Un lienzo en blanco

La nieve pintó ayer en Orea un inmenso lienzo blanco que borró todo lo demás. // Foto: M.P.

La nieve pintó ayer en Orea un inmenso lienzo blanco que borró todo lo demás. // Foto: M.P.

Por Marta Perruca

La imagen me resultó realmente sobrecogedora. Apenas fueron unos instantes de vídeo, pero de tal intensidad que me encogieron el corazón. Me sentí como una  impostora en aquella escena de dolor a la que nadie me había invitado y en la que una mujer, con la mirada extraviada en un extraño infinito, abrazaba a una joven. Probablemente fuera una madre que está atravesando un auténtico infierno y no se consiente flaquear o derramar una lágrima, porque en medio de ese sinsentido no puede hacer otra cosa que consolar a su hija y aparentar fortaleza, mientras siente que sus propios cimientos se desmoronan. Esos segundos, que ya son eternos en mis retinas, se utilizaban para ilustrar la espera sin esperanza de esas otras víctimas del accidente del avión, que se estrelló el pasado martes contra los Alpes franceses.

Se trata de una de nueva tragedia que pasa a engrosar el reguero de muerte e incomprensión que dejan otros sucesos menos fortuitos como los recientes atentados de Túnez o París, el terror yihadista; la guerra de Oriente Próximo o el mal endémico del hambre, que nosotros contemplamos ajenos, como si el cristal del televisor fuera una coraza que pudiera mantenernos a salvo y, sin embargo, no puedo evitar pensar que esa mujer se despidió una mañana de alguien sin la más mínima sospecha de que su avión jamás aterrizaría y ella misma se convertiría en una de las imágenes que encarnan la tragedia y otros observamos ajenos.

Cuando ocurre algo así, parece que el tiempo se detiene, pero solo es una ilusión, porque el sol se pondrá con la seguridad de amanecer al día siguiente y la vida seguirá su curso. Como decía Irene, el personaje que interpreta Cayetana Guillén Cuervo en el Ministerio del Tiempo, “el domingo habrá fútbol y los telediarios seguirán hablando de guerras; alguien dará su primer beso y lloverá”, porque, a veces, las series de televisión también nos brindan alguna reflexión metafísica que otra.

Minuto de silencio del Ayuntamiento de Guadalajara por el fatídico accidente de avión. // Foto: www.guadaque.com

Minuto de silencio del Ayuntamiento de Guadalajara por el fatídico accidente de avión. // Foto: http://www.guadaque.com

A lo largo del día de ayer se repitieron las muestras de duelo por toda la provincia y no es difícil comprender que para muchos el reloj se haya detenido en un día y a una hora concretos, pero lo cierto es que, para los que estamos al otro lado del cristal, poco a poco, el tiempo irá sepultando este acontecimiento funesto, junto con el resto de sucesos dramáticos, para convertirlo en una anécdota en el calendario que avivará nuestro recuerdo en los noticiarios de cada aniversario.

Han sido dos días muy intensos y, derrotada por el agotamiento, disfrutaba de la cena, mientras las noticias me golpeaban con la imagen demoledora que incitaba a esta reflexión.

Apenas unas horas antes, el tiempo también se detenía, pero de otra manera.

Desde hace ya años, tengo la sensación de que nuestra realidad se ha convertido en un lugar insufrible en el que, cotidianamente, tenemos que lidiar con las facetas más perversas e infames de nuestra sociedad y, en momentos, me he llegado a cuestionar si esta crisis ha sacado lo peor de nosotros o si , más bien, simplemente, nos ha quitado el antifaz. Sinceramente, se me antojan inaguantables los meses venideros de juego sucio en pleno fragor de las próximas citas electorales, sin apenas esperanza en que las cosas, después, vayan a cambiar a mejor.

Antes fuimos culpables, porque habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades y, una vez desmontada esa tesis, hemos erigido a otros responsables, que ahora se baten en un duelo sin honor para aferrarse al sillón.

Y en medio de esa marabunta inestable nos sacude la crónica de sucesos con imágenes de tragedia y dolor y hasta los fenómenos meteorológicos se muestran virulentos y crueles, hasta el punto de que una se pregunta si es que no habremos perdido todos el juicio y este mundo se encuentre ahora caminando sin norte hacia la deriva.

Pero hace unas horas no estaba aquí maldiciendo frente al ordenador, subyugada por el cansancio y el miedo a colmar este artículo de incoherencias y estupideces.

Me encontraba flotando sobre una densa capa de nieve brillante sobre la que no había más huellas que las mías, cuando el tiempo se detuvo. La naturaleza susurra un silencio casi mágico cuando nieva y los copos son capaces de desdibujarlo todo con su manto blanco. Entonces no existe nada más. El frío, que hace unos instantes parecía insoportable, se resguardó en un tímido rayo de sol;  los fantasmas de las horas que continuamente me acosan con obligaciones, decidieron huir a un lugar donde el tiempo sí que siguiera su curso normal y esa máquina del infierno, que nos empeñamos en llevar a todas partes en el bolsillo, decidió callarse, porque se ve que en el Paraíso no hay cobertura. Todo desapareció, hasta esa encarnizada guerra entre bandos políticos y las secuelas de los dramas con los que nos bombardea la televisión.

Disfrutábamos con los empresarios turísticos del Geoparque de los hermosos parajes de Orea, uno de los pueblos más altos de España, y la nieve también gobernaba el sublime río de bloques que inunda el valle.

Carmen Casero participó en el evento turístico de los turoperadores de la provincia. // Foto: www.guadaque.com

Carmen Casero participó en el evento turístico de los turoperadores de la provincia. // Foto: http://www.guadaque.com

Sin embargo, esta semana, se vendía el turismo de la provincia, durante un gran evento celebrado en un restaurante de Guadalajara, en el que la consejera de Empleo y Economía del Gobierno de Castilla-La Mancha, Carmen Casero, se deshacía en elogios hacia las bondades del sector, pero a nadie se le ocurrió invitar a los empresarios del Geoparque de la Comarca de Molina-Alto Tajo, dejando sin representación a un tercio de la superficie turística de la provincia.

No obstante, creo que hoy no importa demasiado, porque  la nieve lo ha transformado todo en un inmenso lienzo blanco en el que parece que podemos pintarlo todo de nuevo.

El pintor guadalajareño, Carlos Santiesteban. // Foto: www.guadaque.com

El pintor guadalajareño, Carlos Santiesteban. // Foto: http://www.guadaque.com

* Me gustaría expresar hoy mi más sincero pésame a los familiares y amigos del reconocido pintor arriacense, Carlos Santiesteban, que fallecía en la tarde de ayer, a los 88 años de edad.

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