Por Gloria Magro.
«Confirmada mi candidatura a la alcaldía, he de decir que es para mí un gran honor y un inmenso orgullo que asumo con mucha responsabilidad y más ilusión si cabe». Con estas palabras se presentaba vía Twitter Ana Guarinos a la alcaldía de Guadalajara para las elecciones municipales de mayo. Su primera aparición pública como candidata popular fue en la manifestación de la extrema derecha el pasado sábado en Madrid, «en defensa de la Constitución, de la democracia y de España ante la deriva autoritaria del sanchismo». Se trata sin duda de una declaración de principios que como programa electoral local para los próximos cuatro años se percibe un tanto amplio.
Con el calendario corriendo en contra y designada desde la sede regional en Toledo por cuestiones de paridad y candidatura cremallera en las cuatro provincias castellano-manchegas, será Ana Guarinos, actual diputada regional por Guadalajara, vicepresidenta de las @cortesclm y coordinadora general del @PP_CLM , la que lidere la lista popular. De momento se desconoce quienes la acompañarán en la candidatura aunque algunos miembros de la actual corporación popular ya están buscando trabajo al margen de la política.
El Partido Popular había manifestado que daría a conocer a su candidato municipal el pasado mes de mayo, a un año vista de las elecciones, barajándose hasta esa fecha un puñado de nombres de dentro y fuera del partido que de confirmarse hubieran supuesto una renovación en la cabeza de cartel de la formación conservadora. Sin embargo, ni en esa fecha ni en los meses posteriores los populares fueron capaces de designarlo y los señalados se fueron cayendo paulatinamente de las quinielas, dejando al actual alcalde Alberto Rojo como único nombre propio de cara a las próximas elecciones.
Así las cosas, Ana Guarinos tiene apenas seis meses para dar a conocer su programa y a su equipo y levantar en las urnas los últimos resultados de Antonio Román en 2019, los peores en la historia del Partido Popular en Guadalajara.
Para poner en perspectiva su perfil político hay que retroceder a la anterior etapa de Guarinos al frente de la Diputación Provincial. También se puede acudir a sus declaraciones si se quiere vislumbrar su proyecto de ciudad en caso de resultar elegida alcaldesa. En este sentido, su presencia y declaraciones el pasado sábado en la manifestación ultra a la que oficialmente no acudió el Partido Popular -que busca según su presidente, Alberto Núñez Feijóo, una imagen más centrada- no ayuda a ubicarla en el espectro del centro político. Y su silencio en la reciente polémica del concejal de Cabanillas Jaime Celada entonando el Cara al sol mientras hacía el saludo fascista, tampoco, aunque ambos dan a entender que ese podría ser el nicho electoral al que se dirigirá en busca de apoyos tanto antes como después de la cita electoral.
De confirmarse, Guadalajara va a tener una campaña electoral bastante polarizada. De un lado, la actual corporación socialista tiene que sacar pecho y rentabilizar los numerosos proyectos ejecutados o en vías de ejecución y a la espera de financiación europea que darían continuidad a la actual legislatura socialista. Mientras, al otro lado del espectro es de prever que ETA, Venezuela, Cataluña y todo el discurso ultra exacerbado y que tan ajeno resulta al día a día de los vecinos de la ciudad podrían ser los temas estrellas de la candidata popular, como ya avanzaba el pasado fin de semana en Madrid.
Ana Cristina Guarinos López (Zaragoza, 1969) es licenciada en Derecho por la Universidad de Zaragoza. Se inició en política como edil en Molina de Aragón y de ahí dio el salto a la primera línea provincial y regional, llegando a portavoz del Grupo Parlamentario Popular entre 2003 y 2007. Su paso por todo tipo de puestos de designación política, así como por el Ayuntamiento de Guadalajara -tercera teniente de alcalde (2007-2008)- y las Cortes regionales -diputada regional (2007-2001), la condujeron a la presidencia de la Diputación Provincial de Guadalajara entre 2011 y 2015, coincidiendo con la etapa de María Dolores de Cospedal, su principal valedora, al frente del Gobierno regional.
