
Los niños, las personas mayores, los discapacitados y los ciclistas son los colectivos más vulnerables de la vía pública.//Foto: Ana María Ruiz
Por Ana María Ruiz
A principios de mes se producía un nuevo atropello en Guadalajara en el que resultaba herida de gravedad una mujer de 65 años que cruzaba por la avenida de Francia. Y ya van cinco en los dos escasos meses que llevamos de este recién estrenado 2015. El más grave tuvo lugar el 7 de enero con el fallecimiento de un hombre de 65 años al ser arrollado por un vehículo cuando cruzaba la autovía A-2 a la altura de Los Faroles. Según los datos de la Concejalía de Seguridad, a lo largo de 2014 se produjeron en las calles de la ciudad 44 atropellos, un 10 por ciento más que los registrados en 2013.
Y es que sólo hay que darse una vuelta por cualquier calle de Guadalajara para comprobar que somos muy imprudentes. Que levante la mano quien no haya cruzado nunca fuera de un paso de cebra o con el “muñequito” en rojo y quién no ha pisado el acelerador a fondo para saltarse un semáforo en ámbar. Seguro que son muy pocos. Porque eso de la seguridad vial nos suena poco menos que a chino.
Yo me muevo por la ciudad básicamente a pie y he sido testigo de verdaderas barbaridades por parte de peatones y conductores inconscientes. Las peores, en la avenida del Ejército. Una vía muy problemática en la que hace años se decidió levantar una mediana con una valla para disuadir a los peatones de cruzar y evitar atropellos. Pues aún así hay a quienes no se les pone nada por delante y saltan la mencionada valla cruzando por donde les viene en gana. Y lo peor es que no todos son jovencitos. He visto a abueletes saltando este obstáculo cual atletas de élite poniendo en peligro su vida y la de los conductores que entran a la ciudad desde la A-2.
La mayoría de atropellos se han concentrado en la calle Sigüenza y el paseo de Fernández Iparraguirre, otras de las vías por las que los conductores disfrutan pisando a tope a pesar del evidente riesgo de encontrarse con peatones en la calzada debido a la concentración de centros escolares, institutos, bancos, comercios y bares. Otro de los lugares que da verdadero pánico es el cruce que une Cuatro Caminos con la calle Donantes de Sangre, utilizado a diario por cientos de personas que acuden al Hospital Universitario y a los colegios situados en esta zona. Aquí el gran problema es la velocidad de los vehículos y la confluencia de cuatro vías saturadas de circulación. Esta zona necesita YA una reforma integral y una solución vial adecuada para salvaguardar la seguridad de los ocupantes de los vehículos y de las personas que transitan a pie. Y sin irnos muy lejos, el colmo de la imprudencia lo tenemos en los numerosos peatones que, en lugar de utilizar los pasos habilitados en la calle Donantes de Sangre, cruzan directamente desde la gasolinera de la calle Toledo hasta la plaza de Europa por la conexión de la A-2 con Cuatro Caminos, donde ni siquiera existe paso de cebra y los coches circulan a una velocidad más que considerable.
La avenida Eduardo Guitián, la que regula el tráfico en el Centro Comercial Ferial Plaza, es otra de las vías donde se suelen concentrar más atropellos. Otra vez la elevada velocidad y unos pasos de cebra mal señalizados y poco visibles hacen de esta calzada una de las más peligrosas de la ciudad. O el paso de cebra de la calle Julián Besteiro, junto a la rotonda de Los Manantiales, donde conseguir que un coche pare es misión imposible, por no hablar de las imprudencias que cometen los peatones que transitan por el paseo fluvial del Henares y salvan el puente del río por cualquier punto menos por los habilitados expresamente para ello.

