
Reunión de cargos públicos del PP con alcaldes y concejales de la comarca de Molina, en la capital del Señorío, el pasado 30 de noviembre. // Foto: PP Guadalajara.
Por Raquel Gamo
Decenas de cargos públicos del Partido Popular, sobre todo alcaldes y concejales, se reunieron recientemente en Molina de Aragón para proclamar: “No queremos más promesas ni más engaños; queremos realidades para una comarca que se desangra mes a mes perdiendo población porque para Page y los socialistas Molina no existe y no quiere realizar inversiones de futuro en ella”. El PP no reparó a la hora de conceder importancia a una cita que estuvo presidida por Ana Guarinos, presidenta provincial de esta formación; el senador Juan Pablo Sánchez Sánchez-Seco; la diputada nacional Silvia Valmaña; y el propio alcalde de Molina, Jesús Herranz, además de varias diputados provinciales.
El cónclave de los populares en la capital del Señorío se suma a otros de similares características –y análogas críticas a Page- en varias comarcas de Guadalajara como la Sierra Norte. Ciertamente, el PP hace bien en movilizar a sus ediles, y tenerlos tensionados ante la gestión del Gobierno de Castilla-La Mancha, de signo socialista. Es una labor que el PSOE no hizo en la anterior legislatura, mientras ejercía la oposición, con la disciplina y tenacidad que muestran ahora los conservadores. Se trata de una tarea de hormiguita en la oposición, de horadar al adversario con un incendiario discurso basado en la demagogia (Page tiene la culpa de todos los males históricos de esta comarca) y la desmemoria (los cuatro años de Cospedal sí fueron brillantes y prósperos para Molina y su tierra).
La reivindicación central giró alrededor del Plan especial de desarrollo para Molina, que el presidente García-Page prometió en marzo. El PP exige que Fuensalida ponga ya encima de la mesa “dinero y fechas” (lo había dicho anteriormente Lucía Enjuto, alcaldesa de Mazarete y diputada provincial). “Molina sigue siendo la gran olvida por el gobierno de Emiliano García-Page, y ya estamos cansados de planes virtuales, de anuncios que no tienen financiación y de promesas que luego no se cumplen”, rezaba el comunicado remitido por el PP de Guadalajara. En fechas anteriores, y con la finura y moderación que le caracteriza, la molinesa Guarinos aseguró que Page “está destruyendo todos los servicios” y criticó los supuestos recortes de plantilla en el centro de salud de Molina de Aragón.
Exigir inversiones para las comarcas deprimidas como la molinesa es una posición política necesaria y útil. Que lo haga el partido que durante cuatro años cerró aulas rurales, intentó suprimir las urgencias en varios pueblos, descartó la Autovía a Monreal, despreció la interlocución con las entidades sociales y mandó al garete el proyecto original del Parador constituye una broma de mal gusto.
Es fácil contrastar las palabras de ahora –esa pomposidad que se gastan para pedir a Page lo que ellos nunca tuvieron en mente hacer- con los hechos de la acción de gobierno en la etapa de Cospedal, cuyos devastadores efectos en los servicios públicos aún lastran parcialmente el presente de esta tierra. La onda expansiva de los tijeretazos de Cospedal no ha sido atajada por completo, aunque es verdad que se han reabierto escuelas rurales y se ha disipado por completo cualquier tentativa de cierre de las urgencias nocturnas y de privatización de servicios públicos. No es poca cosa teniendo en cuenta el indiscriminado ataque perpetrado a la educación y la sanidad públicas durante la anterior legislatura.
En este sentido, la labor de Gobierno Page –apoyado desde fuera por Podemos- puede considerarse eficaz y positiva. Cuestión distinta es que, efectivamente, tal como reclaman Guarinos y el resto de dirigentes del PP regional, aún quede mucho camino por recorrer. El mismo camino que ellos despreciaron durante cuatro años nefastos para el medio rural en Castilla-La Mancha. De ahí que, a estas alturas, sea difícil engañar a los molineses con los cuentos partidistas que utilizan el naufragio de Molina como rehén de su voracidad política.
Ni PP ni PSOE han sido capaces en cuatro décadas de democracia de ofrecer un planteamiento global adecuado para los problemas que arrastra la comarca de Molina. Pero sería injusto, pese a los recortes que en este país se vienen practicando desde 2010, situar al mismo nivel a ambos partidos en lo que se refiere a la garantía del Estado del Bienestar. Hay diferencias, y por la rendija de esas diferencias se cuelan muchas conquistas que, a falta de mayores ambiciones, resultan fundamentales para apuntalar las infraestructuras y los servicios ya existentes.
