
Farolas isabelinas, parterres, bancos y mucha sombra. Las postales antiguas nos devuelven una imagen idílica y añorada aún por muchos de la céntrica plaza con San Ginés al fondo.
Javier de Irizar ha explicado para tranquilidad de lo que nos temíamos cualquier desaguisado en el ángulo este de la Plaza de Santo Domingo, que las obras del aparcamiento subterráneo no afectarán al rincón sereno y sosegado en el que el magnífico monumento al Conde de Romanones (…) antes de aprobar la futura fisonomía de la plaza. Su acertada decisión de abrir las entrañas de la plaza para construir un aparcamiento subterráneo no merece quedar oscurecida por un posible error en su urbanización posterior. Luis Monje Ciruelo, Nueva Alcarria, 14 de diciembre de 1990
Por Gloria Magro.
La remodelación de la plaza de Santo Domingo, el centro neurálgico y sentimental de Guadalajara, causó un auténtico revuelo entre la ciudadanía en 1990. Las obras del futuro parking municipal soterrado, las de mayor envergadura hasta la fecha, hicieron necesaria la reurbanización de todo el espacio en superficie, así como una nueva reorganización de los accesos a la calle Mayor, ya peatonalizada, en lo que se pensaba iba a ser un nuevo entorno más moderno y funcional, en consonancia con una Guadalajara que enfilaba con confianza y visión de futuro la última década del siglo XX. Hoy, tres décadas después, Santo Domingo es un mero lugar de paso, un espacio envejecido y carente de interés e identidad. Una plaza invisible. Sigue leyendo