
Araceli Martínez, en su época de diputada regional (2007-2011) // Foto: PSOE
Por Óscar Cuevas
La última semana ha sido de gran convulsión en el seno del PSOE de Guadalajara. Todo, a cuenta de la búsqueda de un candidato a la Alcaldía de la capital en las Elecciones Municipales de la próxima primavera. Las turbulencias se desencadenaron por la especie de baile de la yenka que se ha marcado la concejala Araceli Martínez, quien en pocos días ha pasado de estar a punto de anunciarse como postulante a las Primarias, a decir que nunca se lo ha planteado. Abundaremos en este asunto de Martínez enseguida, pero tratemos antes de analizar un trasfondo que posiblemente sea más interesante. Porque el PSOE arriacense tiene infinidad de problemas, muchos de ellos de compleja solución, que quizá expliquen la situación actual.

Javier Irízar ha sido el único candidato capaz de ganar unas elecciones locales para el PSOE en Guadalajara. Las últimas, en 1987 // Foto: PSOE
La primera dificultad para el PSOE arriacense es de carácter histórico, o más bien sociológico, si me apuran. Porque en toda la historia de la democracia municipal los socialistas sólo han ganado en una ocasión por mayoría absoluta unos comicios locales en Guadalajara (1983). Y no son el partido más votado desde hace la friolera de 27 años, cuando superaron a los populares (entonces AP) por apenas 900 votos en 1987. Desde entonces, las victorias de la derecha se han repetido de manera sistemática. Incluso en 2003, cuando Jesús Alique accedió a la Alcaldía, el PP fue ligeramente más votado que el PSOE. Y digo que el problema es sociológico, más que organizativo, porque tampoco en Elecciones Europeas o Generales el PSOE gana nunca en esta ciudad (la última vez fue en 1982). En definitiva: Que esta es una capital netamente conservadora, donde el voto de centro-derecha está mucho más consolidado que el de centro-izquierda, y donde ser candidato socialista es, casi siempre, un auténtico marrón.

Barómetro electoral de Metroscopia para El País de octubre de 2014 // Gráfico: El País
El segundo problema de fondo está en la situación política general de España. El PSOE sigue arrumbado en las encuestas, se miren como se miren. No recuperan los votos perdidos, no rescatan apenas apoyos de los que pierde a chorros el gobernante PP y, al tiempo, tienen un boquete enorme abierto en el flanco izquierdo. Tal es la situación que, si el ambiente no cambia, no sería nada raro que la izquierda alternativa le meta al PSOE un bocado de proporciones históricas en mayo de 2015. Sobre todo si se consolida ese movimiento de convergencia que está surgiendo en ese espectro ideológico, y que en por estos lares parece que va a fructificar en torno a «Ganemos».
El tercer problema del PSOE de Guadalajara es, este ya sí, de carácter interno. La Agrupación Local es una grillera desde hace años. Los intentos más o menos bienintencionados por confluir, naufragan. Las rencillas de viejas disputas afloran a la mínima. Las «familias» siguen existiendo y estiran la cuerda hacia sus posiciones. Y la ausencia de liderazgo se hace patente. La situación se agravó hace tres años y medio, cuando lo que se esperaba como una derrota «aceptable» de Magdalena Valerio en 2011, se convirtió en un batacazo tan descomunal como inesperado.
Han pasado tres años y medio desde entonces, y el partido no ha hecho más que dar tumbos y palos de ciego con este asunto. Entre otras cosas, porque Valerio decidió seguir como cara pública del socialismo local a pesar de su derrota, y se ha perdido un tiempo valiosísimo que quizá debía haber utilizado el PSOE construyendo ese nuevo liderazgo que ahora buscan casi a la desesperada.

