De panes y tortas con el campus

Por David Sierra

La última visita del presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García Page, a Guadalajara trajo consigo un nuevo titular referente al futuro campus universitario proyectado para la ciudad. El anuncio en esta ocasión fue que el nuevo complejo educativo contará con un “centro” de congresos, como novedosa incorporación al planteamiento inicial de esta instalación en la nueva ubicación dentro del recinto de las antiguas Cristinas.reunion_campus

El presidente autonómico, que mantenía ese mismo día un encuentro con el alcalde de la ciudad, Alberto Rojo, y el rector de la Universidad de Alcalá de Henares, José Vicente Saz, aprovechaba el momento para desvelar también la incorporación del parque del Coquín al recinto universitario así como la rehabilitación de la parte de la muralla que se encuentra dentro del recinto.

A pesar de la buena voluntad de todas las partes por mejorar, en la medida de lo posible, este proyecto, lo cierto es que queda muy alejado del ambicioso inicial presentado en el polígono de El Ruiseñor donde uno de los principales razonamientos de su ubicación allí era “conseguir un espacio universitario ambicioso para que no se quede pequeño mañana ni pasado mañana” argumentaba por aquel 2006 el que fuera presidente regional José María Barreda. De esta manera, anuncios realizados en estos días responden a la necesidad de ganar espacios para el actual proyecto dado que, por su ubicación resultan insuficientes y limitantes para albergar un complejo universitario de primer nivel.

Es lo que sucede cuando ante el planteamiento de unas infraestructuras cuya finalidad original era de la retener el talento en la provincia y la región – así como de servir de atracción a investigadores y científicos de otros lugares ofreciendo unas instalaciones a nivel científico y tecnológico óptimas para el desarrollo de sus estudios -, se impone otro propósito cuyo objetivo primordial es el de revitalizar un casco antiguo relegado durante décadas al ostracismo.

Solo hay que echar la vista a los nuevos espacios de investigación científica y tecnológica para darse cuenta que buena parte de su evolución depende de la disposición del espacio adecuado. Y es que en torno a estos lugares no sólo se concentran los servicios fundamentales para satisfacer las necesidades de los futuros estudiantes que puedan albergar, sino que se convierten en zonas de generación de actividad que, en la mayor parte de los casos, trasciende incluso fuera del propio complejo universitario y en todo el entorno. Además, suelen ser polos de atracción para el emprendimiento y la generación de nuevas empresas ‘residentes’ que buscan instalarse cerca para aprovechar, de algún modo, los trabajos o la actividad que se desarrolla en el centro e impulsar investigaciones que financian o en las que colaboran.

Quizá las Cristinas sea un emplazamiento ideal para que los estudiantes de ese lugar aprovechen sus tiempos de ocio para recorrer el centro de la ciudad, comprar en las tiendas, mamarse en los bares e incluso habitar algunos de los muchos pisos vacíos. Pero sus 40.000 metros cuadrados pueden ser un obstáculo insalvable para el desarrollo de muchos proyectos, iniciativas empresariales e investigaciones científicas y tecnológicas llevadas a cabo en el ámbito universitario, por una mera cuestión de espacio.

Por otro lado, el anuncio del presidente castellano manchego sobre la inclusión de un lugar para la celebración de congresos tampoco tiene visos de satisfacer esa necesidad en toda su magnitud. El recinto que se plantea tendrá una capacidad para apenas medio millar de personas por lo que es evidente que estará limitado para la celebración de pequeños actos. Mientras tanto, la ciudad seguirá sin contar con un verdadero palacio de congresos donde albergar citas y acontecimientos de mayor calado, a pesar de ser ésta una pretensión política que sale a relucir en cada periodo electoral sin concreciones específicas y con demasiadas disparidades de intereses.

Con todo lo dicho, lo cierto es que el emplazamiento del futuro campus universitario en Las Cristinas supone un triunfo del Partido Popular en este asunto. Torpedeo el proyecto inicial de Barreda en El Ruiseñor y cuando entró a gobernar en el ejecutivo autonómico lo paralizó hasta convertirlo en inviable económicamente para imponer su criterio de situarlo dentro de la ciudad. Mermadas las arcas públicas durante la recesión económica, el gobierno del socialista de Page, ha encauzado el proyecto con el compromiso de terminarlo como sea para no perder del todo el tren. Sin embargo, éste ha quedado tan desvirtuado que difícilmente se convertirá en el centro académico de referencia que pretendía ser en su origen. Esperemos que, a falta del pan, las tortas sirvan para revitalizar la ciudad.

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