Por Óscar Cuevas
Quizá el nombre de Regino González Cobo no les suene de nada. Y sin embargo, en un país normal no deberíamos ignorar de quién se trata. Si en este país se hiciera el necesario ejercicio de reconocimiento a nuestros héroes, a Regino deberíamos conocerlo todos; al menos todos los que vivimos en esta comarca del Valle del Henares. Y les reconozco que, trabajando para escribir este texto, he tratado de localizar su pista con ese monstruo «todolosabe» que es Google. Pero ni rastro.
Hace mucho que no he oído hablar de él, aunque estoy prácticamente seguro de que habrá muerto hace tiempo. Sería lo normal, pues si Regino siguiera vivo ahora tendría la friolera de 103 años, y supongo que el hombre no habrá llegado tan lejos. Tenía 90 cuando supe por primera vez de su tremenda historia. Fue en 2002, y nos la contó a través de las páginas de «El Decano de Guadalajara» el propio protagonista, en una entrevista que le hizo un añorado compañero, también fallecido hace unos años, como era Luis Pedroviejo «Pasiterec». En fin. No les entretengo más: Regino González Cobo era el preso número 4.212 del campo de concentración nazi de Mauthausen, del que logró milagrosamente salir con vida. Aunque nacido en Segovia, en su vejez vivía con un hijo, en Villanueva de la Torre. Un guadalajareño más, en suma.

Actos de conmemoriación del 70º aniversario de la liberación de Auschwitz. En la imagen, un superviviente // Fto Alik Keplicz (AP)
Están siendo estos unos días en los que el horror nazi ha vuelto a saltar a la primera plana de los periódicos y los informativos, con motivo de haberse cumplido el 70º aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz, ese infierno del que el recluso Roman Kent dijo que pasar allí «un minuto era como un día entero, un día como un año, y un mes una eternidad». Si ustedes han estado pendientes de las noticias y reportajes de esta semana, sabrán que apenas quedan ya vivos un puñado de supervivientes de este complejo, que fue pensado para el exterminio masivo de judíos, que representa el mayor ejemplo de atrocidad humana de la historia contemporánea, y que se ubica a apenas 40 kilómetros de Cracovia, en Polonia. Se calcula que entre 250.000 y 300.000 personas fueron asesinadas en su interior durante los 5 años en los que estuvo operativo, hasta su liberación, el 27 de enero de 1945, por tropas del Ejército Soviético.
Auschwitz es seguramente el más conocido de estos campos de la muerte que Adolf Hitler repartió por Europa central para aplicar su «solución final». Pero más pegado a nuestra memoria histórica está otro de ellos, el de Mauthausen-Gusen, este ubicado en Austria, y que a los españoles nos toca mucho más de cerca porque fue allí donde miles de compatriotas antifascistas (republicanos que habían huido de España tras su derrota en la Guerra Civil) fueron confinados, a medida que caían en las garras de los aliados de Franco.
Este fue el caso de Regino González, un segoviano de nacimiento que durante la contienda española sirvió como maestro armero en el Ejército Popular Republicano, y que en los meses finales de la Guerra Civil logró cruzar la frontera francesa, en su huida hacia el exilio. Poco después, estando trabajando en los Alpes, Regino fue detenido por la Gestapo, metido en un tren, y conducido hasta Mauthausen en un largo viaje de 5 días.
Cinco años y cuatro meses pasó Regino González en aquel terrible campo de trabajos forzados, viendo como cada día morían a su lado decenas de compañeros. Allí vio caer a su propio hermano, quien buscando acabar con el sufrimiento atroz que padecía, se suicidó ante sus ojos, lanzándose contra las barreras electrificadas del recinto. En Mauthausen Regino trabajó de forma inhumana, acarreando moles de piedra por empinadas e interminables escaleras, montando carlingas de avión en jornadas de 20 horas de trabajo continuado, y viendo impotente como las cámaras de gas devoraban vidas, y las chimeneas de los hornos crematorios vomitaban el humo de los cadáveres de cientos de compañeros antifascistas, judíos, discapacitados…
El testimonio que nos brindó Regino en aquella entrevista de Pasiterec es sencillamente estremecedor: «En una ocasión fui a llevar a un oficial al que llamábamos ‘el matajudíos’ una boquilla de oro que me había encargado fabricarle en la fragua para sus cigarrillos. Llegué a su oficina, y a través del cristal de la puerta pude ver, en la otra habitación, cómo varios oficiales nazis tiraban al aire, para divertirse, a un niño recién nacido que habían arrebatado a su madre, dejándolo caer al suelo. Aquello superaba la mayor de las atrocidades». «También vi cómo vestían con harapos a prisioneros, a los que por diversión soltaban a perros salvajes para que los devorasen»… No hace falta decir mucho más. Si tienen ocasión de conseguirla, la entrevista completa está publicada en el número del 5 de abril de 2002.

