Por Ana Belén Gutiérrez Puente
Decía Eduardo Galeano: «ojalá podamos ser desobedientes, cada vez que recibimos órdenes que humillan nuestra conciencia o violan nuestro sentido común» porque es en la protesta justa donde los valores humanos se alzan para decir «basta» o convocar mentes pensantes que deseen cambiar algo. Estamos en tiempos cercanos a las próximas elecciones pero también estamos en tiempos de huelgas, de exigencia, incluso de falsedades y de promesas. Los diferentes sectores piden a gritos un cambio de realidades pero porque parece que ya nos hayamos acostumbrado a los excesos. El mismo autor uruguayo, afirmaba que hay una importante contradicción entre «una cultura que manda consumir y una realidad que lo prohibe» y es que los productores del sector primario también sienten su incomodidad y necesitan expresarla. Por ello, muchos tractores se concentraron ayer en la parte trasera del Centro Comercial Ferial Plaza, con la misión de que se les escuche, se les tenga en cuenta y se apoye al sector. LLegados de todas las partes de la provincia, desean que sus demandas sean atendidas, de no ser así, amenazan con seguir saliendo a la calle hasta que se les escuche. En defensa del campo de Guadalajara, el sector agrícola necesita apoyo en estos momentos inciertos en los que la burocracia parece ganar la batalla ante el desamparo de humildes campesinos que no entienden de papeleo de oficina. Los avances en la tecnología son tan rápidos que parecen que se escapan de la vida real, pero la existencia de un desamparo de la mano de obra en los pueblos, crece a la par. A veces nos asustan con falta de suministros y otras con la pérdida de explotaciones agrarias. Entre las multinacionales Bayer y Monsanto jugando en el poder, parece que es sencillo perder la batalla. La trayectoria de la emigración del campo a la ciudad, la crisis generacional y el problema con el precio del petróleo son factores que agravan una crisis que no desaparece. Si no se toman las medidas necesarias, la verdad es que nuestros campesinos seguirán disconformes y un tanto asustados.
Lo ocurrido ayer es una tractorada que tiene que ver con el fin de semana de elecciones que se nos avecina y con las críticas en la modificación de algunas medidas denominadas de «ecológicas», ya que por ejemplo con las nuevas normas, no les dejan trabajar en sus propias parcelas en las zonas limítrofes de los rios. Existen varias quejas y otra importante, también, radica en que han crecido los topes para cosechar cuando hay riesgo de incendios, algo que no ven tan necesario a tener en cuenta. Pero además, los trabajadores hacen un incapié en el plan contra las sequías, el cual no consideran real ya que opta por tomar medidas en las cuales se movimentará mucho dinero, pero no todo se muestra tan transparente.
Con esta visibilidad de sacar sus vehículos de trabajo a las calles de nuestra ciudad, una cosa han dejado en claro, que no tienen intención de parar sus movilizaciones hasta que sus demandas y requerimentos no sean atendidos. La difícil situación del sector es cada vez más sobresaliente y parece que todo lo que les perjudica viene junto y de golpe; como la agenda 2030, las nuevas medidas de las PAC y la paradoja entre los altos precios de los combustibles y el bajo de sus productos. La situación no parece visibilizar mejora, los tractores llenan Guadalajara pero la disconformidad es en toda la Comunidad Autónoma. El campo atraviesa una situación complicada y el descontento lejos de desaparecer, avanza. La protesta está convocada porque existen contradicciones, no se puede acabar con el hambre si no se produce alimentación. Lo que es chocante es que no se sabe si realmente hay apoyo de los sindicatos ya que estos no se han manifestado en dichas huelgas y tractoradas.
La organización del campo al final se hace posible por la necesidad de su defensa. Tras los años de plandemia y las consecuencias de la llamada Guerra de Ucrania, la producción en el suministro de alimentos se ha visto afectada de tal manera que el colectivo critica a los políticos cuyos intereses distan mucho de la realidad campesina. Ayer las personas se sorprendían al ver los tractores en la ciudad, mañana se verán las consecuencias de la injusticia en las leyes del campo, el domingo, el cambio que está relacionado con distintos asuntos no cambiará en la corrupción del poder. Hasta que los agricultores no vean su vida mejorada, la nuestra tampoco lo hará.