
Los políticos se prodigan en todo tipo de procesiones estos días. Cristo crucificado. Salvador Dalí,
Por Gloria Magro.
Hoy es Sábado de Gloria o al menos lo era hasta 1955, cuando Pío XII cambió la liturgia y así, de un día para otro, se dejó de celebrar la Vigilia Pascual, la Resurrección, en la mañana del sábado. Parece ser que al Papa Pacelli le parecía demasiado sacrificio que los fieles que ayunaban desde Viernes Santo prolongaran esta situación hasta el domingo, cuando podrían recibir la siguiente comunión y decidió adelantar la vigilia a la noche del viernes. Desde entonces y por voluntad papal, el Sábado Santo quedó desprovisto de ritos y Eucaristía, un poco en tierra de nadie. Para los católicos viene a ser una jornada de transición, de oración y recogimiento, víspera del Domingo de Resurrección, culmen de la Semana Santa. Pero pasada la época en la que la Iglesia católica marcaba los tiempos y los compases de la vida social y política, el día de hoy en Guadalajara suele tener poco de recogimiento y reflexión, a no ser que entendamos por ello bares y comercios cerrados a cal y canto y un ambiente desangelado al que este año se le añade la llegada del enésimo frente frío de la temporada.
El Sábado Santo suele ser también el día en el que la ciudad se queda prácticamente desierta, equiparable a un 15 de agosto para entendernos, con la tradicional estampida a los pueblos y a las costas aunque sin toros ni verbenas. Para otros, los que han tenido la suerte de tomar vacaciones, es el momento de empezar a pensar en la vuelta. Afortunados ellos si han podido desconectar por unos días, porque no hay forma de sustraerse al frenesí de la actualidad política que no da tregua por muy festiva que sea la jornada. Aunque parezca una contradicción, dada la fama que tienen de no ser muy trabajadores, quienes multiplican ahora precisamente sus apariciones son los políticos. En Guadalajara sin ir más lejos, se han aprobado los presupuestos municipales en plena Semana Santa, con la muleta de Ciudadanos, que para eso están ahí, dando lugar a todo tipo de reacciones. Según la oposición, se trata una vez más de presupuestos poco sociales que no resuelven los problemas de la ciudad. Al parecer tampoco contienen medidas para revertir la apariencia de Siria en guerra que tiene el casco histórico, así que seguirá así, si es que no va a peor, al menos un año más. Coinciden estos presupuestos además con el informe del Tribunal de Cuentas, que desde 2011 viene teniendo dudas razonables sobre la gestión de las finanzas municipales y haciendo recomendaciones que son desoídas sistemáticamente por el consistorio, o al menos de eso alertan. Aún así, la aprobación de los dineros que ha de gastar el Ayuntamiento en el presente ejercicio ha tenido como consecuencia inmediata que La Camada ha visto regularizada su situación después de meses de impago municipal e incertidumbre. No hay mal que por bien no venga. Además, el consistorio anuncia que este 2018 piensa invertir en actividades gratuitas para los jubilados alcarreños. Como limosna de Semana Santa no está mal, habida cuenta de la exigua subida de las pensiones que acaba de anunciar el Gobierno también estos días. Nuestros políticos municipales no han de descansar ni mañana Domingo de Resurrección. A buen seguro que la clausura del Spanish Open de Tenis de Mesa 2018 en el Pabellón Multiusos contará con una nutrida presencia de concejales. De lo que le cuesta a Guadalajara anualmente ser Ciudad Europea del Deporte no hay datos concretos en los presupuestos aprobados estos días. De los rendimientos económicos que obtiene la ciudad por este tema tampoco los hay.
Los políticos no han parado en Semana Santa. Algunos más que otros. Muchos servidores públicos se han prodigado en todo tipo de festejos religiosos como si no hubiera avanzado el calendario y aún estuviésemos a mediados del s.XIX, con Pío XII dictando cuando se come y cuando se ayuna. Informan los periódicos que el consejo de ministros en pleno esta yendo de procesión en procesión, como si de almendreros se tratase, en un maratón de pasos y cofradías. Será porque ellos aún no tienen presupuestos. Curiosa forma tienen los ministros del presidente Rajoy de interpretar la separación Iglesia-Estado, aunque en honor a la verdad, hay que decir que son pocos los representantes del pueblo que cambian los actos religiosos de Semana Santa por el descanso y el alejamiento voluntario del foco público. Ver y ser vistos y tener a ser posible el don de la ubicuidad.
Cuando era presidenta regional, Dolores de Cospedal gustaba de encabezar las procesiones en Toledo a ser posible bajo palio y con mantilla. Ahora no se la ve mucho por Castilla- La Mancha, será que la prensa no registra las visitas que hace la ministra a su cigarral toledano, aunque es un hecho que a Cospedal le gusta más Marbella, que es mucho más glamourosa y tiene microclima, nada que ver con el secarral manchego. Cospedal ha preferido dejarse ver esta Semana Santa por Cartagena y Málaga, acudiendo a procesiones donde los distintos cuerpos militares acompañan a los Pasos en sus salidas. La presencia del ejército en clara comunión con imágenes religiosas procesionando no deja de ser una imagen un tanto folclórica y el Defensor del Pueblo acaba de ver dudosa tanto la presencia de militares saliendo de las iglesias como las banderas a media asta en señal de luto por la muerte de Cristo. Es de suponer que más que el folclorismo, los paracaidistas, los Tercios y la Legión, el mayor aliciente para la exaltación católica de la ministra de Defensa esta semana y su peregrinaje andaluz es la cercanía a Marbella. Qué bien se tiene que estar hoy Sábado de Gloria en Marbella, allí seguro que no ha llegado el enésimo frente de este invierno, ya primavera.