Un contenedor colocado justo en el centro de un paso de cebra en Virgen de la Soledad obliga a los peatones a cruzar indebidamente.//Foto: Ana María Ruiz
Y si los peatones son temerarios a la hora de desplazarse por la ciudad, no hablemos ya de los conductores, cuya indisciplina vial es superlativa. De hecho, la mayor parte de los atropellos han sido causados por rebasamientos del semáforo en rojo y por no respetar los pasos de cebra. A mí me da la impresión de que en Guadalajara se conduce cada vez peor. Tengo el carnet desde hace poco tiempo y a lo mejor me puede la inexperiencia, pero hablando con conductores experimentados me corroboran que este extremo es cierto.
Ejemplos de imprudencias al volante vemos todos los días. Pero voy a centrarme en dos aspectos: la velocidad y los despistes, causantes de buena parte de los atropellos. ¿Alguno de ustedes circula por la ciudad a los 40 kilómetros por hora estipulados en el Reglamento de Circulación para transitar por vías urbanas? ¿Y reducen a 20 km/h en determinados tramos como las cercanías de los centros escolares? Todo lo contrario, en Guadalajara existe una legión de pilotos frustrados que han encontrado en sus calles un circuito perfecto para sus entrenamientos. Vías como la avenida del Ejército, Julián Besteiro, las amplias calzadas de los nuevos desarrollos de Aguas Vivas y Los Valles o Francisco Aritio son algunas de las zonas de alto riesgo para los peatones a causa de la excesiva velocidad con que circulan los vehículos, incluso aunque existan vadenes de alturas considerables (conocidos como rompebajos, tan de moda en la ciudad) y pasos de peatones debidamente señalizados. En cuanto a los despistes, el teléfono móvil continúa siendo el peor aliado de los conductores, que digo yo que podrán esperar a tener el vehículo parado para leer o mandar un whatsapp o contestar una llamada. La conducción exige un cien por cien de atención y cualquier distracción puede resultar mortal.
Les voy a hacer una pregunta. ¿Cuántas veces de las que han cometido una imprudencia al cruzar una calle o ir a toda velocidad o hablando por el móvil en su coche o moto estaban acompañados por sus hijos? ¿Demasiadas? ¿Y no les sonroja poner su vida en peligro? A mí sí.
Educación vial. En este sentido cabe destacar el trabajo que viene realizando desde hace años el Ayuntamiento de Guadalajara en materia de Educación Vial. El pasado mes de octubre comenzó la séptima edición de este programa municipal en el que participan 1.700 alumnos de 14 centros educativos de la capital. Bajo el lema “Compartiendo la calle”, su objetivo es formar a los niños y niñas sobre buenas prácticas y hábitos como peatones y usuarios de los diferentes medios de transporte a través de clases teóricas y prácticas en las que se les enseña a conocer las señales de tráfico, conductas de circulación, la importancia del uso del cinturón de seguridad, a circular en bici, etc. Además, desde hace unos meses se ha incrementado el número de los llamados Caminos Escolares Seguros, un programa que trata de prevenir atropellos en los entornos de los centros educativos, tanto con presencia policial a la entrada y salida de clase como con el uso de una señalización especial a base grandes huellas de animales que indican a los niños y a sus padres el camino correcto para acceder a sus colegios por las aceras y pasos de cebra.

En la imagen, las huellas del Camino Escolar Seguro del barrio de Los Manantiales.//Foto: Ana María Ruiz
El programa de Educación Vial no sólo va dirigido a estudiantes sino también a otros colectivos como las personas mayores, las que padecen problemas de movilidad o los ciclistas, que completan el círculo de los colectivos más vulnerables de la vía pública y que, por tanto, requieren también una formación específica. Vaya desde aquí mi enhorabuena por este tipo de acciones formativas que desde su aparente sencillez son de vital importancia para los colectivos a los que van destinadas.
El concejal de Seguridad, Armengol Engonga, y el jefe de la Policía Local, Julio Establés, presentaban la pasada semana el inicio de una campaña para prevenir y evitar los atropellos cuyo objetivo es concienciar a peatones y conductores sobre la importancia de cumplir con las normas a la hora de circular y moverse de forma segura por la capital. Además, se anunciaron medidas como la instalación de más pasos elevados para peatones, la colocación de bolardos, mejora de la señalización viaria, incorporación de señales luminosas, aumento de la anchura de las aceras etc. Pero no es suficiente. Me van a perdonar pero, que yo sepa, no supone ninguna novedad respecto a lo que ya se venía haciendo en Guadalajara en aquellos puntos en los que se detectaban problemas. En mi opinión, el Ayuntamiento de Guadalajara debería abordar de forma seria y rigurosa un Plan de Movilidad eficaz que contemple actuaciones de prevención específicas no sólo en las vías más conflictivas sino en toda la ciudad porque cada día que pasa sin abordar un plan integral, alguna vida se está poniendo en peligro en nuestras calles.
Y ustedes, peatones y conductores, colaboren. Sean prudentes, por favor.

Establés y Engonga, durante la presentación de la campaña para prevenir atropellos.//Foto: http://www.clm24.es
Ana la mujer de 65 años Que empezaba a cruzar CORRECTAMENTE por un paso de cebra por la Avenida de Francia soy yo y verdaderamente estoy mal
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