Por David Sierra
Había que mirar los datos con perspectiva. Alejarse de los resultados inmediatos y las declaraciones de éxito y alabanza. Retraerse de los mensajes que auguraban que Guadalajara era ahora más “facha”. Poner distancia sobre el terreno en el auge de VOX, de la ultraderecha. Y entender que lo que nunca se fue, sigue estando aunque configurado de otra forma. Que los votantes de la formación verde no son nuevos, ya estaban en los bares, en las tiendas, en el supermercado, en las discotecas, en los puticlubs. Puede ser el vecino, el amigo, el compañero de trabajo, el pescadero, la frutera o la conocida a la que saludas todos los días porque simplemente coincides con ella a una hora determinada todos los días. Y es un alivio comprobar que, en realidad, todo sigue igual.
Quien mejor lo ha expresado en nuestra provincia ha sido Antonio Román. El ahora senador por el Partido Popular reconocía, apenas unas horas después de conocer los resultados del 10N, que “si las fuerzas de centroderecha hubieran aceptado la propuesta de Casado hoy estaríamos hablando de una mayoría absoluta”. Así lo expresaba la Crónica de Guadalajara en su noticia en la web donde también apuntaba que “la única manera de desbloquear esta situación es concentrando el voto”.
Y es que, a diferencia del paracaidista y ya diputado por VOX en la provincia, Ángel López Maraver, Román conoce a la perfección y por su nombre y apellidos en algunos casos a muchos de los que en estos comicios han preferido quitarse la careta. Algunos, de hecho, han compartido durante años misma afiliación e ideología con el exalcalde.
Nada más lejos de la realidad; si tomamos como referencia las cifras del centro derecha guadalajareño en los diferentes comicios celebrados en la última década. En 2011, cuando aún Ciudadanos no había tomado relevancia a nivel nacional y VOX estaba fraguándose en las entrañas del Partido Popular, el conservadurismo concentrado en la gaviota obtuvo 71.362 votos. Cuatro años después, en los comicios generales de 2015, la suma de la derecha – ya con ‘naranjas’ y ‘verdes’ disputando escaños en el arco parlamentario – fue de casi 72.500 votos. No obstante, los ‘populares’ concentraban aún buena parte del poder en la derecha a pesar de perder más de 24.000 sufragios. Eso sí, Ciudadanos le arrebataba un diputado nacional de los dos que tuvo cuatro años antes.

Sin duda alguna, el medio rural se ha convertido en una de las principales lanzaderas para la irrupción de la formación política de Santiago Abascal como alternativa de poder en el conservadurismo español. Sustentada en un relato basado en la defensa a ultranza de la caza y de la tauromaquia como símbolos de la españolidad, ha conseguido atraer la atención de las poblaciones de la España vaciada a la que aún le cuesta entender que buena parte de su repoblación transita ineludiblemente por el acogimiento de esa inmigración capaz de instalarse en aquellas zonas donde más carencia de recursos hay, bien sea por cuestiones económicas, laborales o simplemente por una mayor cercanía en la asimilación del espacio con sus entornos de origen. Ese hecho ha generado que las provincias como es la de Guadalajara, donde estos sentimientos son más sensibles y esas carencias más acuciantes, el mensaje de la ultraderecha haya calado de manera más profunda y significativa.
A ello se suma un Corredor del Henares carente de identidad que en apenas unos años ha pasado de la bonanza desmesurada a la miseria más deprimente para acabar subsistiendo a los vaivenes de la inestabilidad del mercado laboral. De la ilusión al desencanto en un chasquido de dedos. Buena parte de su población, más bien joven, ha perdido o nunca ha encontrado un referente ideológico y político estable sobre el que sustentar su ideario de acuerdo con la realidad de la zona. Promesas incumplidas sustentadas en el ladrillo y la logística con condiciones que, tras el golpe de la crisis y levantar la cabeza, ya no son lo que eran. Un filón para introducir el mensaje del odio al diferente y de la confrontación que VOX ha explotado de manera excepcional, dado que lo lleva intrínseco en su naturaleza.
Atendiendo de nuevo a las cifras, y a modo de comparativa, la diferencia en la suma de las ‘derechas’ en nuestra provincia entre las Elecciones Generales de 2011 y éstas últimas es de menos de 700 votos. Ante esta disyuntiva, lo que sí se desprende es que el Partido Popular tiene un grave problema de fondo, puesto que buena parte de ese electorado ultraconservador, que hace una década se resguardaba en la calle Génova, ha decidido, de momento, caminar por su cuenta y ha sumado a su causa a todas aquellas ovejas descarriadas que hace tan solo unos años anhelaban convertirse en ‘clase alta’. Son los mismos rescoldos de la España del pasado, que se han unido de nuevo para azuzar la llama. Y corresponde ahora a quienes mantuvieron las brasas, de manera definitiva apagarlas.
PD: Los datos han sido extraídos de la siguiente fuente: https://resultados.elpais.com/elecciones/2019/generales/congreso/07/19.html