Las dos Guadalajaras seguimos unidas

Por Julio Martínez (*).

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Foto: J.M.

Escribo estas líneas desde Ciudad de México (CDMX). Más concretamente, desde Coyoacán, una de las 16 alcaldías –distrititos– con los que cuenta la capital federal. Sí, justo ese mismo lugar que hicieron muy famoso Diego Rivera y Frida Kahlo. Vivieron en sus calles –más concretamente, en la «Casa azul»– durante varios años. De hecho, el arte y la cultura se respira en todos y cada uno de los rincones de este barrio. Y de este país latinoamericano…

¿Quién no ha visto una película de la «Época de Oro» del cine mexicano? ¿Quién no ha leído un libro de Juan Rulfo, Octavio Paz o Ángeles Mastretta? ¿Quién no ha escuchado alguna vez una ranchera? O, desde el punto de vista histórico, ¿Quién no ha oído hablar del imperio territorial de los aztecas o de los avances astronómicos de los mayas? Unas civilizaciones que, por cierto, han dejado un legado arqueológico e histórico de primer orden. Sólo hay que visitar las ruinas del Templo Mayor –en CDMX– para comprobarlo…

Una riqueza cultural en la que también se distingue una gran herencia castellana –primero– y española –más tarde–. Y no sólo por la invasión de inicios del siglo XVI. También por el periodo colonial y por las relaciones establecidas tras la independencia mexicana, confirmada en 1821 de la mano de los Tratados de Córdoba (Veracruz). Unas vinculaciones que se reflejan no sólo en la lengua, las costumbres o el modo de trabajar. También en la estructuración del territorio, en el derecho o en el urbanismo.

Es muy llamativo –además– el conocimiento que, sobre la historia de España, posee el pueblo mexicano. Más de una vez, amigos y compañeros de la CDMX me han transmitido datos, fechas y acontecimientos sobre el devenir de nuestro país que yo no conocía. Y, para no quedar mal, he tenido que confirmarlos rauda y velozmente en diferentes fuentes especializadas…

De hecho, España siempre ha estado muy presente en México. Rocío Dúrcal o Luis Buñuel son dos muestras de ello. Pero también ocurre a la inversa. ¿Quién no ha escuchado, en nuestro país, el nombre de Lázaro Cárdenas? Efectivamente. Fue el presidente mexicano entre 1934 y 1940. Y, durante su mandato, fue el máximo ideólogo de la recepción de los exiliados republicanos hispanos.

Este fue un grupo de «transterrados» –cuyos miembros se contaron por miles– que tuvieron que huir del territorio español debido a la Guerra Civil y a la posterior dictadura franquista. Entre ellos, hubo una importante representación de la intelectualidad de la época. Algunos de los ejemplos más conocidos fueron Manuel Tagüeña, Max Aub, León Felipe, Luis Cernuda, Ramón Xirau, José Giral, José Gaos o Trinidad Martínez Tarragó. Y como no, el celebérrimo Luis Buñuel.

Incluso, la provincia de Guadalajara también sufrió esta sangría. Entre las personas que tuvieron que cruzar el Atlántico se encontró Miguel Bargalló, pedagogo, miembro del PSOE y de la UGT, y vicepresidente de la Diputación arriacense, que acabó domiciliándose en Tijuana. Se le acusó de «rojo» y de un delito de «masonismo», al pertenecer a la logia Arriaco número 8, emplazada en la capital provincial.

Otro caso fue el de Miguel Benavides, funcionario de Hacienda, gobernador de Guadalajara en dos ocasiones (1932–1933; y 1936) y uno de los organizadores de la agrupación alcarreña de Acción Republicana. También fue componente de la sede masónica Arriaco número 8. Por todo ello, una vez establecida la dictadura, hubo de marcharse hacia México, donde falleció en 1942.

De la misma forma, se ha de mencionar el caso del pedagogo Tomás de la Rica, director de la Escuela Laica de Guadalajara, un centro innovador a nivel nacional que funcionó desde inicios del siglo XX. De La Rica fue igualmente acusado de «masonismo», por lo que tuvo que huir de España. Vivió en el estado mexicano de Aguascalientes, donde se estableció un importante núcleo de guadalajareños –de nacimiento o adopción–. Entre ellos, Aurelio Magro o María Luisa Bargalló.

Por tanto, la presencia exiliados republicanos fue muy importante al otro lado del océano. La gran mayoría se reunió –a partir de 1949– en torno al Ateneo Español de México. Se trata de una institución de promoción y estudio del legado de estos transterrados, y que –aún hoy– sigue en funcionamiento. De hecho, acoge en su seno el archivo histórico más importante de nuestro país existente allende de las fronteras nacionales.

