Ni democracia ni representación

Pablo Bellido, respaldado por multitud de cargos y militantes del PSOE provincial, el pasado lunes // Foto: Cadena Ser Guadalajara

Por Álvaro Nuño.

El Partido Socialista Obrero Español ha dado este pasado fin de semana un lamentable espectáculo a todo el que lo quiso ver. El secretario general, Pedro Sánchez presentó el domingo por la mañana a los candidatos que aspiran a representar a cada una de las provincias en las próximas elecciones generales del 20 de diciembre. Todo apuntaba apenas 48 horas antes a que el azudense Pablo Bellido iba a encabezar la lista de esta partido al Congreso de los Diputados por Guadalajara, pero finalmente el también secretario provincial del PSOE alcarreño no apareció en ese acto. Como ya les adelantó mi compañera Mará José Establés, será Mari Luz Rodríguez su sustituta y, por tanto, la que pondrá la cara en los carteles en los próximos comicios. Sigue leyendo

20D: PP-1, PSOE-1 y Podemos-1

Blanca Calvo podría ser la candidata de Podemos por Guadalajara en las próximas elecciones generales. // Foto: coabdm.wordpress.com

Por Álvaro Nuño

Si no cambia de opinión -cosa que en el Presidente del Gobierno no es muy habitual-, todo indica que Mariano Rajoy convocará las próximas elecciones generales para dentro de tres meses, concretamente para el domingo 20 de diciembre. Así que lo más probable es que votemos en plenas vacaciones escolares navideñas, con los villancicos de los centros comerciales machacándonos los oídos mientras compramos el turrón (ese domingo abrirán porque es uno de los días más consumistas del año), con las luces y los árboles decorando nuestras calles y bombardeados desde la televisión por los anuncios de juguetes. Pues bien, en esas fechas tan entrañables, los españoles decidiremos quién nos va a gobernar los próximos cuatro años, si el bipartidismo está herido de muerte, los partidos emergentes fueron flor de unas elecciones, o si en el telefonillo de la Moncloa se seguirán turnando sólo la gaviota del PP y la rosa del PSOE (exceptuando la «transicional» UCD) Sigue leyendo

El bipartidismo va por barrios

La más que posible candidata de Ahora Madrid, Manuela Carmena, con sus dos colegas de Guadalajara, Susana Martínez y José Morales. // Foto: Ahora Guadalajara.

La más que posible alcaldesa de Ahora Madrid, Manuela Carmena, con sus dos colegas de Guadalajara, Susana Martínez y José Morales. // Foto: Ahora Guadalajara.

Por Rubén Madrid

La resistencia y el desplome del bipartidismo van por barrios. Y no es un decir. Lo confirman los datos por colegios electorales en las últimas Elecciones Municipales de Guadalajara, pero también el vistazo a los escrutinios en las principales localidades del Corredor. Chiloeches, Loranca o Villanueva de la Torre pueden tener alcaldías de Ahora; Ciudadanos ha obtenido sus mejores resultados en las mesas de los nuevos desarrollos de la capital; y la confluencia de izquierdas pisa los talones al bipartidismo en El Fuerte o Aguas Vivas, aunque no en los tradicionales ‘barrios obreros’ como Los Manantiales y El Alamín. Sigue leyendo

25 de mayo: ¿El final del bipartidismo?

El círculo vicioso del bipartidismo en una viñeta. // Foto: cuadernoderetales.blogspot.com

El círculo vicioso del bipartidismo en una viñeta. // Foto: cuadernoderetales.blogspot.com

Por Marta Perruca

La verdad es que nunca me he considerado una buena analista y tampoco la persona más indicada para hacer predicciones de tipo político, porque el funcionamiento de la política es algo que se escapa a mi entendimiento y a lo que yo considero razonable y reconozco que no me suelo manejar bien en ese “todo vale” para mantenerse en el poder. Sí, es cierto que existen algunos instrumentos –como el barómetro del CIS, que salía publicado la semana pasada- que pulsan a la opinión pública, pero estos métodos sólo sirven para medir, de alguna manera, la intención de voto en un momento determinado o hacernos una idea de hacia donde pueden inclinarse los resultados electorales,  pero todos sabemos que es extremadamente complicado, por no decir imposible, preguntar, uno a uno, a todos los votantes, por lo que nos tenemos que fiar de la muestra.

