
La participación en la Feria ARCO de artistas femeninas españolas ha sido de apenas un 6%.
Por Colectivo de mujeres artistas de Guadalajara (*).
Mujeres, artistas y Guadalajara son tres palabras difíciles de encajar. Cuesta trabajo oírlas e incluso pronunciarlas en la misma frase, aunque últimamente suenan muy bien: se están gritando muy alto y están queriendo ser escuchadas. El espacio de la creatividad ha sido de los últimos espacios públicos a los que las mujeres hemos tenido acceso. Posiblemente porque es donde se genera el imaginario colectivo y es en el imaginario donde se guardan muchas cosas importantes.
Somos Sara, Johana, Pilar y María, somos cuatro mujeres artistas de Guadalajara, somos compañeras, sabemos lo que queremos y cómo lo queremos. Aunque suene a tópico, queremos algo tan simple y humano como IGUALDAD. Queremos poder trabajar en nuestra profesión sin tener que enfrentarnos a prejuicios y queremos que llegue el día en que no necesitemos reivindicar estas y otras cuestiones de género. Tenemos la certeza de que somos la primera generación con derecho a hablar en lo público y sabemos que llegar a la igualdad en este ámbito es especialmente difícil.
Hemos percibido que cuando naces con un derecho, sencillamente lo tienes y como siempre lo has tenido, puede que no sepas lo difícil que ha sido llegar a adquirirlo o lo fácil que es perderlo. Saber de dónde venimos es importante para saber hacia dónde vamos. Por todo esto queremos recordar que no siempre tuvimos el derecho a hablar en público, y sabemos lo importante que es cuando lo hacemos y lo mucho que valoramos tener la oportunidad de hacerlo. Por nosotras y por todas nuestras compañeras.
Hace dos meses hablamos en la Biblioteca Pública de Guadalajara del hecho de ser mujeres artistas, de quienes somos, de quienes fueron nuestras antecesoras, de la necesidad de escribir la historia de las mujeres artistas de la provincia que hasta ahora ha estado oculta, escondida, invisibilizada. Hablamos de nuestra experiencia profesional, de cómo ser mujeres ha influido en nuestras carreras. Hablamos de nuestras compañeras en el Colectivo de Mujeres Artistas de Guadalajara y de otras mujeres que han trabajado o trabajan en este apasionante mundo del Arte. Hablamos también de las censuras a las que nos hemos tenido que enfrentar en esta ciudad, por el simple hecho de que en algunas de nuestras obras aparezcan cuerpos desnudos. También tuvimos ocasión de reclamar un reconocimiento por nuestras predecesoras y hacer un llamamiento para investigar sobre ellas. Tenemos la certeza de que haberlas las hubo pero es muy difícil encontrar testimonio de ellas o su trabajo, lo que nos hace pensar en la necesidad de tomar la iniciativa en esta labor de documentación, que hacemos extensiva a quienes quieran colaborar.
Hay mucho por hacer. Hay que seguir avanzando en que se valore la aportación de los ciudadanos y ciudadanas de esta ciudad (y de esta provincia) a nuestra cultura por parte de las autoridades. Guadalajara puede tener una oferta cultural que ofrecer a sus habitantes y a visitantes de otros lugares, es un valor en el que merece la pena invertir. Y las mujeres tenemos mucho que aportar, desde diferentes disciplinas y lenguajes, con diferentes sensibilidades, con mucha fuerza.
En nuestro colectivo, una parte de las muchas mujeres artistas con las que Guadalajara tiene la suerte de contar, somos alrededor de cincuenta. La cifra aumenta cada poco tiempo y hemos formado una pequeña comunidad. Nos sentimos afortunadas de trabajar en proyectos comunes, de compartir ideas, conocimientos, experiencias, conversaciones, espacios, exposiciones… Las mujeres, tradicionalmente, hemos vivido en un aislamiento social que nos llevaba a no poder pensarnos colectivamente. Vivíamos para devolverle al varón una imagen del doble de su tamaño, como dice Virginia Woolf en «Un habitación propia». Ya sabemos que hasta ahora no hemos podido pensar solas, y aún más: que no hemos podido crear solas. Estamos aprendiendo a pensar entre nosotras y a devolvernos la imagen unas a otras para pensar en grupo y mejor.
El modelo de la superwoman, la mujer creadora como ser humano excepcional, misógina, enfrentada al sistema que, superando todas las dificultades adversas, logra su propia creación genial; sobreponiéndose a cualquier situación vital que le impida dedicarse a su sagrada misión artística, es una trampa patriarcal en la que ya no queremos caer. Ahora estamos buscando espacios sororos, de pensamiento colectivo en los cuales nos cuidamos, compartimos y nos apoyamos las unas en las otras para crear imaginarios y relatos femeninos y feministas que nos correspondan de otra manera, escapando al relato oficial que se nos ha vendido desde la escuela y desde los museos.
