
Imagen de las obras del aparcamiento del hospital de junio de 2015. // Foto: castillalamancha.es
Por Álvaro Nuño.
El alcalde de Guadalajara, Antonio Román, ponía hace una semana algo de luz sobre las razones por la que el nuevo aparcamiento del Hospital General, dos años después de su finalización, todavía no se ha abierto. Las explicaciones del regidor, además, fueron muy precisas: el Consistorio no puede otorgar la preceptiva licencia de apertura -como le había solicitado previamente el Consejero de Sanidad- porque, por ejemplo, las pendientes de las rampas de acceso para peatones «tienen 6,10 por ciento y la ley dice 6. La norma la ha puesto la propia Consejería, si han ejecutado mal la obra no es culpa del Ayuntamiento”. Para el primer edil, todo lo que está ocurriendo con el Hospital de Guadalajara y lo que le rodea “es la imagen del fracaso de Page en Guadalajara, llevamos dos años y medio y no ha movido un ladrillo”, declaró.
No ha sido hasta ahora Román un político especialmente beligerante contra el pasmoso ritmo que llevan las obras del hospital desde su comienzo. Nada que ver, por ejemplo con su anterior compañero de bancada en el Ayuntamiento y hoy diputado regional, Lorenzo Robisco, por ejemplo, verdadero azote de la Consejería y defensor de los derechos de los guadalajareños en Toledo. Quizás por celo profesional -hasta su reciente liberación al frente de la Alcaldía, ejercía la medicina en el propio hospital y por tato estaba en nómina del Sescam, cosa que ahora no ocurre-. Extraña un tanto ese silencio roto en este momento, ya que al ir todos los días allí a trabajar, aparcar su vehículo, hablar con el resto de empleados y usuarios, etc. se supone que tendría más conocimientos que los demás del estado del Hospital, del nuevo, del antiguo, de sus instalaciones, goteras y carencias. Sin embargo, las ha sufrido en casi absoluto silencio estos dos años.
La espoleta que le ha hecho saltar fueron unas declaraciones del consejero de Sanidad, Jesús Fernández, en las que afirmaba que el aparcamiento del hospital no se abría «porque el Ayuntamiento no para de pedir documentación». Y es aquí donde Román saca a relucir los incumplimientos técnicos que tiene la obra y que hay que solventar para conceder el permiso de apertura. «Yo no sé si es incapacidad técnica, económica, política o las tres juntas. Si es por incapacidad técnica, sobran los políticos que se meten a técnicos. Si es por incapacidad económica, que lo resuelvan con la Consejería de Hacienda. Y si es por incapacidad política, que cambien a las personas que están al frente de la Consejería de Sanidad si no son capaces de dar una solución al problema”, abundaba el primer edil, escudándose en los informes de sus técnicos municipales para no conceder la licencia requerida.
Lo realmente sorprendente es que hayan pasado más de dos años y medio desde que el anterior consejero de Sanidad, el alcarreño y amigo de Román, José Ignacio Echániz, visitara esas mismas obras en junio de 2015, con María Dolores de Cospedal todavía en el Palacio de Fuensalida, y nadie nos informara hasta el momento, de esas deficiencias de accesibilidad. ¿Dio el Ayuntamiento licencia de obra a un proyecto que incluía ya esas inclinaciones erróneas?, ¿la obra se ejecutó ya mal -con el gobierno del Partido Popular- pero entonces se pasaron por alto? ¿Se ha modificado la normativa al respecto en el transcurso de la obra? ¿O es que las plantas del parking han sufrido en estos dos últimos años los efectos de movimientos telúricos y han variado de repente su inclinación? La cosa no está nada clara, porque las rampas imaginamos que son las mismas desde el principio. ¿Por qué no se ha dado esa información hasta este preciso instante? ¿Hay más deficiencias en las obras que impidan su apertura? ¿Y cuáles son?
Es evidente que todas estas repuestas debe darlas la Consejería como titular de la infraestructura, pero también el Ayuntamiento como órgano supervisor de que las mismas cumplan las normativas vigentes. En este asunto, el objetivo de todas las administraciones implicadas debe ser poner a trabajar a destajo a sus técnicos y resolver los problemas que haya a la mayor brevedad posible con el fin de que tan necesitado servicio público se ponga en marcha de una vez.
Al parecer, también el Ayuntamiento tuvo hace unos meses que abrir un expediente y paralizar los trabajos porque se estaban realizando unas obras sin licencia. “¿Acaso el gobierno de Page tiene patente de corso para que puedan hacer lo que les dé la gana sin cumplir las normas? ¿Es que pretenden que actuemos de diferente manera con una administración pública?” se preguntaba el primer edil aludiendo a la igualdad de trato con respecto a cualquier otro ciudadano. Tiene razón Román, pero a la hora de resolver expedientes, no cabe duda de que se debería priorizar la resolución de un proyecto de esta envergadura, de interés común, titularidad pública, objetivamente necesario y demandando por la ciudadanía, que el de cualquier otro particular.
En sede parlamentaria, Fernández informaba ayer al diputado de Podemos por Guadalajara, David Llorente, sobre el retraso en la puesta en marcha del dichoso aparcamiento. Lo curioso es que la mayor o menor inclinación de las rampas no aparece por ningún lado como razón: El consejero ha defendido que se ya ha pedido la licencia de primera ocupación, se ha presentado el presupuesto y el resumen final de obra, el levantamiento topográfico de la zona, el certificado de gestión de residuos de demolición y certificados de final de obra, dos estudios de movilidad e incluso justificantes de haber pagado los impuestos correspondientes. La Consejería entregó toda esta documentación a finales de septiembre, tras lo que el Ayuntamiento «pidió más requerimientos sobre señalización e iluminación», documentos que ya están entregado también. Y finalmente, el 9 de noviembre, el Consistorio pidió los mismos documentos en formato digital. «Esto ya me hace reír, pero también se lo hemos enviado», finalizaba el consejero para acusar abiertamente a Antonio Román y a su Ayuntamiento, de estar «obstruyendo» la apertura al público del aparcamiento del hospital».
Lo dicho, si el problema es técnico, resuélvase con prontitud, y si es político, elijan otro frente de batalla para enfrentarse. Los regidores públicos deben estar para solucionar los problemas de los ciudadanos y no para poner más palos en las ruedas. Si no es así, sobran.