
Antonio Román, actual alcalde de Guadalajara en su mensaje en redes sociales anunciando su candidatura // Foto: Facebook
Por Patricia Biosca
Había mucha gente (entre ella, yo misma) que esperaba seguir rellenando quinielas, elaborando conjeturas, alimentando discusiones en los bares o simplemente contemplando las excusas de Antonio Román para seguir jugando al despiste en torno a su posible candidatura al frente del PP a la Alcaldía de Guadalajara. De hecho, este tema ha sido uno de los principales debates este fin de semana en una quedada entre compañeros de profesión regada con cerveza y cebada con cachopo (si Pérez-Reverte puede contar en sus columnas cómo hablan bravuconadas machistas con sus coleguitas, yo me siento acreditada para reflejar cómo me pongo como la “moñoño” con los míos, faltaría más). ¡Quién nos diría a nosotros que el desenlace de nuestra discusión estaría tan cercano…!
En 2015 tuvimos que esperar a febrero y que le llevase de la mano María Dolores de Cospedal por el camino de las elecciones. “Le he pedido que siga. Es el mejor alcalde que ha tenido Guadalajara. Es un honor y un orgullo como presidenta que se presente”, dijo entonces la que era cabeza regional del PP, hoy apartada de la política por razones que ustedes-ya-saben. Pero hubo más gente que le dijo aquello de “quédate conmigo”, como cantó Pastora Soler en Eurovisión. Hasta Mariano Rajoy le pidió que se presentara una vez más, aunque Román prefería volver a la Medicina y a su papel de padre. Pero todo cambió con la llamada, como en la historia de Belén y la paloma o en la obra de los “Javis” y la choni que se pasa a monja. “Mi decisión cambió y estoy seguro de que a mejor. Afronto este paso con ganas de trabajar y seguir avanzando en la ciudad”, afirmó sobrio (Román, no la paloma).
Este lunes, por quinta vez consecutiva (una frustrada por el pacto Alique-Badel, tal y como apunta el compañero Álvaro García ) y tras 12 años en la Alcaldía, ha vuelto a dar un paso adelante. Y ha acompañado el gesto de unos motivos parecidos que podrían hacernos pensar en un deja-vú, pero no. A través de las redes sociales, un lugar recientemente descubierto por los políticos de Guadalajara, quienes se marcan unos “speech” más o menos elaborados que corren como la pólvora en los grupos de Facebook, ha presentado su candidatura. “Quiero comunicarles mi decisión de volverme a presentar como candidato a las elecciones de mayo de 2019”, dice Román con gesto serio en un plano medio en los pasillos del Ayuntamiento, con dos cuadros que fueron portada del programa de fiestas descuadrados por detrás, en una escena ciertamente poco elaborada quizá porque era grabada minutos antes incluso de que se enterasen los medios convocados a una rueda de prensa urgente. Aún le queda lejos la realización en exteriores que se curra Ahora Guadalajara, pero todo se andará, porque los políticos ya han descubierto las mieles de la viralidad.
“Así me lo ha solicitado la dirección nacional del partido -prosigue en su mensaje tipo estado de WhatsApp descargando las culpas sobre la decisión, que vendría impuesta de entes superiores- que considera que la continuidad con el actual alcalde de Guadalajara -aquí habla en tercera persona como Aída Nízar, lo que da un poco de repelús- puede suponer una unificación del centro derecha”. Y aunque pueda parecer una muletilla ajada, la realidad ha cambiado tanto que golpea incluso más duro que descubrir que estás perdiendo “followers” en Twitter: los baluartes que en 2015 le insistieron para su candidatura ya están fuera de la política; en aquella confirmación como candidato venía de dos apabullantes mayorías absolutas y en la última legislatura ha tenido que pactar con Ciudadanos, quien ciertamente tampoco se lo ha puesto demasiado difícil; y ya no solo se tiene que preocupar de la formación naranja y el auge de los “ahora podemos y antes no”: incluso mirando más a su derecha la sombra de Vox, que hasta ahora era una caricatura, se ha transformado en un verdadero Mr. Oogie Boogie en una “Pesadilla antes de Navidad”.
De ahí que se erija como la gran propuesta de la estabilidad ante el terror de lo desconocido, si bien no cierra la puerta de los pactos terroríficos e incluso ya ha empezado a tender puentes («Hay cuestiones de Vox que a mí me parecen muy bien, como la defensa de la unidad de España, la defensa de la vida o el apoyo a la Fuerzas de Seguridad del Estado«, ha asegurado el candidato sin despinarse). Pero ojo, que advierte que no seguirá si no gana, a lo Señor Miyagi, que solo se metía en peleas cuando sabía que iba a crujir al adversario.
Así que se acabaron las quinielas en las que algunos señalaban al vicealcalde Jaime Carnicero -con una imagen totalmente quemada entre los jóvenes y no tan jóvenes- o al teniente alcalde Alfonso Esteban -quien, pese a los esfuerzos, le pasa lo contrario que a Carnicero: es un desconocido para muchos- como posibles sucesores de Román. De Ana Guarinos ni se habla: se “sacrificó” en la presidencia de la Diputación y se ha enterado de la decisión del actual alcalde vía WhatsApp -según La Crónica-, lo que dice mucho de su comentada y fría como un témpano relación. Delante tendrá a un motivadísimo Alberto Rojo que intentará levantar al PSOE, aunque viene de ese cargo tan poco agradecido de cara al público como el de delegado de la Junta -«punching ball regional” me dicen que lo llaman-; también a José Morales por IU, quien lo volverá a intentar pese a que la izquierda tiene muchos frentes internos abiertos aún sin resolver; y se espera que después de las Navidades conozcamos al candidato de Ciudadanos, seguramente también de Vox aprovechando la cresta de la ola y quién sabe si también se presentará la nueva agrupación “A Guadalajara hay que quererla”. Como en un buffet libre, habrá de todo. Esperemos no pillar un virus por elegir comida en mal estado…
Por cierto, el cachopo del fin de semana, espectacular.