Por David Sierra
Se esconden para disfrutar de su tesoro. Cada noche, buscan. Rebuscan. Remueven con ansias dentro del contenedor. Y a su alrededor. Siempre hay algo. Una deliciosa hamburguesa, dos panes de molde pasados de fecha. Media docena de huevos envueltos en su clara. Apenas un par quebrados. Carne, mucha carne. También fruta. Esta vez manzanas, plátanos y unas peras limoneras. Esa que se pone fea, amoratada por estar mal conservada. También dulce, deliciosa. Dos restaurantes de menú del día y un supermercado nutren el recipiente de basura. Sin selección.
Según los datos publicados por la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición (AECOSAN) cada español arroja a la basura más de medio kilo de alimentos a la semana, es decir, 1,5 millones de toneladas de alimentos aptos para su consumo al año. Las cifras a nivel mundial que proporciona la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) también son reveladoras y valora el coste de los alimentos desperdiciados al año en el mundo en más de 850.000 millones de euros, 143.000 de ellos pertenecientes a Europa.