Por Gloria Magro.
Acabado septiembre, Guadalajara se resiste a cambiar de estación meteorológica, como si fuera posible detener el otoño e instalarnos en una primavera permanente. Con unas cifras de Covid en claro retroceso, la vuelta estos días a los aforos pre pandemia y a la normalidad de horarios y público en las actividades de ocio da un respiro a los empresarios del sector de la hostelería y el entretenimiento. Esta semana se ha presentado la programación con la que el Ayuntamiento reafirma su voluntad de que el peso de la reactivación económica y social de la ciudad recaiga también en el ámbito de la cultura.
Escenarios de otoño es la apuesta del actual equipo municipal para que las representaciones artísticas y la vida social no decaigan en Guadalajara, continuidad del ambicioso y extenso programa desplegado el pasado verano. Un ritmo frenético de actuaciones musicales y lúdicas de todo tipo y condición en plazas y espacios públicos, con especial presencia en los barrios más populares, con el fin añadido de que contribuyeran a generar actividad económica en el sector hostelero y cultural en unos meses en los que la ciudad tradicionalmente quedaba desierta. Esta alternativa de ocio de calidad que durante el pasado verano logró estar presente en cada rincón de Guadalajara -respaldada por una masiva afluencia de público- señalaba claramente el compromiso a futuro del alcalde Alberto Rojo con aquellas actuaciones que contribuyan a devolver la efervescencia social y cultural perdida durante la pandemia.
Y así ha sido, solo que a partir de ahora y durante los próximos meses, los escenarios saldrán de la calle para trasladarse a cubierto, a los teatros Buero Vallejo y Moderno, el Museo Francisco Sobrino, la Biblioteca Municipal José Antonio Suárez de Puga y las Escuelas Municipales de La Cotilla. A los que esta temporada se unen como los espacios escénicos el Salón Chino del Palacio de La Cotilla, que acogerá el Ciclo de Música Antigua, De Hume a Bach, un viaje con encanto, y el Espacio Tyce.
La programación de otoño contempla más de un centenar de actuaciones donde -además del programa regular del Teatro Buero Vallejo- destaca la organización de seis grandes ciclos de cine, música, teatro, clown, conferencias, exposiciones, ópera y jazz para todos los públicos: Música Antigua, Pura Escena, Ciclo Operístico de Otoño; Guadaclown; Ciclo de Jazz y Ataquilla 3.0 Se trata, según la concejal responsable, la también senadora Riansares Serrano, de «Una programación especial, siempre con una nota de calidad y para todos los públicos. Después de año y medio de pandemia, intensificamos la actividad cultural en estos Escenarios de Otoño, si bien, y siempre que las condiciones sanitarias nos lo han permitido, nuestro teatro ha estado abierto y hemos seguido programando». Entre los artistas destacados que pasarán estos próximos meses por Guadalajara, destacan Ara Malikian y Mayumana.
Pasado el punto de inflexión de la actual legislatura, estas actividades señalan el camino que se ha trazado el actual Ayuntamiento para dejar su impronta en la ciudad. Después de tres legislaturas consecutivas con el Partido Popular al frente, marcadas por las grandes inversiones en infraestructuras a cuenta de los fondos europeos EDUSI, cuyo resultado es una ciudad hormigonada y un casco histórico lleno de solares, la apuesta cultural podría ser el siguiente caballo de Troya electoral del equipo de gobierno socialista. El modelo actual de Guadalajara -con un centro despoblado y falto de vida y una segunda ciudad desconectada más allá del barranco del Alamín, en los nuevos desarrollos hacia la Ronda Norte- resulta árido y poco atractivo, más allá de la etiqueta poco deseable de ciudad dormitorio. Atraer de nuevo a los guadalajareños hacia el casco, hacer ciudad para aquellos vecinos llegados en los últimos tiempos e integrar los barrios históricos, tan abandonados, parece un objetivo político lógico y rentable. Y hacerlo a través de actividades lúdicas y artísticas puede añadir a la ecuación un rédito económico nada desdeñable, como se ha comprobado estos meses de atrás: invertir en cultura y llevarla a cuantos escenarios sea posible.
