Por Ana G. Hernández

Los jugadores celebran el gol de Diego Manzano. // Foto: Mariano Viejo (Luis Polo).
Definitivamente, el Deportivo Guadalajara ha comenzado una nueva senda con pie firme y decidido. Un camino que comenzó el día que Germán Retuerta cogió el teléfono y decidió llamar a un viejo conocido, Félix Arnáiz Lucas. La situación era peliaguda: siete jornadas sin ganar, tres meses sin hacerlo en el Pedro Escartín, el sueño de jugar la promoción de ascenso hecho trizas con el equipo en situación de descenso y la confianza depositada en un proyecto novedoso olvidada. Un mes después, el Depor despertó de su letargo con siete puntos de doce posibles. Algo impensable en diciembre.
Nadie puede discutir que, por fin, el equipo sabe a qué juega, entienden a su entrenador y corroboran en el campo lo que entrenan durante la semana. Cierto es que el técnico burgalés aún tiene que pulir demasiadas cosas, pero también que los resultados le acompañan. Obviamente no para llegar a las metas que el club se propuso en verano, pero sí para vivir tranquilo acomodado en la zona media de la tabla.
Ayer en Getafe, los deportivistas ganaron con goles de Robin y Diego Manzano. Ambos en acciones a balón parado. Dos dianas que corroboran la dificultad que tiene el Depor de hacer gol, incluso de generar ocasiones. Vayamos por partes. Durante la etapa de Manolo Cano como entrenador morado, era complicado que sus jugadores pisaran el campo contrario con garantías de hacer daño al rival. Mucho más marcar goles. Especialmente complicado, si el delantero centro que llega una hora antes del cierre de mercado, con la liga empezada y buque insignia del equipo solo ha disputado 296 minutos hasta el momento. Y muy difícil, si su recambio en esa labor de golear, además de aterrizar de la misma manera, no está en el momento cumbre de su carrera deportiva. Ahora, con Arnáiz Lucas, el olfato goleador de los delanteros sigue sin aparecer, el técnico burgalés no puede obrar milagros en sus puntas; pero las ocasiones empiezan a llegar, especialmente si Miguélez encuentra su sitio en el campo y filtra balones a las bandas o a la delantera.
De esta forma, bajo la dirección del nuevo preparador, el Depor encadenó dos victorias consecutivas. Algo que no sucedía desde el mes de octubre en las jornadas 7 y 8, cuando los morados consiguieron ganar en casa al Portugalete y a domicilio al Leioa. Además, el próximo domingo puede batir su propio récord de la temporada si consigue doblegar al Fuenlabrada.

Los jugadores celebran el gol de Diego Manzano. // Foto: Mariano Viejo (Luis Polo).
2016, negro
El Azuqueca cerró el 2015 con el esmoquin puesto, derrochando clase y elegancia. Había sido su año y lo celebró por todo lo alto. Tanto que la resaca era obligatoria y merecida, tras el correspondiente cotillón. Resaca que, tras tres jornadas disputadas, les hizo perder el liderato en favor del Conquense. Un mal cuerpo que se ha cebado, especialmente, con la falta de puntería de un equipo que siempre bailaba con la más guapa. Una musa que parece haberse diluido entre las luces y sombras de la Navidad.
Primero fue la derrota en Madridejos y después el de Mora, en donde Esaú marró su primer penalti de la temporada (ha anotado 8 de 9). Luego llegó el reguero de sancionados: Tena, Ro, Roberto Izquierdo y Joselu. Y, para colmo, compareció en el San Miguel el Almansa, uno de los equipos fuertes de la categoría. Un Almansa que fue recibido por un Azuqueca con el esmoquin ajado, las musas en la memoria y con la columna vertebral destrozada. Y que, obviamente, pescó en río revuelto. Sacó del San Miguel un valioso empate que condena a los rojinegros a la segunda posición de la clasificación.