Terminator Sacedón

Por David Sierra

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Preparativos del rodaje de Terminator 6 en el pantano de Buendía. / Fuente: encastillalamancha.es

Lugares desérticos y lúgubres, abandonados a su suerte y donde la vida apenas gime entre escenarios de destrucción y muerte, donde el fuego siempre impone su voracidad en escenas cargadas de violencia. Así son los escenarios exteriores de películas tales como Mad Max o Terminator, cuya sexta entrega está en pleno periodo de rodaje. Personajes que entre lucha y lucha apenas saborean una pizca de agua extraída de una cantimplora que siempre llevan casi vacía en la taleguilla. O que el protagonista encuentra de milagro durante ese momento de descanso en el que recuperan fuerzas después de ser gravemente heridos.

Terminator 6 ha encontrado en nuestra región el escenario perfecto para ilustrar su nueva entrega, la sexta. Serán los parajes de la Sagra toledana y el entorno de la cabecera del Tajo algunos de esos lugares que pretenden simular el territorio mexicano donde teóricamente se desarrolla la acción. Teniendo en cuenta los argumentos que funcionan en este tipo de largometrajes y los escenarios en los que se desarrollan las acciones, el equipo director ha encontrado en estos dos lugares las características idóneas. Tierras afectadas por la sequía y la escasez de agua, inhóspitas, y con elementos arquitectónicos ruinosos que aparecen cuando el nivel del agua desciende más de lo normal, como es el balneario de La Isabela.

Que superproducciones como ésta apuesten por localizar sus escenarios en nuestro país requiere llevar a cabo varias lecturas. La positiva, sin duda, es la actividad que traen para la zona puesto que, por ejemplo, para este rodaje se han contratado a cerca de 250 extras y eso supone que durante los días de duración de las grabaciones los negocios del lugar pueden beneficiarse de esa afluencia.

La lectura negativa y quizá más preocupante es la razón por la que las productoras de este tipo de películas eligen nuestro territorio para reflejar escenarios sin futuro, desérticos y dejados de la mano de Dios. Escenarios tristes y desoladores; sin vida y sin esperanza. Escenarios que contienen esos sentimientos cada vez más arraigados en su cotidianeidad y en la de sus habitantes. Escenarios en los que emana el expolio que durante décadas han sufrido de manera continuada y que, sin duda, son los apropiados para localizar películas como ésta.

El paisaje sigue siendo tan desolador que incluso el hecho de que las últimas lluvias primaverales hayan mejorado la situación de los embalses no ha supuesto ningún contratiempo en la grabación de las escenas. Y la autorización en mayo de los últimos trasvases junto con la llegada de las altas temperaturas veraniegas vaticinan nuevos descensos del nivel de agua que podrían ayudar a los productores del film a encontrar situaciones más traumáticas aún si cabe.

Mientras tanto, en los despachos la situación está lejos de ver un final convincente para la recuperación de un entorno natural único, y los pasos que se siguen dando no pasan de manifestaciones públicas hasta el momento carentes de contenido. Es una buena noticia que el nuevo ejecutivo central a la orden de Pedro Sánchez muestre signos de comprensión con respecto al problema del agua y que en la sintonía con el gobierno regional castellano manchego esté afinada la ayuda.

Sin embargo, reducir la estrategia hídrica de esta zona a un documento redactado en el seno del propio PSOE a nivel nacional para apostar por caudales ecológicos mínimos del Tajo a su paso por Toledo y Talavera o que la ministra consulte e informe al gobierno regional antes de la aprobación de futuros trasvases se antojan iniciativas poco ambiciosas y distanciadas de una solución integrada con el resto de fuerzas políticas donde el interés medioambiental prevalezca sobre el electoral. La necesidad de consensos para llevar a cabo iniciativas de Estado como ésta, marcan este, sin duda, como el momento idóneo para la negociación territorial para la distribución equitativa y lógica del agua de acuerdo a los criterios medioambientales y de necesidad existentes. Es este el momento de plantear avances consensuados con diferentes sensibilidades, para que, al menos, los escenarios, de película o no, puedan lucir vida.

¿Y ahora qué?

Por David Sierra

Lo había advertido. En sus declaraciones de hace unos días fue sembrando el terreno para que a nadie le pillara por sorpresa. Para que se hicieran a la idea. La Semana Santa de por medio ante el anuncio serviría para calmar los ánimos. Para bajar la tensión e interiorizar lo inevitable. Para aliviar las penas y agachar las orejas. Para que el asunto acabe como casi todos, en un ir y venir de dimes y diretes sobre quien hizo y quien no hizo. Y eso a pesar de manifestar estar en acuerdo.