A día de hoy, los principales beneficiados de esta forma de hacer política tan novedosa en Guadalajara, vecinos aparte, son los restauradores, después de que el Ayuntamiento llevara hasta la misma puerta de sus negocios la música y las representaciones como reclamo para atraer clientes. Y también el sector cultural, tras la distribución equitativa al fin de los contratos municipales, según señalan los empresarios, que valoran muy positivamente el cambio de proceder municipal del equipo socialista. Nuevos tiempos, nuevas políticas y nuevas formas de invertir el dinero del contribuyente, con luz y taquígrafos, se podría añadir.
¿Logrará Escenarios de Otoño su objetivo de atraer a los guadalajareños del mismo modo que lo hizo durante el verano? «Queremos continuar con la programación de actividades culturales durante todo el año, de calidad y para todos los públicos. Guadalajara tiene una enorme efervescencia cultural y desde el Ayuntamiento se pondrá todo el empeño en que se convierta en una ciudad de referencia desde el punto de vista cultural», explica la concejal responsable, Riansares Serrano. De momento, lo único cierto es que el Ayuntamiento ha redoblado sus esfuerzos para hacer de Guadalajara una ciudad volcada en la cultura, al igual que la anterior corporación quiso hacerla referente deportivo aunque el resultado en esa ocasión, además de traer a la ciudad por primera vez deportes desconocidos y minoritarios, no fuera el esperado en cuanto a público asistente, sino un enorme embrollo presupuestario de desconocidas dimensiones en el extinto Patronato de Deportes.
Tal vez sea el momento de subir la apuesta y fijarse un objetivo clave que ponga a Guadalajara en algún mapa concreto, con otras miras, entre el turismo y la cultura, como Vitoria con el festival de jazz, o Almagro y el teatro. Marcos incomparables no faltan en la ciudad y al parecer ganas por parte del Ayuntamiento para dejar su impronta, tampoco. La cercanía a Madrid siempre es un reclamo para los artistas, las compañías, los productores y porqué no, para el público potencial. Desde el consistorio hacen hincapié en la amplitud y el despliegue de actividades previstas. «La programación incluye muchas y variadas actividades como teatro, música, jazz, opera, rock, circo, clown, danza, exposiciones, conferencias, coloquios, cursos, cine, narración oral, etc. Después de los duros meses de la pandemia que hemos vivido, donde la cultura nos ha salvado en muchas ocasiones de la depresión y la desesperanza, intensificamos la actividad cultural en nuestra ciudad este otoño, aunque hay que recordar que a pesar de las dificultades y la necesidad de ir adaptándonos casi sobre la marcha a las distintas circunstancias sanitarias y cambio de aforos y condiciones, la cultura no ha parado ni un solo instante desde el principio de la pandemia. Cultura segura, cultura que ilumina. Ahora vuelve el Teatro Moderno, nuestro querido Teatro Moderno, a convertirse en un espacio esencial con muchísimas actividades», señala la edil socialista.
Y para muestra, un botón. El próximo 7 de octubre arrancará el ciclo Pura Escena, que contará con cuatro obras que se representarán los jueves de octubre. Además, el 8 de octubre en el Buero Vallejo a las 18.30 horas se estrenará última obra de Ultramarinos de Lucas, Cuando viene Samuel. La programación cultural de este último trimestre del año acerca a Guadalajara teatro de reconocido prestigio como La voz dormida, de Dulce Chacón; La casa de Bernarda Alba, Los hermanos Machado o Peribañez y el Comendador de Ocaña, Y el día 15 de octubre actuará la Orquesta y Coro Ciudad de Guadalajara, que celebra su vigésimo aniversario y además será la encargada de la parte musical de Madame Butterfly el próximo 19 de noviembre. En noviembre también regresará el ciclo Ataquilla 3.0 al Teatro Moderno. !Pasen y vean!