De esos años son declaraciones suyas que en su momento generaron una gran controversia, como su apoyo a los recortes en materia social, educativa y sanitaria. Así, fue sonada su respuesta al ser preguntada por la cancelación de la becas de comedor en 2013 :«A mí, de pequeña nadie me pagaba la comida» y su nula empatía ante las numerosas movilizaciones ciudadanas que protagonizaron esa legislatura.
Su etapa al frente de la Diputación Provincial también estuvo marcada por la “austeridad” como bandera. «Guarinos sacó la tijera en todas las partidas y demostró, al cabo de un año, que se reducía el déficit y la deuda. Porque no hay nada que ahorre más que la inactividad. Pero eso no basta para gobernar«, en palabras de la periodista Concha Balenzategui en El hexágono de Guadalajara. Lo cierto es que la gestión de Guarinos al frente de la Institución provincial tampoco dejó buen recuerdo entre sus propios funcionarios.
De su talante en aquellos años dan cuenta episodios como el de su desencuentro con la Banda Provincial de Música, que costó a la Institución provincial 1,5 millones de euros en despidos y costas judiciales, además de la desaparición de uno de los estandartes cultuales de la provincia, en activo desde 1961. Así como sus enfrentamientos con la oposición socialista en los plenos, que aún se recuerdan por la dureza de las intervenciones y el carácter poco dialogante de la presidenta. O situaciones tan absurdas, vistas con la perspectiva del tiempo, como el que tuvo como protagonista la Escuela de Vela de Alocén. El PSOE acabó presentando un recurso ante los tribunales acusando a Guarinos de impedir a la oposición entrar en las instalaciones propiedad de la Diputación para comprobar el estado del material allí depositado.
Históricamente, tanto a nivel nacional como local, el Partido Popular ha aupado a mujeres fuertes a su cúpula. En Guadalajara, desde Albertina Oria -farmacéutica, abogada y diputada regional hasta que en 2002 abandonó el PP por discrepancias con su discurso social- a María Angeles Font, médico y senadora hasta 2004, entre otras. Guarinos coincidió con ambas en sus inicios y veinte años después es la única que continúa en política. Aún así, nada hacía presagiar estos últimos meses su designación como candidata municipal, aunque sí resultaban llamativas las declaraciones del ex alcalde Antonio Román manifestando su voluntad de no postularse como candidato, pero poniéndose a disposición de su partido en caso de ser necesario, sin que nadie de la formación recogiese públicamente el guante.
En este contexto de lucha por el liderazgo provincial dentro del PP, Guarinos es una superviviente nata. Sonia Jodra trazaba para El Hexágono de Guadalajara en 2021 un perfil de Ana Guarinos, destacando “su dialéctica áspera, su oratoria severa, su mirada punzante y su gesto impenetrable la convertían en una política letal para quienes tenía enfrente. Entendamos que sabía que esas eran sus armas y que saber utilizarlas en el momento oportuno le garantizaría la supervivencia en los años dulces, pero sobre todo en los amargos”.
Pese a la acumulación de cargos que ostenta, políticamente se la daba por acabada en Guadalajara, con el techo de cristal en la vicepresidencia de las Cortes regionales durante la presente legislatura. De hecho, la carambola que podría otorgarle el bastón de mando consistorial parece más fruto de las circunstancias que del empeño por encumbrarla de sus compañeros de partido. Hasta la fecha, la única valoración que ha merecido Ana Guarinos en esta nueva etapa viene de Toledo. El presidente regional, Paco Núñez, a través de Twitter, ha dicho de ella que «es inteligente, trabajadora, lleva la gestión y el rigor por bandera, valiente, firme, decidida y que defiende su ciudad allá por donde va» y que «será una gran alcaldesa». Los electores, una vez más, tendrán la última palabra el próximo mes de mayo.