Y es que, aunque  consigamos reunir la información suficiente como para hilar bastante fino en cuanto a, por ejemplo, quién podría ganar en Guadalajara, o quiénes serán los candidatos de uno u otro partido en tal o cual ayuntamiento, lo que los votantes no podrán siquiera imaginar es cómo será su gestión. Alguien podría decirme que lo que acabo de decir es una perogrullada como un templo y el caso es que sí lo es, pero no debería ser así. En teoría, los partidos concurren a las elecciones con un programa electoral, que debería representar un compromiso firme con los votantes y los ciudadanos a los que se pretende gobernar, una partitura con la que deberíamos ser capaces de intuir la melodía que van a tocar durante los siguientes cuatro años y decidir cuál es la que más nos gusta,  pero a estas alturas de la política todos sabemos que estos programas vienen a ser meros panfletos propagandísticos que, una vez han llegado al sillón, se convierten en papel mojado, por lo que el derecho al sufragio no es más que en un auténtico ejercicio de fe.

Así que ruego a los lectores que me disculpen, pero llevo varios días dándole vueltas a este artículo y, por algún motivo, cuando me planteo sobre qué escribir esta semana, esta cabeza loca siempre termina llevándome a la misma idea. Desde el sábado me encuentro disfrutando de unas breves vacaciones en Dublín y sé que es osado, porque os aseguro que me he perdido los últimos capítulos, pero es ese gen molinés cabezón que no he conseguido aplacar, el que se ha empeñado en aferrarse a ello.

Lo que propongo esta semana es intentar trasladarnos  en el tiempo con el propósito de responder a una pregunta casi de pitonisa: ¿Cómo será Guadalajara después del 25 de mayo?

Sí, soy consciente de que me estoy metiendo en un buen berenjenal ¿Quién podría predecirlo a ciencia cierta con todo lo que está ocurriendo a nuestro alrededor?

Recuerdo que cuando salieron a la luz los papeles de Bárcenas mi padre me llamó por teléfono muy preocupado: Marta, ¿Y ahora en quién confiamos? Hasta ahora había acudido a las urnas con total confianza en lo que votaba. Desde el PP vendían honradez y él los creía a pies juntillas.

Ahora que todos los partidos tradicionales se encuentran atrapados por el fango, parece que la cosa está en demostrar cuál de los dos grandes partidos es menos corrupto, aunque la verdad es que el escenario es más complicado ahora, porque las opciones se han multiplicado, de tal manera, que hay quien ya asegura el final del bipartidismo. Yo, sin embargo, no estoy tan segura.

Creo que el surgimiento de nuevas alternativas políticas no solo es bueno para el ejercicio de la Democracia, sino que me atrevería a decir que incluso, en estos momentos,  es necesario. Pero, quizá desde mi atalaya contemplo a esta provincia y a esta región todavía como demasiado conservadoras como para protagonizar un giro de este calibre, que termine por romper la baraja. Mi bola de cristal no es demasiado efectiva, pero cuando miro en su interior, parece que el escenario político no va a cambiar tanto como podría parecer.

El otro día escuchaba en una tertulia decir a uno de los contertulios que mucha de la gente que tiene intención de votar a Podemos no lo haría porque esté convencido de su ideario político, sino con la intención de castigar la corrupción de los partidos tradicionales. Yo me pregunto qué será lo que pese más a la hora de que los vecinos de esta provincia elijan la papeleta que introducirán en la urna: Si el voto de castigo o el más vale malo conocido y “los experimentos con gaseosa”.

Parece ser que los partidos de izquierdas, hasta ahora minoritarios, van a optar por presentarse a las elecciones municipales unidos lo que, posiblemente, incremente sus posibilidades de hacerse con algún ayuntamiento o, en su defecto, aumenten su representación en la bancada de la oposición.

Con todo ello, a pesar de la expectación que ha levantado “Podemos” en el escenario de las elecciones generales, no creo que su peso, aún unido al de otros partidos, sea demasiado significativo en nuestra provincia, al menos, no tanto como para desbancar a los viejos partidos de los gobiernos del Ayuntamiento de Guadalajara o de la Diputación y no sé por qué, no me imagino a esta fuerza en el Palacio de Fuensalida, a pesar de lo que puedan decir otros sondeos.

