
Parlamentarios europeos durante su visita al río Tajo en Talavera en febrero // Foto: A. Martínez (ABC)
Dar «prioridad a los requisitos medioambientales frente a los socioeconómicos». Esa es la principal recomendación que el martes daban en Bruselas una delegación de 11 eurodiputados que visitaron el pasado mes de febrero nuestro país, y más concretamente las cuencas de los ríos Ebro y Tajo. A partir de este proyecto, la Comisión de Peticiones del Parlamento Europeo (PE) pedirá un cambio íntegro del modelo de gestión de los recursos hídricos en España y solicitará a la Comisión Europea que «supervise de cerca» la forma en que se aplica la legislación europea -enmarcada en la Directiva Marco del Agua-, especialmente en los planes hidrológicos de estos dos grandes ríos de la Península Ibérica. Tras el correspondiente plazo de enmiendas, el informe definitivo será votado el próximo 13 de julio.
El informe ha sido elaborado por una delegación de once eurodiputados presidida por el eslovaco Pál Csáky, del Partido Popular Europeo (al que pertenece el PP español) que visitó el pasado mes febrero las cuencas del Tajo y el Ebro, junto a representantes de la Cámara continental de varias formaciones políticas. Los españoles fueron dos: Rosa Estarás por el PP, y Sergio Gutiérrez por el PSOE, Algunos de ellos, como la eurodiputada de Los Verdes Bodil Valero salió escandalizada de lo visto del moribundo paso del Tajo por Toledo: «Nunca he visto algo tan grave», afirmaba el martes en la Eurocámara.
El informe contiene once recomendaciones concretas, entre la que destaca cambiar «completamente» el modelo de gestión de los recursos hídricos en España y que se haga un estudio de las necesidades de las zonas protegidas en cuanto a la calidad del agua y los caudales ecológicos, subvencionadas con fondos europeos. Los eurodiputados plantean, concretamente, «mejorar la gobernanza del agua en la cuenca del Segura: mejorar los conocimientos y la gestión del uso actual del agua subterránea y superficial, ajustar las superficies de regadío a los recursos disponibles, cumplir las obligaciones ecológicas y elaborar inventarios públicos de tierras de regadío, las fuentes de agua y los derechos de agua». Sobre el trasvase, el informe pide explícitamente que se usen las desaladoras en el Levante para evitar los efectos en el Tajo, río en el que sus señorías observaron «la falta de caudales ecológicos», advirtiendo que «las condiciones medioambientales en el curso inferior debido al trasvase y, en particular, los lugares de la Red Natura 2000 difieren de la situación descrita en reuniones anteriores». Dicho llanamente, que la cosa va de mal en peor en el Tajo porque en Trasvase sigue vertiendo agua al Segura para regar cultivos extensivos y alimentar una desaforada industria turística basada en campos de golf y resorts de lujo. Los europarlamentarios comprobaron también «la escasez de agua en la zona debido al cambio climático, a los usos relacionados con la presión urbanística y el riego intensivo, así como actividades turísticas».
Por tanto, instan a las autoridades españolas a integrar el agua de las desalinizadoras -subvencionadas con fondos de la Unión Europea- para mejorar la seguridad del suministro y que el agua se destine a las cuencas orientales como el Segura y se desvincule definitivamente del Tajo, como lo está hasta ahora a través del trasvase Tajo-Segura como único suministrador del líquido y preciado elemento.
«Uno de los principales problemas de los que se quejaron los peticionarios es la falta de un caudal ecológico. Un río con agua de mala calidad, que mantiene el mismo nivel durante doce meses del año, tiene un efecto negativo en los hábitats y las especies», señala el texto. Esto «afecta la regresión a las especies naturales, tales como las aves, los moluscos y las sardinas» y sugirieron posibles medidas para mitigar los efectos del cambio climático, que ya están siendo severos en el Delta del Ebro. Por tanto, este informe desarma también el proyecto de aquel Plan Hidrológico Nacional que, además del Tajo-Segura, proponía una nueva derivación de agua de la desembocadura del río Ebro. De hecho, los eurodiputados creen «necesario» un diálogo entre las autoridades públicas competentes y los peticionarios, la Plataforma en Defensa de los Ríos Tajo y Alberche aquí, y la Coordinadora Antitransvasaments allí.
Tras la presentación de este informe, la consejera de Fomento de Castilla-La Mancha, la alcarreña Elena de la Cruz, lo ha calificado de «bofetón» a la política hidráulica del Gobierno nacional, además de denunciar unas «intolerables presiones» del «lobby» de los regantes del Levante que fueron a Bruselas hace unas semanas en un intento de interferir en la redacción final del informe según la versión de algunos de los propios diputados europeos. Castilla-La Mancha insiste en derogar el actual Plan de Cuenca del río Tajo.
También el eurodiputado guadalajareño del PP, Luis de Grandes, ya ha adelantado que su partido ha presentado seis enmiendas al borrador del informe, afirmando que el PP siempre ha defendido el agua y que el mejor logro respecto al aprovechamiento de los caudales lo consiguió en su día María Dolores de Cospedal. El popular corrobora la necesidad de “consenso” y de ponerse de acuerdo en temas importantes “como este” y ha destacado que, siendo un recurso escaso, “hay que intentar llegar al equilibrio y que haya agua para beber y regar”. “No vamos a discutir que queremos la mejora de los caudales ecológicos y más agua para Castilla-La Mancha”, ha indicado De Grandes, para quien los desequilibrios se producen porque «el cambio climático es una realidad, la pluviometría cada día es más baja y en el nacimiento del Tajo no nieva». Ni una palabra, sin embargo, de la agricultura extensiva llevada a cabo en Levante ni de la explotación urbanística y turística a costa de los recursos ajenos.
Y con este panorama de fondo, todos los partidos políticos que se presentan a las próximas elecciones del domingo parecen estar de acuerdo en finalizar desde Guadalajara el expolio que supone el trasvase Tajo-Segura, aunque ninguno de ellos coincide en el cómo. Después de este 26 de junio comprobaremos si su voluntad es real o si, como ha venido ocurriendo hasta ahora, el agua los pantanos de Entrepeñas y Buendía sigue fluyendo hacia el Levante.