¡Horror! ¿Qué colegio elegimos?

Por Gloria Magro. 

Todos los años por estas fechas se abre la convocatoria de matriculación en centros educativos públicos y concertados en toda Castilla-La Mancha. Para muchas familias este es el primer contacto con la educación de sus hijos, la primera decisión que les inicia en el camino de la enseñanza, la cultura, la religión y la ética. Puede sonar trascendental pero cierto es que la elección de un tipo de educación y no otra marca ya no solo la dinámica familiar, el día a día del curso escolar, sino en cierto modo el futuro de los hijos. También supone un verdadero quebradero de cabeza para muchos padres, perdidos entre las distintas opciones que se ofrecen. Para otras familias, expertas ya en estos temas, toca tomar decisiones acerca de la Enseñanza Secundaria o el Bachillerato: continuidad o cambio de centro, de estudios, de programa. Para todos, febrero debería de ser un més de reflexión.

Y así no daríamos lugar a situaciones delirantes como el de la madre que en octubre pasado se dirigía a la Secretaría de un colegio público para quejarse del alto nivel de inglés del centro. A su hijo de Quinto curso de Educación Primaria se le da fatal el inglés, cuenta ante el asombro del director y la jefa de estudios. De hecho, les dice, sacó al niño del concertado al que asistía y le trajo a éste porque no le iba nada bien en esta asignatura. Y para solventarlo, la buena mujer le había matriculado en un colegio bilingüe sin ser consciente de ello: la madre desconocía  que tipo de centro era el nuevo colegio de su hijo. No es que no se hubiera informado, es que tampoco había visto el cartel bien visible en la entrada principal donde pone claramente el programa formativo que se sigue y que dice en letras bien grandes que se trata de un centro British Council. Viendo el desaguisado, el colegio le facilitó a esta familia los trámites para que pudiera rectificar y llevara a su retoño a un centro más adecuado a sus intereses y capacidades pese a que el curso estaba más que empezado. Y todos respiraron aliviados

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Las diferencias de dotación entre unos centros y otros es notable. Foto: Gema Bravo.

La anécdota es verídica y seguramente sucede más de lo que podría pensarse. Y eso que la oferta educativa en Guadalajara se limita a centros públicos y centros concertados, todos ellos con programas clásicos. No nos las tenemos que ver como en Madrid con carísimos Liceos Franceses, Colegios Británicos y Alemanes o centros de espíritu alternativo como los afamados Montessori o el colegio Estilo, por citar algunos.  A falta de un criterio económico de elección,  ya que aquí todos los colegios son gratuitos, la nueva zonificación concentra desde el curso pasado las aspiraciones de cada familia en dos grandes áreas excluyentes en función del domicilio del futuro alumno. Y ahí toca hacer los deberes, acudir a las jornadas de puertas abiertas de los centros, que se suelen programar este mes, preguntar e informarse.

Los criterios de selección que manejan las familias son variados y muy personales, desde la cercanía al colegio a la amplitud de horarios, las extraescolares que se ofrecen, las instalaciones, la posibilidad de prácticas deportivas, la disponibilidad de cocina en vez de cátering, la preparación del profesorado, etc. Muchos deberían de ser los factores a tener en cuenta para no caer en errores. Bien es cierto que en muchos casos es una elección a ciegas, poco se puede saber en una reunión informativa de una hora de la dinámica real de un centro o de las necesidades de un niño que apenas ha cumplido tres años y no se sabe realmente cual va a ser su andadura, sus intereses o sus necesidades. También hay padres convencidos de la utilidad de una enseñanza bajo el influjo de un ideario religioso mientras que otros huyen como de la peste de este tipo de centros. Los hay que priman el uso de uniformes, mientras que hay familias que no desean uniformar a sus hijos, así como padres que desean un centro transparente donde una Ampa fuerte les permita seguir el día a día de su funcionamiento, a la vez que a otros no les importa no tener voz ni voto.

Colegios para todos aunque no todos en igualdad de condiciones. Hay centros con deslumbrantes instalaciones deportivas y lustrosos salones de actos, mientras en otros las actividades comunitarias se realizan en gimnasios sin calefactar y con los niños sentados en el suelo. Es fácil adivinar cual es el centro concertado y cual el público, ¿verdad? No debería de ser así. Unos hacen colecta entre los padres en forma de mensualidades encubiertas a modo de impuesto revolucionario del que es difícil escapar, mientras que otros luchan durante meses para que el Ayuntamiento les repare unas canastas de baloncesto o la caldera de la calefacción. Tampoco los programas didácticos son iguales en todos los casos. Hay centros sin libros, donde los profesores preparan el material, colegios con sistemas bilingües de probada valía y que dan acceso a una educación Secundaria también bilingüe, centros con líneas de excelencia… Muchas veces hay que ir un poco más allá del brillo y el oropel aparente de las instalaciones para dar con colegios excelentes gracias a la labor de los docentes y la implicación de los padres. Y no suelen ser los que más suenan. Sólo hay que informarse y elegir con un poco de criterio. Si tienen hijos que comienzan la apasionante andadura de la educación, les animo a que reflexionen sobre ello, aún están a tiempo.

 

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