Por Sonia Jodra

Escuchar hablar de los indultos a los condenados del Procés aquí en plena Meseta castellana resulta hasta cómico. El 80 por ciento de los que estos días echan bilis contra los indultos desconocen la profundidad de esta medida recogida en nuestra norma y aplicada de forma reiterada siempre que concurrían las medidas que deben motivarla. Tras años atizando el fuego de “España nos roba”, “a los catalanes les dan todo”, la ligereza en la conversación de barra de bar certifica la esterilidad de esta polémica impulsada por quienes querían alentar esta fractura con fines electoralistas. En Guadalajara, Palencia, Santander y Cádiz, la gente tiene preocupaciones mayores que los indultos. El desempleo juvenil, el precio de la vivienda, la precariedad laboral o la necesidad de dotar de más recursos los pilares del estado de bienestar -sanidad, educación y servicios sociales- son los temas que deben liderar la agenda de nuestro país. Para el Procés, hay que hacer política. Y la política la hacen los políticos.
Probablemente esta medida no va a ser suficiente para resolver el problema que desde hace años lleva enfrentando los pensamientos de la sociedad catalana con los pensamientos del resto de España. Pero sin duda no genera más separación, confrontación y tensión. Como sí hubiera ocurrido de no concederse. Existe la norma, concurren las circunstancias excepcionales y existen los informes que argumentan la oportunidad de indultar a estos presos. A partir de aquí, hay un largo camino por recorrer para intentar aproximar las posturas que interesadamente formaciones como el Partido Popular desde el Gobierno han separado. Porque no olvidemos que problemas como el catalán o el vasco otorgan y retiran votos, ponen y quitan gobiernos.
Legítimo es el recurso presentado en estos días por Ciudadanos, un partido que nació en Cataluña como opción frente al independentismo y que en España tuvo su auge cuando se le consideraba la mejor medicina para frenar el creciente catalanismo frentista. Pero ni siquiera su victoria en las elecciones catalanas de 2017 sirvió para tal fin y en cuatro años ha perdido casi un millón de votos y 30 escaños en el Parlamento Catalán. Acaso este recurso puede conseguir ahora que recuperen lo que de modo legítimo perdieron en las urnas.
Los indultos favorecen el diálogo y el entendimiento entre los españoles, tal como le explicaba en estos días un catedrático a un reportero en un vídeo que se ha viralizado hasta la saciedad. Hastiados andamos de que los políticos vapuleen la causa catalana haciéndonos creer que de verdad España se rompe por sacar de la cárcel a siete políticos sentenciados, encarcelados y para quienes concurren las circunstancias que permiten su salida.
Las heridas no se cosen con hilo de odio y confrontación, se cosen con voluntad de aproximar posturas, de corregir fracturas y de reconciliar a españoles y catalanes en un clima de convivencia quebrado por quienes han ostentado la responsabilidad de preservarlo. Tal vez por ello entre el Gobierno independentista los indultos son insuficientes y exigen más concesiones. Tal vez si el problema se soluciona su programa político queda vacío de contenido, porque no ofrece soluciones a los problemas reales de los catalanes, tan solo fórmulas para agitar banderas, para levantar fronteras y confrontar posturas.
En el siglo XXI España y Cataluña son diversas, europeístas e integradoras, aunque algunos se empeñen en que sigan siendo intolerantes, rancias y poco empáticas. Desde la Meseta castellana no queremos ser más ni menos que nadie. Y, sobre todo, no queremos que los políticos, a quienes les pagamos un generoso salario, se dediquen a crearnos problemas. Queremos que nos den soluciones.
Leo el articulo y me parece que quien lo escribe es una ignorante, los indultos son una Palma dita en la espalda a los violentas que destrozaron coches de la GC, amenazan a los obreros del resto de España que no pueden escolarizar a sus hijos en castellano, idioma oficial, que te llenan tu puerta de mierda si no pones la Estelada en tu balcón, y encima se indulta a unos tíos q dicen que lo volverían a hacer ( y con dinero público, que tb se les ha indultado de malversación). La solución en Cataluña es cumplir la ley, el estatuto y la constitución, si al atracador se le deja atracar, al violador violar y al ladrón robar para que haya “convivencia “ ( y 20 puntos adicionales para que el Barsa gane la liga española) no e convivencia es privilegio de unos sobre otros y eso tiene un nombre
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