Mensaje de Araceli Martínez publicado en su perfil de Facebook
Les decía al comienzo del artículo que Araceli Martínez ha bailado la yenka, y me reafirmo en ello. Ayer mismo la concejala decía lo siguiente en su perfil de Facebook: «A lo largo de los últimos días se ha especulado en distintos medios de comunicación de Guadalajara sobre mi intención de presentarme a las Primarias. Es sorprendente, pues yo nunca lo he planteado en esos términos». Y afirmaba también: «No es mi intención concurrir en estos momentos, pero si lo hiciera estaría tan acreditada y merecería tanto respeto como cualquier otro militante». Entre medias, Martínez habla de unas «maliciosas filtraciones de vete a saber quién y por qué» y se queja de que algunos medios no la habían llamado para contrastar la noticia.
Puede ponerse como quiera, Araceli. Pero ella sabe que oculta parte de la verdad. Porque su paso adelante hacia las Primarias era, hasta hace muy pocas horas, un hecho del que nadie dudaba. Ni la actual Dirección, que estaba impulsando su candidatura con todas las bendiciones; ni el -digamos- «sector crítico», que el pasado fin de semana estaba que fumaba en pipa porque la candidatura de Martínez les parecía descabellada.
Algo ha pasado en apenas un par de días, y habrá que esperar a que lo aclare la interesada. Si quiere, en cualquier red social, ya que a los periodistas que le han llamado no les ha querido contestar.
Les contaré algo personal. Cuando supe de fuentes de primerísima mano, el pasado fin de semana, que Araceli Martínez pretendía ser candidata a la Alcaldía, lo primero que pensé fue que no era la mejor de las opciones. Creo que los socialistas necesitan de un perfil de más peso, de alguien más popular (en el sentido estricto de la palabra), más conocido, y de amplia aceptación en la sociedad civil, si quieren recuperar posiciones en el Ayuntamiento y tener alguna opción de arrebatar la Alcaldía a la derecha; siquiera pactando con el resto de fuerzas progresistas.
Pero, dicho lo anterior, también reconozco que cuando escuché a los opositores de la «opción Martínez» (también destacados militantes socialistas) haciéndose cruces, indignándose por la apuesta de la Dirección, me sorprendí aún más. Porque el PSOE dispone de un valioso instrumento de democracia interna, del que puede justamente alardear, y que en ocasiones pareciera que nos gusta más a quienes no militamos en partido alguno, que a los propios afiliados socialistas.
Quienes querían aupar a Araceli Martínez como candidata argumentaban varias razones de peso: Pese a su juventud, tiene una dilatada experiencia en la política local y regional. Tiene también una notable cultura política y una muy buena capacidad dialéctica. Asimismo, sus defensores apuntan que Araceli Martínez tiene un perfil progresista muy moderno y actual, que puede conectar con esa izquierda alternativa con la que quizá necesiten pactar, y que puede al tiempo taponar la sangría de votos hacia IU, Podemos, Ganemos, o como quiera que se llame el asunto al final.
Por contra, quienes son críticos con su opción también tienen algunos argumentos. Señalan que está demasiado ligada a dos figuras que fueron duramente derrotadas, como Alique y Barreda. Y le afean que en la presente legislatura, en la que ha sido concejala del Grupo Socialista del Ayuntamiento, su trabajo político ha sido escaso, y su implicación con sus compañeros, prácticamente inexistente.
En cualquier caso, lo indiscutible es que el tiempo perdido por el PSOE no es recuperable. Porque si la apuesta iba a ser Araceli… ¡qué tres años han desperdiciado! ¿No debía haber sido ella entonces una de las ediles liberadas del Grupo Municipal? ¿No debería haber asumido hace meses la Portavocía? ¿No debería haber tenido una presencia pública nítida que limara el hándicap de su desconocimiento por la ciudadanía? ¿A qué ha estado esperando Pablo Bellido?
Llegados a este punto, lo que parece claro es que el PSOE, su militancia y sus dirigentes, deberían creer más en las Primarias, deberían confiar más en ellas. Porque unas verdaderas primarias siempre refuerzan a quien las gana… si es que se celebran, claro. De poco sirven si luego nadie da el paso y el candidato sale elegido «a lo Page», sin oposición alguna.
Por ello, creo que hacen mal los críticos con Bellido (sí, ya sé que él ha dicho que será neutral, pero también les digo que quería a Martínez) en afearle su apuesta. Porque en sus manos está la posibilidad de confrontar ideas y candidatos si no les gusta lo que hay. Y harían bien estos críticos en dar pasos adelante, en lugar de hacer aspavientos ante lo que otros construyen.

El abogado Andarias es a día de hoy el único militante que ha anunciado su deseo de ser candidato en las Primarias // Foto: lacronica.net
Sea como fuere que resuelvan el «embolao», el caso es que los socialistas arriacenses tienen mucha tarea por delante. Todo un Tourmalet que tendrán que escalar ellos solitos. Y, no sé, quizá llegando a la cumbre encuentren un mirlo blanco, aunque no parece probable. De momento, a día de hoy, el único postulante sigue siendo el incansable Nacho Andarias. Nadie da un duro por él, ni siquiera porque logre los avales suficientes. Pero quién sabe. Igual, como sigan mareando la perdiz los demás, don Ignacio se convierte en el mirlo a desplumar.