Porque a pesar de todo y en contra de lo que se pudiera pensar o se oye decir, ser mujer y artista no «está de moda». Como apunta el Informe MAV 2019, en el MCARS las mujeres artistas españolas tienen una presencia activa anecdótica. Apenas se encuentran en la programación para las exposiciones temporales y en una década de arte, solo diez mujeres artistas españolas han sido consideradas «aptas» para sus salas frente a los hombres. Es una desigualdad relevante. Se llega al punto en el que incluso esta desigualdad ni se advierte porque «siguen pensando que no hay arte bueno producido por mujeres» según palabras de Yolanda Domínguez, artista que orquestó una marcha en la cual las mujeres artistas llevaban un geolocalizador en la cabeza, para visibilizar a la mujer en la Feria ARCO el año pasado. En dicha marcha, había cinco mujeres del Colectivo de Mujeres Artistas de Guadalajara. Y ya que estamos hablando de la Feria de Arte Contemporáneo, tampoco en ésta hemos estado tan presentes como los hombres, a pesar de las protestas y movilizaciones. La participación de mujeres artistas españolas ha sido en está última edición del 6%. Y el total de mujeres, del 26.5%, según el citado Informe del MAV 2019. Una vez más, la igualdad en la Cultura ni está ni se la espera.
Y frente a esta realidad, las compañeras del colectivo tenemos la certeza de estar contribuyendo a un cambio a mejor que era necesario, como mujeres y como artistas, por y para Guadalajara. Seguiremos en este camino hasta que no tenga sentido reclamar igualdad porque sea un hecho. Mientras tanto, intentaremos hacer con ideas, trabajo y sensibilidad que esas tres palabras: mujeres, artistas y Guadalajara, encajen que ni pintadas.
Nuestro colectivo.
Las mujeres de nuestro colectivo son diversas y transversales. La que no es madre de familia comprende a la que lo es. La que es madre añosa y está superando esa etapa entiende a la que está entrando en ella. La que no piensa serlo no se siente juzgada. A ninguna se le pregunta por su orientación sexual. Solo queremos compartir el deseo de crear y de hacer visible nuestro trabajo. Hay mujeres migrantes y emigradas, con el corazón dividido entre Alemania, España, Venezuela, Colombia, República Dominicana…
Las mujeres artistas del colectivo abarcamos todo tipo de técnicas y todo tipo de disciplinas. Venimos de diferentes ámbitos sociales y profesionales: unas escriben, otras hacen arte digital o son escultoras. Somos femeninas, feministas, reivindicativas, diseñadoras, artistas gráficas, ceramistas geométricas y ceramistas orgánicas, imaginativas y expresivas, de formación académica y autodidactas, autónomas, profesoras de instituto, trabajadoras del sector turístico, dependientas, asistentes sociales, voluntarias, cocineras de proyectos utópicos, agentes de igualdad, fotógrafas por vocación, profesión y pasión, cineastas, rinconeras, artistas de cosas pequeñas que se convierten en grandes cosas, sostenedoras de proyectos imposibles y trabajadoras del bien. Somos Henrymorianas convencidas, que además de artistas somos agentes sociales incansables, siempre involucradas en algún proyecto.
Somos compañeras, complementarias, completas por separado y juntas, capaces de crear mensajes con gran capacidad de impacto como ha quedado claro en la exposición “Mujer anuncio. Mujer denuncia”. Somos compañeras que vienen de hacerse en casas de oficios y de crear casas rurales, mujeres rurales que se expresan con imágenes porque las prefieren a las palabras, que usan colores sin aparente sentido, con orden propio. Somos mujeres que acompañan el camino de otras y también de otros, que crean y son retratos de mujeres reales, con miradas penetrantes que cuentan lo vivido al espectador, mujeres que ilustran cuentos y que ilustran el maratón, artistas que trabajan con el arte para erradicar la violencia de género, agentes de violencia de género que trabajan con el arte para erradicar la violencia.
Somos muestra de la variedad de temas de estudios, de estatus social, de procedencias. Formamos un colectivo porque también tenemos nexos de unión, por ejemplo: residir en la provincia de Guadalajara y ser mujeres.
Somos artistas madres de familias amantísimas que combinan los pinceles, las escayolas y los carboncillos con las luchas con las adolescencias, las crianzas, los partos; madres que mientras están creando están viendo irse a los hijos adultos, madres jubilándose de madres. Mujeres en la edad madura aconsejando a las mujeres que comienzan a vivir; mujeres que han recorrido el camino y que pueden decir que piedras hay a las que están empezando a recorrerlo. Mujeres que quedan a componer un catálogo a un tiempo que comparten miedos sobre el compañero que se ha ido, sobre el bebé que se viene, sobre las horas que faltan para ir a buscar a les peques al cole, o sobre lo difícil que es esta, la pequeña… todo junto. Porque, a día de hoy, ser mujer y artista, sigue siendo diferente que ser hombre y artista. Y como el caso de la igualdad, a la corresponsabilidad en el arte ni está, ni se la espera.
(*) Sara Arias (Pimpilipausa), María de Lucas González, Pilar V. de Foronda y Johana Roldán (Jante) forman parte del Colectivo de Mujeres Artistas de Guadalajara. Han participado en numerosos proyectos buscando visibilizar este colectivo. Entre sus exposiciones, «Mujer anuncio, mujer denuncia», 2019 en el Centro de Arte de la Fundación Antonio Pérez, Cuenca; la exposición Retratos en la Biblioteca Pública de Guadalajara (Ciclo Mujeres Creadoras) 2018; «Un pecho, una tela», en la Sala de Exposiciones de Ibercaja, 2017 y en el Centro Cultural de Albalate de Zorita. También han participado como ilustradoras en los actos del Día del Libro, han dado charlas y colaborado en el Festival Solares con una instalación colectiva en el Espacio TYCE de Guadalajara en 2018.