
Concentración de peñistas durante el chupinazo. // Foto: Concejalía de Festejos.
Por Álvaro Nuño.
La profunda crisis que estamos atravesando con esta dichosa pandemia, con los cadáveres de cientos de conciudadanos todavía calientes, muchos de los comercios y negocios de la ciudad con el cierre echado y la mayoría de sus empleados cobrando del paro, las residencias de ancianos cerradas a cal y canto para evitar que prosiga el goteo de contagiados y fallecidos, los trabajadores sanitarios manteniéndose en la primera línea de la batalla contra el virus y las familias más vulnerables haciendo cola en los bancos de alimentos y en las puertas de las parroquias esperando llevar comida a sus mesas, no parecen razones suficientes para que nuestros representantes políticos se sienten en una misma mesa y remen en la misma dirección que parece clara en estos momentos. La corriente baja fuerte y lo que hay que intentar ahora es que el barco no se hunda.