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Trasvase Tajo-Segura. / Fuente: Nueva Alcarria.

Tejerina – la ministra – lo advirtió y ayer mismo, tal y como había intuido, se produjo. La Comisión de Explotación del Trasvase Tajo-Segura aprobaba una triple cesión al levante desde la cabecera del Tajo. Sesenta hectómetros repartidos en veintenas entre abril y junio. La cantidad excedentaria hasta los 400 hectómetros que marca el límite de lo trasvasable y lo que no lo es. Por voluntad casi divina de aquella mujer que lo instauró. Aunque las banderas en este caso no ondearán a media asta. La muerte de un río, no lo merece.

La plebe mostramos nuestra consternación. En los corrillos de supermercado o quizá con algún que otro chascarrillo que elevamos en voz alta para dejar constancia de la postura antitrasvasista. Pero el ímpetu que muestran los medios de comunicación en oposición a una medida injusta como ésta es mucho mayor que la propia voluntad popular. Y las pruebas sobran. Las redes sociales abarrotadas de expresiones como “despropósito”, “un nuevo ataque a la cabecera del Tajo” e incluso las que hablan de “saqueo” de agua no tienen la misma repercusión en la calle. Y para colmo, es desde la vecina Toledo donde claman al cielo llamando a la movilización ciudadana.

Si el diario.es publicaba hace unos días una información sobre el salvavidas en el que se han convertido algunas desaladoras almerienses durante la última época de sequía; uno de los alcaldes de los denominados municipios ribereños, el de Pareja concretamente, proponía públicamente a sus compañeros de partido en el Ejecutivo Central la posibilidad de impedir el trasvase de agua por debajo del 50 por ciento de la capacidad de los pantanos de Entrepeñas y Buendía. La coherencia de la idea no ha contado con respaldo, ni siquiera entre sus propias filas, y ha pasado desapercibida. Era de esperar. Menos ambiciosos se han mostrado el conjunto de pueblos ribereños integrados en asociación que, antes de conocer la información de una nueva derivación, solicitaban que la línea roja para trasvasar agua se fijara en el 40 por ciento de la capacidad de ambos embalses. Sin embargo, sus amenazas de movilización anunciadas ante la nueva derivación ya autorizada no tienen pinta de ser más multitudinarias que las anteriores. Quizá el éxito sea que, al menos, se mantengan.

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Regantes y agricultores murcianos protestan en Madrid. / Foto: Olmo Calvo – El Mundo

Oídos sordos – era de esperar también – ha hecho el Ministerio de Agricultura a la última propuesta formulada desde el Ejecutivo castellano manchego de establecer una cota provisional de 510 hectómetros cúbicos  apelando a la disposición adicional tercera de la Ley del Plan Hidrológico Nacional, que indica que la línea fijada para no trasvasar “podrá revisarse en el futuro, de forma que se garantice el carácter preferente de la cuenca cedente” tal y como cuenta Raúl Conde en El Mundo.

Tras casi cuatro décadas desde que se pusiera en marcha la tubería, la única certeza es que la tibieza con la que la cuenca cedente defiende el cierre del grifo contrasta con la rotundidad en la acción de la cuenca receptora. Una muestra inequívoca de ello fue la última y masiva manifestación de los regantes levantinos llevada a cabo en Madrid el pasado 7 de marzo para exigir la reapertura de la canalización, donde confluyeron en torno a 50.000 personas. Las protestas en contra del trasvase en Guadalajara apenas han movilizado a un par de millares de almas cuando se han llevado a cabo.

Quizá sea hora de preguntarse ¿Y ahora qué?.  De unir fuerzas, unificar criterios y marcar un distanciamiento del interés partidista para forjar un frente común que permita defender el interés del agua para la cuenca cedente atendiendo a criterios tales como los factores de sostenibilidad e impacto ambiental y, por supuesto, manifestando de manera masiva y directa una oposición a una infraestructura caduca y perjudicial que ha quedado completamente distanciada del manido recurso de la solidaridad.

A la fuerza, ahorcan

Por David Sierra

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que los pastores salían a su labor con el morral lleno y la cantimplora vacía.  Conocían de primera mano los mejores lugares donde manaba el agua más pura, fresca y saludable. Y aprovechaban esa sapiencia, adquirida en muchos casos a través de la experiencia, la investigación sobre el terreno y la radio, en su propio beneficio. A veces, las menos, compartían el secreto con la más tierna chavalería, que en contadas ocasiones se saltaba las reglas para adentrarse en los espacios prohibidos en torno a las riberas de ríos y arroyos.

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