
El consejero de Educación, Cultura y Deporte, durante la presentación de los nuevos programas educativos. // Foto: casillalamancha.es
Por Concha Balenzategui
La Consejería de Educación de Castilla-La Mancha ha proyectando dos ambiciosos planes que, unidos a la aplicación de la LOMCE desde el curso que viene, van a transformar profundamente el escenario en la enseñanza de Castilla-La Mancha. La Ley Wert se traducirá en que los alumnos de Primero, Tercero y Quinto de Primaria tendrán una hora más de Matemáticas a la semana, otra de Inglés y otra de comprensión lectora. Eso al menos es lo que ha anunciado el consejero a partir de septiembre, sin avanzar si se aplicarán otros aspectos de la polémica normativa.
En cuanto a los programas confeccionados en Toledo, “Abriendo caminos” y el Plan Integral de Plurilingüismo, el primero de ellos ha comenzado a aplicarse este mes en alumnos de Primaria, en este caso de Segundo, Cuarto y Sexto. Ya hubo una primera entrega el verano pasado con alumnos de Secundaria, consistente en clases para ayudar a los estudiantes suspendidos en varias asignaturas a superarlas en septiembre de forma que pudieran acabaran la ESO. Ahora se trata de reforzar los contenidos de Matemáticas y Lengua a los chavales con más dificultades.
No he oído, como sí hubo el verano pasado, oposición alguna de los centros, por lo que supongo que esta vez las cosas se han hecho de forma más organizada, y contando con los colegios. Vaya por delante que tanto las clases de verano como las de ahora me parecen una buena idea y una ayuda para los alumnos, además gratuitas.
Pero me parece poco. Las sesiones de ahora se imparten durante tres horas a la semana, fuera del horario lectivo, y con un profesor por centro. Hay un total de 293 maestros, sacados de la bolsa de interinos, y los beneficiados serán más de 7.500 alumnos, según el consejero de Educación, Marcial Marín. Con una cuenta rápida, entiendo que son 25 alumnos los atendidos por cada profesor. Otro dato es que este programa dura tres meses, de febrero a mayo.
Sé que para muchos padres será un alivio contar con esa especie de profesor gratuito, semiparticular (no lo es, si tiene 25 alumnos) que ayude a hacer los deberes y a estudiar a los niños más rezagados. Pero es un contrasentido en la política educativa de la Junta, que empezó por recortar profesores de apoyo, despidiendo precisamente a cientos de interinos. Ahora se anuncia este programa de “excelencia” con el propósito de combatir el fracaso escolar. Digo yo que sería mucho más provechoso tener maestros suficientes para poder desdoblar grupos en determinadas asignaturas, o atender, con dos maestros en el aula, a los escolares con distintos ritmos de aprendizaje, como se venía haciendo en los años anteriores a los recortes. Y además, en todos los cursos, durante todo el curso, coordinados con el tutor, y en el propio horario lectivo.
De todas formas, el tema que me plantea más dudas, muchas y serias, es ese “Plan de Plurilingüismo” presentado esta semana, y cuyo decreto se publicó en el Diario Oficial de Castilla-La Mancha el 27 de enero. Les recomiendo leerlo, yo lo he hecho, y les advierto de que no invertirán mucho tiempo, porque tiene cuatro páginas. Comprenderán ustedes que el grado de concreción es escaso, las lagunas por desarrollar posteriormente muchas, y las dudas de cara a su implantación, pues más todavía.
El objetivo declarado es que en el año 2018 todos los colegios públicos y concertados de la región tengan una sección bilingüe, según ha anunciado Marín. La idea es fantástica y el propósito loable; en eso creo que estamos todos de acuerdo, porque quien más y quien menos está convencido de la necesidad de dominar la lengua de Shakespeare en un mundo globalizado y competitivo.

Marcial Marín, en la rueda de prensa de presentación de los planes, el pasado martes. // Foto: castillalamancha.es
Pero de nuevo encontramos un contrasentido entre esta nueva bandera bilingüista que enarbola la Consejería, y las medidas que ha llevado a cabo hasta ahora en la materia. Por ejemplo, la decisión adoptada en mayo de 2013 de eliminar los auxiliares de conversación en toda Castilla-La Mancha para este curso. O la de interrumpir el convenio que varios centros públicos en la comunidad -el Colegio Ocejón en nuestra provincia- tenían con el Ministerio de Educación y el British Council, en una experiencia ya contrastada durante más de 15 años, eficaz, y que se quedó de la noche a la mañana sin recursos por decisión de Cospedal.
Sé que circula una encuesta según la que un 75 por ciento del profesorado se muestra contrario al plan. Y les invito también a leerla, dado que, independientemente del rigor científico que se quiera dar a la muestra, es bueno conocer los argumentos de quienes se tienen que ver cada día con los chavales en las aulas. Pero no voy a centrarme en los temores de los profesores, que ya tienen a los sindicatos para hacer oír su voz, ni en sus reivindicaciones de carácter laboral, por mucho que algunas me parezcan de justicia.
Hablo desde el punto de vista de los padres, y pensando en los alumnos (no digo que los maestros o la Consejería no piensen también en ellos, por supuesto). Y se me plantean muchas dudas: ¿Habrá suficientes profesores capacitados para impartir las clases al ritmo que plantea este plan? Calculan en la Consejería que se necesitarán 6.000 docentes con perfil lingüístico, y que, de ellos, 2.500 ya lo tienen. ¿Dará tiempo a formar a los otros 3.500? Sé que la Consejería ha anunciado que se impartirán clases y se habilitarán acciones de formación para los profesores en activo, pero ¿quién formará a los interinos y a las futuras incorporaciones que se necesitarán?
Se promete la colaboración de la Escuelas Oficiales de Idiomas pero, ¿será bastante, con la actual saturación que tienen estos centros, para formar y, sobre todo, examinar a los docentes? ¿Será suficiente con el Nivel B2 para transmitir los conocimientos en otra lengua a los escolares? ¿Qué pasará con los alumnos con necesidades especiales? ¿Y con los que se incorporen a un colegio bilingüe venidos de otra comunidad, país o centro no bilingüe?¿Qué nivel de inglés tendrán que adquirir los inspectores de Educación para velar por que todo funcione correctamente? ¿Quién decidirá en el centro si implanta la sección bilingüe? ¿Será el director, el Claustro o el Consejo Escolar? ¿No hubiera sido mejor empezar con un programa piloto en unos pocos centros?
No les aburro más. Sé que las preguntas, estas y otras, están en el aire, y las respuestas no están en el Decreto. Confío en que sí las tengan los técnicos o los políticos de la Consejería, que todo esté bien atado antes de sumir a los escolares en esta travesía. Y que cuenten con los medios para implantar un bilingüismo de calidad, como el que había en el Ocejón, que garantice la igualdad de oportunidades. De lo contrario, digo yo que hubieran planteado un plan con estos estupendos propósitos en un plazo más largo.
Pero de momento, todo huele a populista y electoral, a pretencioso e improvisado. “Bilingües no, lo siguiente”, parece decir el consejero: “Plurilingües”. “Al 100 por cien”, asegura. Menudo toro para Marcial.