Memoria contra el olvido (II)

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Por Gloria Magro.

Qué conocen los guadalajareños de su historia reciente. Tal vez que la provincia fue algo así como el coto privado del Conde de Romanones en tiempos de Alfonso XIII. Tal vez incluso que el movimiento obrero fue especialmente activo aquí en las primeras décadas del siglo pasado. Seguramente que durante la Guerra Civil hubo una batalla que lleva el nombre de la ciudad pero de la que conocen pocos o ningún dato porque no lo estudiaron en el colegio, porque nadie habla de ello… porque a quién le importa tanto tiempo después pese a que se trata de nuestro propio pasado. A lo largo de esta semana han tenido lugar unas jornadas culturales auspiciadas por el Ayuntamiento de Guadalajara en las que por vez primera se ha puesto un poco de luz entre tanta oscuridad histórica, especialmente en la relacionada con la lucha antifascista, la dictadura y el exilio. Memoria contra el olvido en el lado bueno de la Historia.

Todos tenemos conocimientos generales de la II Guerra Mundial, datos de fechas, batallas, nombres de generales, de héroes, de villanos… Sabemos perfectamente que se trató de una lucha entre buenos y malos en la que las posiciones están universalmente claras desde que la contienda acabó, se celebraron los Juicios de Núremberg y el mundo se conjuró para que aquello no volviera a suceder. Y sin embargo, aquella guerra tuvo un previo igual de sangriento mucho más cerca de nosotros, también entre buenos y malos, solo que en aquella ocasión ganó el lado oscuro y y al contrario de lo sucedido en el resto de Europa, el régimen que impusieron los vencedores perpetuó y marcó a fuego en la memoria colectiva de los españoles su visión de lo ocurrido. Cuarenta años de dictadura escuchando una versión, alabando y beneficiando con prebendas a sus héroes mientras se defenestraba, represaliaba y condenaba al olvido y al oprobio a quienes defendieron la legalidad vigente por ser el bando perdedor.

Una vez finiquitado ese periodo y pese al advenimiento de la democracia, se optó por el silencio, permitiéndose que convivieran dos lecturas contrapuestas de ese episodio. Este es el motivo por el que desde hace más de ocho décadas, un manto de polvo cubre hechos, acontecimientos y sobre todo y lo más importante, los nombres de aquellos alcaldes, maestros, militares, sindicalistas, panaderos, campesinos, etc. que dieron su vida por defender unas ideas legales y refrendadas por las urnas en un régimen legítimo, la República española.

Sabemos que en Guadalajara hubo un bombardeo en el que se perdieron los artesonados del Palacio del Infantado, que se asaltó la cárcel como represalia. Y poco más, fechas y datos asépticos, sin culpables, sin víctimas y sin nombres. En el cementerio de Guadalajara hay una fosa común que nos cuenta otra historia, la de la represión legal una vez acabada la Guerra Civil. Sobre estos hechos que no son anónimos, sino que quedaron registrados, los guadalajareños no saben nada y además, durante las últimas legislaturas del Partido Popular se intentó echar si cabe más tierra encima, como si no tuvieran ya suficiente. Si intentamos ahondar más en algún dato, el silencio es sepulcral, cuando no la negación completa: de lo que no se habla no existe, no existió. Y mientras esto sucede aquí, fuera de España hay guadalajareños anónimos que son héroes de la lucha antifascista, como nos recuerdan los historiadores y expertos que estos días han participado en las jornadas culturales y divulgativas auspiciadas por el Ayuntamiento de Guadalajara. Poesía, teatro, cine y debates para reivindicar desde un punto de vista cultural y colectivo unos acontecimientos históricos contrastados y contribuir a recuperar su memoria.

A la celebración de estas jornadas se ha opuesto el representante municipal de VOX, que ha exigido al alcalde socialista, Alberto Rojo, “la retirada inmediata de este ciclo por estar plagado de sectarismo y ofrecer un reconocimiento moral superior a unas víctimas sobre otras”. Para la presidenta de la Asociación de Amigos del Exilio Español, Almudena Cros, «el rescatar del olvido a aquellos que murieron defendiendo los valores democráticos de la República es un deber ciudadano, y que además compete al Estado Español, puesto que estas víctimas eran ciudadanos españoles. No se trata de superioridad moral, eso lo dice este señor, no se trata de crear enfrentamientos guerracivilistas porque aquí nadie quiere otra guerra. Se busca un reconocimiento de la verdad histórica de la traición a la República, se busca poder exponer en libertad la verdad del sufrimiento durante décadas de los represaliados republicanos, y del alcance de esa persecución ideológica que afectó a tres generaciones».

