Por Gloria Magro.
Cuando me tropiezo con alguien de Sevilla, Salamanca o Murcia, por abrir un poco el arco geográfico, nunca se me ocurre preguntarles si son nacidos allí, de allí de toda la vida, o residentes ocasionales. Nunca he pensado que esa información aportase nada extra acerca de mi interlocutor y sin embargo, cada vez que yo digo que soy de Guadalajara, la siguiente pregunta parece inevitable: “¿Eres de Guadalajara de toda la vida?”. O bien se ha instalado en el subconsciente colectivo que Guadalajara es ese invento franquista del que algunos hablan con sorna o somos invisibles. O tan desconocidos que parece increíble que alguien viva en Guadalajara y además haya nacido aquí. Y esto se repite cada vez que conozco a alguien de fuera. Lo primero es si vivo en la ciudad o en algún pueblo, que es algo que tampoco entiendo. Y lo siguiente es si soy de aquí de toda la vida, si soy una GTV, en su acrónimo. Sigue leyendo