Listado de guadalajareños de nacimiento asesinados en Mauthausen de los que se tiene constancia // Isabelo Herreros
Un poco antes de aquella publicación de Pedroviejo, otra revista de la región, la divulgativa «Añil: Cuadernos de C-LM» realizó un número casi monográfico sobre el nazismo. En él, el historiador José Domingo Delgado Bedmar publicaba (año 2001) el artículo Castellano-manchegos en Mauthausen, en el que cifraba en 79 los guadalajareños de nacimiento de los que se tenía constancia que habían sido asesinados allí, aunque advierte el autor de que la cifra real posiblemente llegará al doble. En ese mismo número, el conocido escritor toledano y ex dirigente de Izquierda Republicana Isabelo Herreros presentaba otro trabajo, en el que aportaba incluso un listado con los nombres y apellidos de 55 de ellos debidamente acreditados.
El caso es que quedan poco más de 3 meses para que se cumpla también el 70º aniversario de la liberación de Mathausen, lograda en este caso por soldados estadounidenses. La fecha está marcada en el calendario. Fue el 5 de mayo de 1945. Así la recordaba Regino González: «El día de la liberación estaba yo a las puertas del campo, muy enfermo, con mucha fiebre. Las noticias que llegaban era que todo había terminado. Los alemanes habían abandonado las instalaciones; los miembros de las SS habían salido huyendo, y el campo quedó bajo el mando de unos carabineros austriacos. Entonces llegó un Jeep americano con dos soldados. Un médico me dio una pastilla para que se me quitara la fiebre, pero no me hizo falta: la buena noticia me había curado. También me dieron chocolate y naranjas. Después cruzamos el Danubio. Por todos lados se veían coches y tanques alemanes abandonados. Andando, llegamos a una fábrica de harinas, y allí estuvimos una semana, hasta que nos llevaron a Lintz. A los 6 días nos metieron en unos bimotores, y nos trasladaron a París. Allí estuve internado bastante tiempo, en un hospital de campaña construido por los rusos; hasta que pude ponerme en contacto con mi mujer». Luego, Regino regresó a España. Tuvo suerte: nadie le había denunciado, no fue represaliado, y pudo conocer al hijo que había abandonado de bebé cuando huyó a Francia, y con el que vivía años después en nuestra provincia.

Supervivientes de Mauthausen, la mayoría españoles, reciben a las puertas del campo a los soldados de la 11ª División de los Estados Unidos. «Los españoles antifascistas saludan a las fuerzas libertadoras», habían escrito en una pancarta
Como Regino, más de 7.300 héroes antifascistas españoles pasaron por este infierno. Estoy seguro de que la efeméride será recordada con la importancia y atención que merece el próximo 5 de mayo, al menos a nivel nacional. Pero no creo que esté de más pedir a las instituciones del ámbito más cercano que hagan lo propio y no dejen pasar la ocasión de ofrecer un debido reconocimiento a las víctimas guadalajareñas de esta barbarie. Aunque solo sea para que los nombres de ese listado, para que el nombre de Regino, empiece a sonarnos más.
Enhorabuena Marta, un documento interesante como todo lo relacionado con esta historia. Felicidades por un trabajo de documentación excelente. Nos seguimos por aquí. Un saludo.
Me gustaMe gusta
Marta es estupenda, pero este texto es mío! Un saludo
😀
Me gustaMe gusta
Pingback: Los candidatos filofascistas siguen en las listas del PP de Guadalajara | Memoria Guadalajara