra la ofensiva privatizadora y neoliberal y en un primer barrido de las medidas que proponen estas formaciones en sus programas políticos, los manifiestos a los que se adhieren, los discursos e intervenciones públicas y el conjunto de la literatura política que han generado quienes ahora pretenden confluir en esta aventura. Coinciden en lo básico y en algo más.

Hay evidentemente electores de IU o Podemos que seguramente censurarán que confluyan los unos con los otros, pero queda la impresión de que seguramente son los menos. Existe un clamor todavía mayor de que hay que poner fin a la fragmentación del voto en la izquierda alternativa al socialismo: hay quien lo ha ilustrado con las famosas disputas en la película ‘La vida de Bryan’ entre el Frente Popular de Judea y el Frente Judaico Popular.

El debate interno en IU. Hay un segundo tema clave: hasta qué punto Izquierda Unida, que ha sido el principal referente hasta ahora a la izquierda del PSOE, cederá protagonismo e incluso identidad en un proyecto que la rebasa. Lo hizo en su día el PCE para conformar IU, con un resultado desigual a lo largo de todo este tiempo que no ha evitado tensiones, pero que también ha garantizado hasta ayer mismo la hegemonía de la coalición en su espectro político. Dirigentes históricos de la coalición como Julio Anguita, que ahora lidera el Foro Cívico, siguen llamando al intento de formación de frentes en los municipios para las próximas elecciones.

IU se quejó hace cuatro años, seguramente con razón, de que el estallido del 15-M en vísperas de las municipales le perjudicó con una ola de indignación que cargó casi por igual contra todos los partidos. Muchos en la formación pensaron que eran los suyos quienes les estaban disparando desde las acampadas. Pero había, también es cierto, no poco reproche de los indignados a IU por la rigidez de su estructura y por lo gastado de tantos mensajes y procedimientos. Eran vieja política; de izquierdas, pero vieja.

¿Estará dispuesta la IU de José Luis Maximiliano a diluirse como candidatura electoral en un ‘Ganemos Guadalajara’? ¿Aceptaría incluso un cabeza de cartel de Podemos o un independiente que no milite en sus filas? ¿Cuanto pesan las siglas? ¿Se impondrá de verdad el «programa-programa» elaborado en la calle y votado en asamblea abierta a cualquiera que quiera parar por allí para practicar democracia directa?

Parece, de momento, que la respuesta es afirmativa. Y creo, pero aquí hay muchas voces que opinan lo contrario, que esta estrategia beneficiará incluso a la supervivencia de IU, que quedaría comprometida si se cerrase en banda frente a un proyecto de vocación tan abierta como Podemos y que además ha arrancado con un ímpetu tan arrollador que amenaza incluso con llevarse por delante buena parte del PSOE.

Por cierto, ¿y el PSOE, qué? Hay un clamor fundamental entre las voces que se dejaron escuchar en esta asamblea por la convergencia: desbancar al PP de la Alcaldía. Parece obvio que, a la hora de la verdad, la derrota del Partido Popular de Guadalajara sólo será posible si en el Pleno no suman la mitad más uno de los concejales, bien por sí mismos, bien con el apoyo que les pudieran brindar también otras formaciones como UPyD. Incluso si Rajoy sigue adelante con su intención de decretar que el más votado ostente el bastón de mando, que Román (o quien sea finalmente) tuviese una mayoría de izquierdas en contra haría ingobernable el Ayuntamiento.

Es demasiado pronto, pero tampoco resulta difícil imaginar fórmulas con las que la izquierda le pudiera arrebatar la Alcaldía a un PP en minoría, que pueden pasan por permitir un gobierno en solitario del PSOE con el que buscar impulsos a políticas de izquierdas, y no sólo por pactar con los socialistas. Seguramente la formación que surja a su izquierda (ese Partido G, Ganemos Guadalajara o como al final se llame) no está ahora mismo preocupada por debatir si pactaría con el PSOE en algún caso, pero también es cierto que si no se hace la pregunta, se la harán sin duda los periodistas en campaña.

Ahora bien, la pregunta también puede plantearse en términos opuestos. ¿Y si esta candidatura fuese la segunda más votada? ¿Estaría el PSOE dispuesto a pactar con esta formación?

