Por Gloria Magro.
El Ayuntamiento de Guadalajara acelera la presentación de nuevos proyectos para la ciudad. Los dos últimos, la propuesta de concurso para un nuevo centro de ocio en la Finca Castillejos y la recuperación de la casa del pintor Carlos Santiesteban, han levantado ampollas. En ambos casos se trata de ejecutar dos herencias que a lo largo de los años y por diversos motivos se han revelado como envenenadas. Ningún equipo municipal hasta ahora ha sabido dar salida con solvencia y cierta continuidad a unos legados de gran relevancia. Sin embargo, si para algo ha servido que sus propietarios testamentaran a favor de la ciudad es para mantener su nombre en los titulares muchos años después de su fallecimiento. Que se cumplan sus deseos póstumos aún está por ver.
La Finca Castillejos está situada en la carretera de Fontanar, a escasos cinco kilómetros del centro de Guadalajara, cuenta con 120 hectáreas y es propiedad municipal desde que en 1984 Emilio Meneses, un archivero madrileño con extensas fincas agrícolas junto al río Henares, la donara en vida para usos medioambientales y de esparcimiento a beneficio de los vecinos de Guadalajara. En estas casi cuatro décadas la gestión de Castillejos ha pasado por múltiples manos sin que nunca se acabara de asentar un proyecto que a largo plazo cumpliera con la voluntad de su donante y que obtuviera además el respaldo de los ciudadanos. Desde 2014 la finca ha estado adjudicada a Proyecto Labor y ahora, a escasos meses de finalizar el contrato, el Ayuntamiento de Guadalajara ha anunciado el concurso de «concesión de obras para la construcción y explotación de un centro de ocio mediante diálogo competitivo». La propuesta está abierta a empresas y organizaciones con fines sociales interesadas en hacerse cargo de Castillejos durante los próximos 40 años a cambio de 5,3 millones de euros. Una vez más, supondrá dejar en manos privadas un entorno de enorme valor ecológico y medioambiental que ya ha pasado por diversas concesiones sin que termine de cuajar como destino de ocio y de naturaleza.
Las dudas sobre el uso efectivo que se le daba a la finca, la falta de actividades en ella, así como las carencias de su mantenimiento han sido reivindicaciones históricas de la oposición municipal a lo largo del tiempo. Desde la concejalía de Educación, Ciencia y Transición Ecológica, bajo cuya responsabilidad está Castillejos, consideran que el estado de abandono en el que se encontraron este espacio al llegar a la alcaldía en 2019 era evidente. Sin embargo, la familia de Emilio Meneses está satisfecha con la gestión en estos últimos años y aprueba y avala el trabajo de divulgación y mantenimiento realizado por Proyecto Labor, que se engloba dentro de la Asociación Las Encinas y cuyo compromiso con la integración de personas con discapacidad está en línea con los deseos del benefactor de la finca.
Meneses, fallecido en 2006, llegó a ver el destino que las distintas corporaciones municipales daban a su legado. Una pequeña parte de la finca acoge desde hace varias décadas las instalaciones de la comunidad Proyecto Hombre, un fin que autorizó en vida y con el que estaba, según su familia, extraordinariamente satisfecho. El centro terapéutico da uso a la casa de labranza, la principal construcción del entorno, cuya recuperación agradó sobremanera a su propietario. En la práctica, es el proyecto que hasta la fecha ha tenido más continuidad y el que más beneficios sociales ha producido.
Los documentos que recogen los términos en los que el archivero madrileño donó la propiedad a Guadalajara son públicos y se pueden consultar en la web Amigos de Castillejos que administra su sobrino y albacea testamentario, Luis Blasco Allende. En ellos se puede leer que las 120 hectáreas legadas serán para usos «de utilidad pública o interés social, relacionados con la naturaleza rústica de los terrenos, y que contribuyan a un mayor conocimiento, enseñanza y defensa de la ecología y de las actividades agropecuarias, así como el esparcimiento y recreo al aire libre de los ciudadanos», según el documento de la cesión. A título orientativo, se señalaba también que la finca podría dedicarse a «“parque natural, viveros, criaderos, escuelas de capacitación agraria, granja-escuela, instituto de investigación agropecuaria, picaderos, jardines, botánicos, camping y cualquier otro de análoga naturaleza«.
«A mi tío, antes de fallecer, le dio tiempo a ver que lo que había era falta de dinero– explica su sobrino-. Su interés principal es que nunca se construyera allí y por eso estableció una serie de normas que establecen que no se pueda cambiar su uso. Mi obligación es velar para que se cumplan. No sabe lo que he tenido que luchar a lo largo de estos años… Nos han intentado hacer un huerto solar, se intentó cambiar los usos… Comprendo que no hay dinero y mientras no la doten de dinero (la finca) no hay nada que hacer». Luis Blasco Allende está muy satisfecho de la relación que en estos últimos años han establecido con la última asociación gestora ligada a Las Encinas: «Con ellos hablamos mucho, les hemos ayudado, colaborado… Para nosotros es suficiente. La finca está limpia y mantenida, van colegios: hay discapacitados haciendo actividades, a mi tío eso le hubiera encantado», afirma.
El deseo de la familia es que se continúen respetando las capitulaciones de Emilio Meneses y que la finca «se mantenga como está o se mejore». Para su sobrino y albacea, «Castillejos tiene que ser la Casa de Campo de Guadalajara», y destaca el profundo compromiso ecologista que su tío tuvo en vida y el contacto mantenido por la familia a través de estas últimas décadas con la asociación naturalista DALMA, que ha dado lugar a que este espacio sea un reconocido emplazamiento de avistamiento y anillado anual de aves. La asociación, decana hoy en el conservacionismo en Guadalajara, ha presentado un escrito ante el Ayuntamiento sobre el proceso de licitación de la finca reclamando que se presente en el Consejo Sectorial de Medio Ambiente, a fin de que se establezca un debate público, entre otras consideraciones.
