Guadalajara, la ciudad dormida

Por Ana García L. (*)

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Una ola de indignación se  apoderó de la ciudad hace unos días tras conocerse lo sucedido en un programa matutino de la televisión nacional en el que informaban de la inminente llegada de las vacunas contra la COVID 19 a nuestro país. El lugar elegido para la recepción de las tan esperadas dosis era Guadalajara y en el citado programa, al documentar gráficamente la noticia, colocaban una imponente imagen de la catedral de Guadalajara, México.  

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Recuerdos del Postismo

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Zacarías Almoguera, Pepita Antón, Antonio Fernández Molina y José Luis Aguado. 1952

 

El Postismo era a mediados del siglo XX un movimiento artístico e intelectual de carácter marginal, según los críticos, que no llegó a erigirse en grupo. Su nombre provenía de la contracción de postsurrealismo (como puede leerse en el Segundo manifiesto, aparecido en La Estafeta Literaria (1946) firmado por Eduardo Chicharro Briones, Carlos Edmundo de Ory y Silvano Sernesi. Hacía referencia “al ismo que viene tras todos los ismos», un movimiento que venía a ser la síntesis de todas las vanguardias literarias precedentes. Los centros de difusión del Postismo se localizaron fundamentalmente en Madrid y Ciudad Real, muchos poetas manchegos se adhirieron al movimiento. En Guadalajara, el Postismo tuvo su base de actuaciones en las tertulias literarias del extinto Bar Soria. Y también en la trastienda de una pequeña fábrica familiar de bolsos, entorno a unos hermanos que pese a su invalidez y su temprana desaparición, supieron cultivar sus facultades intelectuales y poner un foco de luz en una pequeña ciudad de provincias. Esta es su historia y su recuerdo, para que no se pierda su memoria.

 

Por Purificación Antón (*).

En aquel tiempo, mi hermana Pepita recibía en casa. No iba al Bar Soria, ni a ninguna otra parte. Ella era una intelectual, yo no. Pepita sabía francés y tocaba el piano y todos venían a verla. No salía porque estaba inválida. Teníamos una tienda -Novoplex, en la calle Benito Chávarri, número 10- y mi hermana estaba en una habitación y allí era donde se reunían. En 1952 ella tenía 22 años y yo 20. Sigue leyendo

Guadalajara Vanguardista: el Bar Soria y el Postismo (1952)

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El extinto Bar Soria acogió la vanguardia cultural de Guadalajara en los años 50 del siglo pasado. Foto/Guadalajaradiario.es

 

Por Mamen Solanas. (*)

Siempre me ha gustado el periodismo. Desde muy joven, cuando me preguntaban qué deseaba hacer cuando fuera mayor siempre respondía o pensaba para mí que periodista o escritora. En realidad, mi cabeza de entonces no distinguía entre una y otra actividad, seguramente de la misma forma en que ahora los chavales quieren ser famosos y no distinguen entre fama y ocupación, arte, pasión, formación, acción. Comparto esto porque, al fin y al cabo, en mi vida, no he parado de escribir y sí me considero escritora, pero sobre todo porque en algunos momentos, especialmente en los ligados a mis investigaciones en el ámbito universitario, también he llegado a sentirme periodista. Así vuelve a ser en esta ocasión, en la que llevo meses trabajando; año y medio incluso ha transcurrido desde que empecé a recoger información y testimonios. Sigue leyendo

Los corrillos del bar Soria

Derribo del edificio del bar Soria, el pasado noviembre. // Foto: Guadaqué

Derribo del edificio del bar Soria, el pasado noviembre. // Foto: Guadaqué

Por Concha Balenzategui

Mucho antes de que esta ciudad hubiera trasladado la meca de su ocio a un centro comercial al otro lado de la autovía, antes incluso de que el centro estuviera en la plaza de Santo Domingo, a las puertas de otro hipermercado y junto a las cabinas de teléfonos donde nos citábamos, el epicentro de Guadalajara era la esquina de Santa Clara. Dicen que este lugar, entre el hotel Palace y el bar Soria, donde tenía parada el Trabanco, el autobús que subía de la estación de trenes, fue nuestro “kilómetro cero”, desde donde partían todos los pasos y donde se concentraban todas las conversaciones en la segunda mitad del siglo XX.

Con motivo del derribo del edificio del bar Soria, hace unas semanas, se han recuperado algunas historias y desempolvado unos pocos recuerdos. Hace unas semanas, escuchaba al técnico de patrimonio del Ayuntamiento, Pedro José Pradillo, hablar en la cadena SER con el periodista Alberto Girón, sobre lo que significó este establecimiento a mediados del siglo pasado. Contaba el historiador que en la primera planta de este bar había un salón donde se desarrollaban tertulias de intelectuales, poetas, pintores y aficionados taurinos, en torno al profesor mondejano Antonio Ferández Molina, fundador de la revista «Doña Endrina» y dinamizador de la “vidilla” socio-cultural de la época.

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