
Campos de espárragos en abril, sin jornaleros ni producción. Foto: Jaime Urbina.
Por Gloria Magro.
Los espárragos verdes contienen fibra, vitaminas A, B1, B2, C y ácidos fólico y ascórbico, apenas aportan calorías y su consumo mejora la circulación sanguínea y regula del tránsito intestinal. El espárrago es una hortaliza de temporada que alimenta un sector agroalimentario fundamental en la economía de la provincia de Guadalajara; la única industria de muchos pequeños pueblos que este año ven peligrar la campaña de recogida por la baja demanda, la falta de mano de obra e incluso las inclemencias del tiempo. “Lo espárragos de abril pa mí, los de mayo pa mi caballo”, según el dicho popular.
Aunque la agricultura es uno de los sectores fundamentales que siguen a pleno rendimiento durante el Estado de Alarma, la producción nacional de espárragos verdes está siendo estos días una víctima colateral mas de los efectos perniciosos e inesperados del COVID-19. En Guadalajara, las explotaciones de la provincia -algo más de tres mil hectáreas englobadas en 52 empresas- no están a pleno rendimiento, como cabría esperar para la época del año en la que estamos. Muchos pequeños propietarios dan la cosecha de 2020 por perdida.
El problema está en el desplome de la demanda interna de espárrago verde debido tanto a una bajada del consumo familiar de este producto como a la inactividad de la hostelería, que tradicionalmente ha apostado por ellos dentro de la cocina de mercado de calidad. Afirman los pequeños productores locales que la cesta de los españoles durante el confinamiento se compone de productos básicos entre los que al parecer no se encuentran los espárragos frescos de temporada, tal vez considerados un producto de lujo o un simple capricho estos días. Los precios que se ofrecen están tan bajos que muchos agricultores han optado por dejar la producción en el campo a la espera tal vez de una segunda cosecha más avanzada la primavera, cuando esta situación acabe y la demanda se recupere al terminar la producción en otras regiones de España con las que competimos.
Además del desplome de la demanda, el otro gran problema que afrontan estos días los productores es la falta de mano de obra para la recogida. Tradicionalmente, el espárrago de Guadalajara atraía a jornaleros de Bulgaria, Rumanía y Marruecos, venidos ex profeso de sus respectivos países y contratados en origen. El cierre de fronteras, la falta de vuelos y lo inusual de las circunstancias por el coronavirus han hecho que aún en estas fechas de primeros de abril no se cuente con ellos y de hecho aún no esté claro si van a poder desplazarse a tiempo para la recogida. Según el presidente de la Asociación de Productores Espárrago de Guadalajara, Jaime Urbina, las asociaciones del sector y el Ministerio de Agricultura están en conversaciones para facilitar la llegada de estos trabajadores, “pero nos encontramos en un compás de espera y cada día que pasa se nos echa más el tiempo encima”, afirma.
Hasta el tiempo parece haberse conjurado para acabar con la cosecha de este año. En algunas explotaciones de la provincia las heladas inusuales a finales de marzo han terminado ya con las expectativas de recogida y hay quien ha optado por arar la tierra y esperar a una nueva cosecha más tardía con la esperanza de que el sector y los precios se recuperen, una vez que la producción en Granada -la primera provincia en hectáreas y producción de España-, se agote, y los espárragos de Guadalajara cobren valor en el mercado. Otra variable a tener en cuenta este año es la falta de importación de producto proveniente de Perú, el segundo productor mundial de espárragos verdes. La suspensión del tráfico aéreo en estas próximas semanas por el COVID-19 desabastecerá los mercados europeos de este producto y es de esperar que los precios vayan al alza. El principal productor europeo, Alemania, no cubre su propia demanda interna y depende de las importaciones tanto de Perú como de España. La falta de mano de obra proveniente del este también afectará este año a la cosecha alemana, al igual que está sucediendo en otros países europeos, como es el caso de Francia, según señala el presidente de los productores de Guadalajara.
