
Cinco de los seis candidatos a la Alcaldía de Guadalajara. Falta el de Vox. // Foto: GD
Por Álvaro Nuño.
Parecía que no iba a llegar nunca pero el 26 de mayo ya está aquí y el largo periodo electoral que comenzó hace dos meses con la convocatoria de las elecciones generales del 28 de abril terminará a las ocho de la tarde del próximo domingo cuando se cierren los colegios electorales y se empiece con el recuento de los votos. O quizá ese sólo sea el final de la participación directa de los ciudadanos en la constitución de ayuntamientos, diputaciones y gobiernos autonómicos porque el panorama político nunca había estado tan abierto y fragmentado como hasta ahora, con al menos cinco formaciones políticas con posibilidades de obtener representación institucional en los plenos. Y eso conllevará de manera prácticamente segura a que los partidos políticos, con sus respectivos votos y concejales en el bolsillo, deberán pactar y ponerse de acuerdo para constituir gobiernos locales y autonómicos.
En Guadalajara capital, casi todo parece girar sobre cuántos concejales de diferencia tendrán el Partido Popular de Antonio Román y el PSOE de Alberto Rojo. La última encuesta local publicada el pasado viernes por el semanario Nueva Alcarria daba como ganador a los socialistas con un 36,9 por ciento de los votos y una horquilla de entre 10 y 11 concejales -tres más que los actuales-. De ser así, Rojo estaría rozando el vuelco electoral en la capital, siempre y cuando la balanza se inclinara finalmente por el concejal número 11 y que Unidas Podemos consiguiera los dos escaños que la misma muestra prevé. Ambos partidos conseguirían así los deseados trece concejales que dan la mayoría absoluta en el Pleno del Ayuntamiento a las fuerzas de izquierdas sin necesidad de explorar otras alternativas -llámense Ciudadanos-, con los que los morados no cuentan y los socialistas no desean, aunque en campaña ambos tampoco han cerrado la puerta del todo a los naranjas.
Mirando hacia la izquierda, más allá del segundo concejal de Unidas Podemos, la encuesta no atisba nada, dejando sin representación al partido municipalista Aike, la otra mitad de la desaparecida Ahora Guadalajara. Los de Jorge Riendas y Susana Martínez -pareja de hecho durante toda la campaña- no conseguirían pisar el salón de plenos del Ayuntamiento, a pesar de sus 1.245 votos -un 2,9% del electorado-. En cualquier caso, parece lógico que si Aike consiguiera más votos, estos saldrían en cualquier caso de Podemos o del PSOE, pero con otro tipo de reparto, por lo que tampoco afectaría demasiado al resultado final. De ahí las apelaciones en esta última semana por parte de los socialistas al llamado «voto útil» con el fin de rentabilizar las papeletas y que no valgan para perder su parece que ajustada ventaja sobre el PP. Incluso, su secretario provincial y candidato regional, Pablo Bellido decía en un mitin ante los suyos «A ver si Aike se queda al final en ¡Ay! o en ¡Hay que joderse!», recordando cómo ya en las elecciones de 2015, el partido fantasma «Ganemos» restó casi 700 votos a la izquierda que finalmente les impidió ganar el concejal 13.
Por la derecha, el actual alcalde también está más o menos en las mismas. Apelando al voto útil y concentrado en el PP como único garante de las esencias de la democracia cristiana y del centro-derecha moderado y liberal. A Román, -que fue el senador más votado en la capital, por delante de los tres socialistas-, la citada encuesta le concede entre 9 y 10 concejales frente a los once que tiene actualmente. De ser así finalmente, eso le obligaría en cualquier caso a pactar con las otras dos fuerzas políticas de la derecha que se presentan al Ayuntamiento de Guadalajara: de nuevo con Ciudadanos, como ya hiciera en el mandato anterior pero ahora además con el concejal que se obtendría Vox por su derecha. Los diez concejales populares más Antonio De Miguel -cabeza de lista de los ultraderechistas-, y los dos con los que repetirían Ciudadanos llegarían al ansiado 13, sin el cual no se puede gobernar. De ahí que Román lleve toda la campaña apelando a su experiencia política de los últimos doce años, mostrando lo realizado ya en la ciudad por su Equipo de Gobierno y, por contra, criticando la bisoñez de los otros dos candidatos, el de Vox y el ciudadano Rafael Pérez Borda, cabeza de lista de los naranjas en sustitución de Alejandro Ruiz, que finalmente dará el salto a Toledo.
Pero las cosas han cambiado respecto a la situación que se les planteó hace cuatro años cuando firmaron un pacto de investidura que Ciudadanos rompió sólo a escasos meses de las elecciones con la excusa de que el PP no había cumplido algunos puntos como sacar adelante el proyecto de rehabilitación del Alcázar o negarse a meter la tijera en el gasto de Ferias, lo que supuso la no aprobación de los presupuestos de 2018. Ahora el planteamiento de Ciudadanos a nivel nacional es no conformarse con apoyar a la lista más votada -que según la encuesta, recordemos que seguiría siendo el PSOE-, sino entrar a formar parte de gobiernos en coalición. En ese caso, si PP, Ciudadanos y Vox consiguieran llegar juntos a los trece concejales, se podría repetir en Guadalajara un pacto a la andaluza, que presidiría Antonio Román, pero que incluiría a concejales naranjas en su Equipo de Gobierno e incluso a Vox si su voto fuera decisivo y lo pusiera como condición para dar su apoyo.
Porque lo que parece ahora mismo del todo imposible, viendo y escuchando las declaraciones de Albert Rivera desde el Congreso de los Diputados, es poder pensar en un futuro pacto Ciudadanos-PSOE, ni aquí ni en ningún sitio. Pese a ello, Pérez Borda ha dicho no tener «órdenes de arriba» en uno u otro sentido. E incluso el izquierdista José Morales ha llegado a decir que sólo pactaría con Ciudadanos si fuera imprescindible para echar a Román, en un supuesto, por ejemplo 10 para el PSOE, dos para Ciudadanos y uno para Podemos o viceversa, frente a un también 10 del PP y uno de Vox. Lo que parece claro, en todo caso, es que Ciudadanos finalmente será ese partido bisagra que cerrará la puerta a uno y se la abrirá a otro.
Cierren los ojos e imagínense a Antonio Román como alcalde de nuevo y a su derecha Rafael Pérez Borda de teniente de alcalde; o a Alberto Rojo de flamante alcalde y al cabeza de lista de Ciudadanos como su segundo en el mando. ¡He ahí la cuestión!
Por cierto y para terminar, en mi pasado artículo no lograba encontrar los programas electorales de los seis candidatos. Afortunadamente, todos han ido haciéndolos públicos y la periodista Nuria Fernández, los ha recopilado en Guadalajara Diario. Cábalas aparte, léanlos, reflexionen y voten lo que más les convenza.