Por David Sierra
La bicicleta se ha convertido en uno de los elementos de movilidad con mayor proyección tanto para el fomento del ocio deportivo y de naturaleza como de medio de desplazamiento limpio y eficaz, sobre todo en las grandes ciudades cuando han adaptado su espacio a este vehículo que no es nuevo, aunque lo parezca. Si bien en Guadalajara capital el Ayuntamiento tiene aún una ardua tarea por delante si quiere incorporar los vehículos a pedales en sus calles, en la provincia se están dando varios movimientos que reclaman una mayor presencia de la bicicleta en el ámbito rural y han comenzado a exigir y trabajar para obtener el espacio que merecen.
Una de las iniciativas a la que me refiero fue presentada en sociedad hace unas semanas en el Ayuntamiento de Yunquera de Henares. Se trata del proyecto ‘Campiña MTB Zona’, impulsado por los clubes ciclistas de la localidad yunquerana y el de Humanes, que es el más numeroso de la región. Orientado a la bicicleta de montaña, consiste en la señalización de una decena de rutas por la zona de influencia de la campiña, que permiten al ciclista disponer de más de 400 kilómetros entre caminos y pistas forestales y agrícolas para disfrutar y conocer la comarca, su naturaleza y su patrimonio cultural y histórico, dado que discurren por 27 municipios y sus términos.

Si bien es cierto que la idea ha contado con el apoyo de los ayuntamientos de Yunquera y Humanes y que poco a poco se han ido sumando otros, tras hacerles partícipes de la iniciativa, de nuevo ha sido la voluntad popular, en este caso la de este grupo de aficionados a la bicicleta, la que ha activado el pulso de las administraciones siendo las primeras en responder, como es habitual, las locales y provinciales. Y ya se pueden ver a numerosos interesados recorriendo algunas de las rutas presentadas, cumpliendo uno de los objetivos del proyecto, el del “uso de la bicicleta y crear una alternativa de ocio que dinamice el turismo deportivo y, a la vez, que actúe de palanca social y genere hábitos de vida saludables y ganas de hacer deporte, especialmente entre los más jóvenes” tal y como explican en su web.
El otro movimiento, de tipo reivindicativo y vinculado también a este medio de transporte, tuvo lugar el pasado 16 de octubre en forma de concentración para reclamar su uso y su integración con el tren, como medios de transporte sostenibles. La actividad a la que acudieron en torno a un centenar de personas, estuvo enmarcada dentro de la semana “en defensa del tren público, que vertebre el territorio y enfríe el planeta”, que se está celebrando hasta el próximo 24 de octubre, organizada por la Plataforma en Defensa del Ferrocarril de Castilla la Mancha, apoyada por las organizaciones Alianza por el Clima y Rebelión por el Clima que integran a diversos colectivos ecologistas.
En este sentido, la convocatoria trataba no sólo de exigir un mayor protagonismo del tren como elemento vertebrador del territorio para la lucha contra la despoblación, sino que en esa dirección se lleven a cabo los cambios necesarios para que los convoyes se adapten de tal forma que puedan transportar bicicletas y favorecer así su utilización para acudir al trabajo, a estudiar o como ocio en un contexto en el que ambos medios de transporte deben alcanzar una mayor importancia si de verdad se quiere luchar contra el cambio climático.

Aunque la sociedad, poco a poco, avanza en este sentido y fruto de ello son estas dos iniciativas que hace unas décadas serían impensables, a la maquinaria del Estado le cuesta aún moverse con agilidad en este terreno. Lo pone de manifiesto el recientemente publicado ‘Plan de Recuperación: 130 medidas frente al reto demográfico’, un compendio de ideas que apenas tratan el asunto de la movilidad sostenible en un par de epígrafes, enfocados principalmente a la integración del vehículo eléctrico en el medio rural y donde la única medida que se incluye en relación al uso de la bicicleta es la implantación de sistemas de préstamos para las eléctricas.
Sobre la potenciación del uso del tren, naranjas de la china. En el Año Europeo del Ferrocarril, que es este 2021, y a pesar de que este medio de transporte es el más efectivo a la hora de descarbonizar el transporte de pasajeros, lo cierto es que en España la apuesta por el tren convencional es cero y únicamente la presión por parte de colectivos o plataformas ciudadanas están manteniendo las líneas férreas con utilidad. Tampoco se vislumbra en el horizonte un plan sobre el que la movilidad y conexión con los entornos rurales se sustente en el uso del ferrocarril. Ante un panorama como este, titulares como el que ofrecía el periodista y escritor Sergio del Molino en El Adelantado de Segovia cobran mucha mayor certeza cuando vaticina que “en ningún momento vamos a vivir una repoblación”.