La rica y productiva vega del río Henares hasta bien entrada la Comunidad de Madrid ha albergado tradicionalmente extensas fincas agrícolas y ganaderas que el desarrollo industrial del corredor fue comiéndose a bocados. Aún se pueden entrever algunas de aquellas casas solariegas y de labranza desde la carretera, testimonio del esplendor de antaño de las familias propietarias. Pero si algo no ha desvirtuado el paso del tiempo es el enorme valor ecológico y medioambiental del entorno donde se asientan. El estado actual de Castillejos y la falta de intervenciones significativas que tanto preocupan a la actual concejala responsable de la finca, María Ángeles García, permite comprender porqué los conservacionistas aprecian especialmente este enclave. Y también porqué lo hacen las aves, verdaderas señoras de estos parajes solitarios donde pastan los caballos de Proyecto Hombre, habitan los corzos y los zorros salen al encuentro de los paseantes ocasionales.
A día de hoy la finca es un lienzo en blanco. La falta de actividades, de usos agrícolas y de presencia humana ha favorecido la preservación del entorno. El concurso municipal cuyo plazo de presentación de solicitudes acaba el próximo día 18 de mayo, pretende revitalizar este entorno de manera integral, desarrollando para ello la filosofía y el carácter conservacionista de Emilio Meneses. «Queremos que Castillejos llegue a ser lo que su donante quería que fuese», afirma la concejal responsable y hace especial hincapié en que ante el estado de abandono con el que se encontraron la propiedad, durante estos dos años de legislatura han sido múltiples las tareas de mantenimiento que se han acometido así como de replantación de especies autóctonas, actuaciones en colaboración con WWF y la Universidad Politécnica de Madrid para recuperar la biodiversidad, volver a enriquecer el suelo y garantizar así la conservación de este espacio natural para uso y disfrute de los guadalajareños.
En este sentido, afirma María Angeles García que la fórmula de contratación será novedosa, con un diálogo competitivo entre las entidades interesadas y los técnicos municipales y con unas líneas rojas muy claras a fin de que el proyecto ganador recoja todas las especificaciones del pliego: desde un aula de naturaleza a cursos medioambientales, huertos ecológicos, una granja escuela e incluso un quiosco que atraiga a los guadalajareños e incluso una lámina de agua. Asimismo, la responsable municipal valora la participación y aportaciones hechas desde los grupos ecologistas y explica que cuando acabe el periodo constitutivo del Consejo Sectorial de Medioambiente de Guadalajara se les llamará a consulta.

DALMA lleva más de cuatro décadas anillando en Castillejos por cortesía de Proyecto Hombre.
La concejalía también está trabajando en una mejora significativa de los accesos, algo imprescindible para hacer accesible la finca. María Angeles García explica que sobre la mesa vuelve a estar la prolongación de la senda ecológica desde el puente árabe hasta Castillejos para unir la finca con la ciudad. El proyecto, contemplado en los planes EDUSI (pág.82), tendría que haberse ejecutado hace ya varios años, pero la complejidad de aunar voluntades entre administraciones y propietarios lo impidieron. Así, el anterior equipo municipal del Partido Popular acabó convirtiendo ese presupuesto sufragado en un 80 por ciento con fondos europeos, en un parque fluvial junto al río Henares en vez de en un paseo paralelo al bosque de ribera para cicloturistas y peatones de ocho kilómetros hasta la finca.
En febrero de 2020 el consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero, se reunió con el alcalde Alberto Rojo para hablar de diversos proyectos y en la reunión se expuso la voluntad de que la Finca Castillejos se convirtiera “en un centro de referencia albergando diferentes proyectos medioambientales”. Los grupos ecologistas están más que dispuestos a apoyar iniciativas globales basadas en propuestas de conservación, divulgación e investigación aunque dudan de la gestión privada y a largo plazo de un espacio de estas características. El concejal de Unidas Podemos-IU de Guadalajara, José Morales, por su parte, que ya en 2016 propuso ante el pleno municipal la extensión de la senda ecológica,-además de denunciar en múltiples ocasiones el estado de abandono de la finca y la falta de actividad en ella-, también discrepa del modelo de gestión futura propuesto por el actual equipo socialista y afirma que «si dejamos que las inversiones las hagan otros tendremos el patrimonio municipal hipotecado por 15, 30 o 45 años y ese no es nuestro modelo». Su formación apuesta por la gestión directa de Castillejos ya que «incluso con las reglas fiscales vigentes se podrían hacer inversiones con cargo al remanente como inversiones financieramente sostenibles». E introduce el componente medioambiental al señalar que «al adjudicatario le puede convenir mucho que en la finca haya gente todo el tiempo pero al espacio (natural) no. Y eso es una diferencia importante con el Auditorio del Alamín, por ejemplo.
A día de hoy, más de quince años después del fallecimiento de Emilio Meneses, todo está por hacer en uno de los últimos parajes naturales que quedan en la ribera del Henares. Desde allí, otro lado del bosque galería aún se puede observar a los halcones anidar en las terreras: la vida natural se manifiesta en todo su esplendor. Compatibilizarlo con unos usos recreativos respetuosos y conservacionistas, además de un trasfondo social como hubiera querido su propietario, es responsabilidad del Ayuntamiento; mientras que como proyecto a beneficio de la ciudad debería de ser vigilado de cerca por sus principales destinatarios, los vecinos de Guadalajara.