Por Sonia Jodra

Félix Rodríguez de la Fuente eligió la provincia de Guadalajara para desarrollar buena parte de su proyecto ecologista en nuestro país, cuando ni siquiera se había inventado el término ecologismo. Cuando alguien de su talla nos elige es para presumir de ello y conseguir poner en valor todos y cada uno de los atractivos por lo que lo hizo. En plena pandemia, el 40 aniversario de la muerte de Félix pasó algo inadvertido y aún hoy proyectos como “Tras las huellas de Félix Rodríguez de la Fuente” no han recibido el impulso necesario para que la figura del precursor del amor por los animales y por la naturaleza haga brillar a esta provincia en la que él encontró el mejor plató natural para sus documentales y para ver crecer a sus hijas. Decía una canción de Mecano que “andamos justos de genios”, buenísima razón para poner en valor los que tenemos.
Cuando se cumplieron 20 años de la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente, tuve la suerte de participar en la elaboración de un libro entregado por fascículos con el periódico Guadalajara 2000, en el que entonces trabajaba. Gracias a aquel proyecto pude profundizar en la figura de Félix Rodríguez de la Fuente y su vinculación con nuestra provincia. Hablé con algunos de los que habían trabajado con él en aquella época, como Cándido Ibáñez, y con Marcelle Parmentier, su viuda. Ambos testimonios, así como otros tantos que consulté entre quienes participaron activamente en “El Hombre y la Tierra”, coincidían en que Félix encontró en Pelegrina el escenario ideal para sus grabaciones y para cuidar allí de los animales con los que elaboraba sus todavía hoy impactantes reportajes.
Incluso proyectó el establecimiento de una especie de parque faunístico en Pelegrina con fines conservacionistas de las especies que ya entonces andaban amenazadas. Su objetivo era que el parque ocupara todo el barranco, desde el puente de la carretera hasta el pueblo. Mientras litigaba con el pueblo por la cuota a satisfacer por el arrendamiento de los terrenos, su repentina muerte dejó aquel proyecto en el olvido para siempre.
Más de 70 profesionales de la cetrería, biólogos, guardas forestales, cuidadores de animales, cámaras y técnicos de sonido trabajaron en este emplazamiento en el que llevaron a cabo los rodajes de muchos episodios de la serie que marcó para siempre a un par de generaciones de este país y su relación con los animales y la naturaleza. Alternaban con salidas a la zona de El Vado en la Sierra Norte, donde encontraban los espacios de los que no disponían en Pelegrina por las condiciones climatológicas o paisajísticas. E incluso Félix llevaba a su campamento de Pelegrina a estudiantes a quienes intentaba transmitirles el amor por los animales y la curiosidad por conocerlos.
Han pasado 41 años después de su muerte y el único recordatorio meritorio que tenemos en nuestra provincia para este gran hombre que conseguía reunir a familias enteras frente al televisor es el monumento inaugurado en octubre de 1980, a los pocos meses de su fallecimiento, en Pelegrina. Cuentan los periódicos de la época, Nueva Alcarria y Flores y Abejas, que fue el alcalde de Sigüenza, Juan Antonio Gómez Gordo -don Juan Antonio para todas las familias de la zona a las que atendió en su consulta- quien impulsó la construcción de este Mirador, obra para la que se abrió una suscripción popular en la que cada cual, atendiendo a sus posibilidades, hizo sus aportaciones hasta llegar al medio millón de pesetas presupuestado para la construcción de este portón en el que puede leerse: “Mirador de Pelegrina. En homenaje al Doctor D. Félix Rodríguez de la Fuente y Colaboradores, que aquí rodaron sus películas. Erigido por suscripción popular. Sigüenza, 1980”.
La verdad es que la belleza del cañón que puede contemplarse desde el Mirador supera, y con creces, lo que cualquier otro elemento recordatorio pudiera lograr. Pero aún así, se echa en falta una apuesta decidida por explotar la figura del naturalista y su vinculación con la provincia. Si en el municipio albaceteño de Ayna han conseguido ponerse en el mapa gracias a la promoción de “la cultura amanecista”, con la creación de una ruta por los espacios más emblemáticos de la película de José Luis Cuerda, qué no podríamos hacer en Guadalajara si entre todos alcanzamos el consenso necesario para exportar el nombre de nuestra provincia vinculado al de Félix Rodríguez de la Fuente.
Y es que no son solo Pelegrina o la zona de El Vado las que guardan las huellas imborrables del mito. Fuentes de la Alcarria o Torija también fueron testigos de los pasos de esta leyenda viva, cuya muerte acrecentó aún más si cabe la conexión con el gran público. Félix proyectó en 1973 la creación del Museo de la Cetrería en el Castillo de Torija, para cuyo desarrollo pretendía contar con la Diputación y la Dirección General de Bellas Artes. Con esta iniciativa, cuyo coste fue presupuestado en cerca de 50 millones de pesetas, Félix pretendía convertir el municipio de Torija en referencia internacional de la cetrería, construyendo un proyecto hotelero en los terrenos contiguos al castillo.
Parece que Félix tuvo más proyectos para Guadalajara de los que Guadalajara está teniendo para él tras su fallecimiento. Precioso el vídeo que ese grupo de mujeres dinámicas y creativas, las Burbutrizes, y la artista Laura Domínguez han dedicado a la figura de este gran hombre. Ojalá que su vocación de divulgación de los valores que inspiraron su trabajo sea tomada por las instituciones que en ocasiones buscan con interés motivos para impulsar o reimpulsar la actividad en nuestra provincia. El proyecto de Francisco Martín, Víctor Pascual y Basilio Rodríguez, “Tras las huellas de Félix”, constituye también un magnífico punto de partida para seguir avanzando en la construcción de nuestra memoria provincial con Rodríguez de la Fuente.