De inmigrantes, bicicletas y «coritates»

Ciclistas nudistas por las calles de Madrid. // Imagen: YouTube

Ciclistas nudistas por las calles de Madrid. // Imagen: YouTube

Por Patricia Biosca

Mi abuela, que en paz descanse, tenía una obsesiva aprensión hacia los cuerpos desnudos. Mujer nacida a principios del siglo XX, el pudor le llegaba no solo por escotes pronunciados, muslos visibles u ombligos (llamados “tetes”), sino que también alcanzaba a la espalda (en concreto, los riñones), las gargantas desnudas de pañuelos o los pies descalzos (o solo con finos calcetines). Y no interpreten aquí una reprimenda por insinuar más de lo debido a los parroquianos, no. El motivo era terapéutico: “Vas a coger frío por ir todo el día en ‘coritates’”, nos decía la madre de mi padre, preocupándose por nuestra salud más que por nuestro alma, más cerca de la consecuencia de una gripe que del infierno. El caso es que lo de “ir en ‘coritates’” era una frase recurrente de nuestra abuela. Daba igual la estación del año, el frío o el calor o la posibilidad real y estadística de coger una enfermedad terminal por el contacto de nuestros pies desnudos con el suelo. También utilizaba el mismo término cuando en “los santos” (es decir, las revistas del corazón), aparecían mujeres enseñando las zonas antes mencionadas, aunque esta vez sí que se podía intuir un tono forzado de indignación que intentaba ocultar la picardía.

Así que con este bagaje vital, cuando vi la noticia de que a Jesús Antonio Fernández Olmedo, poeta, activista y autoproclamado “Autor de la Unidad”, se le había ocurrido organizar una carrera en bicicleta nudista con salida desde el Ayuntamiento y con la intención de recorrer el centro histórico de la ciudad, me acordé de mi abuela y me la imaginé gritando “¡Van todos en coritates!”, en una escena dantesca de batas, piñones y carne.

La película se me antojaba aún más surrealista cuando me enteré del objetivo:  concienciar sobre la migración. Piénselo. Bicicletas. Nudismo. Ayuntamiento. Guadalajara. Inmigrantes. Puede que Fernández Olmedo, quien ya ha organizado “perfomances” parecidas en otras ciudades, viera claro que juntando una actividad de moda, como el ciclismo, y otra también muy en boga para reivindicar lo que sea, como es ir en “coritates” -me encanta la palabra-, tendría el éxito asegurado. Intento darle un hilo argumental, como mi abuela cuando nos decía que los truenos eran el efecto de los ángeles jugando a los bolos. Y así llegó el argumentario del “Autor de la Unidad” para hacer aún más interesante  (a mis ojos) esta macedonia populista perfecta que junta churras con merinas de manera sublime. 

«Cada caso es un mundo. Hay gente que, porque se lo han dicho y ha sido espabilado,  viene a aprovecharse. A otros de verdad les hace falta”, recogían diversos medios locales que había afirmado Fernández Olmedo. Así de directo recoge aquel dicho -que también citaba mi abuela- de “pagan justos por pecadores”, pero en versión conciliadora con la gente que opina que los inmigrantes vienen por necesidad y aquellos que piensan que solo vienen a robar. De hecho, para los creyentes de la teoría de “inmigrantes igual a maleantes” da una explicación (que me recuerda mucho a la de los bolos) de por qué hacen lo que hacen: “Los países de donde proceden sufren mucha violencia y, al llegar aquí, ¿cómo no van a ejercer violencia si encuentran una resistencia? Son maltratados en sus países, no se alimentan de maravilla ni tienen educación académica. Qué esperamos, ¿que vengan con una sonrisita cuando les decimos ‘no se puede pasar’?”.

Por si eso no fuera suficiente, se da una lección de historia afirmando que “Europa miró a África y los europeos se frotaron las manos pensando ‘total son una pandilla de tribus locas’ y fueron allí a robar sus recursos naturales”. Siglos de acontecimientos resumidos en una magistral frase en la que un activista que, se supone, quiere llamar la atención sobre la migración, asegura que nuestro continente llamó “pandilla de tribus locas” a todo el territorio que linda con nosotros al sur. Aquí solo echo en falta la palabra “negrito” para el “perfect”. Después hace alusión a los medios de comunicación y su segmentación de las noticias y dice que “todo el mundo -creo que se refiere a la sociedad en general- da opiniones y entiende, pero realmente, ¿qué sabe y qué entiende?”. Entonces la figura de mi abuela se diluye y aparece el típico cuñado que sabe de vinos, de cómo arreglar el ordenador y de cómo instaurar la paz en el mundo con sentar solo a dos personas a la mesa y haciendo él mismo de juez. Por cierto, nada acerca de por qué elige el desnudo como forma de protesta y su nexo con la inmigración. Se me ocurre que podría haber dado alguna excusa peregrina como que la tribu africana Himba va con taparrabos o hacer referencia al ser humano en el momento de su creación, cuando no existían pueblos o razas… La organización deja que nuestra imaginación rellene el hueco en blanco. 

En paralelo, el debate en redes sociales en forma de comentarios, reacciones como “me divierte” o “me enfada”, chistes de más o menos gusto sobre genitales al aire, la supuesta invasión de inmigrantes, indignación por los desnudos y los extranjeros a partes iguales y banderas de España no hacía más que calentar el ambiente (y eso que la noticia saltó a los medios un día antes de la convocatoria). Finalmente, la I Ruta Seminudista y Nudista en bicicleta por la migración se desconvocaba porque “la práctica del nudismo en Guadalajara podría conllevar multas y posibles sanciones a los participantes”, informaba el organizador para Nueva Alcarria. A pesar de todos sus conocimientos en política internacional, Fernández Olmedo no se había informado sobre las leyes locales. De hecho, el Ayuntamiento confirmó al citado medio que no tenía constancia de la reunión y que no había dado los permisos pertinentes para realizar tan peculiar paseo en bici.

Le reconozco y agradezco enormemente la buena intención al “Autor de la Unidad”, quien ha inventado decenas de actividades parecidas (aunque yo creo que el nudismo es una feliz condición incorporada desde hace poco tiempo) durante toda su vida con escenarios incluso fuera de España. De hecho, se supone que ayer montó el mismo “tinglado” en Dinamarca. Fernández Olmedo tuvo el coraje (no se sabe muy bien por qué) de animarse a defender un tema tan complejo como el de la inmigración, si bien a mi entender la actividad careció del suficiente reposo, coherencia y análisis previo para que fuera más allá de la simple anécdota (que, en realidad, es lo que alimenta mi prosa, así que gracias de nuevo). Aún así, pagaría porque mi abuela hubiese visto a mucha gente “en coritates” por la calle y montados en bicis. Ya la estoy oyendo decir un “uuuuuuuuy” pícaro desde el cielo donde juegan a los bolos.

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