Por Gustavo García

Si hay un sector inmóvil en cuanto a su situación económica y de sostenibilidad, cuando debería de ser uno de los punteros y más cuidados en el tejido empresarial, ese es el primario. Ni la agricultura ni la ganadería logran salir adelante. Más bien, cada vez tienen mayores dificultades, trabas administrativas y escasa rentabilidad. Casi, casi, todo lo contrario. En la pandemia nos dimos cuenta de la importancia del trabajo sórdido de los profesionales del campo. Sin embargo, igual que ocurre con los sanitarios, ahora ya nadie se acuerda de ellos en las grandes urbes. A vivir y pensar en vacaciones. Esos parecen los lemas post-Covid ‘19.
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