La sinrazón

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Infografía que la empresa promotora de Alovera Beach ha realizado para la presentación del proyecto. // Foto: dream-alcala.com

«La razón de la sinrazón que a mi razón se hace, de tal manera mi razón enflaquece, que con razón me quejo de la vuestra fermosura” (Miguel de Cervantes, «El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha»)

Por Borja Montero

Todo el mundo, casi literalmente, se ha enterado de la noticia de la semana. Guadalajara tendrá playa. Rayet ha presentado estos días un proyecto llamado «Alovera Beach» con el que pretende dotar a esta localidad del Corredor del Henares de una gigantesca laguna artificial rodeada de arena de playa, zonas recreativas y de hostelería y todo lo habitual en este tipo de complejos de ocio; en definitiva, la playa artificial más grande de Europa, según aseguran los promotores de esta instalación. El Ayuntamiento de Alovera ya ha dado el visto bueno a la posibilidad de llevar a cabo el proyecto, «un sueño hecho realidad», en palabras de su alcaldesa, que se ha materializado en la cesión de la explotación de una parcela municipal para ello, aunque la burocracia necesaria para dar el pistoletazo de salida a las obras aún no se ha llevado a cabo. 

Las cifras relativas a este proyecto son prolijas, tanto que uno tiene que poner mucha atención para saber cuanto ocupará y, eso es más complicado, cuánto costará esta iniciativa megalómana como no hay otra en la provincia, al menos actualmente. Parece que el complejo total, con sus chiringuitos, toboganes, aparcamientos y demás equipamientos, tendrá una superficie total de 105.000 metros cuadrados y podría estar abierto en un plazo de unos tres años. La razón por la que Rayet se ha embarcado en este proyecto, junto a la empresa especializada Crystal Lagoons, es para dar un valor añadido a una cartera de suelo urbanizable que la empresa tiene en esta localidad campiñana y que, en este plazo, se convertirá en 4.000 viviendas que vendrán a duplicar la población actual de Alovera.

La noticia es sorprendente por varios motivos. Al margen de si la inversión puede ser realmente rentable o no, algo que debe valorar la empresa que va a llevarla a cabo, o de la conveniencia de volver al modelo de proyectos descabelladamente sobredimensionados, cabe preguntarse si la explosión poblacional de un municipio de 12.407 habitantes (INE, 2016) con la construcción de 4.000 viviendas, con unos 12.000-15.000 moradores potenciales, es adecuada sin haber planificado antes la dotación de servicios tales como centros sanitarios o colegios.

Cuando algunos analistas de diversos ámbitos, desde la Sociología a la Economía, apuntan que se está volviendo a un modelo productivo similar al de la burbuja inmobiliaria, uno suele pensar que no se llegará tan lejos y que algo se habrá aprendido de los problemas derivados de los desarrollos urbanísticos por encima de las posibilidades de los municipios o de los proyectos ambiciosos que se quedan sin terminar o, más grave aún, sin utilizar pero demandando recursos públicos para su mantenimiento. Sin embargo, la presentación de este proyecto esta semana hace pensar que siempre. Espero equivocarme y, si finalmente se lleva a cabo esta iniciativa, tanto la de ocio como la residencial que lleva aparejada, sirva para dar empleo a decenas de personas, dinamizar la vida y las arcas municipales aloveranas y no presente problemas de tráfico, convivencia o abastecimientos para los vecinos. A tres años de la posible apertura, permítanme ser precavido.

Y, por último, pero no por ello menos importante, una pequeña reflexión. El proyecto se basa en una laguna artificial de 25.000 metros cuadrados, en la que se pretenden ofrecer además del baño actividades tales como kayak o una escuela de vela, convirtiéndose en una playa casi tan atractiva como las de la costa a apenas media hora de Madrid. Esta líneas argumentales de los promotores de la idea me hacen preguntarme si acaso nunca a nadie se le habría ocurrido aquello de hacer un Mar de Castilla, lugar de escapada de los meseteños sedientos de ocio acuático y con posibilidad de realizar este tipo de actividades de navegación.

Pues eso, mientras Entrepeñas y Buendía se desangran por culpa del cambio climático y de la política trasvasista que riega, precisamente, los excesos de la burbuja inmobiliaria y de la sobredimensión de los proyectos turísticos y de ocio en Levante, con una sequía galopante y probablemente endémica en un futuro cercano que debería hacer que nos replanteemos seriamente nuestro modelo de consumo, la provincia pone sus esperanzas en un proyecto que, a simple vista, se antoja insostenible a nivel medioambiental, social, económico y urbanístico.

Como decía antes, espero equivocarme, porque nos jugamos algo más que la inversión del señor Abánades o unos cientos de empleos de dudosa estabilidad.

2 comentarios en “La sinrazón

  1. Yo entiendo que los juntaletras tenéis que ser rimbombantes y llamar la atención porque si no no hay clicks, pero ¿exactamente de dónde te sacas que “la provincia pone sus esperanzas” en este proyecto? ¿A quién has consultado para hacer esa afirmación más exagerada y ridícula que el propio proyecto en sí?

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  2. La verdad, que como habitante de la Alcarria y sabiend el calor que hace en verano en nuestra provincia, se me hace los dientes largos pensar,que no me tengo que ir al Aquopolis de S, Fernando o la Warner Beach para poder disfrutar de algo , que en medio de la peninsula Iberica, el cuerpo y la mente puede agradacer.

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