La calidad de los espárragos verdes que se producen en Guadalajara está relacionada con las características climatológicas de la provincia. El contraste térmico entre el día y la noche produce espárragos de muy buena calidad. Generalmente se obtiene mejor producto al inicio de la temporada de recogida y no tiene que ver el sabor con el tamaño, según dicen los expertos. Dicho de otro modo, no son más sabrosos los espárragos por ser más gruesos, como se suele creer, sino que la calidad está más relacionada con el tiempo que pasa entre su recogida y la llegada a nuestra mesa. Así, las pequeñas tiendas de proximidad de Guadalajara que comercializan espárragos de productores locales suelen tener producto que se ha cortado en el mismo día, garantizando así que estas verduras no han sido refrigerados ni han pasado por cadena de distribución alguna que alargue los plazos de su consumo. Es el caso de Armuvalle, una pequeña explotación familiar que abastece a tiendas de la ciudad de espárrago ecológico de calidad. Su propietario, José Sánchez, anima a acudir a comprarlos al pequeño comercio local, donde “se pueden obtener espárragos de Guadalajara con certificación ecológica como los míos, cultivados en Armuña y puestos en la tienda en el mismo día, a un precio igual o incluso menor que los que se venden en las grandes superficies”.
La distribución es otro de los desafíos que presenta el sector en provincias como la nuestra, donde la asociación de productores agrupa al 98% de las empresas pero sin embargo no canaliza de manera uniforme su salida a los mercados nacionales e internacionales. Así, algunos agricultores abastecen directamente a los principales mayoristas pero sin obtener la rentabilidad deseada por los bajos precios que pagan. En otros casos, los productores cuentan sus intentos por introducirse en mercados mas pequeños pero inciertos, como los canales de distribución de Madrid, según explica José Sánchez, donde la demanda no es estable y no garantiza la venta de la cosecha anual. Como el resto del sector agrícola, los productores de espárragos de Guadalajara se quejan de la diferencia abismal del precio que se les paga a ellos en origen y el que alcanza su producto en las estanterías de las grandes superficies, una diferencia que oscila entre el 200 y el 600 por ciento.
El cultivo del espárrago en la provincia ha pasado en las últimas décadas de ser residual, de aprovechamiento de parcelas y para abastecimiento familiar básicamente, a una industria productiva muy potente, la única en muchos pequeños pueblos que han visto como la reconversión de sus agricultores a este sector desde el tradicional cereal de secano ha traído prosperidad a sus localidades. El cultivo extensivo en grandes fincas, dada la escasa rentabilidad a menor escala, con el empleo de abundante mano de obra estacional y grandes inversiones en maquinaria, orientado a la exportación, ha supuesto en muchos casos un cambio abismal que ha generado enormes desafíos para los agricultores, que reconocen falta de preparación para afrontar la gestión de estas empresas. Para ayudarles, en 2018 se constituyó la asociación de productores Espárrago de Guadalajara, auspiciada por el Gobierno de Castilla-La Mancha con el apoyo de las ayudas LEADER de la Unión Europea. Su objetivo, fomentar la calidad e innovación en los procesos de transformación y comercialización de estas empresas en crecimiento.
En tiempos de incertidumbre, como estos, la unión hace la fuerza y el contar con un interlocutor frente a las distintas administraciones, suma, aunque el balance en este inicio de temporada no sea muy halagüeño para el sector del espárrago verde en Guadalajara. Según el secretario general de APAG y gerente de COAGRAL, Antonio Torres, se continúa trabajando a contrarreloj para poder aplicar la directiva de la Unión Europea que permite el tránsito de trabajadores hacia los campos de espárragos de Guadalajara y de toda España pese a las restricciones por el COVID-19. Pero facilitar la recogida de la cosecha, si el tiempo mejora, no levantará la campaña de 2020. Se necesita además que los consumidores apoyen el producto y lo demanden. El presente y el futuro de muchas pequeñas empresas de la provincia depende de ello.
Si, como dices en el relato, Alemania es la primera productora europea de espárragos y solo produce para el consumo imterno ¿no estaremos ante una escasa promoción del ESPÁRRAGO GUADALAJARA?
A lo mejor hay que querer/saber promocionarlo en el mercado interior español.
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