Según el historiador, autor y periodista guadalajareño afincado en Méjico, Julio Martínez, las declaraciones del representante del partido de ultraderecha «demuestran una falta de sensibilidad y una falta de conocimientos sobre el pasado de nuestro país». Y señala que «ellos que se vanaglorian tanto de ser tan españolistas y de defender a España, también deberían de abogar en este caso por conocer todos los aspectos de la Historia de nuestro país y de hacer pedagogía precisamente del pasado dando voz a todos los sectores que existen en nuestro país y no solo a aquellos que a ellos, a VOX, les interesa».

La clausura de las jornadas culturales Memoria contra el olvido tendrá lugar esta misma tarde en el Teatro Moderno con la celebración de una mesa redonda bajo el título «La lucha contra el fascismo. Guadalajara 1936, París 1944», moderada por la historiadora del Arte y experta en la Guerra Civil, Almudena Cros. Contará con la presencia de la profesora titular del Departamento de Historia de la Comunicación Social de la Universidad Complutense de Madrid, Mirta Núñez-Díaz Balart, el doctor en Historia Moderna y Contemporánea de la Universidad Autónoma de Madrid, Eduardo Montagut y el escritor y presidente del Foro por la Memoria de Guadalajara, Pedro García Bilbao.

Se trata de un panel de expertos que abarcan un amplio espectro ideológico dentro del marco democrático, como señala el periodista Julio Martínez. El doctor en Historia Moderna y Contemporánea por la Universidad Autónoma de Madrid, Eduardo Montagut, cree que el tema a tratar «no es la dictadura franquista, sino la lucha contra los nazis». En este sentido, explica que «Cualquier país europeo conmemora su lucha contra el nazismo y el fascismo. Esto es muy normal en Francia, Italia, Inglaterra. Eso es muy normal. Aquí en estas jornadas solo se habla de esta gente que estuvo después diez años luchando contra el fascismo. Hablamos de cosas que cualquier país occidental habla y rememora. No son jornadas para abrir heridas, sino para reflexionar. Tenemos que tener claro que algún día los españoles tienen que asumir que la dictadura fue un régimen de oprobio. Claro que en la guerra se hicieron barbaridades en el lado republicano, pero estamos hablando de un régimen posterior que durante años persiguió a muchos españoles». Para Montagut, autor de un amplio y variado catálogo bibliográfico, «las personas de izquierdas no han defendido nunca ni negado que hubiera checas. No hay justificación de los muchos errores que cometieron los gobiernos de la Republica, porque seguramente cometieron muchas equivocaciones, pero no podemos negar que el franquismo se dedicó al homenaje permanente de los que habían sufrido persecución en la guerra -no hubo persecuciones durante la República, eso es un mito-. Franco homenajeó constantemente a los mutilados de guerra del bando nacional».

Lo cierto es que a lo más que hemos llegado en España es a dar por buena una cierta equidistancia, lo que para Eduardo Montagut, es un completo error. «En Estados Unidos se conmemora a los héroes de la II Guerra Mundial, de la Resistencia, y nosotros no podemos conmemorar que un carro entró en París con el nombre de Guadalajara cuando eso es un orgullo para la ciudad», afima.

La titular del Departamento de Historia de la Comunicación Social de la UCM, Mirta Núñez-Día Balart, por su parte, hace especial hincapié en el daño que ha producido pasar de puntillas por la dictadura, sin juzgarla. «Una de las mentalidades que subsisten hasta hoy es no tocar temas delicados y uno de ellos es el franquismo en su carácter poliédrico: el ejército, la Iglesia, la oligarquía, los bienes públicos que la familia Franco tenía a su disposición, véase el Pazo de Meirás y otros inmuebles u propiedades que han quedado en mano de sus afines, explica. Y afirma que no se ha hecho lo suficiente por revertir esa situación. » Ahora parece que se está resquebrajando esa mole, pero muy poco a poco, con polémica cada vez que se toca algo de todo esto. La dictadura duró tanto, influyó tanto que hasta hoy (perdura) esa característica del franquismo: el silencio, la estrategia del silencio y la estrategia de la tergiversación».

A este respecto, el profesor Montagut, reflexiona: «En Francia se puede ser de derechas y ser antifranquista. Charles de Gaulle, de derechas, luchó contra los nazis, Churchill, no era de izquierdas, pero luchó contra el nazismo». Y hace especial mención a la deuda que tenemos como españoles con todos aquellos que lucharon contra el fascismo. «(estuvieron) diez años luchando, chavales que empezaron las guerra civil y acabaron siendo hombres tras la II Guerra Mundial y ya no pudieron volver a su patria aunque siempre mantuvieron el espíritu de ser españoles. Eso es patriotismo, que el patriotismo no es monopolio de la derecha: es patriótico recordar a los españoles que lucharon contra Franco».

Diálogo, memoria y cultura contra el olvido. Y también reparación en un espacio abierto a todos los guadalajareños. Esta tarde en el Teatro Moderno de Guadalajara.

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