
José Luis Blanco, Emiliano García Page y Pedro Sánchez // Foto: eldigital CLM
Por Álvaro Nuño.
Poco tiempo han durado las espadas envainadas en los cinturones de los militantes socialistas de Castilla-La Mancha. Tras las elecciones primarias para elegir al secretario general, que sorpresivamente ganó Pedro Sánchez, tanto en España como en Castilla-La Mancha, parecida contienda se reproduce ahora con la campaña para dirigir el PSOE regional, esta vez entre el actual secretario y presidente del ejecutivo autonómico, Emiliano García-Page, y el actual alcalde de Azuqueca de Henares, José Luis Blanco. Los dos han pasado el trámite de la presentación de avales y ya están inmersos en una contienda donde el rojo de las paredes de las agrupaciones locales no se sabe si es pintura, carteles o sangre. La suerte está echada. La campaña se desarrollará hasta el viernes 29 de septiembre y, un día después, tendrá lugar la votación, mientras que la proclamación del secretario general se celebrará en el XI Congreso de los días 28 y 29 de octubre en Toledo.
La historia ha empezado prácticamente igual que en las anteriores primarias socialistas. Page ha conseguido reunir 6.401 avales válidos, el triple que Blanco, que se ha tenido que conformar con 2.019. Hay que recordar, en este sentido que en las últimas primarias a la secretaría general, Susana Díaz -la candidata apoyada por Page- también superó con sus 5.025 avales los recogidos por Sánchez –candidato apoyado por José Luis Blanco-, que fueron 4.156. La cosa entonces parecía más igualada, pero el actual secretario general dio la vuelta a la tortilla y ganó finalmente en la comunidad autónoma con 5.270 votos frente a los 4.783 de la presidenta andaluza.
Tras estos resultados, a Emiliano García-Page se le quedó cara de sota porque en plena campaña, cuando parecía que el viento soplaba a su favor, llegó a insinuar que si su candidata no ganaba, se estudiaría su propio futuro en la reelección como secretario general, cargo que desempeña desde 2012, por considerar su convivencia con Pedro Sánchez prácticamente imposible, con uno en Toledo y el otro en Madrid y sus muy diferentes visiones del partido. Eso, por supuesto, no se ha vuelto a insinuar desde entonces, en aras de la unidad, de cerrar heridas y de la máquina de coser de la que alardeaba Susana Díaz.
Otra de las similitudes que se pueden apreciar entre ambos procesos es que en el ámbito regional se vuelve a repetir la coyuntura de que uno de los candidatos cuenta con el apoyo de todo el «aparato» del partido a su favor, mientras que el otro parece remar a contracorriente. Si nos damos una vuelta por las redes sociales y buscan el hashtag #YoVoyConPage o #VamosConPage, se darán cuenta de que los secretarios provinciales, de organización, diputados nacionales y regionales, por no hablar de consejeros, prácticamente todos ellos han avalado y van con su presidente, al que no se le quitan de la boca en ningún discurso o declaración pública (aunque hay que decir que esto ya venía en el argumentario estilístico del PSOE desde 2015, al igual que en el del PP está nombrarle emparentado ahora con Podemos en todas las desgracias que nos ocurran). Sin ir más lejos, en Guadalajara, el secretario provincial, Pablo Bellido -quien anunció que, si pedro Sánchez ganaba las Primarias y el Congreso, no se presentaría a la reelección como secretario provincial-, encabeza abiertamente también a los militantes que apoyan al presidente regional frente al que es su vecino, compañero de agrupación local y sucesor en el cargo de alcalde de Azuqueca.
Por contra, José Luis Blanco juega sus cartas como el candidato de Pedro Sánchez, intentando emularle en su victoria como secretario general en las primarias nacionales. Volvemos a Facebook o Twitter y tecleamos #BlancoSobreNegro o #ConlaMilitanciaCLM, ambos lemas del azudense, que dice basar su campaña en escuchar a la militancia, recorriéndose las agrupaciones locales de la «tierra de la utopía quijotesca». Su campaña huele a laboratorio tanto como la de su rival y en ella afirma que se presenta a secretario general «sin intención de presentarme a la presidencia del gobierno regional cuando toque», facilitando la «división de poderes entre partido y gobierno». Consultas a la militancia, primarias abiertas para elegir a los cargos, un sólo cargo público por persona, una gestión transparente o visitar una agrupación local de la región cada semana son algunas de sus promesas electorales, en su mayoría con plazo de aplicación. En definitiva, «un proyecto de izquierdas, creíble, innovador y autónomo para nuestra región», repite Blanco, asemejándolo con el proyecto de «renovación y regeneración» emanado del 39 Congreso Federal del PSOE liderado por Pedro Sánchez.
Pero Blanco no tiene que irse muy lejos para intentar convencer a sus compañeros de que le voten. Militantes de la agrupación de su localidad, encabezados por el histórico regidor Florentino García Bonilla, ya le pidieron cuando anunció su intención de presentarse a las primarias que no lo hiciera, argumentando que si dimitió como secretario local -cargo que ocupó de 2008 a 2015- cuando accedió a la Alcaldía para dedicarle toda su atención, por la misma razón, no debería presentarse a secretario regional, y que en esa tarea debía elegirse a la persona «más capaz», en clara referencia a Page. A partir de entonces, las críticas no han parado de caerle lanzadas desde los compañeros de su propia agrupación, que le han acusado por las redes sociales de no acudir a las asambleas locales, de no pagar la aportación como cargo público al partido e, incluso, de no contar con los propios ediles del grupo socialista en el Ayuntamiento a la hora de tomar sus decisiones: «La falta de información se ha acabado convirtiendo en norma, y los asuntos importantes del Ayuntamiento no solo no se han debatido en el seno de la agrupación, sino del propio Grupo Municipal desde hace tiempo», le acusa su compañero de bancada en el Consistorio, Julio García, portavoz del PSOE en la Diputación de Guadalajara, en un mensaje que se puede leer en su perfil de Facebook. «No se puede decir que se va a respetar a la militancia y que se va a actuar con transparencia desde el cargo orgánico de secretario regional al que aspira, si no se practica desde la responsabilidad institucional que ahora ocupa. En los años que lleva como alcalde, no solo no ha dado cuenta regular de su gestión ante la agrupación de Azuqueca, sino que ha terminado por no acudir cuando se convocan asambleas», dice García en un mensaje duro y directo a la yugular de su propio compañero, con el que, pase lo que pase, deberá seguir gobernando su pueblo dos años más, a no ser que uno de los dos, abandone su sillón en el salón de plenos de la localidad campiñera.