Un error táctico

Los representantes de Ahora Guadalajara, ayer, a la salida de la Subdelegación del Gobierno. // Foto: Guadaqué

Los representantes de Ahora Guadalajara, ayer, a la salida de la Subdelegación del Gobierno. // Foto: Guadaqué

Por Concha Balenzategui

Bastante sujetos a las interpretaciones más dispares están los designios de las urnas en las recientes Elecciones Municipales, como para arrojar más sombras al proceso. Hay demasiadas incógnitas en el aire tras la pérdida de las mayorías absolutas en la mayor parte de los ayuntamientos grandes, y demasiados dimes y diretes sobre los pactos, como para enturbiar la lectura de los resultados. Ya es suficientemente opaco y desconocido para el votante de a pie el procedimiento de elección indirecta de las diputaciones provinciales, como para echar un borrón de tinta que dificulte más su lectura.

A pesar de ello, el esperpento ha rizado el rizo en nuestra provincia. La información que ofrece la web del Ministerio del Interior mantiene todavía a día de hoy un error, un significativo error, más de una semana después de acabado el recuento. Me refiero, claro está, a los resultados de la Diputación Provincial de Guadalajara, que aún muestran una distribución equivocada de los diputados que corresponden a cada partido.

Primer inciso interrogante: Nadie ha conseguido explicarme por qué en las elecciones de 2015 no ha habido, como la hubo en 2011, una pestaña en la web de los resultados electorales donde iba ofreciéndose, la misma noche electoral, una atribución de diputados en cada momento del escrutinio del voto municipal. Y eso, con lo que ha avanzado el «Big Data» en estos cuatro años.

Prosigamos. Ya sabemos -lo hemos aprendido en estos días- que este portal solo comunica los resultados, no adjudica diputados. Ya sabemos que es la Junta Electoral la encargada de hacerlo. Pero Interior no deja de ser un organismo oficial que ni siquiera ha hecho bien este papel de mero transmisor. El hecho de que, ocho días después, y a pesar de los recursos presentados y la polvareda despertada, no se haya puesto fin a la chapuza, es inadmisible. Es de república bananera.

Demos por cierta la versión que los representantes de la coalición Ahora Guadalajara ofrecieron ayer a las puertas de la Subdelegación de Gobierno, tras reunirse con su titular, Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco. Dicen que el sudelegado atribuye a un error el error, que así se lo reconocíó. Porque no ha sido el subdelegado, representante del Ministerio del Interior presuntamente errado, el que ha comparecido para admitir el fallo y, ya de paso, pedir disculpas, como debía haber hecho. Han sido quienes han pedido cuentas, los encargados de dar las explicaciones. Qué cosas.

Segundo inciso interrogantivo: No se explica por qué Sánchez ha permanecido callado estos seis días de incertidumbre, desde que se publicaron los falsos resultados con dos días de retraso, hasta hoy. Pero aún se explica menos por qué sigue sin dar la cara una vez que parece haber encontrado el origen del error. Con lo que han cambiado los tiempos de transmisión de las noticias, con la hegemonía de los medios digitales y la eclosión de las redes sociales.

Atribución de diputados que anoche mantenía la web del Ministerio del Interior.

Reparto de diputados que anoche mantenía la web del Ministerio del Interior.

Avancemos. Demos por buena también, la explicación en sí misma: Hubo un «error técnico». Pongamos que alguien, pongamos que meticuloso y riguroso, puso el nombre de la coalición “Ahora” junto a los apellidos con que concurría en cada pueblo (Ahora Guadalajara, Ahora Torrejón…) y el ordenador no los sumó, porque pertenecían a categorías diferentes. Siempre es bueno que haya chicos para echarles la culpa. Siempre puede haber errores técnicos, incluso fallos humanos, porque humanun errare est.

Tercer inciso interrogativo: ¿Por qué no se corrigieron los resultados provisionales, el mismo día en que, una vez publicados, se detectó que no eran los que correspondían? ¿Cuánto se tarda en cotejar el documento que había en la Subdelegación del Gobierno, con fecha 14 de abril, en el que Ahora se presenta como coalición en toda la provincia, y concretamente en 42 municipios?

Vayamos pues a desentrañar la intencionalidad sobre lo ocurrido. Como las mejores novelas de detectives, habrá que preguntarse a quién beneficia el error para descartar sospechosos. La lectura fácil sería decir que atribuir al PP 13 diputados, es decir, la mayoría absoluta en el palacio de Moreno, beneficia al PP. Si añadimos que el secretario provincial del PP es el mismo que el representante del Gobierno en Guadalajara, parece que todo cuadra. No lo tengo tan claro. Tengo a Sánchez Sánchez-Seco por más inteligente. Lo bastante como para pensar que haciendo “la cuenta de la vieja” iba a conseguir retener la Diputación de forma absoluta en manos del PP.

Cuarto (y último) inciso interrogativo: ¿De verdad alguien pensó que una artimaña (si es que lo fue) iba a mantener el poder en la institución provincial? ¿Realmente creía que podría “colar” la trampa (si realmente se trataba de eso) durante tantos días como los que transcurren hasta que se constituyen las corporaciones provinciales? ¿Confiaba alguien en que los ciudadanos no sumarían por su cuenta los votos para colegir que el escaño en discordia era legítima y legalmente de Ahora? ¿Alguien pudo ser tan ingenuo? Insisto, Juan Pablo Sánchez no lo es.

Concluyamos. El asunto está, así lo creo, en que no era esa la intención. El fin de este tejemaneje (si realmente lo fue) o este no corregir el error inmediata ni tardíamente (que lo ha sido y lo es) y este no comparecer a esclarecer la situación (que también), era otro. Más sutil. Más del cuño Sánchez. La pretensión era la confusión en sí misma, la negación de la pérdida de votos del PP en la provincia. El objetivo era crear y extender la sensación de que el PP había mantenido la Diputación, estirar esa falsa certeza que dan las cifras, durante días o semanas, hasta que la Junta Electoral dictaminara, allá por el 14 de junio, un resultado distinto. Así, pareciera que las artimañas eran las otras: los oscuros recursos, la presión del hashtag, las intrigas de los partidos, que terminaban por cambiar lo que dictaron las urnas. Algo así como cuando un equipo no consigue ascender de categoría por sus goles, y asciende en los despachos, denunciando alineaciones indebidas de los rivales y cuestiones similares.

Rematemos. Pues no. Tampoco ha colado. Quizá porque más que fruto de un error técnico, este tremendo lío no ha sido más que producto de un error táctico.

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