Page presidió su último consejo de Gobierno itinerante en Molina el pasado 2 de noviembre. Francamente, tal como ya expliqué en El Hexágono de Guadalajara, se echó en falta algún anuncio concreto de envergadura más allá de su gaseoso compromiso con el patrimonio y las telecomunicaciones, además del arreglo de las carreteras de Peralejos, Zaorejas y Turmiel. Vimos a un político sensible con la cuestión molinesa, pero sin determinación ni mirada a largo plazo. También es cierto que es preferible un presidente sujeto a las limitaciones económicas propias de estos tiempos que un comerciante de maquetas frustradas y ensoñaciones inviables.
En todo caso, está claro que en la Tierra de Molina aún hay pendientes muchas asignaturas. Tanto en lo que se refiere a la dotación de un programa comarcal capaz de frenar la despoblación –la Junta haría bien en tomar nota del prolijo y sensato plan que elaboró La Otra Guadalajara– como a implementar una estrategia política que supere el sempiterno localismo en favor de una visión comarcal. Pero es una evidencia subrayar que la formación política menos indicada para enfurecerse con los fallos o los retrasos de la Junta es el Partido Popular. Porque obras son amores y no buenas razones. Y, desde 2011 hasta 2015, los molineses no vimos ni obras ni amores.
Hay que intentar ser más ecuánime en la crítica. Porque si en el pasado hubo recortes y ahora no hay un duro para ningún plan, todo eso debe ser tratado de la misma manera. No puede ser que los recortes sean por la maldad intrinseca del PP y la inacción o ausencia de planes para ahora sean a pesar de la magnanimidad del PSOE. Y todo para acabar mentando a «laotraguadalajara», aquellos que se decían «apartidistas» y hoy son la maquinaria podemita «vigilante», con aquel plan disparatado en algunos apartados, que pedía 1000 puestos de trabajo en el monte y tenía el parador-maqueta como la panacea de «la comarca» (si dicen Señorío les da algo), que se otorgaron ser la representación de «la comarca» en base a unas firmas que se recogieron hace ni se sabe cuantos años (a ver hoy cuantas recogían) y que jamás fueron elegidos por nadie en elección alguna. Aún hoy, les siguen llamando de los medios de la capital como si representasen a alguien más que a sí mismos.
Pero no disimules. Cada texto que te leo se ve más claro las fuentes de las que bebes.
Y está muy bien cargar el muerto de la autovía al PP, cuando fue promesa electoral de ZP, igual que el parador. Yo entiendo que para granjearte adeptos a este panfleto sea recomendable atizarle al PP, pero se puede hacer con más rigor. Está claro que decir la verdad y ser ecuánime en según que «círculos» no está bien visto.
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No escribo con pseudónimos y tampoco con insultos. Doy la cara y respeto la opinión de todo el mundo. Un artículo de opinión no tiene la obligación de ser ecuánime: para eso está la opinión, para expresar el parecer de cada uno. Puedes compartir o no mis argumentos, pero no pidas objetividad porque no existe y no pidas imparcialidad porque eso es imposible en un comentario de opinión. Bebo de todas las fuentes, como todos los periodistas. Hablo con unos y con otros, y no pertenezco a ningún partido y a ninguna asociación o plataforma. Sólo me represento a mí misma. Y, en este caso, me ha bastado la experiencia como periodista y como molinesa a lo largo de los últimos años para concluir las líneas de arriba.
Sobre los recortes: podemos discutir si es conveniente que una región como Castilla-La Mancha reduzca de golpe casi nueve puntos de déficit en cuatro años teniendo en cuenta el impacto que eso tiene en los servicios públicos. Pero, en todo caso, ni el cierre de las aulas rurales ni tampoco el intento de liquidar las urgencias nocturnas tienen nada que ver con la política antidéficit. Fueron medidas con motivaciones ideológicas: se trata de creer o no en lo público como garantía de la igualdad y el Estado del Bienestar.
Sobre la autovía y el Parador: sí, fueron dos compromisos del anterior gobierno socialista que el PP exigía con mucho furor cuando estaba en la oposición. El PSOE no cumplió, pero fue llegar Rajoy a La Moncloa y ambas opciones terminaron por ser enterradas. Incluido el proyecto original del Parador. Pero es que lo peor es que incluso el Paradorcito o miniParador que auspició el PP en la anterior legislatura sigue siendo una quimera.
Un saludo.
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El señor o señora que se esconde bajo un antifaz, en este caso bajo qqqqqqq, se retrata a sí mismo. El uso de un pseudónimo o el uso del anonimato es una manera de “esconderse” para llevar a cabo comportamientos con connotaciones negativas (trolling, insultos, etc.). En fín Raquel, ni caso a estos trolls. Escribes con bastante imparcialidad habitualmente, que no es poco hoy en dia. Enhorabueno por casi todos tus artículos. Sigue así.
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