
La ciudad aún dispone de zonas a desarrollar contempladas en el actual Plan de Ordenación Municipal. // Foto: B. M.
Por Borja Montero
El Ayuntamiento de Guadalajara ha iniciado estos días las reuniones con diferentes colectivos, tanto técnicos como ciudadanos, para ir avanzando en la redacción de un nuevo Plan de Ordenación Municipal (POM), anunciada hace apenas unas semanas por el alcalde, Antonio Román, y cuyos contactos está llevando el vicalcald y responsable municipal del área de Urbanismo y Vivienda, Jaime Carnicero. La mayoría de las líneas que se persiguen con este documento están claras, máxime aquellas que hacen referencia a la nueva legislación urbanística, tanto nacional como autonómica, que busca exprimir las zonas ya consolidadas antes de gastar suelo nuevo para desarrollos urbanos. Vamos, que le objetivo, más allá de construir nuevas casas, como ha ocurrido en anteriores planes en la capital, va a ser constuir una ciudad, con todo lo que ello significa.
Una ciudad es un organismo vivo, de esos que nacen, crecen y se desarrollan. Para la consecución de este normal progreso, sobre todo cuando se alcanza una cierta dimensión en el espacio o se quiere dar un especial carácter a la ciudad en cuestión o a alguna zona en concreto, tiene que haber normas destinadas a regir este desarrollo. De este modo, el planeamiento urbanístico se convierte en una cuestión capital, habida cuenta de que este tipo de planes no pueden depender tanto del ‘humor’ del político encargado, en los cuatro años de eventualidad en el cargo que proporciona el sistema actual, dado que su puesta en marcha y desarrollo completo han de contemplarse con vistas algo más largoplacistas. Sigue leyendo