(*) El otro día, sentada en un banco del paseo de Las Cruces, escuché una conversación botánica entre un plátano y una acacia:
«Si mis antepasados australianos viesen donde ha acabado plantado a su vástago -decía la acacia- no se lo creerían. Por lo menos vosotros, los plátanos, estáis más adaptados, bueno que digo adaptados, que habéis tomado la ciudad. A lo que el plátano repuso:
«Bueno, yo no voy a decir que estoy mal, tengo compañeros de especie que ni sitio
les han dejado para crecer, alguno hasta se ha comido un adoquín; aquí, según donde te planten, así te va la vida…»·. La sufrida acacia asintió, «yo el año pasado no pude ni brotar de lo tarde que me hicieron la poda; temblando estoy a las fechas que estamos y no veo ningún jardinero en este paseo». El plátano le dió la razón, «no nos podemos quejar, tengo colegas que tienen la copa en bandera y no es por el viento precisamente, sino porque sus ramas daban en una fachada». «Pues sí, no nos podemos quejar, estamos esbeltos, nuestras heridas han cicatrizado bien -respondía la acacia-, mira nuestra vecina, la acacia africana, a la pobre le entró una
pudrición y está llenita de hongos, ya no es la misma… También conozco lugares en esta ciudad mejores para vivir que nuestro paseo, con menos tráfico, menos humos. Por no hablar de los que viven en parques y jardines… En fin, ¡te deseo buena poda o mejor buena primavera sin poda!
(*) R.I.M. Ingeniero Forestal.

Los servicios municipales hacen un seguimiento integral de cada ejemplar urbano. Foto: G.M.
Por Gloria Magro.
Guadalajara cuenta con más de dos millones de metros cuadrados en espacios ajardinados, lo que la convierte en una de las ciudades europeas con mayor número de zonas verdes por habitante. Lugares para pasear, descansar y disfrutar, que enriquecen plenamente la calidad de vida de sus ciudadanos y visitantes. No son palabras mías, sino de la web de Turismo de nuestro Ayuntamiento. Y no le falta razón, la ciudad cuenta con gran cantidad de parques frondosos, se ha dotado de avenidas y bulevares arbolados que con el paso del tiempo crecen exuberantes y la mayoría de las calles de Guadalajara goza en verano de la preciada sombra que les otorgan ejemplares como acacias y plátanos, los que dialogan en la fábula de inicio de estas líneas. Sigue leyendo →