En este punto hay algo que, además, escapará a los impulsores de este ‘Ganemos Guadalajara’. Y es la imprevisibilidad congénita del PSOE. ¿Qué grupo socialista habrá en Guadalajara de aquí a unos meses? El discurso socialista resulta siempre una incógnita, cuando no contradictorio, y es aún más difícil de predecir cuando está pendiente de ver el camino que emprende la renovación recién iniciada desde Ferraz con Pedro Sánchez, pero también aspectos puramente locales como quién será el director de orquesta del socialismo arriacense ahora que Valerio ha anunciado su abandono o el modo en que afecte o se pase página en Guadalajara la apuesta a caballo perdedor (Madina) de la mayoría de los militantes y, en particular, de los líderes más jóvenes del partido en la provincia…

El punto de partida para los socialistas no es ahora mismo excesivamente alentador: se puede plantear como un reto ilusionante, pero en la práctica se trata de una pelea no por ser la primera sino la segunda fuerza en número de votos. Es obvio en Guadalajara, donde el batacazo de 2011 les sitúa bajo mínimos en el punto de salida, pero lo es también en el conjunto del país, si nos atenemos a la práctica totalidad de las encuestas de intención de voto.

El factor Podemos. La primera reunión para orquestar el nuevo proyecto político fue una fiesta: voluntad de cooperación e incluso cierto entusiasmo contenido en las caras. Nada une tanto como tener un enemigo común, pero la izquierda es especialista en enfangarse en luchas cainitas y en apartar lo mucho que la une para concentrarse en lo poco que separa. La nueva candidatura tendrá que elevar una propuesta que no suene gastada ni oportunista. Podemos aporta aquí la frescura de sus genes y un discurso ganador. La formación de los círculos obró el milagro de las Europeas en cuatro meses y ahora sigue sumando respaldos. Casi todas las encuestas la sitúan como tercera formación en el país en intención de voto. La suma con IU la coloca en casi todas las proyecciones en empate técnico con el PSOE. La incógnita es si este ímpetu se mantendrá, decaerá o irá a más? Y si Podemos podrá todavía más al fundirse en candidaturas ciudadanas como las que aquí se preparan.

La demonización de Pablo Iglesias seguramente desespera a su madre pero alienta a sus votantes. Su descaro en la denuncia de las oligarquías y el orden establecido y su recuperación de la función política al servicio de la ciudadanía actúa como una coraza que apenas sufre rasguños con los rudimentarios métodos de asedio de una vieja política que intenta acusar de inmoral al recién llegado mientras arrastra tantos despropósitos contrastados en su propio ejercicio de las responsabilidades. Podemos escenifica con exceso de teatralización, incluso, la confrontación entre un bipartidismo incompetente, incapaz e insensible con los problemas de la gente y la reivindicación de la política como herramienta ciudadana para aportar soluciones colectivas y no atajos individuales. No se contenta con una estrategia defensiva del Estado del Bienestar, como el PSOE. No apela a los sagrados símbolos de la II República, como IU. Ha convertido los eslóganes y los quejidos de las acampadas en las plazas en un programa político después de consultar a profesores y expertos. Y plantean objetivos pragmáticos sin olvidar el ideal romántico de democracia que todos estudiamos en el colegio junto a las esculturas de Pericles.

Su reto es combatir su condición de moda, tan ligada a una sociedad consumista, o su cartel de fenómeno mediático, tan unida a la sociedad del espectáculo. Uno, que se dedica a observar, quisiera pensar que Podemos no está sostenido, en cambio, por un electorado consumista y fácilmente impresionable por la sociedad del espectáculo, que es el escaparate de esta globalización que ya planteó a nivel global los dramas que, con la crisis, hemos empezado a padecer a niveles locales.

No es de extrañar que ‘puedan’ de nuevo, que la ciudadanía dé una oportunidad a un soplo de aire fresco harta del callejón sin salida de quienes proponen más de lo mismo, un bipartidismo que sigue la lógica turnista que reparte las oportunidades a golpe de fracaso mutuo. Por eso si yo fuese asesor de nuestra derecha más rancia, estaría pendiente no sólo de los preparativos de la jura de bandera de octubre, sino de buscarle a esta candidatura bolivariana en la Alcarria los ocho apellidos vascos.

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