En consecuencia, la relación entre España y México siempre ha sido muy fuerte. Se han establecido vínculos robustos. Unos lazos que se quieren estrechar este año, gracias a una conmemoración muy particular. Se trata del 40º aniversario del hermanamiento entre las dos Guadalajaras, la castellanomanchega y la de Jalisco. Un acercamiento que comenzó en 1976, cuando el Departamento de Antropología de la Universidad Autónoma jalisciense propuso la cooperación entre las dos comunidades, informa el diario Henares Al Día, donde se ha publicado un completo reportaje en torno a dicho asunto.

Al año siguiente –en 1977– ambos consistorios –el español y el mexicano– acordaron iniciar los trámites para establecer el hermanamiento de las dos urbes. Unos trámites que concluyeron un lustro más tarde –en 1982– con la firma del acuerdo entre las dos ciudades, y de cuya rúbrica se cumplen cuatro décadas en 2022. De hecho, una delegación arriacense, encabezada por el alcalde del momento, Francisco Javier de Irízar Ortega, se desplazó hasta la capital tapatía para refrendar la referida hermandad. Un convenio que en septiembre de 1982 fue ratificado unánimemente por el pleno alcarreño. Votaron a favor desde el PCE hasta la extrema derecha de Unión Nacional.

Portada Flores y Abejas

A partir de ese momento, se han ido organizando una serie de intercambios culturales y económicos, que han propiciado diversas visitas entre ambas ciudades en 1988, 1994 y 1998. La única vez que no se condensaron estas relaciones fue en 2012, con Antonio Román como alcalde. En aquel año, el equipo de gobierno de Jalisco invitó oficialmente a nuestra ciudad a acudir a la «Semana de España en Guadalajara». Una oportunidad inigualable para dar a conocer las potencialidades culturales, turísticas y económicas de la capital alcarreña.

Sin embargo, el gobierno de Román se negó a acudir, basándose en razones muy inconsistentes. “Suponemos que están al tanto de que la situación de crisis que atraviesa nuestro país, lo que ha llevado a la necesidad de que las administraciones públicas tengan un control exhaustivo de los gastos, dejando de lado todo aquello que no influya directamente en el bienestar de los ciudadanos”, explicaban desde el Ayuntamiento arriacense. Se trató de una visión carente de la amplitud de miras suficiente requerida para el estímulo del tejido económico y cultural de la capital caracense.

Ahora, en cambio, las tornas han cambiado. El nuevo equipo de gobierno de Guadalajara (España), encabezado por Alberto Rojo, ha querido reforzar la relación entre las dos orillas del océano. Y, con este fin, han entrado en contacto con la capital de Jalisco para diseñar un programa de actividades conjunto. Ya se han desarrollado las primeras iniciativas. Por ejemplo, en el marco de la Feria del Libro, desarrollada a mediados de mayo de 2022 en el parque de «La Concordia», donde se impulsaron conferencias y presentaciones literarias con dicho asunto como leitmotiv. Además, ya se han calendado diversas ideas durante la 31ª edición del maratón de los cuentos, que tendrá lugar los días 10, 11 y 12 de junio. Entre ellas, la participación de la narradora mexicana Martha Escudero, quien dará a conocer cuentos tradicionales de su país.

Estos son los primeros pasos del impulso de las relaciones entre las dos Guadalajaras. De hecho, ya se está laborando –tanto desde México como desde España– para completar la programación. Así, se pretende seguir profundizando en la relación histórica entre ambos países. Una vinculación con siglos de trayectoria que, gracias a iniciativas como el hermanamiento, será –todavía– más fuerte. ¡Entre todos construiremos puentes de entendimiento entre naciones!

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(*) Julio Martínez (1985) es licenciado en Periodismo por la UCM y graduado en Historia por la de Salamanca, además de reputado experto en Masonería. En la actualidad vive entre Guadalajara y Méjico, donde ejerce el periodismo y la literatura. Ha colaborado con el Ateneo Español de Méjico, la Agencia EFE, el Wall Street International y El Confidencial y escribe en Henares Al Día, la revista Quercus y El Asombrario, del diario Público. Además, ha sido profesor de español en la Université d’Evry-Val d’Essonne, París. Como autor, cuenta en su haber con numerosas publicaciones. Es igualmente, el organizador de la Feria Internacional del Libro de Bustares y gerente e impulsor de Océano Atlántico Editores.

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