En la capital, y teniendo en cuenta los tres nombres que concurrirán a las Primarias en el Partido Socialista, el PP, probablemente, seguirá siendo la fuerza más votada, aunque quizá esas izquierdas que han manifestado ya su intención de presentarse unidas puedan quitarle un trozo importante del pastel.

La Diputación es lo que puede quedar un poco más en el aire, al elegirse de manera indirecta, teniendo en cuenta los resultados alcanzados en los municipios pero, casi con toda seguridad (o sin el casi), será Popular o Socialista. Ya sabemos que la realidad política en los pueblos de la provincia dista mucho de lo que ocurre en las grandes ciudades y en los partidos a nivel nacional y, en nuestros pueblos, más cuanto menor es su número de habitantes, se vota a la persona.

A mí, lo que realmente me preocupa es lo que pueda llegar a suceder en las elecciones autonómicas. El PP de Castilla-La Mancha asegura que maneja encuestas por las que Cospedal alcanzaría la mayoría absoluta y no es la primera vez que los sondeos le dan mayoría a la presidenta regional. Lo cierto es que María Dolores Cospedal ha comprado suficientes boletos como para no ser reelegida y hay que tener en cuenta que éste ha sido un feudo tradicionalmente socialista, pero también debemos recordar que, como otros lo hicieron antes, la presidenta ha hecho las reformas en el Ley Electoral, que ha considerado oportunas para salir beneficiada. Tampoco me atrevería a afirmar que, el que hasta ahora parece que será el candidato socialista para medirse con Cospedal, Emiliano García Page, sea un candidato sólido y un firme oponente. Estoy casi convencida de que el Gobierno de la región se debatirá entre PP y PSOE, pero ¿y si se confirmaran esas otras encuestas y las elecciones del 25M dieran lugar a unas Cortes regionales con multitud de tendencias (PP, PSOE,Podemos, IU, Ciudadanos y UPyD) ?

Habrá que esperar a ver qué sucede el 25 de mayo, si gana esa corriente que afirma que Cospedal ha cavado su propia tumba durante esta legislatura o se materializan esos sondeos que maneja el PP.

De cualquier manera, como ya ocurriera en 2011, parece obvio que se va a consolidar la tendencia de ayuntamientos multicolor, que acogen en sus bancadas la aparición de nuevos partidos políticos, pero ¿realmente en Guadalajara y en Castilla-La Mancha estamos asistiendo al final del bipartidismo?

Mayorías relativas, minorías absolutas

Gráfico con los resultados electorales del domingo, publicado por Guadaqué.

Gráfico con los resultados electorales del domingo, publicado por Guadaqué.

Por Rubén Madrid

Estaremos de acuerdo en que jamás unas Elecciones Europeas, tan anodinas, desataron tantos titulares. Los resultados del domingo han dejado a la izquierda despistada y a la derecha asustada. El triunfo sin celebración del PP, la irrupción de Podemos, el batacazo del PSOE -que ha acelerado unos cambios largamente anunciados-, las notables pero eclipsadas subidas de IU o de UPyD…

Retomo este artículo a renglón seguido de las palabras de mi compañero Abraham Sanz en el suyo de ayer, donde decía que resulta apresurado sacar conclusiones de cara a las municipales y regionales del año que viene. Estoy de acuerdo, pero esta vez cometeré la osadía de señalar algunos fenómenos o datos interesantes, sin necesidad de ejercer de agoreros y fijándonos en los números que ha dejado la cita en nuestra provincia. Dejamos aquí diez reflexiones sin ánimo, por cierto, de agotar todo debate ni de solapar otras muchas lecturas posibles:

  1. El PP ha ganado las elecciones en la provincia de Guadalajara. De eso no cabe duda porque, como en el fútbol, aquí ganar (que no siempre gobernar) lo hace quien tiene un tanto más en el marcador. Y el Partido Popular ha recibido no una sino casi 10.000 papeletas más que su siguiente adversario, el PSOE. A partir de aquí se desatan todas las interpretaciones, incluso las erróneas: habrán visto que a algunos de sus buzones llegaba recién salido del horno electoral el gratuito Guadanews asegurando en portada que “el PP consolida su mayoría”. No es cierto. El PP no ha obtenido ni siquiera la mitad más uno de los votos. De modo, mi lord, que no hay calculadora que dictamine esta mayoría.
  2. No sólo se aleja de la mayoría, sino que es más relativa que nunca: el PP ha perdido una inmensidad de votos. Hasta 17.000 guadalajareños que optaron por la candidatura europea del PP hace cinco años se han quedado esta vez en casa o la han cedido a otras siglas. Es el partido que más apoyo pierde en cinco años. Sus resultados en unas Europeas sólo fueron peores en 1989 y el domingo conocieron su respaldo más bajo en la última década en Guadalajara. De hecho, y como ocurre en todo el país, el triunfo conservador se sostiene únicamente gracias al “un poco más difícil todavía” de su rival más directo, el PSOE, que ya no cae, sino que se hunde por debajo de su suelo electoral.
  3. De hecho, el PSOE ha perdido 13.481 votos. El partido que ahora tutelan Page en la región y Bellido en la provincia no ha logrado ingresar entre las honrosas excepciones extremeña, andaluza o asturiana y se ha dejado llevar por la senda cuesta abajo por la que transita el partido en el conjunto del país. La principal opción de la oposición resulta cada vez menos atractiva para la ciudadanía, aun cuando en Castilla-La Mancha dispone del ‘factor Cospedal’, es decir, los ciudadanos sufren en mayor medida que en otras regiones gobernadas por el PP los rigores del ‘austericidio’ y los recortes en políticas sociales. Algo están haciendo rematadamente mal.
  4. La conferencia política de Sevilla, allá por noviembre, nos pareció a muchos más cosmética que política y así lo dijimos. Tampoco una campaña a rebufo de los exabruptos de Cañete ha estimulado a sus votantes. Rubalcaba cae por su propio peso, pero de ahí no se puede resolver que la renovación del PSOE esté en marcha mientras la militancia no sea capaz de escribir un guion propio y soltarse los corsés del aparato. A la paisana Beatriz Talegón, una de las voces que mejor representa la frescura del nuevo mensaje socialdemócrata, no paran de tirarle los trastos desde todos los rincones de la izquierda real. Por algo será. En Ferraz, en cambio, la madrastra sigue negando la realidad y prefiere romper el espejo que le dice que ya no es la más guapa. A nosotros también nos parece que Talegón es mucho más guapa –salta a la vista– y nos tememos que a este paso Blancanieves se irá con los enanitos.
  5. El bipartidismo pierde: los dos principales partidos han perdido el 40% de su respaldo respecto de 2009, con 30.900 papeletas esfumadas, mientras que IU, UPyD y Podemos suman casi 16.000 votos nuevos al balance de hace cinco años. La lectura es obvia: la ciudadanía está cansada de una política al contragolpe -y Guadalajara, los debates en sus foros políticos son la prueba, no es ninguna excepción-. Mientras, ganan las izquierdas. La suma de votos entre el PSOE, IU y Podemos deja un saldo de 35.212 sufragios (mil más si se añadiera a otra fuerza progresista, Equo) frente a los 30.800 de la derecha (PP y Vox) y los 11.233 del centro (UPyD y C’s). Decía recientemente el CIS que Guadalajara no es de derechas. Las europeas le han dado la razón.
  6. Al bipartidismo le amenazaban antes de las elecciones por todos los lados y, al final, el apoyo a los minoritarios ha sido muy desigual. La opción de Vox, más a la derecha de la derecha, se ha quedado cortísima, con menos del 3% de los sufragios en nuestra provincia. Por el centro, UPyD y Ciudadanos han superado los 10.000 votos, aunque la formación de Rosa Díez no ha asestado esta vez el golpe psicológico que supuso en 2009 convertirse aquí en la tercera fuerza de estos comicios. No es para menos, al hilo de las turbulencias internas que ha venido manifestando este partido en la provincia. En realidad es, ya en el otro extremo, donde la amenaza al bipartidismo se expresa con mayor contundencia, también en Guadalajara: IU ha aumentado un 6% su respaldo y Podemos ha irrumpido con virulencia (aunque no tanta como en Madrid): dos de cada diez guadalajareños que acudió a la cita con las urnas optó por estos dos partidos.
