
Imagen del Ayuntamiento de Molina de Aragón donde tuvo lugar, en enero, el último pleno municipal en el que se prorrogó el presupuesto de 2016. //Foto: R.C.
Por Raquel Gamo
El Ayuntamiento de Molina de Aragón acordó en su último Pleno del 26 de enero prorrogar los presupuestos de 2016 para el presente año. Es una decisión legal pero no recomendable porque revela dos cosas: o bien la parálisis política para gobernar el consistorio (falta de una mayoría clara) o bien parálisis en los retos y necesidades del municipio en cuestión. Llama poderosamente la atención que la prórroga de las cuentas públicas se produzca por cuarto año consecutivo. Es decir, el anterior presupuesto del consistorio molinés, aprobado gracias al apoyo del Partido Popular, Izquierda Unida e Independientes por Molina, data de marzo de 2013.
Se trata de una situación anómala, se mire como se mire. Porque las necesidades económicas y sociales de las poblaciones cambian. Y, en el caso de la capital del Señorío, cuesta creer que durante estos cuatro años no se haya hecho necesario implementar nuevas iniciativas para dinamizar la actividad económica de la ciudad, regenerar su urbanismo, atraer población, etc.
Hay que tener en cuenta que el presupuesto que se mantiene a día de hoy pertenece a uno de los años más crudos de la crisis económica como fue 2013. Por tanto, ahora lo que ha decidido Molina es mantener un presupuesto propio de una realidad de ajustes y de contención del gasto de las administraciones. Las cuentas aprobadas suman 2,6 millones de euros y el propio alcalde, el popular Jesús Herranz, confirmó tras el Pleno que existe un superávit no financiero en el ayuntamiento de más de 400.000 euros. Razón de más para invertir en proyectos beneficiosos para la ciudad o promover otros, como el Área de Regeneración y Renovación Urbana (ARRU), un proyecto para la regeneración del casco histórico y los barrios del Paseo de los Adarves y del Barrio del Arrabal. La financiación, que alcanzará alrededor de 4 millones de euros, es aportada conjuntamente por el Estado, la Junta, el Ayuntamiento y los propietarios de los inmuebles.
El Hexágono de Guadalajara se puso en contacto con Jesús Herranz para conocer las razones de no haber sacado adelante un nuevo presupuesto para la ciudad. “Se ha prorrogado el Presupuesto porque ni siquiera ha dado tiempo a elaborar uno nuevo”, contestó seca y bruscamente a este blog. La página web oficial del Ayuntamiento de Molina –cuyo diseño exige una renovación urgente- tampoco ofrece ninguna explicación detallada al respecto.
Es evidente que la prórroga en los Presupuestos se debe no sólo a la atonía que se cierne sobre la capital molinesa sino a la situación política que dejó las últimas elecciones municipales, en mayo de 2015. El PP gobierna en Molina desde 2012 pero desde hace dos años lo hace sin mayoría absoluta. Los populares obtuvieron cuatro concejales; el PSOE, tres; Molina se Mueve (MSM), dos; IU, uno; e Independientes por Molina, uno. Herranz es alcalde gracias a la abstención de Manuel Monasterio, único edil de Izquierda Unida.
La situación de debilidad del equipo de Gobierno en Molina obliga a éste a intensificar el diálogo con la oposición si no quiere abocar al fracaso a la legislatura. Y esto resulta válido para todas las iniciativas municipales, pero muy especialmente para renovar las cuentas del Ayuntamiento, el proyecto más importante de cada anualidad para cualquier administración pública.
Alfredo Barra, concejal del PSOE, sostiene que el Ayuntamiento no ha presentado el Presupuesto al pleno. Simplemente, se ha limitado a prorrogar el anterior por decreto por cuarto año seguido. “El alcalde –asegura- no cuenta con los grupos y con el PSOE, menos. No nos ha llamado para trabajar en la aprobación del presupuesto. Da una sensación de parálisis, de dejadez en un tema que es lo más importante para un ayuntamiento. Creemos que debería dedicar más tiempo a la alcaldía y a la comunicación con los ciudadanos”.
Los concejales de Molina Se Mueve publicaron una lista de demandas dirigidas al Gobierno municipal. Las han elevado al Pleno en varias ocasiones, pero los resultados han sido estériles. “Somos partidarios del máximo diálogo, respeto y transparencia con el equipo de Gobierno, pero la gestión va muy lenta, a pesar de que hay concejales dedicados a áreas concretas y que cobran por ello. Queremos sacar adelante el presupuesto, porque no se puede demorar por más tiempo”, advierte Montserrat Lacalle, portavoz de Molina se Mueve.
Elaborar unas nuevas cuentas públicas debería ser una prioridad para quien ahora rige el Consistorio de Molina. No es un asunto menor, sino la base sobre la que debería pivotar el futuro de esta ciudad. Y resulta tan básico este planteamiento que sorprende la tranquilidad con la que se acepta algo que resulta a todas luces anómalo.