Por Sonia Jodra

Hipatia de Alejandría, Ada Lovelace, Marie Curie, Rosalind Franklin o Margarita Salas. Son el espejo en el que queremos que se miren las niñas y las chicas jóvenes para que por fin se rompan los techos de cristal que existen en la ciencia para las mujeres. Pero hay otros ejemplos más cercanos con tanto valor como el de las mencionadas. Sonia Pérez Díaz, de Guadalajara, es profesora titular de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) y es la primera matemática mujer que ha recibido el galardón ‘Award for International Scientific Cooperation of the Chinese Academy of Sciences’. Olga Mediano, de Guadalajara, es neumóloga en el Hospital Universitario de Guadalajara y ha sido designada por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (Separ)para coordinar todas las acciones del año 2022 como año de los Cuidados Respiratorios Intermedios.
Hemos visto el rostro de la neumóloga Olga Mediano en platós de televisión, informativos de todas las cadenas, páginas de diarios y publicaciones especializadas. Pero además de su rostro, hemos escuchado o leído sus palabras. Es una de las voces más autorizadas en todo lo relacionado con la pandemia, las medidas de protección frente al contagio, secuelas del virus o vacunación. Llega hasta aquí con una carrera plagada de trabajo, de estudio y de esfuerzo en el mundo de la medicina, un ámbito en el que las mujeres están desde hace años pero en el que tampoco es sencillo brillar al mismo nivel que ellos -no en vano llevan muchos siglos de ventaja-. Hay que decirles a las niñas que si les gusta el ámbito sanitario ya no se tienen que limitar a ser enfermeras, matronas, pediatras o médicas de familia. Pueden ser cirujanas, neumólogas, internistas o neurólogas. Y para ello nada mejor que los ejemplos cercanos, de esas mujeres que han crecido en nuestra ciudad y hoy siguen desarrollando aquí su trabajo.
También es el caso de Sonia Pérez Díaz. “Trabajo en el área de la Geometría Algebraica. Esencialmente y simplificando mucho consiste en la manipulación de curvas y superficies algebraicas. Un ejemplo ilustrativo en el que trabajé hace tiempo y que ilustra bien la aplicabilidad de las matemáticas es imaginar un tubo que necesita moldear para darle más o menos inclinación. Uno piensa que eso se hace a través de un ordenador con diseño gráfico, pero para que ese ordenador pueda hacerlo necesitamos meter unas ecuaciones que permitan hacerlo. Ahí es donde entra el matemático”, explicaba Pérez Díaz en una entrevista reciente de la agencia EFE. En ese espejo es en el que pueden mirarse las niñas que aman las matemáticas, que imaginen ese tubo que hay que moldear y realicen cuántos cálculos sean capaces, porque ahora las niñas que son buenas en matemáticas tienen más futuro que la docencia. Han tenido que pasar demasiados siglos desde que Hipatia fuera desterrada al olvido, pero hoy todas conocemos que Ada Lovelace y su máquina de calcular en el siglo XIX tuvieron mucho que ver en la posterior aparición de los ordenadores. Y también sabemos que, aunque fue Neil Amstrong el que dio aquel pequeño paso en la luna, tan grande para la humanidad, Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson trabajaron mucho para lograr la hazaña.
Sonia Pérez ha desarrollado una carrera destacada como docente e investigadora. Fue la primera profesora titular en el Departamento de Física y Matemáticas de la Universidad de Alcalá, donde aspira llegar a ser catedrática. Y reconoce esa brecha que separa a las mujeres de la ciencia. No en vano, en su departamento solo hay tres mujeres entre más de 40 profesores titulares, ninguna aún es catedrática.
“De pequeña no imaginaba llegar a ser científica. Aspiraba a ser peluquera, maestra, abogada… Yo provengo de la una educación clásica en la que te casas y tienes hijos por lo que he sido puntera y he roto barreras, incluso, en mi propia familia”, asegura esta científica, que asegura haber encontrado “muchas dificultades por el hecho de ser mujer, más de las que esperaba. A las mujeres nos cuesta llegar a ser Catedráticas o Titulares cuando tenemos una familia detrás. Por ejemplo, no puedes dejar a tus hijos e irte a hacer una estancia de un año en Pekín, como ha sido mi caso”.
Olga Mediano trabajaba en la Unidad del Sueño del Hospital Universitario de Guadalajara. Pero la pandemia lo cambió todo y fue necesario habilitar la denominada Unidad de Cuidados Respiratorios Intermedios (UCRI) para atender a los pacientes COVID. Ha estado, y sigue estando, en la primera línea en los peores momentos de la pandemia. Sus recomendaciones han sido siempre certeras y muchas de sus propuestas han permitido avanzar en soluciones que pusieran freno al contagio y que mejoraran la evolución de los enfermos. Olga Mediano es profesora asociada en la Universidad de Alcalá y sus estudios han sido galardonados con numerosos premios entre los que se encuentran el Premio al Mejor Proyecto de Investigación de Sociedad Madrileña de Neumología y Cirugía Torácica o el Premio NEUMOMADRID 2021 a la labor divulgativa.
Hay muchísimas mujeres de Guadalajara que hacen ciencia cada día y luchan por acabar con ese techo de cristal. Ellas dos son dos maravillosos ejemplos que ojalá inspiren a muchas niñas a seguir sus pasos.