  7. La euforia a este lado del espectro político estará dando forma en más de una mente a los primeros concejales de Podemos en el Ayuntamiento o al grupo parlamentario de un nuevo Frente Popular en Toledo. Si no sueñan las izquierdas, aquí no sueña nadie, pero a nadie se le escapa que en las municipales cambia la partitura. Dentro de un año entrarán en juego muchos condicionantes: la campaña de los partidos es más potente (y los aparatos más fuertes los tienen los grandes partidos); los medios –en Guadalajara, controlados por el PP en su mayoría a través del reparto clientelar de fondos públicos– prestan más atención a la disputa entre partidos; aparecen nuevas formaciones que estaban apagadas o diluidas –caso del PCAS y, sobre todo, de los independientes– y surgen experimentos de última hora que rara vez suman, pero siempre restan. No es menos cierto que los candidatos que encabezan las listas tienen un peso a veces determinante para reorientar el voto, que no pocas estrategias cuentan con la política de alianzas que pueda establecerse el día después y que entran en juego (o deberían) los balances de las actuaciones de los equipos de gobierno municipales y autonómicos y de la labor de oposición de quienes desde dentro de las instituciones o desde la sociedad civil tienen el cometido de criticar, enmendar, fiscalizar y aportar propuestas.
  8. En cualquier caso, si Izquierda Unida y Podemos logran confluir en una misma propuesta electoral, como parecen dispuestos según sus manifestaciones más recientes, no sólo restituyen lo que parece obvio (que sumen en vez de dividir su todavía minoritario granero de voto), sino que optan por la opción posibilista en unas elecciones regionales o unas nacionales donde los pequeños tienen tan complicado obtener un escaño en la circunscripción de Guadalajara. Sólo con un frente común, abierto incluso a otras opciones progresistas, tendrán verdaderas posibilidades de luchar contra el pucherazo de Cospedal en las Cortes de Castilla-La Mancha o de soñar, mirando muy alto, con uno de los tres diputados por Guadalajara en unas generales. Y sólo así estarán en condiciones de disputarle el discurso del voto útil al PSOE.
  9. Merece un análisis aparte la reacción al fenómeno Podemos. Resulta desternillante que después de alimentar el abstencionismo entre su electorado, los partidos que representan los valores acomodados en el sistema critiquen por populismo y antisistema a una nueva formación que ha arrastrado a más de un 1.200.000 españoles a las urnas y que pone el dedo en la llaga abierta precisamente por las políticas neoliberales respaldadas con titubeos por unos y con pasión desenfrenada por otros. Ayer mismo se conocía que esta España que en los últimos años han desgobernado el PP y PSOE tiene a uno de cada cuatro habitantes en riesgo de exclusión social. Es esta pobreza la que genera delincuencia y miseria. No hay explicación más contundente para el fenómeno social del 15-M o el fenómeno político de Podemos que este tipo de estadísticas que, más allá de la frialdad de los números, reflejan realidades domésticas. Son los apóstoles del sistema (la casta, los llama Pablo Iglesias) los que, con sus decisiones, se comportan como auténticos agitadores antisistema.
  10. Le están haciendo un tremendo favor a Podemos quienes alimentan el maniqueísmo y la confrontación. En algún lugar he leído estos días que el líder de este partido busca precisamente la teatralización del conflicto social, la confrontación dialéctica en debates como los que le han popularizado en televisión, para que los jóvenes y no tan jóvenes no se resignen a callar, a quedarse en casa sin votar o a hacer las maletas, algo así como de lo que se quejaba Castelao cuando les reprochaba a sus paisanos que «los gallegos no protestan, emigran”. En Podemos estarán satisfechos con la campaña paralela, especialmente animada desde la derecha. En las últimas horas hemos visto mucho Marhuenda quitándose la careta. Pero también socialistas que fueron cargos de Bono tildan de populista a Iglesias, en un ejercicio de extrema coherencia. Así que el aluvión de piropos (friquis, perroflautas, antisistema, radicales, violentos, populistas… los mismos con los que intentaban provocar antes de ayer al 15M) sigue prolongando el minuto de gloria de la que ha sido la cuarta fuerza con mayor respaldo en las elecciones. De momento, este coro de voceros ya les ha escrito un eslogan para las próximas elecciones: “Ladran, luego Podemos”.