«Cuando el buque aquel / se estrelló en el iceberg / nadie del pasaje de primera quiso ser / el traidor que dejara de bailar / y la orquesta tocó hasta el final» [«Tiempo», Hendrik Röver, en Oeste (/Norte) (2013)]
Por Borja Montero
El mar, tan lejano de estas tierras, tan poco presente en nuestra Guadalajara ni siquiera en el ahora menguante pantano de Entrepeñas, otrora bautizado como el Mar de Castilla, es la imagen que se me ha venido a la cabeza en estas, mis últimas horas. Y es que estas líneas, varadas en un final de julio de uno de los veranos más largos que se recuerdan, justo antes del habitual paréntesis agosteño que las seis plumas hexagoneras tomamos cada año, son los últimos versos de una canción que llevo componiendo a la ciudad de Guadalajara y su provincia desde 2007, parece que con más pasión que acierto.